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Inmigrantes en Chicago: Desafiante despliegue de fuerza

Revolución #039, 19 de marzo de 2006, se encuentra en revcom.us


El centro de Chicago presenció el 10 de marzo algo extraordinario y sin precedentes: una marcha de cientos de miles de inmigrantes hacia el corazón de una de las ciudades más importantes de Estados Unidos. La marcha detuvo el tráfico, interrumpió la rutina de un día de trabajo para hacer oír sus voces. Los manifestantes de toda la ciudad y sus alrededores faltaron al trabajo y la escuela para congregarse en el centro de la ciudad. Lanzaron un poderoso NO al nuevo proyecto de ley antiinmigrante HR4437 (conocido también como la ley de Sensenbrenner, aprobado ya por la Cámara de Representantes en diciembre pasado) y a otros ataques contra los inmigrantes como los Minutemen, quienes se lanzan a la caza de inmigrantes a lo largo de la frontera.

El eco de esta marcha histórica se escuchó en todos los rincones del país y del mundo. ¡Es un llamado internacional a los millones de inmigrantes de este mundo globalizado obligados a vivir lejos de sus hogares, en las sombras, despojados de sus derechos, aislados y sobreexplotados!

Llegaron en cientos de autobuses y atiborraron el metro y el resto del transporte público procedentes de los suburbios. Los coches y las camionetas se paraban en las esquinas a recoger a las personas que no habían alcanzado lugar en los autobuses públicos que iban rumbo al lugar de la manifestación. Las fotografías aéreas de las noticias mostraban todas las calles del centro de la ciudad llenas de manifestantes. Se estima que la cantidad de personas reunidas alcanzó a ser entre 300,000 y el medio millón. La mayoría de los manifestantes eran latinos, sobre todo mexicanos, pero también fueron contingentes pequeños de polacos, irlandeses, asiáticos y otros inmigrantes. Es muy importante y positiva la participación de inmigrantes europeos y asiáticos en esta marcha en un momento como este, en que la locura xenofóbica reaccionaria no para de atacar a los inmigrantes por "invadir nuestras fronteras", y los Minutemen, grupo fascista armado, se movilizan.

Muchos negocios, fábricas y escuelas de barrios latinos de Chicago y algunos suburbios estaban vacíos. Los restaurantes tenían letreros donde anunciaban que cerrarían debido a la marcha e invitaban a unirse a ella. Una tienda mexicana del sur de Chicago llevó 15 autobuses; unas 300 personas llegaron de otra tienda de un suburbio del oeste. Doscientas personas salieron de varias fábricas de Elgin, cerrando así uno de los muchos corredores industriales del área donde se emplea mucha mano de obra barata. Un soldador dijo que 60% de los 350 trabajadores de la fábrica se unieron a la marcha cuando el gerente les dijo que podían irse.

Uno de los manifestantes dijo: "Hay muchos hispanos aquí. Imagínate si tan solo por un día todos los hispanos dejaran de trabajar, ¿qué le pasaría a Estados Unidos?". Las personas oprimidas que tienen que vivir y trabajar en las sombras salen a la luz un día. Se dirigen hacia las cortes de la Plaza Federal, donde se llevan a cabo las audiencias de deportación; ondean letreros y pancartas que dicen: "Somos humanos, no animales" y "Aquí estamos, no nos vamos".

Un manifestante le dijo a Revolución: "Bush se está comportando como Hitler, que en los años 40 mató a millones de judíos. Quiere eliminar a todos los latinos de Estados Unidos… Está acusando a los mexicanos como Hitler acusó a los judíos en Alemania y la gente empezó a golpear a los judíos en las calles, y eso podría ocurrir ahora. El simple hecho de acusar a los mexicanos podría hacer que otras personas los miren y se olviden de que son humanos, de que tienen familias aquí".

La protesta salió en la primera página del Chicago Tribune al día siguiente, pero fue censurada en el New York Times y en otros medios de comunicación importantes. Imagínense la clase de cobertura que habría tenido si medio millón de personas en contra del aborto, los Promise Keepers, u otro grupo reaccionario hubiera protestado.

