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Revolución #93, 24 de junio de 2007

Presentación especial de película de Bob Avakian en el Schomburg

"Revolución" llega a Harlem

Se oye el gemido de una trompeta amortiguada detrás de la cortina. Un murmullo recorre el auditorio Langston Hughes del Centro Schomburg para la Investigación de la Cultura Negra en Harlem, Nueva York. Poco a poco, en la oscuridad de la plataforma aparece el trompetista Roy Campbell, tocando una estrofa de su canción “The Surge” (El auge) que anuncia el comienzo de una noche increíble. Enseguida, Herb Boyd, escritor y miembro del Comité Anfitrión del programa, se acerca al podio y da la bienvenida a un teatro casi repleto: “El Schomburg. Comunismo. Revolución. ¡Quién lo creyera!”.

Así empezó la “Noche especial” en el Schomburg… y no decepcionó. Se despertaron sueños postergados a medida que las posibilidades y perspectivas de la revolución —la visión de un socialismo liberador y un comunismo que inspira— recorrían el público multinacional y multigeneracional, estimulado al oír a Bob Avakian en pasajes de la película “Revolución: Por qué es necesaria, por qué es posible, qué es”, de una charla que dio en el 2003.

Carl Dix, del Partido Comunista Revolucionario, dio la bienvenida y presentó a los artistas y la película. El cómico Aladin empezó diciendo que la primera vez que oyó hablar de Bob Avakian, preguntó: “¿Por qué voy a oír a un tipo blanco hablar sobre la revolución?”. Dijo que la respuesta a esa pregunta se la dieron esta película y la lectura de la autobiografía de Avakian From Ike to Mao and Beyond: My Journey from Mainstream America to Revolutionary Communist.

La poeta Staceyann Chin, que aparece en Def Poetry Jam en Broadway, empezó con un haiku refrescantemente franco y condenador de la reelección de George Bush, e hizo reír a todos con críticas irreverentes de los tabúes religiosos sobre el sexo. Luego entró en la parte principal de su presentación: una montaña rusa de comentarios sobre el mundo entero, de los niños del tercer mundo que producen nuestra ropa a las humillaciones que sufren los gays, los migrantes y los negros. Mantuvo al público cautivado y callado con: "Acérquense, hijos de esta revolución necesaria. No estamos simplemente en una encrucijada política; estamos sumidos en una batalla por nuestra humanidad…". Concluyó con una variación escalofriante de la lección del pastor Martin Niemoller, tras sobrevivir en un campo de concentración nazi. Exhortó al público: "Ya es hora de actuar… antes de abrir la puerta y descubrir que han venido por ti".

Se juntó, solo para esa noche, un conjunto de jazz con músicos de la generación de los 60 hasta la actualidad. El grupo constaba del alto saxofonista y flautista James Spaulding, de renombre internacional; el trompetista y compositor Roy Campbell; y el percusionista y compositor Michael Wimberly, quien hizo los arreglos musicales de la noche.

Wimberly inició una composición que empieza con un verso del clásico “Blue Train” de John Coltrane, y los músicos se lanzaron a un viaje hacia nuevas alturas que abarcó el bebop, pasando por el jazz libre hasta nuevos sonidos; despertó mentes y elevó espíritus. La iluminación cambió de blanco caliente a azul profundo, y el conjunto tocó una evocadora versión abstracta de “Strange Fruit" (Fruta curiosa), una pieza clásica sobre los linchamientos que hizo famosa Billie Holliday.

Cuando terminaron, el escenario quedó oscuro y empezó a rodar la película con Bob Avakian cantando “Desolation Row” de Bob Dylan. Así empieza “Venden postales del linchamiento”, una profunda y contundente denuncia de los linchamientos y la opresión nacional.

De ahí, el público se embarcó en un viaje que recorrió el afán ciego de ganancias del capitalismo y su indiferencia ante la destrucción del medio ambiente, que amenazan la existencia del planeta y la cultura y existencia de pueblos enteros; repudió fuertemente la degradación y opresión de la mujer que está entretejida en todo aspecto de este sistema y las relaciones que fomenta; y sacó al público de este mundo de pesadillas a imaginarse cómo, con el poder estatal, se podría transformar todo.

