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Revolución #80, 4 de marzo de 2007

Deportaciones en masa, paramilitares, represión gubernamental:

¡¡ALTO al ataque fascista contra los migrantes!!

Protest at NYU

Estudiantes de la Universidad de Nueva York protestan contra el juego "Busca al migrante ilegal" de los Jóvenes Republicanos, 22 de febrero.
Foto cortesía de worldcantwait.org

El jueves 22 de febrero, el grupo Republicanos Universitarios de la Universidad de Nueva York (NYU) organizó un “juego” llamado “Busca al migrante ilegal”. Un estudiante republicano se puso una etiqueta que decía “migrante ilegal” y el objetivo del “juego” era encontrarlo y ganarse un premio monetario.

Ese “juego” es una forma de adiestramiento ideológico para enseñar la mentalidad del cazaesclavo, que perseguía a los esclavos fugitivos, o del “buen alemán”, que delataba a los judíos durante el reino de los nazis. Enseña a pensar como los paramilitares Minutemen, que hoy vigilan la frontera armados. Cientos de estudiantes de la NYU y otras universidades protestaron contra esta infamia. Es una protesta justa y tiene que crecer mucho más.

Este no es un incidente aislado; se está dando una ofensiva fascista que tenemos que denunciar y rechazar. Hoy mismo, por todo el país, paramilitares Y agencias federales están cazando y deteniendo a migrantes. Por ejemplo:

Estas redadas han causado mucho sufrimiento. El gobierno está creando un clima de temor y terror insoportables para millones de personas en las comunidades de migrantes por todo este país. (Ver “Al carajo el dividir para conquistar”.)

Asesinatos en la frontera, detenciones tipo Abu Ghraib y paramilitares fascistas

Al mismo tiempo, el gobierno federal ha escalado la militarización de la frontera; ha mandado más tropas, levantado más muros y cercas, y colocado más aparatos de espionaje. Todo esto hace que los migrantes crucen en lugares más remotos y peligrosos del desierto. Eso quiere decir que muchos más morirán. Según las estadísticas oficiales, en el 2005 más de 460 personas murieron al cruzar la frontera, o sea, un incremento del 40% con respecto al año anterior. Eso es homicidio premeditado y todo senador y representante que votó a favor de esas medidas tiene sangre en las manos.

En caso de "emergencia", Bush está planeando una enorme expansión de los “centros de detención” para migrantes sin papeles. Serán cárceles para “delincuentes” que no merecen juicio, o sea, “extranjeros” que no merecen los derechos más fundamentales. Estos centros serán construidos por la compañía KBR, una subsidiaria de Halliburton, la misma que ha recibido grandes contratos del gobierno en Irak y Guantánamo.

Además de estos operativos del gobierno, grupos como los rabiosos y racistas Ku Klux Klan están atacando a los migrantes. (Ver: Christian Science Monitor, 9 de febrero, "Anti-Immigrant Sentiments Fuel Ku Klux Klan Resurgence") Además, están los Minutemen, y los Republicanos Jóvenes, sus partidarios y lamesuelas en las universidades. Lo que hace a esto más peligroso es la manera que esto se combina y mezclan con otras tendencias fascistas: los fascistas cristianos como Jerry Falwell y Pat Robertson; los estudiantes que quieren purgar a los profesores progresistas; las tendencias genocidas contra los negros que se vieron clarísimo tras el huracán Katrina. Todo esto tiene el apoyo, a veces abierto, de los que están en el poder.

¿Por qué?

La clase dominante de este país tiene una agenda internacional de guerra sin fin; quiere ser el imperio indiscutible e indisputable del mundo. Pero se ha topado con oposición, tanto en el extranjero cómo aquí mismo. Al mismo tiempo, cada año se ve enormes cambios en la sociedad, económica, sociales y culturalmente. El capitalismo global baja los salarios en Estados Unidos y traslada trabajos de un país a otro con un clic. Estos mismos capitalistas han profundizado su dominio sobre México y otros países latinoamericanos, aun con respecto a la agricultura. Estos cambios han forzado a millones de campesinos ha abandonar el campo y ha arriesgarse la vida buscando trabajo en "El Norte". Lo que la gente ayer daba por sentado ya no es garantizado y nadie puede estar seguro de lo que el futuro traerá. Por eso, en este período de alocadas transiciones de la economía global, los capitalistas quieren apretar el control.