Entre los oradores de la manifestación estaba uno de los cinco manifestantes arrestados durante la protesta contra la conferencia de los Minutemen en un suburbio de Chicago el octubre pasado. Pronto irán a juicio con la amenaza de que los manden a la cárcel. Un volante de los 5 Anti-Minutemen dice: "Con el pretexto de la ‘guerra contra el terror’ están ocurriendo en este país ataques cada vez más violentos contra inmigrantes. Las personas que hacen oír su voz en contra de estos atropellos merecen nuestro apoyo y que las defendamos cuando las atacan… En Estados Unidos se están sentando precedentes legales y políticos que son peligrosamente parecidos al tratamiento de los judíos en la Alemania nazi. Después del 11 de septiembre, el gobierno ha dicho que a los inmigrantes (especialmente a los árabes y musulmanes) los puede encarcelar por tiempo indefinido en condiciones inhumanas, sin acusarlos de nada y sin juicio. Congresistas como Tom Tancredo y Dennis Hastert han dicho que los inmigrantes son una amenaza para Estados Unidos y que está bien que la policía pare a una persona nada más porque parece ‘illegal alien’ y justifican cualquier medida antiinmigrante en nombre de la ‘guerra contra el terror’… En esta atmósfera, grupos como los Minutemen son tropas de choque semioficiales. Patrullan la frontera armados a la caza de seres humanos que consideran una amenaza a la ‘cohesión nacional’". (El texto del volante está disponible en la internet en revcom.us, donde también tenemos la entrevista del pasado octubre a Travis Morales del PCR, rama del Área de la Bahía de San Francisco, por una afiliada de Radio Univisión de Chicago que habla de los Minutemen. Comunícate con los 5 Anti-Minutemen a Antiminutemen5@yahoo.com)

El proyecto de ley de Sensenbrenner aprobado por la Cámara de Representantes dice que será un delito mayor, y no una violación civil, el estar en este país sin documentos legales. Millones de personas serían "criminales", sujetos a arrestos y deportaciones y no podrían obtener status legal. La ley también calificaría como crimen federal ayudar a inmigrantes indocumentados. Tal sería el caso de trabajadores sociales, médicos, enfermeros, maestros, sacerdotes, entre otros, a quienes podrían sentenciar a años de prisión. Otras estipulaciones intensificarían la militarización de las fronteras y en general el fuerte aparato opresivo contra los inmigrantes.

El proyecto de ley de Sensenbrenner no es ley aún. Existen un número de propuestas de "reforma" en el Congreso y George Bush continúa promoviendo sus propias ideas sobre la caza humana, la deportación masiva y los campos de concentración. Pero varias partes del proyecto de Sensenbrenner podrían llegar a ser ley, lo que nos da una idea del futuro intolerable que está en ciernes: un futuro que no cambiará si no nos oponemos y paramos la guerra contra los inmigrantes.

El representante republicano Tom Tancredo está incluso promoviendo medidas mucho más extremas en contra de los inmigrantes, tales como la revocación de la ley establecida hace mucho tiempo de que cada niño nacido aquí, independientemente del status legal de los padres, es ciudadano estadounidense. Tancredo, junto a otros, se opone firmemente al programa "del trabajador temporal" que ha propuesto Bush, otros republicanos y varios demócratas, el cual le concedería permisos temporales a los inmigrantes indocumentados.

Todas estas diferencias alrededor del tema de inmigración son parte de las divisiones internas de la burguesía sobre cómo alcanzar los intereses estratégicos de su clase, mientras se mueven internacionalmente para extender su imperio global y al mismo tiempo imponen un nuevo pacto social en su "territorio". Pero aunque la cúpula tenga diferencias sobre este tema, el gobierno y la estructura de poder están acelerando la guerra contra los inmigrantes.

En la manifestación del 10 de marzo, hablaron peces gordos del Partido Demócrata: el gobernador Rod Blagojevich, el senador Dick Durbin, el alcalde Richard Daley y el representante Luis Gutiérrez. La marcha fue organizada por un amplio número de organizaciones comunitarias y religiosas, y además fue promovida por los DJs de radio más populares y otros medios de comunicación de español. Una vez que se supo de la magnitud de la marcha fue cuando los líderes demócratas se integraron.

