Del Servicio noticioso Un Mundo Que Ganar

Asesinos: El ejército yanqui, de Vietnam a Irak

Obrero Revolucionario #1221, 30 de noviembre, 2003, posted at rwor.org

Del Servicio noticioso Un Mundo Que Ganar:

27 de octubre de 2003. Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar . Asesinato es lo que las fuerzas armadas yanquis cometen. Lo hicieron en Vietnam y lo están haciendo en Irak.

Pocos artículos recientes en la prensa mundial han tenido más impacto que el reportaje aparecido del diario estadounidense Toledo Blade (http:///www.toledoblade.com) sobre una jornada de asesinatos de siete meses de la Fuerza Tigre, una fuerza de élite de 45 soldados voluntarios, que patrullaron las montañas centrales de Vietnam. Dice: "Mataron al menos a 81 civiles y prisioneros a tiros o puñaladas entre mayo y noviembre de 1967, según datos clasificados del ejército. Pero, a partir de más de cien entrevistas que le hizo Blade a ex combatientes de la Fuerza Tigre y civiles, se estima que el pelotón mató a cientos de aldeanos no armados...".

Barbaridades de la Fuerza Tigre

Entre los incidentes relatados hoy por los propios soldados (algunos arrepentidos, otros no) y por sobrevivientes vietnamitas están los siguientes:

Detuvieron y se llevaron a un niño de 12 años. Nunca más se le volvió a ver. Mataron a un muchacho de 15 años porque un soldado quiso sus tenis. Mataron de un tiro en la cabeza a un anciano porque un soldado quería probar su nuevo fusil. Un ataque a un grupo de campesinos mayores de edad que trabajaban en el campo en la aldea de Dao Hue dejó cuatro muertos y los demás heridos. "Sabíamos que los campesinos no estaban armados y no podían defenderse", le dijo un soldado raso a Blade . "Pero de todos modos, les disparamos".

Detuvieron a dos hombres medio ciegos en un valle y los ejecutaron. Vieron a unas mujeres y niños entrar a gatas a un hoyo que servía de refugio y arrojaron granadas adentro. Toda la noche ignoraron las súplicas y quejidos de los heridos hasta que todos murieron.

Torturaron y ejecutaron a los prisioneros, les cortaron las orejas y se las llevaron como recuerdos. Les arrancaron dientes a patadas a ver si tenían oro. Un soldado rebanó el cuello de un prisionero con un cuchillo de caza, le desprendió el cuero cabelludo y lo colgó de la bayoneta. A un prisionero le ordenaron cavar un hoyo, después lo golpearon con la pala y al final le dispararon y lo mataron. Mataron a golpes a un monje budista que protestaba por eso.

Cuando el ejército interrogó a los soldados de la Fuerza Tigre hace algunas décadas, 27 dijeron: "Rebanar las orejas era una práctica aceptada". Se ponían collares de orejas alrededor del cuello. "Fue un período en el que casi todos tenían un collar de orejas", rezaba un reporte médico.

Los médicos contaron 120 aldeanos asesinados en el curso de un mes. "Entrábamos en las aldeas y les disparábamos a todos. No necesitábamos una excusa. Si había alguien, lo matábamos ahí mismo".

El pelotón era parte del Batallón 327, y por eso se le fijó una meta de 327 muertos. Se informó que cumplió su cuota. Recibieron medallas por sus hazañas y llegaron a ser una de las unidades más condecoradas de las fuerzas armadas estadounidenses en la guerra de Vietnam. Los soldados más sanguinarios recibieron más medallas.

La responsabilidad recae sobre los altos mandos

En una parte del artículo, el Blade los llama "soldados separados del rebaño", como si estuvieran actuando por su cuenta, en contra de las órdenes superiores, pero el reportaje documenta que es exactamente lo opuesto: que estaban haciendo lo que se les ordenaba. A los soldados de la unidad que protestaron se les ordenó callarse. Los oficiales aseguraron que todos tuvieran las manos manchadas de sangre para que nadie pudiera delatar a los demás, y el médico dijo que solo podían salir vivos de la unidad si eran heridos en batalla. Los oficiales estaban en contacto frecuente por radio con sus superiores en el cuartel general, quienes exigían más y más muertes.

