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Revolución #120, 17 de febrero de 2008

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Fe de errata:

En el número de la semana pasada, publicamos un pasaje de La pura verdad, verdad liberadora, que tiene una cita del filósofo francés Montesquieu. El pasaje dice lo siguiente:

“Para muchos de los amos blancos la esclavitud e incluso el exterminio de seres humanos no europeos era tan ‘natural’ que ni siquiera se preocupaban de disimularlo. Por ejemplo, el filósofo político francés Montesquieu, quien ejerció enorme influencia sobre los autores de la Constitución de los Estados Unidos, además de lo que escribió sobre política y derecho, dijo lo siguiente:

“ ‘Si yo tuviera que defender el derecho que hemos tenido los blancos para hacer esclavos a los negros, he aquí todo lo que diría.

“ ‘Exterminados los pueblos [indígenas] de América por los de Europa, éstos últimos necesitaron, para desmontar las tierras, llevar esclavos de África.“

 ‘El azúcar sería demasiado caro si no se obligase a los negros a cultivar la caña…

“ ‘No se concibe que Dios, un ser tan sapientísimo, haya puesto un alma en un cuerpo tan negro, y un alma buena…“ ‘Es imposible suponer que tales seres sean hombres, porque si lo supusiéramos, deberíamos creer que nosotros no somos cristianos’”.

Estas citas son de un folleto sobre la Constitución de los Estados Unidos escrito por Bob Avakian varios años antes de La pura verdad, verdad liberadora. Sin embargo, unos años después, Bob Avakian examinó más a fondo los escritos de Montesquieu y escribió lo siguiente:


Una nota de Bob Avakian sobre Montesquieu, la esclavitud y la Constitución de Estados Unidos

Hace poco, Revolución sacó unos pasajes de un ensayo mío que se publicó en 1987: La Constitución de los Estados Unidos: Una visión de libertad según los explotadores. Ahí cito la obra De L’Esprit Des Lois (Del espíritu de las leyes) del filósofo francés del siglo XVIII Carlos Montesquieu, una de las fuentes de inspiración de la Constitución de Estados Unidos y, en particular, de la teoría de separación de poderes. Del espíritu de las leyes se publicó en 1748, y el pasaje citado da una justificación extrema y grotescamente racista de “la esclavitud de los negros”. Se ha dicho que Montesquieu escribió eso con ironía, que exageró a propósito ese argumento para polemizar contra la esclavitud de los africanos y que en general sus escritos expresan oposición a la esclavitud. Pero la realidad no es tan simple y ese no era el propósito básico de Montesquieu en esa sección del libro. Se puede decir que en Del espíritu de las leyes Montesquieu se opone en general a la esclavitud y comenta que no es apropiada en países como Francia; pero, por otra parte, menciona varias circunstancias en que la esclavitud puede ser razonable y justificada. Por ejemplo, dice que en las regiones cálidas del mundo, en particular del sur, el clima hace que la gente sea perezosa (indolente) y la esclavitud se podría justificar para hacerla trabajar (dice también que en un país donde hay despotismo y represión de los derechos políticos, es posible que la esclavitud no empeore la vida).

Estos puntos y la discusión de la esclavitud de esa sección (libro 15) de Del espíritu de las leyes son parte de un análisis general de la naturaleza de distintas sociedades y gobiernos de diferentes países y regiones del mundo (libro 15, y también libros 14 y 16), en que Montesquieu plantea que la geografía y en especial el clima determinan en gran medida la naturaleza de diferentes pueblos, y el carácter de sus sociedades y sistemas de gobierno. Es importante ver que aunque hace una refutación lógica de ciertos argumentos a favor de la esclavitud, esto no es una polémica ni a favor ni en contra de la esclavitud ni ninguna forma de gobierno; el tono no es de argumentación moral; lo que busca es explicar por qué varias prácticas y formas de sociedad y de gobierno han existido (y en algunos casos siguen existiendo) en diferentes lugares.

