Issue and Date


Revolución #109, 18 de noviembre de 2007

Número actual  |   Números Anteriores  |   Bob Avakian  |   PCR  |   Temas  |   Comunícate


Manifestación frente al Departamento de Justicia:

¡El submarino ES tortura!

En la calle 10 con la avenida Pensilvania, frente al Departamento de Justicia, el día que los senadores demócratas Charles Schumer y Diane Feinstein aprobaron la nominación del juez Michael Mukasey, quien no quería decir que el submarino es tortura, se reunieron activistas de El Mundo no Puede Esperar, Veteranos de Irak Contra la Guerra, Obrero Católico, Código Rosado, Acción por la Paz del Condado Montgomery y el Proyecto Célula Democracia para decir de manera dramática que sí es tortura.

Clark Kissinger explicó a la prensa que las publicaciones que describen al submarino como “simulacro de ahogo” practican “simulacro de periodismo”. El submarino ES ahogar. De manera controlada le meten agua a la fuerza en la nariz y boca de la víctima con los ojos vendados. Todo intento de respirar resulta en aspirar más agua. La sensación de asfixia causa un dolor y terror tremendo.

El submarino es, claro, parte del arsenal de métodos de tortura que Estados Unidos aplica y que eufemísticamente llama “interrogatorio mejorado”. Para darles a sus soldados “denegación convincente”, el gobierno por lo general emplea “contratistas privados” o agentes de la CIA para torturar. También emplea “entrega extraordinario”, o sea, a petición del gobierno de Bush mandan a los capturados a otros países para que las torturen.

*****

Los activistas contra la guerra, vestidos de “contratistas civiles”, arrastran a la víctima a la fuerza. Maboud Ebrahimzadeh, un actor iraní-americano de 26 años, con mucha valentía acordó representar la víctima. Está vestido de un mono naranja y tiene las manos fuertemente atadas con cinta adhesiva.

“¡Danos los nombres!”, grita Marietta, una maestra universitaria de arte dramático.

“No tengo nombres. Fui a una conferencia en Siria”, suplica Maboud.

“Lo podemos hacer de la manera fácil, o de la manera difícil”, dice la interrogadora.

A Maboud lo agarran y lo hacen acostar sobre una tabla inclinada, con la cabeza hacia abajo y una toalla sobre la cara. “¡Danos los nombres!” grita la interrogadora al regarle agua sobre la toalla. Aunque Maboud está protegido de la fuerza del agua por un pedazo de plástico debajo de la toalla, un poco de agua se mete en sus narices. La cosa se pone en serio.

Después del primer galón de agua, lo hacen sentarse. “¿Te gustó? ¿Te gustó? Esa es la manera difícil. ¿Quieres respirar? ¡Danos los nombres!”, demanda la interrogadora. Maboud apenas puede toser y dar un grito ahogado. Lo vuelve a tirar sobre la tabla y le lanzan otro galón de agua.

Al terminar la demostración, Maboud está tosiendo y estremecido. “Es la experiencia más aterradora que he vivido”, Maboud les dice a los corresponsales. “Aunque este es un ‘ambiente controlado’, cuando el agua entra a los pulmones uno quiere gritar pero no puede porque sabe que si lo hace se atora. Es ahogo a la fuerza. Eso es lo que es”.

*****

El derecho internacional y nacional prohiben el submarino. Estados Unidos es signatario del Convenio Internacional contra la Tortura y hay una ley nacional contra la tortura. Schumer y Feinstein justifican la línea que han cruzado para aprobar y legitimar, una vez más, crímenes de guerra con el cuento de que el juez Mukasey les ha asegurado de que defenderá la prohibición de la tortura si el Congreso aprueba una ley. Aparte del hecho de que el gobierno de Bush con toda seguridad vetaría tal ley o la abrogaría, es como decir: si el Congreso aprueba una nueva ley, me dignaría a hacer cumplir las leyes actuales.

La agencia noticiosa Associated Press publicó un artículo sobre la manifestación acompañado de un video. Entre otros, los periódicos Washington Post y Los Angeles Times publicaron artículos en sus portales. Un par de días después, el programa News Hour with Jim Lehrer de la emisora PBS mostró el video. Por unos pocos minutos Maboud compartió la experiencia de las personas que están siendo torturadas en prisiones militares de Estados Unidos y prisiones secretas por todo el mundo. Fue una experiencia aterradora y conmovedora; hace recordar que permitir que esto continúe en nuestro nombre nos hace cómplices y que es pasado de hora que nos movilicemos para parar esto sacando del poder a los criminales de guerra por medio del repudio y la resistencia políticos masivos a todo su programa reaccionario. ¡LA TORURA ES MÁS QUE SUFICIENTE RAZÓN!

Envíenos sus comentarios.

Si le gusta este artículo, suscríbase, done y contribuya regularmente al periódico Revolución.

Basics
Revolución: por qué es necesaria, por qué es posible, qué es
From Ike to Mao and Beyond