Revolución #102, 23 de septiembre de 2007


Número actual  |   Números Anteriores  |   Bob Avakian  |   PCR  |   Temas  |   Comunícate

Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, EU:


La opresión del pueblo negro y la lucha revolucionaria para acabar con toda la opresión


A comienzos de este año, Revolución publicó una serie de pasajes de los escritos y las charlas de Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, EU, que analizan la amarga realidad, y la fuente fundamental, de la opresión del pueblo negro a lo largo de la historia de Estados Unidos, desde la época de la esclavitud hasta hoy, y muestran el camino revolucionario para acabar con esa opresión, así como con todas las formas de opresión y explotación. Estos pasajes se publicaron con motivo del Mes de la Historia de los Negros, pero por supuesto son muy pertinentes e importantes para la lucha de todos los oprimidos y el futuro de la humanidad entera, aquí y en todo el mundo.

En el número actual, publicamos tres de estos pasajes. (La serie está en el portal de Revolución en: http://revcom.us/meshistorianegros/).

Exhortamos a los lectores a estudiar los pasajes (y las obras que mencionan) y a sumergirse más en la obra de Bob Avakian. En particular recomendamos la charla (en DVD) “Revolución: Por qué es necesaria, por qué es posible, qué es”, que empieza poniendo al descubierto los crímenes de este sistema contra los negros a lo largo de la historia de Estados Unidos y que demuestra que todo esto (y las demás infamias e injusticias que sufre el pueblo todos los días en este país y por todo el mundo) se desprende de la naturaleza del sistema capitalista-imperialista y solo se puede abolir por medio de una revolución cuya meta es eliminar el capitalismo-imperialismo y forjar un mundo comunista libre de las relaciones de esclavo y amo en todas sus formas. Las 7 Charlas que dio Bob Avakian el año pasado, junto con una sesión de preguntas y respuestas y la conclusión, abordan desde una gran diversidad de ángulos estos y otros temas fundamentales. Uno de esos temas es por qué estamos en la situación de hoy y cómo se relaciona con el reto histórico de emancipar a toda la humanidad de las cadenas de la opresión y la explotación.

Las 7 Charlas, las preguntas y respuestas, y la conclusión están en la internet (en inglés) en BobAvakian.net y revcom.us

A continuación publicamos un pasaje de los comentarios de Bob Avakian en respuesta a una pregunta después de las 7 Charlas. (Hemos agregado detalles entre corchetes para aclarar ciertos puntos).

Pregunta: Uno de los muchos hilos conductores de tus charlas es que la opresión del pueblo negro es un elemento fundamental de la formación de este país, de su base económica y de todo su desarrollo: has escrito y hablado de eso, de la esclavitud, la democracia, los programas del Nuevo Trato y la Gran Sociedad, las medidas conscientes del gobierno y los políticos sureños.

La charla sobre los minstrel shows [espectáculos donde blancos con la cara pintada parodiaban a los negros. Se refiere a la charla “The NBA: Marketing the Minstrel Show and Serving the Big Gangsters” _(“La Asociación Nacional de Baloncesto: Racismo disimulado al servicio de los grandes gángsteres”). Descarga los archivos de audio (en inglés) en bobavakian.net y revcom.us/avakian —Redacción] y el punto de que la Asociación Nacional del Baloncesto es una extensión de eso son muy fuertes. Me gustaría entender esto más a fondo porque está entretejido con toda la sociedad. Un punto relacionado es que la lucha del pueblo negro es un talón de Aquiles del sistema. ¿Puedes hablar más sobre este tema?