Para decirlo de otra manera, lo que Montesquieu hace en esas secciones de Del espíritu de las leyes (y en general a lo largo de la obra) es una especie de análisis materialista de dichos fenómenos y de la esclavitud en muchos lugares donde ha existido; pero debo subrayar que no es un materialismo completamente científico ni dialéctico, sino un materialismo burdo y vulgar, caracterizado y estropeado por mucho determinismo: es un materialismo mecanicista que traza una conexión directa y lineal entre factores como la geografía y el clima, y la forma de sociedad y gobierno. No describe de forma adecuada ni correcta las verdaderas fuerzas motrices del desarrollo de la sociedad humana y, de hecho, se ha aprovechado ese tipo de materialismo vulgar para justificar varias formas de opresión, por ejemplo la dominación colonial e imperialista. Debemos reconocer que en las circunstancias y en la época en que Montesquieu escribió (hace unos 250 años) ciertos aspectos de lo que quería hacer eran nuevos y rompían con la perspectiva y las convenciones asfixiantes y oscurantistas del feudalismo; pero es sumamente importante comprender que las relaciones sociales e internacionales (relaciones en que una parte de la sociedad, y del mundo, domina y explota a las otras) caracterizan y limitan su perspectiva y método, y que estos son una manifestación de dichas relaciones. Ese es el punto básico que quería enfatizar con relación a Montesquieu y la Constitución en La Constitución de los Estados Unidos: Una visión de libertad según los explotadores.

De regreso a la cita sobre “la esclavitud de los negros” en ese folleto, de hecho hay razones para aceptar que Montesquieu no estaba de acuerdo con la justificación de la esclavitud que resume, y que en realidad le estaba haciendo una crítica irónica y satírica. Una interpretación razonable de esa sección de Del espíritu de las leyes (libro 15) es que, según Montesquieu, el argumento de que los negros no son seres humanos no es válido, que en verdad no justifica la esclavitud. Pero luego Montesquieu se pone a buscar justificaciones razonables en ciertas circunstancias; y como menciono arriba, las halla donde hay un gobierno despótico o (mediante la aplicación de un materialismo vulgar y determinista) un clima cálido que hace que la gente sea perezosa y poco dispuesta a trabajar por su cuenta.

Así que, al investigar y reflexionar más sobre la cuestión, yo diría que es importante comprender la complejidad y las matices de lo que Montesquieu escribe aquí (y mi manera de citar a Montesquieu en el folleto sobre la Constitución no lo hace del todo); pero Montesquieu no estaba argumentando contra la esclavitud de los negros o contra la esclavitud en general. Repito, es importante tomar en cuenta que aunque se oponía a la esclavitud por principio y dijo que era bueno que la eliminaran en su país, Francia, y en Europa, no pensaba que la esclavitud era mala o injustificada en todas las circunstancias. Además, parece que Montesquieu no vaciló en invertir en compañías involucradas en la trata de esclavos. Aquí tiene paralelos con John Locke, el filósofo y teórico político inglés que, como mencioné en el mismo folletode La Constitución, también ejerció mucha influencia en la concepción de la Constitución estadounidense. Como escribí en Democracy: Can’t We Do Better Than That? (Democracia: ¿Es lo mejor que podemos lograr?):

“En resumen, la sociedad de la cual Locke era un exponente teórico y un partidario político práctico era una sociedad basada en la esclavitud asalariada y la explotación capitalista. No es de sorprender que, aunque se oponía a la esclavitud en Inglaterra, Locke defendió la institución de la esclavitud en ciertas circunstancias en su Segundo Tratado, sacó cuantiosas ganancias de la trata de esclavos y ayudó a escribir los estatutos del gobierno de una aristocracia esclavista en una de las colonias de Norteamérica. Como dijo Marx en un comentario mordaz:

“‘El descubrimiento del oro y la plata en América, la extirpación, esclavización y la sepultura en las minas de las poblaciones aborígenes, el comienzo de la conquista, el saqueo de las Indias Orientales, y la conversión de África en una madriguera para la caza comercial de pieles negras, señaló el alba halagüeña de la era de la producción capitalista’”.

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