Terremoto en Pakistán: Destrucción, sufrimiento y la militarización del “socorro”

Li Onesto

Revolución #019, 23 de octubre de 2005, posted at revcom.us

Pakistán, 8 de octubre, sábado por la mañana: Cuando un terremoto sacudió la zona noroeste del país, los niños ya estaban en clases. Le siguieron más de cien temblores. El gobierno calcula que han muerto 25,000 personas, pero los socorristas todavía no han llegado a muchas zonas devastadas; muchos cadáveres siguen enterrados en los montones de concreto, acero y madera. La cifra posiblemente ascenderá a 40,000 muertos. El epicentro fue cerca de Muzaffarabad, la capital de la zona de Cachemira controlada por Pakistán, donde la mayoría de los edificios quedaron destruidos. El sismo destruyó aldeas enteras en Pakistán, India y Afganistán.

La destrucción es inmensa. Afectó a cuatro millones de personas; miles de miles quedaron heridas y 2.5 millones sin casa.

Los socorristas rescataron a personas que pasaron días atrapadas en las ruinas. Varios países enviaron equipos de socorristas profesionales y un grupo francés rescató a cinco niños en una escuela. Pero estos equipos solo se quedaron unos pocos días y no fueron a las zonas remotas.

En medio de tanta devastación, cada hora cuenta para rescatar a los atrapados y llevar al hospital a los gravemente heridos. Pero los primeros días, docenas de miles de personas no recibieron ninguna ayuda.

Se vieron obligados a excavar con las manos para rescatar a los atrapados y a llevar a los heridos por terrenos montañosos en busca de ayuda médica. En Balakot, una ciudad de 30,000 habitantes, llegaron docenas de personas de los alrededores a buscar cadáveres y ayudar a los heridos. Pero sin equipo pesado y médico, no pudieron hacer mucho.

Mucha gente perdió sus seres queridos y casa, y no tiene comida ni techo. Multitudes desesperadas han caído encima de los camiones militares en busca de comida, tiendas y medicina. Cinco días después del terremoto, los socorristas no habían llegado a centenares de aldeas y, según las autoridades, solo habían evacuado a 3,110 personas por helicóptero.

La política de la ayuda estadounidense

Al día siguiente del terremoto, Estados Unidos contribuyó $1 millón a la Cruz Roja y $100,000 a Pakistán (ver el cuadro de la BBC sobre ayuda internacional). Más tarde prometió otros $50 millones, ocho helicópteros, dos hospitales portátiles, ingenieros y equipo pesado.

¿Pero cumplirá la promesa? John Samuel, director de Asia de ActionAid Internacional, dijo en una rueda de prensa hace unos meses que la ayuda que Washington prometió enviar tras el maremoto del océano Índico es un buen ejemplo de "ayuda fantasma". Emira Woods, del Institute for Policy Studies de Washington, D.C., explicó que gran parte de la ayuda estadounidense se ofrece con condiciones: por ejemplo, que solo se puede usar para comprar materiales y servicios de compañías y agencias estadounidenses.

Incluso si llega toda la ayuda prometida, solo será un cuarto de lo que Estados Unidos gasta diariamente en la guerra de Irak. Al otro lado de la frontera paquistaní, en Afganistán, toda una flota de helicópteros se dedica a "cazar terroristas", en vez de ofrecer ayuda.

AYUDA INTERNACIONAL

Unión Europea: $3.6 millones
Australia: $380,000
Inglaterra: $177,000 y equipo de 60 socorristas
Estados Unidos: $100,000
China: 49 socorristas, perros, 17 toneladas de equipo
Japón: 50 socorristas
Rusia: 30 socorristas, perros, equipo especial
Alemania: $60,000

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Pakistán es un país pobre y subdesarrollado, y gran parte de la zona devastada por el terremoto es remota y muy pobre. Mucha gente no cuenta con servicios médicos en tiempos normales, y ahora los damnificados no tienen casa para protegerse del frío que se avecina. Todo esto, y la posibilidad de enfermedades, causará más muertes. Mientras Estados Unidos destina miles de millones de dólares y enormes recursos médicos y de transporte para ocupar Irak y matar a la población, en los días críticos después del terremoto miles de personas murieron por falta de socorro.

A diferencia del maremoto y del huracán Katrina, Bush no esperó varios días para hablar del terremoto de Pakistán. Pero eso no tuvo nada que ver con salvar vidas, sino con proteger los intereses estratégicos imperialistas.

Pakistán tiene una frontera de 1,400 millas con Afganistán y desde el 11 de septiembre de 2001 ha sido un frente crucial de la "guerra contra el terror". En ese entronces Bush le ofreció $3 mil millones de ayuda a Pakistán y el presidente, Pervez Musharraf, se ofreció con todo servilismo a ayudar en la invasión de Afganistán. Musharraf ha sido un lacayo leal de Washington en un país donde el fundamentalismo islámico tiene gran influencia, incluso en las fuerzas armadas y los servicios de espionaje.