 

“En la primera parte del siglo XIX, de Tocqueville escribió tomos (desde entonces famosos) en que presentó a Estados Unidos como una democracia modelo. Tal sociedad, dijo, con sus amplias oportunidades para el enriquecimiento del individuo y su gran, próspera y estable clase media, será muy resistente a la revolución. Pero, advirtió, si la revolución llegara a Estados Unidos algún día, sería en conexión con el pueblo negro. Hoy, aproximadamente 150 años después de que de Tocqueville escribió eso, las masas negras todavía están esclavizadas, pero esa esclavitud tiene nuevas manifestaciones… y las masas negras también se encuentran en una posición diferente. Ahora están concentradas en los centros urbanos estratégicos de Estados Unidos y en los sectores más explotados de la clase obrera, con el mínimo interés en defender el sistema y preservar el orden actual. Y comparten esta posición con millones de proletarios de otras nacionalidades oprimidas. En pocas palabras, estas víctimas especiales del imperialismo estadounidense están en una posición tremendamente poderosa para jugar un papel decisivo y plasmar la advertencia de de Tocqueville en realidad… con consecuencias histórico-mundiales que sobrepasan cualquier cosa que de Tocqueville se hubiera imaginado.”

BALAS… de los escritos, discursos y entrevistas de Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, EU, RCP Publications, 1985, p. 189-190

Bob Avakian: Bueno, cuando de Tocqueville [el escritor e historiador francés del siglo 19 Alexis de Tocqueville] recorrió Estados Unidos y escribió sobre su viaje hace un par de siglos, mencionó los grandes atributos de la democracia de este país, el “espíritu emprendedor” de la población, tanto en el sentido general como en cuanto a ganar dinero… o sea, las características peculiares pero, a sus ojos, principalmente positivas de esta sociedad. Pero dijo esto sobre el talón de Aquiles: hay una gran debilidad, que es el fenómeno de la esclavitud, que podría ser su ruina.

En los últimos dos siglos se han operado muchos cambios en la composición de la población, en la composición del proletariado, en el carácter y la “anatomía” del proletariado: quiénes son y dónde trabajan, cómo es su situación, sus varias capas y estratificación, la diferenciación interna del proletariado… El desarrollo del proceso de acumulación capitalista y las medidas intencionales del gobierno han sacado a muchos negros del proletariado y han llevado a la desindustrialización de las zonas urbanas que caracteriza la situación hoy. En el libro The Origins of the Urban Crisis (Los orígenes de la crisis urbana), Thomas Sugrue habla de la situación en Detroit, un gran centro industrial donde trabajaban muchos negros en las grandes plantas automotrices, como la planta River Rouge. Dice que la desindustrialización de los centros urbanos donde vivían los negros empezó a finales de los años 50.

Pero el capitalismo tiene necesidades globales y nacionales, así que atrae ola tras ola de migrantes y los explota, y vuelve a escribir o borra la historia, y enemista a diferentes sectores del pueblo. A los migrantes, que ven a muchos negros en la calle, desempleados porque los han despedido, no les dice: “Ellos vivieron el mismo proceso que ustedes hace un par de generaciones; ahora los tenemos en otra situación y hemos traído a ustedes para explotar, porque así ha sido la dinámica y hemos tomado ciertas medidas al respecto”. No, no les dice eso.

Seamos claros. Hay ciertas características de los negros que no les gustan a los patrones. Son desafiantes. A pesar de lo grave que sea su situación económica, tienen cierta rebeldía por razones históricas. No es que no quieran trabajar. Alguien mencionó que cuando uno va a solicitar empleo hay 500 solicitantes y uno tiene que venderse mejor que los demás 499. Cada vez que construyen un hotel en una ciudad, se forman colas de miles de personas, muchas de ellas negras, así que no hay que perder de vista la verdadera dimensión. Pero los chavos [negros], que vieron a las generaciones mayores trabajar tan duro por un salario de miseria, sin salir adelante, y luego descartadas como basura… tienen cierta actitud de “están locos, yo no voy a hacer lo mismo”. Por eso no son lo suficientemente acomodaticios para la explotación capitalista. Esto es un elemento importante. Han tenido una experiencia más larga aquí. No quiere decir que “no quieran trabajar”, pero tienen cierta actitud de no dejarse. Eso persiste. En cierta medida [la clase dominante] ha logrado doblegar esa actitud temporalmente, pero todavía es un elemento importante…

Y seamos claros: tras varias generaciones en que la mayoría de la población de ciertos barrios urbanos no ha tenido trabajo, esto tiene su efecto. No porque “no querían trabajar” sino por lo que el funcionamiento del capitalismo los está haciendo.

