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Revolución #78, 11 de febrero de 2007

El "aumento" del gobierno de Bush… más cerca a una guerra contra Irán

El gobierno de Bush ha escalado la guerra de Irak… y ha lanzado más amenazas contra Irán que podrían llevar a ataques militares o a la guerra. Los medios burgueses y alternativos hablan de nuevos preparativos bélicos contra Irán y de la posibilidad de ataques estadounidenses y/o israelíes en los próximos meses. El año pasado el periodista Seymour Hersh informó que el gobierno de Bush estaba trazando planes para una guerra contra Irán que contempla armas nucleares tácticas para destruir búnkers subterráneos.

En su discurso del 10 de enero, Bush anunció las nuevas medidas (ver: "El nuevo plan de Bush: Más tropas, más muerte y una guerra más amplia") y en el Informe presidencial ante el Congreso el 23 de enero dio más detalles del plan. Ahora, el gobierno de Bush ha enviado más fuerzas militares a Irak y ha redoblado los preparativos militares, las presiones políticas y económicas, y la ofensiva propagandística contra Irán:

En el Informe presidencial, Bush dijo: "…también hemos podido ver que enfrentamos peligros provenientes de extremistas chiítas… que reciben órdenes del gobierno de Irán… Los extremistas chiítas y sunitas son ángulos diferentes de la misma amenaza totalitaria". Así puso a Irán de nuevo en las miras de su "guerra santa" ideológica.

En el discurso del 10 de enero, Bush dijo: "Irán está proporcionando apoyo material para los ataques contra las tropas estadounidenses". Uno tras otro funcionario del gobierno repitió como loro esa acusación, sin ninguna prueba. Hasta la prensa burguesa señaló: "Hay escasas pruebas de tráfico de armas de Irán a Irak" (Los Angeles Times, 23 de enero). Es una mentira y es una lógica retorcida. "El 99% de los ataques contra las tropas estadounidenses ocurren en las zonas sunitas y los llevan a cabo grupos guerrilleros baathistas o fundamentalistas sunitas (Salafi) ", explicó el profesor Juan Cole. "Si Irán da apoyo material, es a los aliados [chiítas] de Estados Unidos".

Mayores dificultades, mayores necesidades

Tumbar a la República Islámica de Irán ha sido un objetivo estratégico de Estados Unidos desde que Bush la metió en la lista del "eje del mal" en el 2002. Es un elemento clave de la estrategia de reconfigurar radicalmente el mundo, post 11 de septiembre del 2001, empezando con el Medio Oriente y Asia Central, a fin de solidificar la posición de Estados Unidos como única superpotencia mundial con un imperio indiscutible e indisputable. En particular, un cambio de gobierno en Irán sería un golpe decisivo contra el fundamentalismo islámico, que ha surgido como el mayor obstáculo a las metas estadounidenses.

Por eso la Estrategia de Seguridad Nacional de 2006 de Bush menciona a Irán 16 veces y dice: "Puede ser que de todos los países Irán sea el mayor reto para Estados Unidos".

Los fracasos de la guerra contra Irak han aumentado la urgencia de atacar a Irán. En parte, la meta de la invasión de Irak era preparar el terreno para debilitar, y quizás tumbar, al gobierno iraní. Por el contrario, la invasión eliminó a uno de los principales enemigos de Irán: Saddam Hussein (Estados Unidos ya había tumbado a otro de sus adversarios: el Talibán de Afganistán). En Irak, Estados Unidos ha tenido que contar con los partidos chiítas pro Irán para gobernar el país. La debacle de Irak ha minado la influencia estadounidense, impulsado a las fuerzas islamistas y aumentado la influencia regional de Irán. Si Irán adquiere armas nucleares, esto cambiaría el balance de poder más a su favor, incluso sin usarlas.

La guerra del verano pasado de Israel contra Líbano, que no logró sacar o debilitar a Hezbolá, aceleró las medidas contra Irán. El Washington Post informó el 26 de enero que el gobierno decidió que "necesita una política más beligerante, en vista de que la influencia regional de Irán sigue creciendo y parece que los intentos de aislar a Teherán han fracasado". Washington empezó a forjar una alianza con Israel y varios estados árabes sunitas reaccionarios, con la meta de reducir la influencia iraní en Irak y la región, y facilitar las medidas directas contra Irán.

Otro factor que impulsa la “huida hacia delante” (o sea, atacar a Irán) es la necesidad de mantenerse a la ofensiva y de mantener el impulso del programa global de la camarilla de Bush… o arriesgarse a perder todas las apuestas. A esto se suma el peligro de crecientes divisiones en el seno de la clase dominante y/o creciente resistencia popular.

Bush y otros funcionarios del gobierno han dicho que "no tenemos planes de guerra contra Irán" y que la meta de la escalada militar es tener más palanca diplomática. Pero, como vimos en la invasión de Irak, decir que quieren paz y cumplir con las formalidades diplomáticas es necesario para poder echarle la culpa al otro lado e iniciar la guerra. Es un elemento esencial de los preparativos bélicos imperialistas.

La parálisis de los demócratas y la urgencia de la resistencia popular

Ante esta escalada rápida y amenazadora, los demócratas aprobaron el gabinete de guerra de Bush. Todo lo que hicieron fue proponer una resolución (sin carácter obligatorio) que critica el envío de más tropas (pero no la guerra en general). Tras un acuerdo con el senador republicano John Warner, ahora la resolución rechaza específicamente recortar los fondos para la guerra, que es una de las pocas maneras en que el Congreso puede parar a Bush. (Pronto Bush pedirá otros 100 mil millones de dólares para la guerra, además de los 380 mil millones de dólares que el Congreso ya ha aprobado). Unos demócratas han propuesto otras resoluciones (sin carácter obligatorio) que se oponen a una guerra contra Irán o que requieren que Bush consulte con el Congreso antes de atacar. "No queremos ver acciones precipitadas que no se hayan sopesado, debatido y autorizado", dijo el senador Barack Obama.

Por su parte, los principales candidatos presidenciales demócratas se han unido al coro de atacar a Irán. Hace poco Hillary Clinton le dijo a un grupo pro israelí que no se puede permitir que Irán adquiera armas nucleares y "no se debe descartar ninguna opción". John Edwards, el candidato "contra la guerra de Irak", le dijo a un grupo similar: "En la cumbre de estas amenazas está Irán… Para garantizar que Irán nunca tenga armas nucleares, tenemos que considerar todas las opciones. Vale la pena repetirlo: todas las opciones".

(Se dice que Bush podría alentar a Israel a atacar a Irán primero para desbaratar la oposición demócrata y vender la guerra como la "defensa" de un aliado crucial).

Estas no son las acciones de un partido "débil", sino de un partido imperialista al que le importa (igual que a Bush) mantener el poderío global estadounidense y la estabilidad política interna (aunque le preocupa que Bush esté llevando el sistema al borde del abismo). Los demócratas velan por los intereses de los imperialistas, y no de la gran mayoría de la población de este país, ni mucho menos del resto del mundo… a la que no beneficia para nada una guerra contra Irak ni las amenazas de atacar a Irán, sino luchar por un mundo más equitativo y justo.

Todo esto subraya lo importante que es que surja una resistencia popular, ahora, independiente de la política de dominación global imperial, que pueda oponerse resueltamente a las criminales guerras de agresión de Estados Unidos.

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