La lucha por el matrimonio gay y el proyecto fascista cristiano de Bush

Revolución #019, 23 de octubre de 2005, posted at revcom.us

El 29 de septiembre, el gobernador de California, Arnold "el Discriminador" Schwarzenegger, vetó un proyecto de ley que proponía legalizar el matrimonio de parejas de lesbianas y gays. Citó un referendo estatal de hace cinco años para afirmar que la "voluntad del pueblo" está contra el matrimonio gay, a pesar de que ambas cámaras legislativas del estado aprobaron el proyecto de ley.

Aquí hay derechos fundamentales en juego que priman sobre un resultado electoral. La Campaña pro Derechos Humanos ha identificado 1,138 derechos legales que no tienen las parejas del mismo sexo, ni siquiera si están en una unión civil, como por ejemplo: el derecho a visitarse en el hospital y tomar decisiones médicas respecto al cónyuge; custodia de los niños en casos de ruptura de la relación o muerte; afiliarse al seguro médico del compañero/a; patrocinar su inmigración al país; heredar bienes si el cónyuge muere sin testamento; recibir prestaciones de Seguro Social o exenciones de impuestos.

Al vetar el proyecto de ley, Schwarzenegger dijo: "Creo que las parejas lesbianas y gay tienen derecho a todas las garantías de la ley y que no se debe discriminarlas debido a su relación". Sin embargo, operaban fuerzas más poderosas que las tendencias políticas del gobernador. Arnold es republicano y, en palabras del congresista republicano "moderado" Christopher Shays, el Partido Republicano "ha llegado a ser un partido de teocracia". Un punto central del proyecto teocrático es evitar el matrimonio gay.

"Una nación dividida"

"En muchísimos frentes hoy, como nación estamos claramente divididos, tal vez de una manera insuperable, en cuanto a sensibilidades, valores, fundamentos y hasta sentido del humor".

Russell Shorto, en un comentario sobre el matrimonio gay
( New York Times, 19 de junio de 2005, "What’s Their Real Problem with Gay Marriage? [It’s the Gay Part.]")

La lucha sobre el matrimonio gay muestra una profunda división en la sociedad estadounidense. Por un lado, los tiempos y las actitudes están cambiando. Los desfiles de orgullo gay no ocurren solamente en San Francisco y Nueva York, sino también en ciudades como Boise, Idaho; Pueblo, Colorado; y Jacksonville, Florida. La historiadora y socióloga Stephanie Coontz calcula que hoy en Estados Unidos, las familias gay o lesbianas están criando a cinco millones de niños. Con el aumento de amistades y tratos entre gente de diferentes orientaciones sexuales, los prejuicios y estereotipos de muchos años se están deshaciendo. En septiembre, una encuesta en California demostró que el porcentaje de residentes que apoya al matrimonio gay es igual al porcentaje que se opone.

El factor subyacente es la realidad de que grandes cambios mundiales han socavado las bases económicas y sociales de la familia tradicional. (Vean "Cambios en el mundo y el ‘choque de civilizaciones’... en el seno de esta civilización", de Bob Avakian, Revolución No. 17).

Esos cambios, y la valiente decisión de muchos gays de destaparse, han despejado prejuicios y liberalizado las actitudes de la sociedad. Pero simultáneamente, han suscitado una reacción despiadada de los fundamentalistas cristianos teocráticos.

Cuando el alcalde de San Francisco, Gavin Newsom, decidió casar a parejas gay, George W. Bush lo atacó por inmiscuirse en "la institución más fundamental de la civilización". En medio de la campaña de reelección, Bush pidió una enmienda constitucional para prohibir el matrimonio gay y afirmó que era necesaria para "proteger el matrimonio en Estados Unidos". Como otros tantos "bushismos", esta declaración parece a primera vista una tontería (como si el matrimonio entre personas del mismo sexo pusiera en peligro el matrimonio heterosexual); pero, en realidad, Bush estaba hablando a sectores que entienden sus palabras desde el prisma de una interpretación textual de la Biblia y ven la "propagación" de la homosexualidad como un ataque "antinatural" a sus creencias e instituciones más centrales... enfocadas en la familia tradicional.

Esos fundamentalistas fomentan ignorancia y estereotipos que se manifiestan en brutalidad y asesinato, como la muerte a golpes de Matthew Shepard y Gwen Araujo, y la justificación de esa violencia como defensa propia (en el caso de los asesinos de Matthew) o indignación supuestamente natural (en el caso de los asesinos de Gwen).

El matrimonio gay y la batalla para sacar corriendo al gobierno de Bush

Mucha gente que defiende el derecho al matrimonio gay lo ve como un asunto personal. Y lo es, en cierta medida. A pesar de las acusaciones ridículas de los fundamentalistas, nada ni nadie está obligando a nadie a ser gay. Además, muchas personas han adoptado actitudes más liberales hacia las lesbianas y los gays debido a las amistades que han tenido.