O sea, todos esos factores entran en la situación.

 

En este país nunca habrá un movimiento revolucionario si no desencadena y expresa plenamente el muy profundo deseo de los negros de liberarse de largos siglos de opresión, un deseo que a veces se expresa abiertamente, a veces parcialmente y a veces de una manera incorrecta. En este país nunca habrá una revolución, y nunca debería haberla, si ese no es uno de los elementos fundamentales.

 

Así es la complejidad… tenemos que entender la complejidad de incluso el proletariado hoy. Por eso siempre hablo de movilizar todos los factores positivos. Esa rebeldía es un factor positivo, aunque convive con aspectos que no son positivos, como la falta de disciplina y otros… las condiciones en que viven son tan caóticas que les cuesta trabajo organizarse. Esas son las realidades. La burguesía les impone eso, y luego les echa la culpa por las consecuencias de las condiciones que les ha impuesto… dice que son consecuencia de sus debilidades inherentes…

Todos estos problemas tienen sus bemoles y tenemos que ser muy científicos. Hay mucha complejidad, hay muchas cualidades positivas mezcladas con cualidades negativas, y tenemos que aprender a movilizar y sintetizar las cualidades positivas y aprovecharlas para superar las negativas.

Cuando uno trabaja día tras día y vive metido en la “ética del trabajo” y trabaja duro todo el tiempo, eso también tiene una influencia conservadora, a pesar de que sufra una explotación salvaje. Todo el que ha experimentado esto, conoce esa influencia.

Entonces, uno puede limitarse a ver el aspecto negativo… o puede ver el aspecto positivo y tratar de entender cómo movilizarlo en aras de nuestras metas.

Pero así y todo, a pesar de todo eso, de todo lo que el sistema les ha impuesto a los negros, y sí, del crecimiento de la clase media negra y de los esfuerzos del sistema por usar a ciertos sectores de esa clase media negra para ejercer una influencia conservadora y movilizarlos como una base social reaccionaria, especialmente por medio de la religión y el fascismo cristiano… es un hecho que el sistema está en conflicto fundamental con los intereses básicos inclusive de la clase media negra y, por supuesto, de las masas de proletarios y demás sectores negros pobres y explotados y oprimidos, a millones, en los ghettos. No puede acabar con la opresión de esas masas… ni siquiera de la capa media.

Lo que dijo Malcolm X hace 40 años sigue siendo cierto hoy: “¿Cómo llaman a un negro con un doctorado? Nigger”. Esto es Estados Unidos. Por eso a los negros los para tanto la policía, y no solo a los pobres. En realidad, a los ojos de la policía supremacista blanca y demás capataces del sistema, que un negro de la clase media tenga un buen carro es una provocación: “Miren a ese nigger dándose aires con un BMW”. Es una invitación a pararlo y a lo mínimo hostigarlo.

“La determinación decide quién saldrá del ghetto… vemos ese sí que es un cliché gastado, en su peor aspecto, a todo nivel. Es como ver un molinillo de carne que pulveriza a millones de personas y en vez de fijarse en que a la gran mayoría la vuelve pedazos, mirar a los pocos que se escapan enteros y de remate usar eso para decir que ¡"el molinillo sí sirve"!”

Bob Avakian, "El 'Juego de la ciudad'—y la ciudad, nada de juego", OR No. 201, 15 de abril de 1983, p. 4

 

Esto es una parte inherente de este sistema y no tienen otra respuesta que no sea engañar, insultar, oprimir y maltratar. Inclusive tienen programas con implicaciones genocidas. Ya tienen a un gran sector de los negros en la cárcel, y existe cierta lógica, que han empezado a formular en medidas concretas, que dice: “¿Por qué gastar tanto dinero en cárceles para gente que es dañina para la sociedad?”. El televangelista Pat Robertson dijo francamente: “Necesitamos un nuevo sistema penal que acabe con gran parte de esa gente. Debemos azotar en público a los que cometen delitos menores y debemos matar a los que ‘manchan’ la sociedad”.

