Lo absurdo de confundir la religión con el fascismo fundamentalista

Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, EU

Revolución #013, 28 de agosto de 2005, posted at revcom.us

Nota de la redacción: El pasaje que presentamos a continuación es parte de una serie de conversaciones, discusiones y charlas formales de Bob Avakian. Vamos a publicar una serie de pasajes en las próximas semanas. Las notas al pie de página son nuestras.

Como señalé en el número especial sobre “La conspiración derechista...”, Predicando desde un púlpito de huesos y las charlas que di hace poco sobre la religión1, tenemos que captar la siguiente contradicción aguda: en estos tiempos, el fascismo cristiano tendrá mucha influencia en la polarización de la sociedad e incluso el desgarramiento del centro de cohesión que ha existido hasta ahora, pero no podemos dejar, o seguir dejando, que los campos se deslinden en torno a la religión de por sí. Un indicio de esto (y algo que también he remarcado) es la labor constante que los fascistas cristianos han hecho en los barrios pobres de las ciudades, donde a través de las iglesias buscan seducir ideológicamente a los oprimidos y hacerlos traicionar sus intereses fundamentales.

Cuando escribí “La conspiración derechista...”, Clinton a duras penas seguía en la presidencia. No olvidemos que hubo un juicio de destitución y todos (o casi todos) los republicanos querían sacarlo. No tenían los votos necesarios, pero si varios demócratas se hubieran sumado a ellos, lo habrían echado por una tontera (la Constitución especifica “altos crímenes y delitos”). Como no lograron sacarlo, a los fascistas cristianos les tocó hacer su labor principalmente con financiamiento privado (el “Proyecto Samaritano” de la Coalición Cristiana y cosas por el estilo). Pero ahora con Bush, la estructura del gobierno está más y más repleta de fascistas cristianos. Como en la película Los pájaros de Alfred Hitchcock [BA se ríe], siguen llegando y ocupando todo espacio y huequito de la burocracia. Ahora los “programas e iniciativas de fe” reciben financiamiento del gobierno y se encargan cada vez más de los servicios sociales (los que quedan). En fin, ahora tienen el respaldo, la fuerza y los recursos del gobierno (y el estado burgués).

Fíjense que algunos ministros negros apoyaron a Bush en las elecciones pasadas. (Dejando al lado a Don King... ¿quién sabe por qué diablos apoyó a Bush? A lo mejor le convenía, pero me refiero a cosas de más peso, pues a final de cuentas, King es un fanfarrón y un payaso). Varios ministros negros se alinearon con Bush contra el matrimonio gay e incluso contra el derecho al aborto, lo cual es muy grave, pues motivados por la religión tradicional y los valores tradicionales se alinearon con los reaccionarios y el fascismo descarado.

No por eso digo que debemos poner a los ministros negros en el campo del enemigo. Sería un error muy serio. Debemos seguir bregando por forjar unidad con muchos, y por repolarizar a muchos que en este momento hacen cosas no muy buenas o incluso muy malas. En este momento muchos no hacen cosas buenas, y tenemos que reconocerlo y ponerlos en evidencia, pues motivados por valores tradicionales reaccionarios, el patriarcado, el fundamentalismo religioso y todo lo que eso implica, terminan instando (quiérase o no) a apoyar un programa que tiene, francamente, un elemento de genocidio y podría llevar al genocidio de los negros y otros oprimidos.

Pero así y todo, vuelvo a repetir que no debemos permitir que los campos se deslinden en torno a la religión de por sí. Es muy necesario deslindar campos con los fascistas cristianos y el fundamentalismo teocrático reaccionario, pero entre la religión y el fascismo cristiano (y el fundamentalismo teocrático reaccionario en general) hay un gran trecho. Son cualitativamente distintos. Si no captamos eso y si no lo manejamos correctamente, vamos a ayudar al enemigo a jalar a los ministros y, además, a las masas a su campo o contribuir a una situación en que son arrastrados contra sus intereses fundamentales o se confundan y se queden al margen cuando deben estar en las primeras filas de batalla contra todo eso. No podemos permitir que la polarización se dé de esa forma, que se centre en la religión de por sí.

Me informaron que Cornel West subrayó en una charla la importancia de que “mis amigos laicos de la izquierda comprendan que la mayoría de la población del país es creyente”. Nuestro partido lo comprende, desde luego, y estamos de acuerdo con que es necesario comprenderlo, pero a lo mejor no lo vemos exactamente igual que él. En mis charlas sobre la religión distingo concienzudamente entre la religión en general y el fundamentalismo religioso reaccionario, y no solamente por razones tácticas sino fundamentalmente como cuestión de principios. (De igual modo, trazamos esa distinción en el Borrador del Programa y a mi juicio debemos elaborarla más en la versión final). Tenemos que captar muy claramente la diferencia cualitativa entre la religión y el fascismo teocrático fundamentalista, que propone imponer a esta sociedad y gran parte del mundo un orden religioso: un gobierno y sistema judicial “basado en la Biblia” y administrado de acuerdo al criterio de teócratas reaccionarios.

Fíjense que Franklin Graham, hijo de Billy Graham y socio y confidente de Bush (a quien “le dan el mérito” de iniciar su conversión al evangelismo en la década de los 80), dijo que el islam, además de falso, es una religión del mal (lo cual sostienen también Jerry Falwell y otros fascistas cristianos de peso). ¡Imagínense el efecto de las palabras de ese tipo en el mundo, especialmente el mundo islámico, sobre todo porque se sabe que es muy amigo de Bush! No van a faltar fundamentalistas islámicos que señalen la relación entre Bush y Franklin Graham. En respuesta a los ataques del 11 de septiembre Bush salió con lo de lanzar una “cruzada” y enseguida dijo: “¡Caray! No quise decir eso”. Pero tipos como Franklin Graham lo plantean sin pelos en la lengua: la “guerra contra el terrorismo” es una cruzada contra “el mal del islam”.

En conclusión, quiero recalcar que el fascismo cristiano tendrá mucha influencia en la polarización de la sociedad e incluso nuestro trabajo de repolarizarla, pero no podemos dejar que los campos se deslinden en torno a la religión de por sí. Tenemos que captar, antes que todo, la distinción esencial entre la religión y el fascismo cristiano, y actuar en consecuencia.


NOTA:

1.Ver “La verdad sobre la conspiración derechista… y por qué Clinton y los demócratas no son la respuesta” (Obrero Revolucionario No. 1255, 17 de octubre de 2004) y Predicando desde un púlpito de huesos: Necesitamos moral, pero no la moral tradicional (Nueva York: Banner Press, 1999). Las charlas sobre la religión son: “Dios no existe, y necesitamos la liberación sin dioses” y “El cristianismo y la sociedad: El Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, la resistencia y la revolución”, y se encuentran en la internet en audio (en inglés) en BobAvakian.net.

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