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Revolución #61, 17 de septiembre de 2006

Bombas de dispersión: Muertos y lisiados, Made in USA

El 6 de septiembre, el Senado rechazó, en un voto de 30 a 60, una enmienda al presupuesto del Pentágono para prohibir el uso de bombas de dispersión cerca de zonas de población civil.

Por lo tanto, Estados Unidos puede seguir abasteciendo a Israel de bombas de dispersión, igual que hace mucho tiempo.

¿Cuál ha sido el resultado de esto?

Israel bombardeó a Líbano del 10 de julio hasta el 14 de agosto con armas que le abasteció Estados Unidos. Entre esas armas, sobresalen las bombas de dispersión. La Organización de Naciones Unidas informa que ahora hay más de 100,000 bombas de dispersión sin estallar en el sur de Líbano, sembrando una cosecha mortífera en muchos pueblos y aldeas, donde están lisiando, hiriendo y matando a mucha gente. Según la ONU, desde que entró en vigor el cese del fuego (el 14 de agosto) hasta el 1° de septiembre, bombas de dispersión que no habían estallado mataron a 12 civiles e hirieron a 56.

Según afirmó Jan Egeland, subsecretario general de Asuntos Humanitarios de la ONU, un cuarto de un millón de libaneses que huyeron del conflicto no pueden volver a su hogar por la devastación o por temor a estas u otras bombas sin estallar. Dijo: “Lo más ultrajante, y lo que para mí es completamente inmoral, es que el 90% de las bombas de dispersión fueron lanzadas en las últimas 72 horas del conflicto, cuando sabíamos que iba a haber una resolución, cuando realmente sabíamos que esto iba a tener un fin”. (Servicio Noticioso de la ONU, 30 de agosto)

Simon Conway, director de Land Mine Action, dijo: “Seleccionar en los últimos días del conflicto lugares poblados como blanco de municiones de dispersión que con alta frecuencia no estallan, convierte adrede­ los pueblos del sur de Líbano, ya hechos escombros, en campos minados que seguirán matando a civiles al azar durante muchos años”.

Los grupos de rescate internacionales y libaneses informan que las “bombitas” sin estallar quedan en el suelo, donde los niños las confunden con juguetes; cuando las recogen, estallan y los matan o lisian.

El New York Times informó el 11 de agosto que Estados Unidos estaba pensando mandar a Israel un cargamento urgente de bombas de dispersión para los ataques al sur de Líbano: cohetes de artillería M26 con 644 submuniciones o “bombitas” que se dispersan en una región extensa. Estas bombas no son para destruir vehículos ni edificios, sino específicamente para matar y lisiar a seres humanos.

Human Rights Watch y Amnistía Internacional han informado que Estados Unidos ha regado muchas de esas bombas sobre Irak y Afganistán.

El objetivo de esas armas es sembrar terror en poblaciones civiles enteras y despoblar grandes regiones geográficas. Estados Unidos las utilizó mucho durante la guerra de Vietnam, donde un comandante afirmó, tras mandar a quemar toda una aldea: “Tuvimos que destruir la aldea para salvarla”.

Durante la reciente invasión de Líbano, el ejército israelí bombardeó pueblos chiítas, sunitas y cristianos con artillería y bombas de dispersión y de otros tipos. Unos analistas han opinado que lo hizo para poner a los cristianos en contra de Hezbolá o para castigar a la población cristiana por no oponerse a la influencia de Hezbolá en el sur. Por el contrario, el bombardeo israelí, y el uso de bombas de dispersión, voltearon a la vasta mayoría de la población del sur de Líbano más contra Israel. Para mucha gente queda claro que estas bombas de dispersión, que siguen lisiando y matando, son “Made in USA”.

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