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Revolución #48, 28 de Mayo 2006

La cruel realidad de los programas de “trabajadores huéspedes”

En su discurso del 15 de mayo sobre la inmigración, el presidente Bush propuso un programa de “trabajadores huéspedes”. Dijo que “llenará los requisitos de nuestra economía… y aumentará nuestra seguridad porque sabremos quiénes están en nuestro país y por qué están aquí”. ¿Pero cuál es el verdadero propósito de ese programa? ¿Y cómo es la vida de los “trabajadores huéspedes”?

Después de que la guerra de Secesión puso fin oficialmente a la esclavitud en el Sur, los negros seguían haciendo el trabajo duro en las plantaciones como aparceros. Aunque oficialmente eran “libres”, los mantenían endeudados y los obligaban a seguir trabajando la tierra hasta pagar la deuda… o sea, para siempre.

Hoy los “trabajadores huéspedes” se encuentran en una situación parecida: enormes deudas; condiciones de trabajo peligrosas; el robo de sus salarios, pasaportes y demás documentos; y la constante amenaza de que los despidan o hasta los maten.

En diciembre de 2005, el periódico Sacramento Bee publicó una serie de artículos sobre la vida de los “trabajadores huéspedes” en los aserraderos, el trabajo más peligroso del país después de la minería. Los trabajadores dijeron que cuando llegaron, les confiscaron los pasaportes, así que tenían miedo de que los deportaran si salían de la casa. Además, muchos llegaron endeudados porque tuvieron que pagar grandes mordidas a los “reclutadores” de los contratistas estadounidenses. Una señora dijo que llegó a Estados Unidos a la edad de 16 años con una deuda de $5,000, que tenía que pagar con su salario.

Como los aparceros del Sur, que tenían que comprar las herramientas y las semillas, a estos “trabajadores huéspedes” les descuentan del sueldo la visa, las mantas, las herramientas y el transporte al trabajo. Tienen que manejar sierras de cadena sin equipo de protección, y le contaron al Bee que han visto a compañeros de trabajo aplastados por árboles o cortados por las sierras… sin poder hacer nada. Las compañías les descuentan tanto que tienen que pedir un anticipo del próximo pago y caen en deuda. Uno dijo que recibió $1.98 por un día de 15 horas y que pagó $2 por cambiar el cheque. Otro trabajador le dijo al Bee que con cada cheque “recibimos menos y debíamos más… hasta que nos dimos cuenta de que ‘nunca podremos pagar’”.

El periódico USA Today informó sobre un trabajador que llegó a Estados Unidos con una visa de “trabajador huésped”. Tras trabajar 10 horas al día por un año, tenía una deuda de $500. No es nada nuevo: el Programa Bracero de los años 40 y 50 traía trabajadores de Latinoamérica a romperse el lomo en el campo, y les descontaba dinero para obligarlos a regresar (60 años después todavía no les han devuelto ese dinero).

El maltrato y la explotación son parte integral de un programa de “trabajadores huéspedes”. Tienen que trabajar en la misma compañía, así que si se quejan corren el riesgo de que los despidan y los deporten. Cuando se quejan, el gobierno rara vez castiga a la compañía, incluso en el caso de muerte o mutilación en el trabajo. Los artículos del Bee y de USA Today demuestran que es normal que les confisquen los documentos.

El programa de “trabajadores huéspedes” de Bush busca controlar el ingreso de trabajadores que llegan por la distorsión de la economía mexicana que causa el imperialismo yanqui. Es un sistema de segregación para los inmigrantes que los relega a una casta inferior, y facilita reprimirlos y rastrearlos. Los obliga a inscribirse con el Departamento de Seguridad de la Patria, y a irse cuando se termine su contrato… y mientras tanto los somete a hostigamiento, discriminación sistemática y explotación despiadada.

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