Eso tiene implicaciones genocidas. No tienen una solución. Hay decenas de millones [de negros] hoy y el sistema no tiene una solución, ni siquiera para la clase media, que pudiera eliminar la opresión y las afrentas diarias. Esto es parte de algo mayor, en el proletariado y la sociedad en general, pero es una contradicción explosiva [para la clase dominante]. Por eso estalla y estalla; es como madera seca: siempre que se enciende una cerilla, estalla; bueno, no siempre, pero con frecuencia.

Las infamias y afrentas diarias se acumulan y, a fin de cuentas… es interesante… tomemos por ejemplo la rebelión [de Los Ángeles] de 1992. He hablado antes de esto. ¿Por qué estalló así? No solo por la acumulación día tras días de afrentas e injurias… y es interesante entender esto, es importante entender esto… sino porque se hicieron ilusiones y luego se las aplastaron. El fenómeno de Rodney King no tiene nada excepcionalmente extraordinario, nada… salvo que lo filmaron. Las masas, de negros y de otras nacionalidades, pero especialmente las masas negras, pensaban: “¡Por fin pasará algo positivo, porque por fin hemos agarrado a esos hijueputas con las manos en la masa! ¡Los filmaron! Todos los días pasa lo mismo y siempre lo justifican o dicen que no ocurrió, pero aquí está, no pueden negarlo o justificarlo esta vez”.

Recuerdo oír hablar de chavos negros que iban a Westwood, cerca de la Universidad de California, y se burlaban de la policía: “Qué van a hacer ahora, pendejos, los tenemos en video”. [risas]

¿Qué pasó en el juicio? Dijeron: “Bueno, ¿a quién van a creer, a mí o a sus ojos mentirosos? Sí, hay un video de la paliza que le dieron, ¿pero no ven que Rodney King está ‘controlando la situación’? Solo tiene que quedarse quieto y no lo golpearán más”. Por supuesto, cuando se queda quieto, siguen golpeándolo.

Fueron a la tierra de Ronald Reagan, a Simi Valley, y escogieron el jurado en un barrio donde viven muchos policías.

A propósito, una de las razones por las que absolvieron a O.J. Simpson, cometiera o no el crimen, fue la rebelión; esto es un buen ejemplo de interconexiones. No se atrevieron a hacer lo mismo que en el juicio de Rodney King y trasladarlo del centro a una zona suburbana donde hubieran podido tener un jurado más favorable. Terminaron con un jurado de los barrios populares, y la verdad es que eso enfureció a mucha gente. Sé que no debo hablar tanto, [risas] así que trataré de ser breve y terminar esto. El jurado enfureció a mucha gente porque hizo lo que supuestamente debe hacer un jurado: escuchó las pruebas y dijo: “Bueno, hay una duda fundada [de su culpabilidad]. La fiscalía ha inventado pruebas y varios testigos clave juraron en falso, así que hay una duda fundada”. ¡Qué escándalo! Pero el jurado ni siquiera hubiera hecho eso —no es que los jurados negros, para bien o para mal, nunca condenen a los negros; lo hacen todos los días—, sino que en este caso el jurado hizo lo que supuestamente debe hacer, de acuerdo a las normas del sistema judicial, y por eso fue todo un escándalo.

Pero eso no hubiera pasado sin la rebelión. Hubieran realizado el juicio en otro lugar. Así que a veces las masas pierden de vista sus propios logros. No es cuestión de que O.J. Simpson sea un buen tipo y no tengo conocimiento de que sea inocente… o culpable. Pero el veredicto no correspondió a lo esperado, y eso nunca hubiera pasado sin la rebelión.

¿Por qué ocurrió la rebelión? Porque los negros se hicieron ilusiones y luego se las aplastaron. Fue la gota que colmó el vaso. “Incluso cuando tenemos la paliza en video, estos hijos de puta hacen lo que quieren. No más”.

