2 de noviembre: El principio y el reto que sigue

Revolución #023, 20 de noviembre de 2005, posted at revcom.us

En julio pasado surgió una convocatoria urgente: sacar corriendo al gobierno de Bush. Presentó lo que está en juego de una manera clara:

"Todo esto lleva a muchos a pensar en Hitler, y con razón. El gobierno de Bush se ha propuesto redefinir la sociedad con un molde fascista por muchas generaciones. Tenemos que responder ya; el futuro está en juego".

También presentó un objetivo claro:

"Debemos y podemos crear un clima político que repudie el gobierno de Bush, que lo saque corriendo y que cambie el rumbo por el que ha encaminado la sociedad".

La convocatoria estableció un primer gran paso para el 2 de noviembre, el primer aniversario de la "reelección" de Bush: convocó a no ir al trabajo ni a la escuela y en lugar de eso manifestarse e invitar a otros a unirse y exclamar: "¡El mundo no puede esperar! ¡Hay que sacar corriendo al gobierno de Bush!".

El 2 de noviembre se dio el primer paso. Los habitantes de Estados Unidos salieron a las calles a manifestarse en 60 ciudades. Literalmente miles de jóvenes, principalmente de preparatorias, abandonaron los salones de clase y salieron a las calles a protestar. Muchos saltaron por encima de las autoridades y la represión en sus escuelas para salir y dejar en claro su posición política. Los que participaron en esta manifestación son jóvenes de clase trabajadora y clase media que actuaron con conocimiento del peligro que enfrenta su generación. Un joven de Los Ángeles dijo: "Quizás solo tenemos una oportunidad para hacer historia. Creo que tal vez esta es mi oportunidad y sería muy jodido si la perdiera". Los jóvenes marcaron la pauta con su gran valor y espíritu entusiasta.

El 2 de noviembre reunió también importantes personajes intelectuales y artistas (como Howard Zinn, el Premio Nobel Harold Pinter, Gore Vidal, Michael Eric Dyson, Studs Terkel, Eve Ensler, Boots Riley of the Coup, entre otros), que apoyaron y promovieron esta acción. Padres de familia como Cindy Sheehan --algunos que han perdido a sus hijos en la guerra contra Irak, otros que tienen hijos que todavía están ahí-- levantaron la voz. Los veteranos de todas las guerras salieron a las calles a dar testimonio. También salieron grupos de activistas y comités de iglesias. Funcionarios públicos corrieron grandes riesgos para exponer lo que está ocurriendo en el sistema; valientes clérigos sacaron a la luz la verdad de que el gobierno se está dirigiendo hacia la teocracia; y abogados que luchan contra un orden legal cualitativamente más represivo denunciaron al gobierno. Además, muchas personas no afiliadas se unieron a los mítines y manifestaciones, unos con amigos, otros solos, y muchos faltaron al trabajo para estar presentes. En ciudades grandes y pequeñas sonaron las marchas con espíritu y determinación, y muchos comentaron cuán nuevo se sentía este movimiento. Lo más importante fue la unidad alrededor del análisis y la dirección políticos, así como el lema básico que se coreó en la marcha: ¡EL MUNDO NO PUEDE ESPERAR! ¡HAY QUE SACAR CORRIENDO AL GOBIERNO DE BUSH! Este mensaje llegó a miles de personas que se emocionaron con los mítines y a millones que lo leyeron o escucharon.

Muchas personas dijeron que estaban felices, pero que también se sentían frustradas porque no asistieron más personas. Compartimos los dos sentimientos. Las marchas marcaron un verdadero principio, cuya relevancia no debe subestimarse; pero se necesitaban --y se necesitan-- más personas en las manifestaciones. Los que salimos representamos un comienzo, y tenemos que considerarnos así. El 2 de noviembre no puede convertirse en una nota a pie de página de la Historia; debe y puede representar el día en que la marea empezó a cambiar. Lo que se escribirá depende de nosotros y de lo que hagamos.

Porque la verdad es que las personas que pueden convertir esto en un movimiento de millones existen. Tenemos que hablarles. Debemos hacerles saber acerca de este movimiento, tenemos que invitarlas y, en ocasiones, retarlas a que se unan y permanezcan unidas. Debemos convocar a estas personas si deseamos lograr este urgente y realizable objetivo de sacar corriendo al gobierno ahora. Hay mucho en juego para pretender nada menor.

****

Con todo esto en mente, el PCR apoya sin reserva el paso siguiente que ha propuesto El Mundo No Puede Esperar: la demanda de que Bush se largue y una convocatoria a sofocar el Informe Presidencial con enérgicas manifestaciones para apoyar tal demanda. El 2 de noviembre de 2005 los habitantes de Estados Unidos demostraron que hay bases que sustentan un nuevo avance de este movimiento en enero.

El Informe Presidencial es por tradición el momento en que se establece el programa político del año. Bush utilizó su discurso de 2003 para dar inicio a la gran mentira de que Irak buscó en África material para fabricar armas de destrucción masiva. Esa mentira justificó la guerra, y es el origen de la reciente acusación de Lewis Libby, alto funcionario del gobierno. Una poderosa acción, o acciones, que contiendan con ese discurso podrían sofocarlo políticamente y establecer un programa diferente; un programa que se concentre en echar fuera cuanto antes a este gobierno criminal. Estas acciones podrían presentar un panorama político totalmente diferente para esta sociedad.

Para llevar a cabo esto último, el movimiento debe avanzar durante los siguientes dos meses. Necesita recurrir a las grandes fuerzas que salieron a las calles el 2 de noviembre para superar la debilidad. La fuerza organizacional de El Mundo No Puede Esperar debe crecer rápidamente, a pasos agigantados. Debe localizar e invitar a nuevas organizaciones de todos los rincones de la sociedad a que se unan al movimiento. La convocatoria que inició este movimiento, y que constituye su base, debe alcanzar a muchos millones de personas. Debemos defender a los jóvenes que salieron a las calles y ahora sufren represión. Debemos atraer más jóvenes. Todo el movimiento debe comprender de manera más profunda y debe hablar de una manera más convincente para aclarar las preguntas que siembran dudas e impiden unirse a esta lucha urgente y necesaria. Todos debemos aprender a aprovechar las oportunidades que se presenten para hacer que cada avance que pueda contribuir a este movimiento, por pequeño que sea, llegue lo más lejos posible.

La urgencia de la situación no ha disminuido. En todo caso ha aumentado. Todavía hay mucho que perder, y muy poco tiempo. Hay que recordar que muchas personas que vieron, leyeron o escucharon acerca del movimiento del 2 de noviembre de El Mundo No Puede Esperar, se preguntan qué es lo que viene y se están cuestionando si deben unirse al movimiento. Con el comienzo del 2 de noviembre, destaca de una manera más clara el potencial de no solo parar este gobierno, no solo sacarlo del poder --lo que sería un logro monumental para los habitantes de todo el mundo--, sino de cambiar totalmente la dirección en que está encaminada la sociedad y crear algo mucho mejor.

El reto --y la emocionante oportunidad-- de realizarlo está frente a nosotros.

Envíanos tus comentarios.