Revolución #57, 20 de agosto 2006


 

Del Servicio Noticioso Un Mundo que Ganar

Londres: Marcha de 60,000 personas contra la agresión de Estados Unidos e Israel

Desde que Israel atacó a Líbano en julio, por todo el mundo se han realizado protestas contra la guerra de Estados Unidos e Israel. El fin de semana del 5 al 6 de agosto hubo protestas en Montreal, Toronto y Windsor, Canadá; Durbán y Ciudad del Cabo, Sudáfrica; Viena, Austria; Bruselas, Bélgica; Tel Aviv, Israel; Sarajevo, Bosnia-Herzegovina; y en varias ciudades de Indonesia. El fin de semana del 12 al 13 de agosto se registraron protestas en muchas ciudades de Estados Unidos, y mítines de miles en San Francisco y Washington, D.C. El siguiente artículo del Servicio Noticioso Un Mundo que Ganar informa sobre la protesta de Londres, una de las mayores de ese fin de semana:

El 5 de agosto en Londres, la gran cantidad de gente que salió a protestar contra la guerra en el Líbano tomó por sorpresa a los organizadores y al gobierno por igual. En general, se esperaba una repetición de la primera protesta de emergencia de dos semanas antes, de 10 a 20 mil personas, pero por lo menos 50 a 60 mil marcharon por las calles de Londres. Según los periodistas, fue la mayor protesta de la historia de Inglaterra durante el mes feriado de agosto. Las noticias vespertinas de la masacre en el Líbano, en particular la atrocidad cometida en Qana, donde una bomba israelí mató a más de 50 civiles, muchos de ellos niños, hicieron que mucha más gente protestara.

Diversos letreros hechos a mano condenaron furiosos al primer ministro Tony Blair: ¿Cuántos niños más tienen que morir? Una enfermera psiquiátrica dijo que participó en un par de protestas contra la guerra de Irak, pero entonces tenía optimismo, pensaba que “quizá pudiéramos haberla detenido”. Ahora se sentía acongojada, pero, después de leer un informe del organismo Salvemos a los Niños que dice que la mayoría de los civiles muertos en el Líbano son mujeres y niños, sintió que tenía que participar con su esposo e hijo. Los manifestantes dejaron cientos de pares de zapatos de niños al pie de la Tumba del Soldado Desconocido, cerca de la sede del gobierno en la calle Downing, para subrayar lo que significa el apoyo del gobierno a Israel.

Casi se podía ver la historia colonial de Inglaterra en las caras de los muchos manifestantes del Medio Oriente al sur de Asia, un legado del antiguo imperio británico que hoy, como socio menor de Estados Unidos, domina a esos países mediante un sistema neocolonial.

Se reunió gente de muy diversos antecedentes y creencias con un profundo sentido de propósito, de la importancia de unir a grandes cantidades para hacer una denuncia poderosa de los crímenes de guerra cometidos por Estados Unidos, Inglaterra e Israel. Muchos oradores eran miembros disidentes de la élite política del país, como varios parlamentarios del oficialista Partido Laborista, quienes uno tras otro decían: “Hoy me da vergüenza ser miembro del Partido Laborista”. Recibió una gran ovación el ex diplomático Craig Murray, el embajador a Uzbekistán despedido por denunciar el apoyo que daban Estados Unidos e Inglaterra al sangriento gobierno de ese país a cambio de permiso para usar el territorio para fines militares. Antes que Murray hablara, varios oradores pidieron que Blair cancelara sus vacaciones y que prestara atención a la crisis en el Líbano. Murray señaló que no hay que dejarse confundir por el papel de Blair, y que Blair permanecerá en su puesto exclusivamente para asegurar que las cosas se desarrollen de acuerdo a los deseos del eje anglo-yanqui-israelí. Ante la estruendosa respuesta aprobatoria del público, dijo que si Blair quisiera permanecer y continuar sus fechorías, le esperaría un “cómodo lugar en el sótano del Tribunal Internacional de Crímenes de Guerra en La Haya”.

El profundo coraje contra el apoyo del gobierno británico al ataque israelí prendió una discusión intensa acerca de sus motivos y qué hacer al respecto. La consigna principal era “¡cese el fuego incondicional ya!” Todos querían ver un cese inmediato de los bombardeados israelíes, pero les inquietaba que pronto los israelíes pidieran un cese el fuego para defender sus propios intereses metiendo una fuerza multinacional occidental en el sur del Líbano. También había mucha incertidumbre acerca del papel de la ONU; algunos pedían que “Inglaterra se uniera a la comunidad mundial en la ONU” (o en “la Unión Europea”), y otros denunciaban fuertemente a la ONU como un “instrumento de dominación imperialista”. De todos modos, el sentir generalizado era que la guerra contra el Líbano estaba vinculada a Irak y al aumento de amenazas anglo-yanquis contra Irán, y muchas personas tenían camisetas y calcomanías de “No ataquen a Irán”. Al fin de la protesta, se anunciaron diversas acciones pequeñas frente a la embajada israelí y otros lugares.

(Exhortamos a los lectores a enviarnos informes de otras protestas).

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