Eso sucedió tras muchos años de infamias e injurias acumuladas… No recomiendo andar a la zaga de todo esto, aunque lo defendemos firmemente. Todo lo que dije después de la rebelión acerca de lo hermosa que fue es sincero, pero no es lo que necesitamos para eliminar las afrentas e infamias diarias. Necesitamos un movimiento revolucionario.

Tal movimiento no puede ni debe limitarse a los negros. Pero en este país nunca habrá un movimiento revolucionario si no desencadena y expresa plenamente el muy profundo deseo de los negros de liberarse de largos siglos de opresión, un deseo que a veces se expresa abiertamente, a veces parcialmente y a veces de una manera incorrecta. En este país nunca habrá una revolución, y nunca debería haberla, si ese no es uno de sus elementos fundamentales. No se debe limitar a eso y no se debe pensar que la situación es idéntica a la de los años 60, ni siquiera en cuanto a la situación de los negros y lo que eso los lleva a hacer espontáneamente, ni se debe idealizar la rebelión [de Los Ángeles de 1992] o pensar que es suficiente. Tenemos que construir un movimiento revolucionario y llevarlo adonde tiene que ir.

Cuando llegue la hora y podamos llevar al escenario a un pueblo revolucionario de millones de personas, tendremos que conquistar el poder —el poder estatal— para poder cambiar todo esto, acabar con todo esto y avanzar más allá; no solo la opresión de los negros pero sí es [uno de] los elementos fundamentales.

Tenemos una solución que la burguesía no tiene y no puede tener, y tenemos que darla a conocer: a los negros, a todos los oprimidos y explotados, y a la gente de todos los sectores, como una parte crucial de nuestra revolución.

Primero que todo, tenemos que reconocer que la realidad material de esto, y luego obrar en consecuencia. [Aplausos]

 





Cómo el sistema ha traicionado al pueblo negro: Momentos decisivos

(Del Obrero Revolucionario #894, 16 de febrero de 1997)

En un sentido decisivo y fundamental, este sistema le ha fallado —leha traicionado— al pueblo negro en momentos decisivos de su historia. En concreto, podemos mencionar dos momentos decisivos después de la guerra de Secesión, que abolió la esclavitud. Después de la guerra de Secesión, durante la Reconstrucción —un período corto de no más de 10 años, aproximadamente entre 1867 y 1877—, el ejército federal, el ejército de la Unión, permaneció en el Sur para garantizar el cumplimiento de importantes reformas, tanto en la base económica como en la superestructura política.

Hoy, en las películas de Spike Lee sale una línea de “40 acres y una mula”. Eso se refiere a la promesa que les hicieron a los negros durante la guerra de Secesión de darles tierra (y los medios necesarios para trabajarla). En ese entonces, para los negros, la propiedad de la tierra era crucial, una especie de “ancla” económica para impedir que los volvieran a esclavizar o los sometieran a la servidumbre en las plantaciones del Sur. Además de las “40 acres y una mula”, les prometieron otros derechos económicos y políticos. De hecho, en el breve período de la Reconstrucción, aunque no se cumplieron del todo las promesas de esos derechos, sí hubo importantes cambios y mejoras en la situación de los negros del Sur. Durante la Reconstrucción, los esclavos emancipados practicaron, aunque no plenamente, el derecho al voto, a ocupar cargos y otros derechos constitucionales de los ciudadanos. Incluso, algunos negros fueron elegidos a puestos altos, aunque nunca a la gobernación, de varios estados sureños.

Ese proceso fue muy contradictorio. La fuerza armada del estado, o sea el ejército federal, nunca garantizó plenamente esos derechos y a menudo aplastó luchas populares en pro de esos derechos. Pero en el Sur se estaba dando una especie de auge democrático-burgués, no solo en favor de las masas negras sino también de muchos blancos pobres y de la clase media. A pesar de agudas contradicciones, durante los 10 años que duró la Reconstrucción, hubo un florecimiento de reformas democrático-burguesas. No fue una revolución proletaria, pero fue algo significativo para la época.