Eso implica tomar muchas medidas represivas, y una de ellas ha sido contra los migrantes sin papeles. Y ahora las están escalando. Los capitalistas tienen un enorme poder sobre los millones de trabajadores sin papeles en este país, pues carecen de los derechos más fundamentes y corren el riesgo de que en cualquier momento los deporten. Sin embargo, el hecho de que millones de migrantes viven “fuera de la ley” choca con la necesidad del gobierno de imponer un mayor nivel de represión en la sociedad en general. El gobierno también está prestando mucha atención a la convulsión política que ha estado sacudiendo a México. Teme que esa agitación social, así como un levantamiento revolucionario, cruce la frontera y tenga un efecto recíproco con brotes de resistencia y revolución en Estados Unidos.

Ante esa situación, todas las fuerzas de la cúpula del poder piensan que hay que ejercer un control más severo de los millones de migrantes sin papeles. Los líderes de los dos partidos de la clase dominante, los demócratas y los republicanos, quieren una “reforma migratoria” que responda a la necesidad del sistema de tener millones de trabajadores que trabajan por salarios de miseria. Todas esas “reformas” apuntan a mantener a los trabajadores migrantes en una especie de casta inferior, o sea, oprimidos de una manera especial y sin derechos. Ambos partidos quieren reforzar la frontera y redoblar las medidas para vigilarlos y reprimir levantamientos y resistencia. El debate sobre cómo hacer todo eso todavía no se ha resuelto, pero todas las ramas del gobierno están imponiendo medidas represivas y fascistas contra los migrantes. Todo esto es tan explosivo que el gobierno incluso ha atacado a capitalistas individuales por contratar indocumentados.

A esto hay que agregar un factor muy importante. La clase dominante de este país se espantó ante las megamarchas de la primavera; teme el poder en potencia de millones de personas que explota si se sublevan, un poder que se vio en las megamarchas. Además, la clase dominante teme que ese ejemplo se contagie a otros sectores de la población, tanto a los explotados y oprimidos como a sectores de la clase media que están furiosos ante lo que está pasando. Así que, por un lado, las redadas y la represión tienen un aspecto de venganza por las protestas y para que no lo vuelvan hacer.

¿Y TÚ?

Este no es el momento para que los migrantes, ni quienes apoyan activamente su lucha justa, se desesperen o caigan en el temor. En la primavera se dio un golpe y ahora ha venido el contragolpe, y la clase dominante está contraatacando porque, al fin y al cabo, su temor es mayor. Teme que los migrantes que oprime y explota, de quienes depende su poder y ganancias, opongan resistencia a la explotación y opresión, y que eso lleve a un levantamiento. Si bien la clase dominante teme el levantamiento de migrantes, el proletariado revolucionario y el movimiento comunista revolucionario les da la bienvenida, porque fortalece al movimiento revolucionario de hoy, y porque los millones de migrantes jugarán un importante papel en la construcción de la nueva sociedad que vendrá. La ÚNICA esperanza que tenemos en esta situación es más lucha, más resistencia y, en base a eso, más unidad.

Para los que están de observadores, esta es la hora de ver las noticias y verse en el espejo. En las ciudades, barrios, sitios de trabajo y escuelas de este país están “desapareciendo” a miles de migrantes. Los están deteniendo y deportando sin ningún derecho. Están separando a las familias. La gente teme ir al trabajo o caminar por las calles.

Piensen en lo que significa que a todo un sector de la población lo traten como chivos expiatorios y los ataquen de esa manera. Piensen en lo que dijo el pastor Martin Niemoeller, quien fue encarcelado durante el gobierno de Hitler, y las lecciones que sacó acerca del ascenso de los nazis: “Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista. Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío. Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista. Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante. Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie a quien decir nada”.

Hay muchos paralelos entre esa situación y lo que está pasando hoy en Estados Unidos. Si sacamos las lecciones de la historia y actuamos políticamente en consecuencia, podría afectar el futuro para cientos de millones por todo el mundo. Fue muy positivo que se diera oposición inmediata al cruel “juego” de la NYU. Urge oponer resistencia por todo el país a la ofensiva chovinista y fascista contra los migrantes. Y es hora, pasado de hora, de que nos deshagamos del sistema que engendra tales monstruosidades.

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