Tras la invasión yanqui: La pesadilla de Afganistán

Obrero Revolucionario #1215, 12 de octubre, 2003, posted at rwor.org

Recibimos lo siguiente del Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar:

8 de septiembre de 2003. Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar.Una ofensiva talibán ha agravado las dificultades del gobierno de Karzai de Afganistán. El Talibán aprovecha el gran descontento de millones de personas quienes no han visto ningún cambio positivo desde la invasión yanqui, a pesar de muchas promesas. La mayoría de la población ya no cifra sus esperanzas en el gobierno ni en sus defensores imperialistas.

El 13 de agosto, el Talibán lanzó tres ataques. El 17 de agosto más de 400 combatientes atacaron en un convoy de camiones un cuartel policial en el sureste del país, una de las mayores demostraciones de fuerza contra el gobierno en un año. En las batallas anteriores, por lo general participaron una docena de combatientes. Durante las celebraciones del día de la independencia, atacaron a trabajadores asistencialistas y fuerzas de seguridad. El 31 de agosto dos soldados estadounidenses murieron en una batalla en el este cuando cientos de combatientes talibanes fueron a las montañas del sur para unirse a una batalla de una semana contra el gobierno y fuerzas yanquis. El 1§ de septiembre, Estados Unidos lanzó una contraofensiva en Dai Chupan, provincia de Zabul. Según el gobierno, los cazas yanquis bombardearon un escondite cerca de Dozai, y dejaron al menos 14 insurgentes muertos. Desde entonces, los combates se han extendido a otras zonas del distrito. Mil soldados afganistaníes encabezados por los yanquis chocaron con una cantidad igual de guerrilleros talibanes. Casi 600 soldados estadounidenses combatían en la provincia de Paktika, cerca de Pakistán. Oficialmente, Estados Unidos informa de cuatro bajas en menos de dos semanas.

La lucha por el poder en el gobierno, la falta de control fuera de Kabul y los recientes combates manifiestan lo inestable que sigue siendo el país. Muchas organizaciones asistencialistas han suspendido sus actividades y se quejan de que se está deteriorando la situación... ¡pese a tanta cháchara sobre la "liberación de Afganistán"!

Las masas, quienes sufrieron bajo el Talibán, ahora tienen que soportar a señores de la guerra y sus soldados crueles, pandillas y ladrones, ejércitos imperialistas y un gobierno dividido incapaz de hacer nada para el pueblo... ni hablar del regreso del Talibán. No tienen trabajo, casa, tierra, agua, servicios médicos, seguridad; solo tienen pobreza y penurias, una situación "Made in USA". Y Estados Unidos exporta el mismo modelo a Irak y quiere hacerlo en Irán, Siria, Corea del Norte y...

Para analizar la actual inestabilidad del país, es necesario estudiar los antecedentes históricos.

Afganistán ha estado en el centro de muchas de las contradicciones del mundo, sobre todo la rivalidad entre las grandes potencias. El país ocupa una línea divisoria entre el centro de Asia, históricamente dominado por Rusia, y el sur de Asia, dominado primero por Inglaterra y luego por Estados Unidos. Para Inglaterra, Afganistán fue la puerta hacia el centro de Asia. Para Rusia fue la puerta hacia el sur de Asia y hacia el mar al sur. Afganistán ha vivido una larga historia de botín estratégico de las grandes potencias con afanes de extender su dominación regional. Esta rivalidad ha generado inestabilidad más de un siglo. El pueblo afganistaní ha estado atrapado muchas generaciones entre los fuegos de los imperialistas y sus lacayos. (La excepción fue cuando la URSS era socialista, pues esta no intervino y hubo unas décadas de calma relativa).

De mediados del siglo 19 a 1919, el año de la independencia afganistaní, la rivalidad entre Gran Bretaña y la Rusia zarista provocó tres guerras en que el valiente pueblo combatió a los británicos. Cuando los revisionistas tomaron el Poder después de la muerte de Stalin, la Unión Soviética buscó cobrar influencia en Afganistán. Las fuerzas respaldadas por los soviéticos tomaron el Poder en un golpe de Estado en 1978, y cuando el gobierno se derrumbó, la URSS invadió. Estados Unidos y otras potencias occidentales apoyaron a los fundamentalistas islámicos y los armaron contra la URSS.

So pretexto del 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos aprovechó su posición de superpotencia única para asegurar la estabilidad de Afganistán conforme a sus intereses y allanar el camino para aumentar su hegemonía en el centro de Asia y el Medio Oriente. No obstante, el curso de los acontecimientos ha dificultado la situación más de lo que esperaba.