En 1877, todo eso se acabó y se traicionó. La burguesía había conseguido lo que quería: consolidar su dominio de la totalidad del país; consolidar su posición económica y política en el Sur, así como en el Norte y el Oeste.

Muchos de los antiguos esclavistas estaban empezando a recuperar sus plantaciones y a poner en marcha una forma de explotación básicamente feudal (o semifeudal) de millones de negros por medio del sistema de aparcería (sharecropping), una especie de servidumbre feudal impuesta por el terror judicial y extrajudicial. El capital bancario y otros sectores de capital del Norte habían penetrado en la economía sureña y estaban entrelazados con el sistema de plantaciones y otros aspectos de la economía sureña a múltiples niveles. Así que el auge democrático-burgués que signó a la Reconstrucción estaba empezando a ser una amenaza para la burguesía, así como para los terratenientes sureños. Los capitalistas del Norte ya no querían seguir protegiéndolo o tolerándolo, y mucho menos permitir que cobrara fuerza o que se escapara de su control.

Así que en 1877 sucedió algo dramático: el ejército federal se retiró, les quitaron a los negros los parciales logros económicos y políticos, y los sometieron de la forma más salvaje al viejo sistema de plantaciones, ahora como aparceros o peones en vez de esclavos. Al ejército federal le dieron dos tareas inmediatas: una, aplastar huelgas, que en ese entonces eran esencialmente de trabajadores blancos; y dos, continuar el genocidio de los pueblos indígenas y meter a los que quedaban en los campos de concentración y pobreza que llaman “reservas”. Aquí se puede ver otro ejemplo dramático de cómo la clase dominante divide para conquistar a grupos de oprimidos: uno de los ejemplos más trágicos fue la formación de los “Buffalo soldiers” [negros reclutados por el ejército para luchar contra los indígenas] justo cuando se traicionaba la Reconstrucción.

Pero el punto general que quiero recalcar es que en un momento decisivo de la historia de Estados Unidos se planteó muy claramente la pregunta: ¿serían los negros “incluidos”, integrados o asimilados a la sociedad en pie de igualdad? ¿Se atacaría y extirparía sistemáticamente la esclavitud y sus vestigios… o no? La respuesta fue un tajante ¡NO! Y hay una razón material para eso: la burguesía no podía hacerlo sin destripar todo su sistema.

Por el contrario, volvieron a encadenar a los negros, no con cadenas de hierro sino con cadenas económicas, como deuda y otras formas de explotación económica, y con opresión y terror judicial y extrajudicial. Así que ese fue un momento decisivo en el cual el sistema le falló al pueblo negro y lo traicionó. Y todos, no solo los negros, sino todos los proletarios de todas las nacionalidades y las amplias masas populares, deben entender eso bien, aplicando la posición, el método y el punto de vista del materialismo dialéctico e histórico.

“En cierto sentido la guerra de Secesión representó la conclusión de la revolución democrático-burguesa en Estados Unidos, pero esto no quiso decir que estableció, o que los capitalistas norteños pretendieron establecer, libertad e igualdad para el pueblo negro respecto a los blancos. Lincoln, al igual que Jefferson y otros representantes de la burguesía de antes y después, lo consideraban todo desde el punto de vista de su nación ante todo, y en las condiciones concretas de Estados Unidos en el siglo XIX (y el XX) esto ha significado mantener al pueblo negro como nación subyugada.”

 

Democracia: ¿Es lo mejor que podemos lograr?, Capítulo 4: "Estados Unidos como ejemplo democrático… líder de la pandilla"

 

Los blues del aparcero y la acción afirmativa

El otro momento decisivo en que el sistema le falló al pueblo negro y lo traicionó fue después de la II Guerra Mundial, durante el movimiento de derechos civiles. En ese entonces, cambios en la economía y la “geopolítica” mundial, así como cambios en la economía estadounidense, causaron un cambio dramático en la situación de millones de negros.

