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Todavía es invierno en Nueva Orleáns

Fotos de Li Onesto

Revolución #044, 23 de abril de 2006, se encuentra en revcom.us

Este es el texto de un artículo de Revolución. Consigue el nuevo número para ver las poderosas fotos que lo acompañan

Siete meses después del huracán Katrina, Nueva Orleáns es una ciudad “sin nada”: edificios sin techos, barrios sin habitantes, gente sin casa, casas sin electricidad, niños sin escuelas, maestros sin salones de clase, médicos sin hospitales, enfermos sin medicinas, un gobierno sin soluciones y promesas oficiales sin resultados.

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En Nueva Orleáns, la devastación es increíblemente general y profundamente descorazonadora. Se puede recorrer toda la ciudad (el barrio de pobres negros Lower 9th Ward, los barrios de clase media y los de la clase obrera blanca) y ver kilómetro tras kilómetro de casas vacías. Todavía encuentran cadáveres. Por todas partes hay montones de cosas arruinadas. Gente que duerme en el carro. Una ciudad de carpas en un parque donde viven inmigrantes y trabajadores de todas las nacionalidades que buscan trabajo. Algunos han regresado a reconstruir su casa, pero la temporada de huracanes empieza en junio y todavía no han reparado los diques.

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“Lloré al ver a los jóvenes que llegaron a trabajar juntos en una causa común: ayudar a toda la humanidad. Están por todos lados… Vine a ver dónde duermen. Han armado carpas afuera. Están lavando la ropa y la están colgando en una cuerda. Me senté en el carro mirándolos, fascinada. Y lo que más me impresionó fue un joven. Junto con unos compañeros reparaba bicicletas para quienes las necesitaban. Me dije: con todo lo que saben estos jóvenes, y se ponen a reparar bicicletas”.

Señora del barrio 9th Ward hablando de los voluntarios de Common Ground Relief que la ayudaron a reparar la casa

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Antes del huracán, los afroamericanos eran el 70% de la población. Después, el secretario de Vivienda y Desarrollo Urbano, Alphonso Jackson, dijo: “Por mucho tiempo, y a lo mejor para siempre, Nueva Orleáns tendrá menos negros que antes". El congresista Richard Baker de Louisiana dijo: “Por fin se ha limpiado la vivienda pública de Nueva Orleáns. No lo pudimos hacer nosotros, pero Dios lo hizo”. En los barrios negros del 9th Ward, devastados por las inundaciones, el gobierno casi no ha hecho nada. Cuando los inquilinos trataron de regresar a St. Bernard Development, el mayor proyecto de vivienda pública de Nueva Orleáns, la alcaldía puso cercas de alambre de púas para que no entraran.

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La negligencia, el abandono, el maltrato y la brutalidad hacia los negros de Nueva Orleáns recuerdan la esclavitud y las leyes discriminatorias Jim Crow; son la continuación del tratamiento que este sistema siempre ha dado a los negros: como una fuente de mano de obra para explotar y descartar.

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La situación de Nueva Orleáns muestra tanto la necesidad como la posibilidad de la revolución, y de una sociedad radicalmente diferente. El gobierno abandonó a miles de personas. Pero tanto inmediatamente después del huracán como ahora, cuando mucha gente regresa para reconstruir, se ayudan mutuamente y demuestran su humanidad de mil maneras, desmintiendo las calumnias que los pintaban como delincuentes y animales. Y han recibido apoyo de gente de todo el país. En todo eso se puede ver el potencial de una sociedad con relaciones sociales radicalmente diferentes de la situación de “chinga o te chingan” en que este sistema capitalista hunde a la gente hoy.

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