Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, EU
Revolución #004, 29 de mayo de 2005, posted at revcom.us
Volvamos a la pirámide del poder que he mencionado antes. En "La pirámide del poder y la lucha por cambiar de base el mundo" señalé:
"Es ilustrativo verlo como una pirámide. Arriba está la clase dominante... O sea, veamos la pirámide con los republicanos aquí (a la derecha) y su base social de fanáticos religiosos y dementes fundamentalistas... Al otro lado de la pirámide (supuestamente a la izquierda), están los demócratas. ¿Quiénes son sus bases? No digo que realmente los representan, ¿pero a quiénes quieren atraer? A la gente progresista y los oprimidos. En realidad el papel de los demócratas es canalizarlos hacia la corriente tradicional de la política nacional y confinarlos al marco del proceso electoral burgués y... canalizarlos nuevamente si es que se alejan o salen de ese marco".1
También se puede describir la pirámide como dos escaleras que se apoyan en la parte de arriba; abajo fuerzas centrífugas (que jalan hacia fuera) pueden tumbar las escaleras y hacerla caer la pirámide. En ese contexto y en ese sentido se plantea fuertemente: ¿podrán conservar la cohesión?
En este momento se da la siguiente polarización de la clase dominante: en un polo, la corriente y programa imperialista tradicional centrista y, en el otro, la corriente y programa fascista; ambos, en última instancia, están al servicio del sistema imperialista. Claro, hay matices y fuerzas en medio, y fuerzas, especialmente de la población en general, que no caben fundamentalmente en esa configuración y otras que tenemos que zafar de ella. Pero, volviendo a la metáfora de la pirámide, arriba en el vértice de la pirámide, por decirlo así, básicamente está la corriente y programa imperialista tradicional por un lado y, por el otro, la corriente y programa fascista, ambos enraizados en el sistema imperialista y, en última instancia, al servicio de él.
Todo eso va desplazándose cada vez más hacia la derecha. Por eso, en gran medida las bases estaban muy "desconectadas" de los líderes del Partido Demócrata en las elecciones pasadas. Incluso en la convención del Partido Demócrata se vio una enorme brecha entre la posición de los delegados (en gran parte funcionarios menores del partido, que en general querían que el gobierno se retirara de Irak por buenos motivos básicamente) y las proclamaciones de Kerry y otros desde la tarima, y esa marcada división siguió dándose hasta el día de las elecciones. Fue un poco parecido al fenómeno que señalé respecto a las elecciones congresionales de 2002: grandes multitudes se volcaron a la calle, en gran parte porque querían oponerse a la guerra contra Irak y los demócratas no quisieron hacerlo. Nuevamente, en las elecciones presidenciales del año pasado, los demócratas no quisieron oponerse a la guerra; sin embargo, muchos votaron por ellos a conciencia. La población en general (y muchos del fondo de la sociedad) no estaba apática. Algunos no votaron, es cierto, pero la población estaba políticamente electrizada y, en cierto sentido, consciente, y aquí me refiero a ambos lados de la polarización. Muchos salieron a votar, y aunque un gran número de los que votaron por Kerry sabían que "no era bueno", les urgía sacar a Bush, en general por buenos motivos. La forma en que eso se plasmó no es lo que queremos ni lo que necesitamos, pero en el fondo tenemos unidad con lo que se buscaba expresar, aunque es necesario canalizarlo a otro lado.
En todo caso, es evidente que las bases del Partido Demócrata estaban "desconectadas" de los candidatos por los cuales votaron. Sin embargo, algo que pasa, y que ocurrió en esa campaña electoral, es que si uno procura convertir a los demócratas en algo que no son y nunca serán, termina convirtiéndose a sí mismo en lo que los demócratas en realidad son , como señalé en un comentario breve publicado en el OR antes de las elecciones.2 Esa dinámica se dio en las elecciones pasadas: algunos se pusieron a repetir los argumentos de Kerry, aunque en realidad no estaban de acuerdo. ¿Acaso el problema es que Bush es un comandante en jefe incompetente? ¿Acaso esa es la crítica central de la situación? Evidentemente, para millones y millones de personas, no lo es. Sin embargo, muchos se dejaron llevar por esa lógica.