Todo mundo sabe de la masiva migración hacia el Norte de los negros durante la II Guerra Mundial y especialmente después. En los años 50 y 60, millones de negros se trasladaron de las plantaciones sureñas a los centros urbanos, especialmente del Norte, pero también del Sur. Como señalamos en La pura verdad, verdad liberadora*, el mismo sistema que esclavizó a los negros y que después los sometió a la aparcería y otras formas de explotación semifeudal, ese mismo sistema y su clase dominante, que se benefició de eso debido a las particularidades del modo de producción burgués, ese mismo sistema, después de la II Guerra Mundial, los expulsó de la tierra, sin consideración alguna por todo el trabajo que le habían dedicado ni todo lo que producían.

Hoy se oyen canallas ataques contra la acción afirmativa, como: “No es justo, a mi hijo le fue muy bien en el examen SAT y no puede ingresar a la universidad que quería porque le dieron el puesto a un negro que sacó menos en el SAT, bla, bla, bla”. Cada vez que oigo arremetidas y quejas ignorantes así, me pongo a pensar en algo que vi en la serie “The Promised Land” (La tierra prometida) que transmitió la cadena PBS sobre la migración de los negros de Mississippi a Chicago, y de sus experiencias tanto en el Norte como en el Sur.

La serie presentó en términos históricos generales el fenómeno social del que hablo: la migración masiva de los negros hacia el Norte después de la II Guerra Mundial. Se enfocó en los que fueron a Chicago desde Misisipí, y a Detroit, Cleveland, etc. También relató esa historia en términos personales. Entrevistó a varias personas que contaron cómo y por qué se fueron del Sur y qué encontraron en el Norte. Algo que contó un señor negro me impactó, especialmente en vista de las pendejadas que están fomentado contra la acción afirmativa.

El señor contó cómo era el sistema de aparcería. Además de la explotación “normal” de los aparceros, para colmo los estafaban. Bajo el sistema de aparcería, la tierra pertenecía al amo, y cada año adelantaba a los aparceros semillas para la siembra. Esencialmente todo, desde la tierra que trabajaban, pertenecía al amo, y al fin del año este hacía las cuentas. Los aparceros tenían que entregarle toda la cosecha a él, y él les devolvía una parte. En este caso se trataba de un sistema modificado, o sea que no recibían el pago “en especie” (con lo mismo que habían sembrado y producido) sino en dinero. Así funcionaba la aparcería en el Sur en ese tiempo, así que se puede ver por qué no era fácil irse si uno se sentía descontento, explotado y estafado, pues estaba endeudado… desde el principio, siempre estaba endeudado.

Bueno, no solo existía un sistema de explotación permanente, institucionalizado y legitimado, sino que para colmo los estafaban. El amo, que además de ser dueño de todo manejaba las cuentas y era el dueño de la tienda donde los aparceros tenían que comprar lo que necesitaban, siempre los estafaba, además de explotarlos de una manera despiadada.

Un año después, el día de arreglar cuentas, el padre del señor que contaba la historia fue a reclamar su dinero por todo el año de trabajo. Pero el amo lo estafó: subió el precio de todo, de los suministros, la comida y la ropa que la familia tenía que comprarle. Y el amo le dijo: “Aquí está lo que te debo”. Una miserable cantidad. Además de explotado, al aparcero negro lo había estafado. Pero eso no fue todo. El amo le dijo: “Sí, eso es lo que te debo, pero no te puedo pagar este año porque lo necesito para pagar la matrícula de mi hijo en la universidad”. ¡Qué es eso si no acción afirmativa para la supremacía blanca! Y el aparcero, además de estafado, engañado y explotado, dijo: “Me está diciendo que después de tanto trabajo para dar de comer a mis hijos, darles calzado, no me va a pagar ni eso por lo que trabajé tanto, porque lo necesita para pagar la matrícula de su hijo”.

Así que no quiero oír más pendejadas de que la acción afirmativa es una ventaja injusta para los oprimidos.

"Los obreros avanzados de las nacionalidades oprimidas pueden y deben ser una tremenda fuerza para la revolución proletaria, y una chispa y palanca para despertar y activar a otros del proletariado, y aún de la pequeña burgesía, a la actividad y lucha política y revolucionaria."