Rusia todavía considera al centro de Asia como su zona de dominación y Afganistán como su traspatio. No podía tolerar los avances yanquis hacia su zona de control. Como resultado, ha aumentado su apoyo a las fuerzas que respalda en las luchas por el poder en el gobierno afganistaní. Por ejemplo, se dice que el ministro de Defensa, el general Qasim Fahim, tiene buenas relaciones con Rusia, por lo que no es de sorprenderse que se concertara un acuerdo militar de $40 millones entre Rusia y Jamiat-e-Islami, la poderosa facción de la antigua Alianza del Norte de la que Fahim es un líder importante. Según el acuerdo, Rusia suministrará helicópteros de transporte, vehículos blindados y refacciones directamente al ministerio de Fahim y no al Ejército Nacional.

Otros imperialistas europeos que también buscan aumentar su influencia en Afganistán han forjado relaciones con ciertas fuerzas de oposición desde los años del Talibán. Francia tuvo una relación estrecha con Ahmad Shah Massoud, un importante comandante de la Alianza del Norte y ministro de Defensa antes del Talibán. Francia está a punto de sacar un timbre postal para conmemorar la muerte de su señor de la guerra consentido hace dos años. El grupo Jamiat-e-Islami de Massoud sigue teniendo buenas relaciones con Francia y otras potencias europeas. Después de la invasión de 2001, los países europeos enviaron tropas con el aval de la ONU y la OTAN para controlar a Kabul. Han pedido la expansión del mandato de la ONU para operar fuera de Kabul y así aumentar su control del país. La tensión entre el imperialismo yanqui y sus aliados europeos ha sido manifiesta desde el principio. Estados Unidos e Inglaterra han trabajado duramente para restringir el papel de los países europeos continentales en Afganistán.

Aparte de las potencias imperialistas, otros países reaccionarios de la región intervienen en Afganistán. Pakistán está a la delantera: sus generales fueron los principales promotores del Talibán y, a órdenes de Estados Unidos, le dieron mucha ayuda para tomar el Poder. Después de la caída del Talibán, han ayudado al Talibán a reorganizarse y a usar la región fronteriza como base de operaciones. Pakistán fue el mayor perdedor con la caída del Talibán. La relación entre Pakistán y la coalición Jamiat-e-Islami, la fuerza dominante en Afganistán, no es muy buena. La preocupación principal de Pakistán es que está atascado en una confrontación con la India en una frontera y no puede darse el lujo de tener fuerzas hostiles en la otra. Pakistán siempre ha sido un aliado cercano de Estados Unidos, pero se sabe que con o sin el consentimiento de Estados Unidos o incluso del gobierno pakistaní, muchos altos oficiales del ejército todavía apoyan al Talibán.

De otro lado, Irán ha dado ayuda militar a la milicia privada de Ismail Khan, el gobernador de la provincia occidental de Herat. Está inundando la región grandes cantidades de productos de importación. La República Islámica de Irán aprovecha la similitud religiosa para influenciar a fuerzas como Hezareh Jat, y entrena y financia a grupos islámicos en el centro y el noroeste de Afganistán, tales como Sepah-e Mohammad y Sepah-e Quds. El gobierno iraní también tiene buenas relaciones con Hezbe Vahdat, la organización que gobierna en Ghazni y Bamyan (Hezareh).

India busca cobrar influencia en Jamiat-e-Islami a fin de ampliar su influencia regional, en contienda con Pakistán.

Turquía y Uzbekistán quieren resucitar su apoyo al general Doustum, un miembro de la Alianza del Norte que es adversario de otras fuerzas de la Alianza, y quieren apoyarlo en la lucha por el poder.

Los hechos muestran que los señores de la guerra son meros peones en un "gran juego" entre las grandes potencias y estados reaccionarios. Los jugadores grandes son Estados Unidos, el principal invasor, y los otros imperialistas que han enviado tropas. Tal es la fuente de la inestabilidad. La historia muestra que ninguna ocupación fraguada por una grande potencia o gobierno títere podrá traer paz y estabilidad, ni hablar del cambio social que tanto necesita el pueblo afganistaní. Como las potencias imperialistas siempre han fortalecido y trabajado con las fuerzas feudales más retrógradas del país, el pueblo no podrá salir del infierno hasta que tome el Poder en sus propias manos.