Resumiendo, obviamente la polarización actual no es la que necesitamos. Pero, por otro lado, tiene potencial en relación con la cuestión fundamental de si el "centro de cohesión" de la clase dominante puede aguantar y si no, ¿qué pasará? Si no aguanta, no hay ninguna garantía de un desenlace positivo desde el punto de vista de las metas por las cuales luchamos y buscamos dirigir a las masas a alcanzar. Si no aguanta en su presente forma, repito, no hay ninguna garantía de un desenlace positivo; podría llevar a un desenlace extremadamente negativo, que de hecho es lo más probable en este momento y, por eso, francamente, muchos están paralizados de miedo. Tenemos que cambiar eso a través de nuestro trabajo, nuestro trabajo ideológico y político y, en última instancia, trabajo de organización basado en la línea ideológica y política.
Las convulsiones de la sociedad que se dan ahora comprueban fundamentalmente nuestro análisis de que este período en el mundo es de gran transición con el potencial de grandes trastornos, un período de transición que comenzó con el desmantelamiento, o derrumbe, de la Unión Soviética y su imperio a principios de la década pasada. Este análisis se comprueba más y más, en oposición al análisis clásico de la "III Internacional" de "la crisis del imperialismo", que atribuye las acciones internacionales del imperialismo estadounidense a la profundidad de la crisis en que se encuentra.3 No negamos que las masas viven en una situación desesperada ni que hay crisis políticas y de otro tipo en grandes partes del mundo, pero esas nociones de la "III Internacional" de "la crisis del imperialismo" no corresponden a las verdaderas dinámicas. El programa esbozado en el documento de Seguridad Nacional de 2002,4 el programa representado por The Rise of the Vulcans (El ascenso de los vulcanos), como dice el título del libro, el ascenso de Cheney, Rumsfeld y demás, no responde a una crisis de tres décadas que se ha ido profundizando de más o menos la misma forma. No ofrece una explicación adecuada de "sucesos de menor importancia" como la disolución del imperio soviético.5 Más bien, los sucesos mundiales son una manifestación de este período de gran transición con el potencial de grandes trastornos, que evidentemente ya se están dando.
Se plantea un interrogante muy real; me refiero a lo que señaló Newt Gingrich,6 su propia versión de "no podrán conservar la cohesión". Lo hemos visto en la crisis de destitución de Clinton, las elecciones del 2000 y de otro modo en las elecciones pasadas y cosas relacionadas. Se está deshilachando marcadamente la capacidad de la clase dominante de conservar la cohesión de la sociedad y gobernarla, y hacer prevalecer sus intereses generales en disputas partidistas. En Predicando desde un púlpito de huesos7y el artículo sobre "La conspiración derechista"8 abordé algunas de las causas materiales: se han operado grandes cambios en la economía de este país y el mundo, especialmente con el derrumbe del imperio soviético; la globalización sigue intensificando con los cambios correspondientes en este país, sobre todo en cuanto a la necesidad y oportunidad de acabar con el consenso del Nuevo Trato y los programas de la Gran Sociedad.9
Entre otras cosas, Apuntes sobre economía política señala que cuando se da una crisis de legitimidad, cuando la cohesión de la sociedad empieza a deshilacharse y la clase dominante busca forjar un nuevo consenso, se plantea de manera aguda si tal consenso sacará la sociedad a flote y si la nueva "cohesión social" aguantará. Eso es muy pertinente ahora, algo muy pertinente que debemos analizar más en este contexto.
Así que se plantean contradicciones muy agudas en la sociedad y en la clase dominante, que ningún individuo o grupo controla completamente. No hay "un comité de la clase dominante" que por acuerdo común abra y cierre "llaves de agua" políticas. Claro, algunos politiqueros como Carl Rove, etc., pretenden manipular las cosas así, pero no es la dinámica fundamental. Muchas fuerzas de la clase dominante y la sociedad han entrado en la refriega, lo cual ejerce tremenda presión sobre el "centro de cohesión" que ha existido hasta ahora y que buscan reforjar a través de mucha lucha. No es que un grupo uniforme busque hacerlo; más bien se está dando una lucha por reforjar ese "centro" y el consenso de la clase dominante en el contexto de este período de gran transición con el potencial de grandes trastornos.