Bob Avakian, “Entre las masas de este país, de veras existen las fuerzas potenciales para la revolución”, Obrero Revolucionario #110, 19 de junio de 1981

Traición en la tierra prometida

Volvamos a la época del auge de los derechos civiles, que empezó en los años 50 y continuó durante los 60. Ese fue otro momento decisivo. Después de la esclavitud vino la Reconstrucción y eso fue traicionado: se instituyó el sistema de aparcería, acompañado del surgimiento del KKK y todo ese terror. Pero en los años 50 y 60 de este siglo, algo nuevo se puso sobre el tapete: la cuestión de verdadera igualdad y derechos iguales para todos, la abolición del sistema racista conocido como Jim Crow y de toda esa discriminación.

Esa fue la demanda que se hizo, eso fue lo que se puso sobre el tapete. ¿Y qué pasó? Bueno, se abolieron ciertos aspectos del sistema Jim Crow y la segregación legal, ciertos principios de “apartheid” que negaban a los negros por ley la igualdad formal; por ejemplo, que en una corte la palabra de un negro no valía lo mismo que la de un blanco.

Pero hay que preguntar (y la respuesta resulta evidente): ¿se logró siquiera acercarse a la plena igualdad? ¿Dio el sistema igualdad a los negros?

¡NO! A pesar de la tremenda y heroica lucha y sacrificio de las masas negras (y de otros que las apoyaban), la respuesta fue ¡NO!

El sistema que por siglos los encadenó a las plantaciones sureñas, ahora los echaba de las plantaciones como consecuencia de los cambios operados en la economía sureña y del país en conjunto, así como de la economía y geopolítica mundiales.

Para ese sistema, la mano de obra negra en las plantaciones había dejado de ser necesaria, se había vuelto superflua. Así que millones de negros se fueron a las ciudades, segregados y superexplotados en los sectores inferiores del proletariado.

Otra dimensión de esa situación la expuso poderosamente Carl Dix en una charla en que contó de cuando trabajó en una acería de Baltimore. Tan pronto llegó, lo pusieron a trabajar en el peor oficio, en la fundición, donde trabajaban los demás negros. Contó que una vez estaba hablando con un obrero negro mayor (¡y esta es otra historia que arroja luz sobre la acción afirmativa y la tal “discriminación a la inversa”!) y le contó que tenía 25 años trabajando en el mismo departamento, donde se hace el trabajo más pesado, el que menos paga y ofrece menos seguridad, a pesar de que llevaba 25 años trabajando ahí. Le contó que él adiestraba a todos los blancos que llegaban y que cuando estaban adiestrados los ascendían, pero él nunca salió de ese departamento infernal. ¡¿Qué es eso si no acción afirmativa para la supremacía blanca?! Repito, no quiero oír más ataques reaccionarios contra la acción afirmativa porque estamos lejísimos de la igualdad, ni de que los oprimidos tienen ventajas injustas; si eso tiene algún sentido.

*****

De hecho, como dice La pura verdad, verdad liberadora, la discriminación no está operando “a la inversa”; sigue operando de la misma manera que siempre ha operado a lo largo de la historia de Estados Unidos, sigue promoviendo la supremacía blanca y el machismo.

En términos históricos, aquí tenemos dos importantes momentos decisivos (después de la guerra de Secesión y después de la II Guerra Mundial, o sea, la Reconstrucción y el Movimiento de Derechos Civiles) en los que se planteó claramente la pregunta: ¿dará el sistema derechos iguales a todos? Y la respuesta del sistema fue: ¡NO! No se trata simplemente de que la clase dominante no quisiera hacerlo, sino de que no podía hacerlo. No podía hacerlo porque hubiera desmantelado todo su sistema, y hubiera minado su base económica y toda la superestructura.

Envíenos sus comentarios.

Si le gusta este artículo, suscríbase, done y contribuya regularmente al periódico Revolución.

Basics
Revolución: por qué es necesaria, por qué es posible, qué es
From Ike to Mao and Beyond