Revolución #87, 6 de mayo de 2007


Carta de joven chicano

De Fox News a Revolución

Recibimos la siguiente carta:

Estimado Revolución :

Tengo 14 años y acabo de entrar a la secundaria. Me crié en un barrio proletario y mis padres son migrantes. Soy chicano de primera generación. Ahora he dedicado toda la vida a la justicia social. Participo en diferentes tipos de actividad política, como la distribución de Revolución. Aunque ahora veo la necesidad del cambio y la justicia, no siempre fue así. Aunque me crié en un hogar pobre, por alguna razón me atrajo la telaraña de la prensa grande (Fox News y el History Channel, especialmente). A mí me enseñó que las guerras que libra Estados Unidos son "necesarias para defender la libertad" y son inevitables, que los estadounidenses son los "buenos". Empecé a creer que este es el más grandioso país del mundo y a una temprana edad (tenía unos 8 años) que no podía haber nada mejor. Así que cuando sucedió lo del 11 de septiembre, se puede imaginar mi respuesta: "atacaron" a "mi" país y ahora tenemos que darles a duro "los malos".

Me tragué todo eso de aplastar a los responsables. ¡No me despejaba del canal Fox News! Cuando el gobierno de Bush dijo que tenía las "pruebas" de que Saddam Hussein e Irak eran responsables del 11 de septiembre, yo pedí restitución para los muertos. Quería la cabeza de Saddam en una charola. Con el paso de los meses y el incremento de las bajas, seguía prestando atención. Me di cuenta que el aumento de bajas fue súbito: 400, 600, 850, 1,000. Empecé a investigar la guerra. Me enteré de la cantidad de dinero que despilfarrábamos todos los días. Me enteré de que usábamos bombas de dispersión no teledirigidas, napalm y armas enriquecidas con uranio. Me enteré de la verdadera cantidad de iraquíes muertos. Pero lo que de veras me hizo pensar fueron las fotos de Abu Ghraib. Recuerdo que lloré cuando las vi. Luego Bush dijo que Saddam no tenía nada que ver con el 11 de septiembre. Esa fue la gota que colmó el vaso: el país que tanto amaba y apreciaba, el país por el que mis padres sufrieron tanto, me había mentido. Pero no solo eso: me había mentido y lo admitió. Se jactaba de haberlo hecho.

Para ese entonces ya me oponía a la guerra… y a Bush. Sin embargo, no veía el panorama entero. Sabía que había algo más difícil y complicado. Me empecé a preguntar: ¿las leyes de quién permiten esto? Las de Estados Unidos. ¿De quién es el presidente que está haciendo esto? De Estados Unidos. De repente me di cuenta que esto no se trata de una sola guerra que resultó mal, sino que es algo que representa a un sistema, al capitalismo. Es un sistema construido y mantenido por la explotación. En la guerra de Irak vemos a este sistema poner en práctica sus planes. En eso di con el Proyecto para un Nuevo Siglo Americano, y me enteré de que la administración Bush, aun antes de tomar posesión, lo había planeado todo. Había planeado Afganistán e Irak. ¡También daba a entender que había planeado el 11 de septiembre! Ahora sí que tenía que hacer algo.

Apenas tres días antes del 5 de octubre me encontré con El Mundo no Puede Esperar. Fui a la protesta del 5 de octubre en San Francisco y recuerdo como si fuera ayer que llegué temprano. Recuerdo que preparaban los aparatos y decidí que debería ayudar, ya que no tenía nada más que hacer. Inmediatamente me pusieron a trabajar en algo de lo que no conocía mucho, sino que hacíamos algo para parar la guerra armando mesas y preparando pancartas. Cuando se acercaba la marcha, me permitieron ser uno de los monitores. Por primera vez ayudaba a organizar una protesta (y aunque en el momento no lo sabía, no sería la última). Me sentí de maravilla. ¡Era parte de algo ENORME!

Después de estar con El Mundo no Puede Esperar aproximadamente uno o dos meses, me enteré de Bob Avakian, el partido y sus ideas revolucionarias. El primer número de Revolución que leí y discutí tenía el artículo de Avakian "Forjar otro camino". Eso sí que era lo que necesitaba. Sabía lo que iba mal y lo que se necesitaba, pero no sabía cómo obtenerla. Avakian me presentó al pensamiento de un comunista revolucionario en las "entrañas de la bestia". Me dio una plataforma (una estructura y teoría) para entender lo que el mundo necesitaba. Él formuló mi respuesta al sistema. Él me abrió los ojos a cómo podríamos alcanzar esos cambios. ¡Jamás en la vida había visto algo así! Empecé a investigar las ideas del partido, el marxismo-leninismo-maoísmo, y vi la solución a la opresión. Encontré algo que no era solo la liberación de unos pocos, sino la emancipación de toda la humanidad.

Muchas organizaciones, programas de tele y documentales hacen un magnífico trabajo de informar sobre la verdad. Demuestran los puntos débiles y el sufrimiento. Algunos hasta ofrecen una razón: el capitalismo. ¿Pero qué documental propone una solución? Esperaré la respuesta… ¡NINGUNO! Avakian me ha mostrado la solución. Si todos podrían conseguir un número de Revolución y adentrarse en la política de la revolución, entonces lograríamos mucho.

Empecé a distribuir el periódico. Para mí fue una buena experiencia conocer a las personas que publican Revolución y empezar a entender más a fondo qué es lo que se ha forjado. Jamás había visto el comunismo en la práctica. Cuando empecé a verlo, empecé a ver la posibilidad. Empecé a trazar lazos entre mi vida diaria y el programa de Avakian y el PCR. ¿Qué podemos hacer para ayudar a la gente sin techo? Nada en este sistema: ¡revolución! ¿Qué podemos hacer para parar la brutalidad policial? Nada en este sistema: ¡revolución! Empecé a entender lo que significa la revolución: no es una conquista sangrienta para establecer una dictadura para todos los tiempos, sino un intento de cambiar la situación. Pero no solo un intento: lo hace.

He aprendido mucho de toda la experiencia de distribuir el periódico. Antes, solo hablaba con la gente sobre el periódico pero no sobre lo que piensan. Así que me ayudó a afincarme en esto, porque cuando se lo puede comprobar a otros, eso le asegura a uno que eso es lo que uno cree porque lo está comunicando a otros, y dándoles saber que se puede dar un cambio. Lo que de veras me hizo ver eso fue distribuir el periódico en los barrios proletarios donde me crié. Cuando uno va directamente a la gente más afectada por el capitalismo es una experiencia conmovedora, porque esa es la gente para la que estamos trabajando, esa es la gente que vamos a salvar, y no solo eso, es la gente que será parte de la revolución y que efectuará el cambio para sí misma y para todos los demás. Cada una de las personas… no recuerdo ni una sola de los trabajadores eventuales que haya dicho que estamos equivocados. ¡Cada uno dijo que necesitamos el cambio ya! Necesitamos la revolución. Podemos discutir sobre los cambios que vendrán, pero ahora necesitamos la revolución. Necesitamos hablar de los cambios y presentar ideas. Eso es lo que yo entendía de hablar con la gente. No tienen que estar cien por cien de acuerdo con las ideas o con Bob Avakian o el partido, pero con tal de que estén dispuestos a hablar de la necesidad de la revolución. Si estás de acuerdo que necesitamos una revolución, eso es lo único que necesitas para llevarte bien conmigo; entonces ese es un punto de partida para trabajar juntos.

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Revolución: por qué es necesaria, por qué es posible, qué es
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