En "Grandes objetivos y gran estrategia"10 cité Turbo Capitalism de Edward Luttwak, que aborda la mentalidad punitiva que se ha generalizado en la sociedad estadounidense (y no tanto el fundamentalismo religioso como elemento del programa de la clase dominante). Es impresionante lo que dice: se está dando un fenómeno parecido al de la Alemania nazi, solo que menos virulento, de manifestaciones de venganza (que no son económicas) por factores, en última instancia, económicos, lo cual está relacionado con la metáfora de turbocapitalismo, que se refiere al ritmo acelerado de la vida y la inseguridad que lo acompaña. Ciertamente, muchos han ganado mucho dinero (especialmente en la década pasada), pero no sienten la misma seguridad de antes en el trabajo ni en la vida en general. En el mismo sentido, he hecho referencia al libro Fortress America sobre la "suburbanización", la fuga a cotos residenciales exclusivos de gente que busca "levantar el puente levadizo del castillo", por decirlo así [se ríe]. Por una parte, hay inestabilidad, inseguridad, caos y volatilidad y, por otra parte, hay temor manufacturado, un fenómeno señalado por Michael Moore en la película "Bowling for Columbine". Hay temor que se basa en algo real y temor manufacturado. Pero lo que señala Luttwak sobre manifestaciones de venganza no económicas por factores y fenómenos, a final de cuentas, económicos es un elemento muy importante del panorama que debemos captar y trabajar por transformar.
NOTAS:
1. Bob Avakian, "La pirámide del poder y la lucha por cambiar de base el mundo", OR No. 1231, 7 de marzo de 2004; en la internet en revcom.us.
2. Bob Avakian, "Para reflexionar mientras uno piensa en Bush y todo lo que representa", OR No. 1254, 10 de octubre de 2004; en la internet en revcom.us.
3. La III Internacional se refiere a la Internacional Comunista (Comintern) fundada por Lenin tras la victoria de la revolución rusa. Especialmente en el período en que la dirigió Stalin (desde mediados de los 1920 hasta su disolución durante la II Guerra Mundial), adoptó más y más un método mecanicista de análisis de la situación mundial, según el cual el capitalismo se encontraba en una crisis cada vez más profunda, o al borde de profundizarse. Véase el libro America in Decline de Raymond Lotta (Banner Press, 1984) y Apuntes sobre economía política del PCR (RCP Publications, 2000).
4. El documento se llama "The National Security Strategy of the United States of America", septiembre de 2002.
5. James Mann, The Rise of the Vulcans: The History of Bush's War Cabinet.
6. Véase Bob Avakian, " La guerra civil que se perfila y la repolarización para la revolución en la época actual", OR 1274, 10 de abril de 2005: "Cuando hablo de `la guerra civil que se perfila', me `inspira' Newt Gingrich (el prominente político republicano que fue presidente de la Cámara de Representantes), quien hace poco comentó que lo que se está dando en el terreno electoral, y lo que manifiesta de la sociedad, es análogo a lo que pasaba en las décadas de 1840 y 1850, y que no es algo que desaparecerá (estoy parafraseando, pero en esencia es lo que dijo). Solo se decidirá cuando gane un lado o el otro".
7. Bob Avakian, Predicando desde un púlpito de huesos (Banner Press, 1999).
8. Bob Avakian, "La verdad sobre la conspiración derechista. y por qué Clinton y los demócratas no son la respuesta", OR No.1255, 17 de octubre de 2004.
9. El programa New Deal (Nuevo Trato) —una serie de reformas propuestas por la administración del presidente Franklin Roosevelt— se aprobó en los años 1930 para salvar el sistema capitalista, empantanado en una grave depresión económica. El New Deal creó los sistemas de Seguridad Social para jubilados, seguro de desempleo y negociaciones colectivas (de sindicatos y patrones), y legalizó los sindicatos. Fue la base del "pacto social" o "consenso" moderno, en que los trabajadores "aceptaron" el capitalismo a cambio de la promesa de una red social para suavizar las consecuencias más extremas. El presidente Lyndon Johnson forjó otra serie de reformas conocidas como Great Society (Gran Sociedad) en medio de la efervescencia política de los años 1960: leyes de derechos civiles, el sistema de seguro médico gubernamental conocido como Medicaid/Medicare y la supuesta "guerra contra la pobreza".
10. Bob Avakian, "Grandes objetivos y gran estrategia", una serie que salió en el OR de noviembre de 2001 a marzo de 2002.