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Revolución #81, 11 de marzo de 2007

La nazificación de las universidades por Hitler

Existe un inquietante paralelo entre lo que está pasando en las universidades hoy y la experiencia de Alemania durante la época del ascenso y la consolidación del poder de los nazis.

El movimiento nazi organizó a la juventud y a los estudiantes; a fines de los años 20, tenía un fuerte apoyo estudiantil. En las principales universidades, los estudiantes reaccionarios hostigaban y boicoteaban a los profesores progresistas y judíos.

Cuando Hitler llegó al poder en 1933, se embarcó en la reestructuración del aparato de gobierno, la reconfiguración de las instituciones de la sociedad civil y la difusión de los principios de solidaridad y superioridad racial de los alemanes. Los nazis aplastaron la resistencia política; callaron el disentimiento; sometieron a los abogados y las instituciones que hubieran podido oponer resistencia. Reorganizaron la sociedad alemana para ponerla al servicio de un proyecto de control social y conquista imperial.

El sistema educativo fue uno de los importantes blancos de la nazificación. Expulsaron a muchos profesores universitarios por razones políticas y por su trabajo intelectual, y a muchos más solo por ser judíos. Criticaron la diversidad intelectual y realizaron una “limpieza” de las bibliotecas. A los grupos estudiantiles derechistas y nazis, que en los años 20 molestaban a los profesores, les dieron rienda suelta para quemar libros y arremeter contra profesores indeseables.

Pero pocos administradores o profesores que no fueran judíos protestaron públicamente o renunciaron ante lo que sucedía. Hace pensar: ni una de las 23 universidades, 11 academias de ciencia o 10 politécnicos de Alemania fue un centro de protesta y resistencia.

El gobierno de Hitler pudo forjar una nueva “normalidad” académica. Estableció “institutos de investigación” dirigidos por los nazis que se basaban en una ciencia social y médica falsa; cambió el plan de estudios de varias disciplinas; y cultivó un cuerpo de intelectuales que sirviera y diera legitimidad al proyecto nazi. En otras facultades, propuso un pacto con el diablo: cállense y se les otorgará una apariencia de independencia académica. La gran mayoría de los círculos académicos lo acataron. Así constriñeron la enseñanza superior.

En los años 20, muchos descartaron el fenómeno de Hitler, pero ese movimiento pasó de ser “marginal a ser central”.

Hoy, los fuertes ataques contra las ideas radicales y el pensamiento crítico en las universidades deben dar la alarma. ¿CUÁNDO es hora de actuar para cambiar el curso de los acontecimientos? En Alemania, ¿era a comienzos de los años 30, antes de que Hitler "llegara a ser Hitler" en el sentido más completo y en la forma más horripilante, o DESPUÉS? ¿Es prudente descartar esas lecciones históricas, en este contexto, o sacar las debidas lecciones de esa experiencia amarga y actuar antes, y no después, cuando sea demasiado tarde?. Debemos reconocer el peligro y actuar en consecuencia. En un principio los nazis atacaron a los judíos y a los comunistas, y de ahí ampliaron el ataque. Hoy tenemos que defender a los que están bajo ataque y movilizar a la gente para frenar esta peligrosa trayectoria.

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