Después de escuchar cómo podría ser una sociedad que no solo atiende las necesidades del pueblo sino que lo trata con respeto y lo incorpora al proceso de tomar decisiones sobre la vida y la sociedad, el público se rió con el público de la película cuando Avakian, hablando del trabajo en el socialismo, dice: “Para empezar, ¡imagínense que quisieran ir al trabajo!”.

Otro pasaje fue cuando Avakian habla directamente de que a los de abajo se dejan engañar por el sistema. Lo abordó con mucha pasión y un mordaz humor. Está en la parte del DVD "Cómo el mundo ha llegado a donde está".

Después, el Rdo. Earl Kooperkamp expresó los sentimientos de muchos cuando dijo: “Este hombre explica con claridad pero también despierta la imaginación de una manera increíble”. Exhortó a quedarse para la recepción a platicar y dialogar, y la mayoría lo hizo.

La sala de la recepción estuvo repleta por más de una hora, con chavos blancos, profesionales negros de traje y corbata, chavos proletarios negros (como un grupo que fue con un trabajador de una organización de caridad) y migrantes latinos y otros. Gente procedente de diversas capas sociales y puntos de vista trabó discusión sobre interrogantes que unos jamás se habían hecho (“no sé nada del socialismo o el comunismo, pero quiero aprender”), y unos vieron el comunismo y la revolución con nuevos ojos. Un universitario blanco de la CUNY comentó: “Yo me inclino más hacia el anarquismo y todavía tengo preguntas sobre la dirección, pero esta fue una hermosa película y esencialmente todos compartimos las mismas metas”.

Varias personas expresaron acuerdo con la “hermosa visión” que Avakian presenta de otro mundo, pero también preguntaban: “¿Será posible?”, “¿Quién va a manejar las cosas?”, “¿Será posible la revolución en vista del poder de las fuerzas armadas?”, “¿Y la ‘naturaleza humana’?”… y muchas más. Muchos comentaron sobre la “profunda humanidad” y el “amor que siente por el pueblo” que vieron en la charla.

También se comentó la importancia de que el programa se haya realizado en el histórico Centro Schomburg en el corazón de Harlem. Fueron personas de 10 a 80 años de edad, con estudiantes de prepa y universitarios, y de todas partes de la ciudad y especialmente Harlem, el norte del estado, Long Island, Connecticut, Filadelfia y Washington, D.C.

El programa generó mucha anticipación. Se anunció en varios programas de la emisora WBAI, con una entrevista a Herb Boyd en el programa de Gary Byrd, así como a través de anuncios de Chuck D., miembro del Comité Anfitrión, y otros. Lo anunciaron en la calle los vendedores del periódico Revolución. Se repartieron miles de tarjetas postales. Se anunció en la internet y con un llamativo afiche rojo y negro. El periódico Amsterdam News publicó un aviso dos semanas consecutivas, y la Declaración ¡Éntrale! salió la semana anterior. Muchos vieron los dos anuncios en Time Out New York.

El Comité Anfitrión jugó un importante papel para dar a conocer el programa. Además de Alladin, Herb Boyd, Carl Dix, Chuck D y el Rdo. Earl Kooperkamp, el Comité Anfitrión contaba con el padre Luis Barrios; el guionista y poeta reg e. gaines; Christopher McElroen, cofundador y director ejecutivo del Classical Theatre de Harlem; Philip Rice, M.D.; el abogado Michael Tarif Warren; y el cineasta David Zeiger.

Como dijo una persona, el programa sirvió para “abrir una conversación”. Otro dijo: “Me abrió el apetito. Ahora quiero más”.

Dos días después del programa, se realizó otra presentación de la película Revolución en el teatro Magic Johnson de Los Ángeles, con representaciones de la actriz Lucía Morano y el poeta Jerry Quickley.

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Revolución: por qué es necesaria, por qué es posible, qué es
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