Todo eso es importante. Sin embargo, el problema entraña mucho más. La lucha por la igualdad y el matrimonio gay está chocando con el extremismo del cristianismo fundamentalista derechista, que cuenta con un presidente en la Casa Blanca.Ellos ven la lucha así:

Robert Knight, director del Instituto de Cultura y Familia de Mujeres Preocupadas por América, dijo que el matrimonio entre homosexuales es nocivo porque "la gente se siente liberada... que ya no hay que aceptar las cosas como son...".

Steve Crampton, abogado del Centro de Leyes y Política de la Asociación de la Familia Americana, dijo que la legalización del matrimonio gay sería como "esa impía revolución francesa".

El líder de Enfoque en la Familia, James Dobson, escribió en su libro Marriage Under Fire: "La institución del matrimonio es la base del orden social humano.Todo lo que valoramos se apoya en ella. Las instituciones, los gobiernos, el fervor religioso y el bienestar de los niños dependen de su estabilidad" [énfasis añadido].

James Dobson no es apenas un fundamentalista cristiano chiflado con 200 millones de radioescuchas en todo el mundo. En la revista Slate, Michael Crowley lo presenta como un republicano de gran influencia que "posiblemente fue responsable por la victoria de Bush en Ohio y Florida".

El libro de Esther Kaplan With God on Their Side detalla que en el gobierno de Bush los fundamentalistas cristianos teocráticos han llegado a muchísimos puestos importantes. Por ejemplo, el teniente general William Boykin en octubre de 2003 dijo en un oficio religioso que Bush "está en la Casa Blanca porque Dios lo puso ahí para los tiempos en que nos encontramos". Es archiconocido por hacer declaraciones como: "Satanás quiere destruir esta nación... y nuestro ejército cristiano". ¡Ahora es el suplente del subsecretario de Defensa!

Bush ha puesto a dirigir programas del SIDA a gente que cree que la homosexualidad es un pecado y que hay que enseñarles a los jóvenes abstinencia, no a protegerse al tener relaciones sexuales. El libro de Kaplan documenta que Bush nombró a miembros de Mujeres Preocupadas por América como delegados a la ONU, con el propósito de socavar el trabajo del Fondo de Población de la ONU, la segunda organización de planificación familiar del mundo. Esos delegados recomendaron tomar posiciones contra el aborto por el "derecho a la vida", pero "al mismo tiempo, lucharon contra toda propuesta de eximir a menores de edad de la pena de muerte", informa Kaplan. En diciembre de 2002, un líder de Mujeres Preocupadas por América, seleccionado por Bush para una reunión de prevención del VIH, le dijo a un miembro del Consejo Nacional del SIDA entre Minorías: "Mi opinión es que Uds. [hombres homosexuales] son unos pervertidos dementes".

La lucha total contra el matrimonio gay es una piedra angular del proyecto bushista. El pasado 2 de noviembre, Karl Rove, el "cerebro" de Bush, logró poner a votación en 11 estados varias enmiendas constitucionales y referendos contra el matrimonio gay, con la idea de movilizar una base social para el proyecto fascista cristiano y de limitar los parámetros del debate público. Una carta del Comité Nacional Republicano advirtió a los votantes de West Virginia que, si no elegían de nuevo a Bush, el resultado sería la prohibición de la Biblia y bodas de hombres con hombres.

¿Dónde estaban el Partido Demócrata y sus líderes nacionales durante todo eso? La senadora de California Dianne Feinstein, al ver que el alcalde de San Francisco permitía casarse a parejas homosexuales, se quejó de que eso era "demasiado liberal, demasiado rápido y demasiado pronto". Hasta el representante abiertamente gay Barney Frank comentó: "Si haces demasiado, provocas más oposición". ¡Esto es completamente falso... y peligroso! Se hicieron avances en la lucha de igualdad para los gays y lesbianas porque lucharon y hacían sentir su lucha. Si seguimos la recomendación de Frank de "concentrar los esfuerzos en las batallas que podemos ganar", ¿no llevaría eso de nuevo a una vida tapada, o algo mucho peor? Al entender lo que se propone el proyecto de Bush, es claro que lo que se necesita es luchar.

George Bush está en campaña para crear una enmienda constitucional que prohíba la legalización del matrimonio gay en todos los estados, sin importar los fallos de los tribunales ni las propuestas legislativas estatales.Como todo el proyecto de Bush, esto es intolerable. No debemos esperar otros tres años a ver si llega un candidato "Bush-lite". ¡Eso sería muy poco y demasiado tarde! Debemos aprender del espíritu y la determinación de los gays y lesbianas que se manifiestan con orgullo y, en unión con otros sectores de la sociedad, desatar una fuerza para sacar corriendo al gobierno de Bush, comenzando con la movilización para el 2 de noviembre.