La injusticia de Tulia

Obrero Revolucionario #1205, 29 de junio, 2003, posted at rwor.org

Da rabia pensar cómo fue esa mañana del 23 de julio de 1999, hace casi cuatro años, en Tulia, Texas; pensar en lo humillante que fue para las 46 personas que sacaron de la cama y arrestaron. Esa mañana la "guerra contra la droga" lanzó un ataque en Tulia.

La injusticia de lo que pasó en Tulia empezó con el hecho de que los 46 arrestados 39 eran negros. La injusticia se ahonda porque los negros son solo el 8% de la población de 5,000 personas de Tulia; mejor dicho, arrestaron al 15% de toda de la comunidad negra y al 61% de los hombres negros.

Pero la injusticia no paró ahí.

El 16 de junio de este año, soltaron de la cárcel a 12 de los detenidos ese día y parece que van a soltar a todos los 38 que están presos. La razón es que a todos los arrestaron y condenaron por el testimonio de un solo hombre, el tiras Tom Coleman, y por fin los tribunales de Texas aceptaron que el tipo es un mentiroso.

El tiras chueco

Al tiras Tom Coleman lo contrató el sheriff del condado Swisher para un operativo pagado por un equipo especial de narcóticos llamado Panhandle Regional Narcotics Task Force de Amarillo, Texas. Ronald Reagan empezó esos equipos especiales dizque para ayudar a las comunidades pobres del sur y el sudoeste a lidiar con los "narcotraficantes de las ciudades". Se calcula que hay unos mil equipos especiales de narcóticos por todo el país. Funcionan por su cuenta y hacen lo que les da la gana. El más conocido es la Unidad Crash de Los Ángeles porque sus arbitrariedades y abusos salieron a la luz del día. Estos equipos funcionan con fondos federales y para que el gobierno les dé más lana tienen que hacer muchos arrestos.

Coleman dijo que durante 18 meses compró cocaína en las calles de Tulia, pero no grabó ni filmó nada ni guardó huellas dactilares. Ni siquiera tenía un libro de apuntes. Toda la evidencia contra los detenidos era su palabra y las bolsas de cocaína que supuestamente les compró.

No debe sorprender que Coleman es un policía blanco que describe a los negros de Tulia con palabras racistas ni que se jacta de ser amigo del Ku Klux Klan.

Antes de trabajar en Tulia, Coleman fue sheriff del condado Cochran, donde ganó fama de ser un "mentiroso patológico" y donde lo arrestaron por robo. Se fue dejando deudas por $7,000 y acusado de robar propiedad del gobierno. Esto se supo poco después del primer juicio de los arrestados en Tulia, pero la fiscalía siguió confiando en su palabra aunque se comprobó que cometió perjurio en el juicio. (Dijo que sus únicas ofensas eran pequeñas infracciones de tránsito).

El cuento de que Coleman compró la cocaína en Tulia también es dudoso. Ahora parece que la compró en Amarillo. En un documental sobre los sucesos de Tulia, titulado "Tulia Undercover", la gente del pueblo dice que ahí casi no se ve cocaína porque es muy cara.

Cosa típica, a Coleman lo nombraron "Agente del Orden del Año" de Texas de 1999 por su trabajo en Tulia.

Va más allá

Cuanto más examina uno los sucesos de Tulia, más ve que esto no es solo obra de un policía chueco y más ve que es cosa de todo el sistema.

Primero vemos un operativo de 18 meses contra una población negra muy pobre. Luego vemos que está a cargo de un policía mentiroso y racista. El tiras trabaja con uno de los equipos especiales de narcóticos creados para meter al bote a la gente del fondo de la sociedad, como lo comprueba el hecho de que básicamente les pagan por la "cantidad de arrestos".

Por la palabra de un tiras mentiroso arrestan al 15% de los negros del pueblo. La prensa se emociona. La TV filma cuando los sacan de la cama y se los llevan. La prensa repite estereotipos racistas de "narcotraficantes negros esposados". El periódico del pueblo, el Tulia Sentinel,dice cosas como: "No queremos a esos malhechores aquí. Son un cáncer para nuestra comunidad. Es hora de ponerles una buena dosis de quimioterapia en la cárcel". El titular a la semana siguiente dice: "Se limpia la basura de las calles de Tulia".

Cuando empiezan los juicios, un jurado (que solo tenía un hombre negro) condena hasta a 99 años de cárcel a los que dicen que "no son culpables". Un informe de prensa dice: "Docenas de hombres y mujeres observaron con horror cuando declararon culpables a vecinos y amigos y los sentenciaron a la cárcel por muchos años. Con la esperanza de no pasar el resto de la vida en la cárcel y de volver a reunirse con su familia, otros acusados se declararon culpables a ver si la fiscalía los trataba mejor".

El documental "Tulia Undercover" da un indicio de lo que pasó en los juicios. El documental entrevista a una de los jurados, que después de alabar al tiras Tom Coleman dice lo siguiente con rabia de un acusado:

"No más se sentó ahí, no nos miró, no nos dijo nada. Yo esperaba que nos dijera que se arrepentía o que dijera que quería estudiar y superarse, pero ese joven jamás dijo nada positivo y ya tenía edad de ajuiciarse".

Bueno, si el joven declaró que no era culpable, ¿cómo iba a pedir excusas por lo que no hizo?

La jurado termina: "No sé, pero yo tengo mucha intuición y sé que es culpable".

La injusticia continuó con las apelaciones. Los tribunales solo absolvieron a unos pocos, como a una señora que tenía pruebas de que estaba a 200 millas de Tulia cuando el tiras dice que le compró cocaína.

Agridulce

Ver salir a 12 personas de la cárcel después de pasar cuatro años encerrados es una victoria agridulce y parece que todos los demás saldrán.

Pero no se puede decir que el sistema se haya "corregido". Muchos grupos y organizaciones han luchado por esta victoria, como Amigos de la Justicia, el Fondo de Justicia Racial William Kunstler, la Unión Americana de Libertades Civiles, la Asociación para el Progreso de la Gente de Color y la Coalición 22 de Octubre.

Las mentiras del tiras Tom Coleman finalmente salieron a la luz. En abril, un juez de Dallas declaró que Coleman "no era un testigo de fiar" y recomendó que juzgaran de nuevo a todos los detenidos en 1999. A las pocas horas la fiscalía anuló todas las condenas, admitió que fue "una farsa de la justicia" y dijo que no los va a juzgar de nuevo.

A la gente de Tulia, esta terrible injusticia le ha robado años de vida y de tranquilidad. Por ejemplo, a Mattie White le arrestaron un hijo, una hija y otros dos familiares, y solo los pudo ver dos veces en los cuatro años que estuvieron presos.

Da rabia vivir en una sociedad en que pasan cosas así.

Que los suelten a todos.


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