El representante Luis Gutiérrez respalda mucho en la Cámara una propuesta de "reforma migratoria" que promueven el senador demócrata Ted Kennedy y el senador republicano John McCain. La propuesta McCain-Kennedy contiene cláusulas distintas que la de Sensenbrenner e incluye un programa similar de "trabajo temporal" al de Bush. Pero el objetivo de los programas de "trabajadores temporales" es darle mayor facilidad al gobierno de identificar y rastrear a los inmigrantes. Y la propuesta McCain-Kennedy en general pide una mayor militarización de las fronteras y más control del gobierno sobre los inmigrantes.

Los varios proyectos de ley que está debatiendo el Congreso son todos malos. Hay debate y divisiones en el seno de la clase dominante sobre qué hacer con los inmigrantes, que ven por un lado como una fuente de ganancias que pueden superexplotar, y por el otro como una fuente de inestabilidad para un sistema que está sometiendo a amplios sectores a cambios muy traumáticos. Debaten cómo redoblar la explotación y represión de los inmigrantes y cómo forjar una represiva y reaccionaria estabilidad social. Las fuerzas de la estructura de poder que participaron en la movilización de Chicago buscan canalizar la indignación popular a los confines del debate de la clase dominante, que no ofrece nada bueno para el pueblo. ¡No aceptamos ninguna forma de discriminación ni criminalización de los inmigrantes! ¡No a la militarización de la frontera! ¡No al terror de los Minutemen y demás paramilitares, que cuentan con el apoyo del gobierno!

Los inmigrantes indocumentados viven bajo una presión constante cada día. Temen caer presas de las garras de la autoridad, etiquetados como "indocumentados" y ser deportados, separados violentamente de sus familias, sus amigos y su sustento. Pero estas personas, con tanto que perder, salieron a las calles desafiando, militando e incluso demostrando la fuerza que tienen cientos de miles personas. Lo que el mundo vio el 10 de marzo es un impresionante contraste con la posición defensiva común ante todas las tácticas reaccionarias y fascistas del gobierno de Bush y de Estados Unidos en general. Y los que quieren defender el derecho al aborto, los que se oponen a la guerra de Irak y a las amenazas en otros países, que están indignados por el espionaje que el gobierno está haciendo, todos deberían apoyar, inspirarse en este tipo de acciones y aprender del espíritu valiente y el arrojo de los miles de personas que salieron desafiantes a las calles de Chicago.

Los imperialistas estadounidenses se enorgullecen de cómo han usado y absorbido a millones y millones de inmigrantes; a todos nos han contado sobre el "gran crisol de razas". Pero en Estados Unidos hoy hay millones de inmigrantes a quienes consideran problemáticos y peligrosos: inmigrantes del tercer mundo, en particular de las naciones oprimidas por el imperialismo estadounidense. Tienen una vida llena de experiencia de la dura y brutal realidad del dominio yanqui, un odio profundo hacia él y no poca experiencia de lucha en su contra. Además, tienen muchas cosas en común con los negros, los mexicano-americanos, los indígenas y otros pueblos oprimidos dentro de las fronteras de lo que es hoy Estados Unidos de América. Los imperialistas ven en estos inmigrantes una fuente de inestabilidad y sublevación, una fuerza que debilita la cohesión interna del país y tiene el potencial de socavar el poder de Estados Unidos como terrateniente internacional… Los imperialistas reaccionan afirmando más agresivamente la identidad blanca, europea, de habla inglesa de la Nación Americana.

Para el proletariado revolucionario es completamente al contrario. Renunciamos a esa nación, denunciamos ese tipo de identidad: somos proletarios, no estadounidenses, y nuestra identidad es la del proletariado internacional. Reafirmamos la igualdad de las naciones y la igualdad de cultura e idioma. Y, es más, vemos en tales inmigrantes un manantial de gran fuerza: una fuerza vitalmente importante para la lucha revolucionaria para derrocar el imperialismo estadounidense y para crear encima de su tumba una poderosa expresión viva del internacionalismo proletario y una base poderosa para la revolución proletaria mundial.

De BALAS: De los escritos, discursos y entrevistas de Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, EU, pág. 181-182

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