Los torturadores y los torturados

Revolución #005, 12 de junio de 2005, posted at revcom.us

Donald Rumsfeld, secretario de Defensa, memorando a comandantes militares, 19 de enero de 2002: "Estados Unidos ha determinado que los individuos de Al Qaeda y el Talibán capturados por el Departamento de Defensa no merecen el status de prisioneros de guerra según los Convenios de Ginebra de 1949".

Rumsfeld, sobre los presos de Guantánamo, 15 de enero de 2002: "El tratamiento no me molesta en lo más mínimo".

Funcionario anónimo del gobierno, Washington Post,26 de diciembre de 2002: "No les damos palizas. Los enviamos a otros países donde les dan las palizas".

Funcionario anónimo de la CIA,Washington Post, 26 de diciembre de 2002:"Si no violamos los derechos humanos de vez en cuando, no cumplimos con nuestro deber".

George Bush, Día de Reconocimiento de Víctimas de la Tortura de la ONU, junio de 2003: "Estados Unidos está comprometido a eliminar la tortura por todo el mundo y dirigimos esta lucha dando el ejemplo".

Alberto Gonzales, asesor legal del presidente (actualmente secretario de Justicia), 22 de junio de 2004: "El presidente no ha dado órdenes ni directivas para inmunizar a cualquiera que practique la tortura. Todos los métodos de interrogación actualmente empleados tienen aprobación, son legales y no constituyen tortura".

George Bush, hablando de las fotos de la tortura en Abu Ghraib, junio de 2004: "Nunca los mandé torturar a nadie".

 

De una entrevista sobre Haj Ali, el preso de Abu Ghraib fotografiado con alambres y capucha, Vanity Fair, mayo de 2005: "Una noche mientras rezaba, el carcelero del ejército Graner llevó a Haj Ali a otro salón. `Había ocho o 10 personas adentro', dijo. Lo obligaron a subir a una caja y a levantar las manos, y le pusieron alambres eléctricos entre los dedos. `Me daban choques eléctricos. Los sentía pasando por el cuerpo hasta los ojos, y me desmayaba'. Cada vez los guardias le daban patadas con las botas y unos palos, y le decían: `¡Despiértese! ¡Despiértese!'. Cree que le dieron choques cinco veces".

Entrevista a presos liberados de Abu Ghraib, Irak, Telegraph,15 de mayo de 2004: "Abu Mustafa, de 24 años, dijo que las fuerzas estadounidenses lo arrestaron hace 10 meses y lo acusaron de ser dirigente de un grupo terrorista. Dijo que lo colgaron por las manos de una pared durante cinco horas. Otra vez, en el hospital, dos soldados tuvieron relaciones sexuales frente a él. Otro preso dijo que le pusieron alambres en la lengua y los genitales de su primo".

Descripción de un informe secreto sobre el penal Bagram, Afganistán, que se filtró alNew York Times, 20 de mayo de 2005: "En declaraciones juradas a los investigadores del ejército, los soldados describieron que una interrogadora a quien le gustaba humillar a los presos le pisó la garganta a un preso postrado y le dio a otro una patada en los genitales. Describieron a un preso encadenado que obligaron a rodar por el suelo de la celda y besar las botas de dos interrogadores. A otro preso lo obligaron a recoger tapas de plástico de un barril lleno de excremento y agua como parte de una estrategia para ablandarlo antes de interrogarlo".

The Guardian, informe sobre seis presos arrestados por Estados Unidos en Sarajevo (Bosnia) y llevados a Guantánamo, 14 de abril de 2005: "A un preso, Mustafa Aid Idir, técnico de computadoras y miembro del equipo nacional de karate de Bosnia, le dieron varias palizas. Le metieron una manguera abierta en la boca hasta que pensaba que se iba a ahogar. Le quebraron dos dedos, y le aventaron la cabeza contra el suelo con tanta fuerza que lo paralizaron. `Los ojos no parpadeaban y no podía comer. La comida se le salía de la boca', dijo Melissa Hoffer, su abogada".

Vanity Fair, mayo de 2005: "El Pentágono no ha identificado todos los centros de detención que son parte de la guerra contra el terror, pero hay por lo menos 17 en Irak; además hay un centro en Guantánamo (Cuba), y otros en Afganistán y Jordania".

New York Times, 6 de marzo de 2005: "El gobierno de Bush tiene un programa secreto para trasladar a presuntos terroristas a otros países para interrogarlos. La CIA lo dirige con una aprobación tan amplia que puede trasladarlos sin pedir permiso caso por caso de la Casa Blanca o los Departamentos de Estado o Justicia, nos dijeron varios funcionarios del gobierno. La Casa Blanca le dio esa autoridad inusualmente amplia con una directiva todavía clasificada firmada por el presidente Bush unos pocos días después de los ataques del 11 de septiembre de 2001 contra el World Trade Center y el Pentágono, nos dijeron".

Human Rights Watch, sobre el envío de presos a gobiernos aliados para torturarlos, abril de 2005: "Ha habido de 100 a 150 casos de estos `envíos extraordinarios'".

Maher Arar, ciudadano canadiense arrestado por Estados Unidos en el aeropuerto JFK de Nueva York y enviado a Siria, describe lo que le pasó, 4 de noviembre de 2003, CBC: "Fuimos al sótano. Abrieron la puerta y miré adentro. Era increíble. Les pregunté por cuánto tiempo estaría ahí, pero no me contestaron. Me empujaron adentro y cerraron la puerta. Parecía una tumba. No había luz. Medía un metro por dos metros, y dos metros de alto. Tenía una puerta metálica con una pequeña abertura para la comida. El tercer día me interrogaron 18 horas. Me daban palizas de vez en cuando y luego me dejaban una o dos horas a esperar la próxima sesión. En la sala de espera oía los gritos de dolor de muchos presos. Querían que dijera que estuve en Afganistán, pero no era cierto".