La zona devastada por el terremoto es sumamente inestable. Desde hace 50 años India y Pakistán han peleado por el control de Cachemira, y la "línea de control" que separa las regiones controladas por los dos países es una de las zonas más militarizadas del mundo. Musharraf, quien ha sobrevivido varios conatos de asesinato, controla un gobierno con varios centros de poder que compiten entre sí, y Washington teme que el terremoto desestabilice el país y que Musharraf caiga.

El New York Times informó el 10 de octubre que Estados Unidos corrió a ofrecerle ayuda porque "quiere apuntalar al general Musharraf porque necesita su ayuda para cazar a Osama bin Laden y reprimir a los radicales islámicos".

La militarización del "socorro"

Tras el huracán Katrina, se vio cómo el gobierno trata al pueblo: la policía y los soldados de la Guardia Nacional encañonaron a los damnificados en vez de ayudarlos.

Despachar el ejército como la principal fuerza de respuesta a un desastre es una doctrina militar que se está proponiendo en los más altos niveles del gobierno.

En Nueva Orleáns tras el huracán, el general Gary Jones, comandante de las tropas de la Guardia Nacional en Louisiana, dijo:

"Esta ciudad parecerá una pequeña Somalia. Vamos a reconquistarla. Será una operación de combate y vamos a restablecer el control".

El analista reaccionario Robert D. Kaplan lo dijo sin pelos en la lengua en el New York Times el 12 de octubre:

"El resto del mundo y hasta muchos americanos ven con desagrado que las fuerzas armadas anden por todo el mundo. Pero en los años que vienen las veremos mucho más, más por causas naturales que por el terrorismo… Cuando ocurren desastres naturales, los sistemas de seguridad se resquebrajan y estalla el desorden. La primera consecuencia del terremoto en la ciudad paquistaní de Muzaffarabad fue mucho saqueo, igual que en Nueva Orleáns. Los socorristas no pueden funcionar ni llevar ayuda a las víctimas si no monopolizan el uso de la fuerza. Esto requiere despachar tropas.

"Dada la capacidad de nuestras fuerzas armadas de trasladarse rápidamente a nuevos terrenos y establecer un perímetro de seguridad, son la organización de socorro más efectiva del mundo… Las distinciones entre el socorro y la guerra, y entre misiones nacionales y en el extranjero, se están desvaneciendo".

Primero, Kaplan miente: no hubo mucho saqueo ni en Nueva Orleáns ni en Pakistán. En ambos casos, las masas respondieron con enorme valentía y se ayudaron ante una situación terrible y la falta de ayuda oficial.

Luego Kaplan cambia la definición de socorro. Para Estados Unidos, no se trata de rescatar a los sobrevivientes, llevar comida, agua y medicina ni dar transporte y techo a los damnificados. Se trata de establecer control por medio de las fuerzas armadas y aprovechar la situación en aras de los intereses del imperialismo yanqui. Kaplan habló de llevar a cabo las operaciones de socorro "para ganar la buena voluntad e, informalmente, para obtener información secreta sobre nuestros enemigos terroristas".

Kaplan tiene fuertes vínculos con el gobierno de Bush y el Pentágono. Es autor de 10 libros sobre relaciones y viajes internacionales. Cuando Bush era gobernador de Texas, dijo que los libros de Kaplan ocupaban el primer lugar en su lista de lectura; Bill Clinton también lo lee. Kaplan ha sido asesor de las Fuerzas Especiales del ejército, la fuerza aérea y la infantería de marina. Ha dado conferencias en escuelas militares, el FBI, la CIA, la Agencia de Seguridad Nacional, el alto mando del Pentágono y el Departamento de Estado.

¿Y qué hizo durante el verano? En un discurso que dio hace poco en el Carnegie Council, explicó que fue con un batallón de Rangers (fuerzas especiales del ejército) a Nepal, donde se libra una auténtica lucha de liberación y donde el ejército popular maoísta controla la mayor parte del campo. Estados Unidos ha dado al reaccionario gobierno nepalés millones de dólares, miles de fusiles y entrenamiento militar. Nepal está ubicado en los montes Himalaya… y un terremoto ahí también le ofrecería a Estados Unidos nuevas oportunidades para (en palabras de Kaplan) desvanecer "las distinciones entre el socorro y la guerra, y entre misiones nacionales y en el extranjero".

"Tras observar el mapa en que el Pentágono tiene dividido el mundo en cinco zonas de mando, el señor Kaplan concluyó que si bien algunos no quieren creer que América tiene una política imperialista, ¿no es esta la prueba de que el Pentágono se ha apropiado de todo el planeta y de que no ha dejado ningún lugar sin considerar?"

 

De la introducción a un discurso de Robert Kaplan, asesor de las fuerzas armadas, 10 días antes del terremoto en Pakistán (ver http://carnegiecouncil.org)