La responsabilidad recae sobre los altos mandos. El ejército hizo una investigación cuatro años más tarde y concluyó que no levantaría cargos. En 1975, el caso llegó al Pentágono y a la Casa Blanca, que decidieron ignorarlo y archivar los expedientes. Después de que salió el reportaje del Blade , los militares dijeron que no harían nada, aunque legalmente procedía levantar cargos.

De hecho, el principal efecto de la investigación del ejército en los años 1970 parece haber sido callar a los soldados.

En ese tiempo, el gobierno yanqui decidió despoblar vastas extensiones del campo vietnamita para que la lucha contra la ocupación no tuviera apoyo popular y la guerrilla no tuviera arroz que comer. Antes de que entrara en la región la Fuerza Tigre, esparcieron defoliantes para destruir toda la vegetación y privar a los revolucionarios de su escondite natural. Arrojaron miles de volantes que ordenaban a los campesinos trasladarse a centros de reubicación o "aldeas estratégicas", donde los mantuvieron bajo estricta vigilancia para que no ayudaran a la lucha.

La misión de la Fuerza Tigre era sembrar terror para obligar a los campesinos a ir a las "aldeas estratégicas". La brutalidad al azar y la exhibición pública de los cuerpos mutilados tenía un propósito político estratégico: aterrorizar al pueblo y alejarlo de los revolucionarios para que obedecieran las órdenes de Estados Unidos.

De Vietnam a Irak

Décadas después, presenciamos las invasiones yanquis a Granada, Panamá, Sudán, la primera guerra del Golfo, Afganistán y ahora Irak.

En lo que es casi un eco del reportaje del Blade en la misma semana, aparece una denuncia de Human Rights Watch (HRW) acerca de los civiles muertos por soldados estadounidenses en Irak. A partir de investigaciones en el lugar de los hechos y de entrevistas a los familiares de las víctimas, testigos y funcionarios, HRW reunió una lista de 94 civiles muertos por soldados yanquis en Bagdad, del 1§ de mayo al 30 de septiembre de 2003, en "circunstancias muy cuestionables", de acuerdo a "fuentes fidedignas". Según HRW, los investigadores "confirmaron" 20 casos.

Acribillaron y mataron a hombres, mujeres y niños principalmente en tres clases de incidentes: incursión militar a hogares; disparo a mansalva en mercados, a multitudes en la calle, etc.; y disparo a carros en los retenes.

Hay 19 "casos típicos". Por ejemplo, sin notificación previa, los soldados ponen un retén en una calle oscura. Tres adolescentes en un carro con la música a todo volumen, al parecer sin ver el retén, lo pasan sin parar. Matan al conductor. En otro caso, abren fuego sobre un carro, aunque no haya llegado el retén. La madre y dos niños sobreviven, el padre y otros dos niños mueren.

Hay muchos, pero muchos testigos oculares que cuentan incidentes similares. Con pequeñas modificaciones, podrían ser descripciones de la presencia de la policía en los ghettos y barrios humildes en las ciudades de Estados Unidos. En Irak, HRW señala que los soldados consideran como "enemigos" a las personas de "piel morena, vestidas de civil".

El informe no es un análisis general de las atrocidades estadounidenses en Irak; sólo documenta algunos incidentes en la capital.

La masacre de 20 civiles de Fallujah,al oeste de Bagdad, no se incluye en el informe porque ocurrió el 28 y 30 de abril, antes de que Bush declarara que la guerra había terminado. En Fallujah hubo una emboscada a un convoy hace dos semanas. Los adolescentes bailaron y gritaron de júbilo ante los vehículos incendiados y los automovilistas tocaron con alegría las bocinas.

Los guerrilleros opuestos a la invasión atacaron a las tropas seis veces en seis días. El 24 de octubre, las fuerzas de la resistencia dispararon a una patrulla y dejaron a tres solados heridos. Los soldados yanquis tomaron represalias, tal como han hecho desde el principio. "Inmediatamente después del ataque que dejó dañado un Humvee, dispararon por doquier con el apoyo de dos helicópteros que sobrevolaban a baja altura", comentó un testigo. El periódico The Guardian dijo: "Después del ataque, las tropas detuvieron a varios civiles iraquíes. Sacaron a uno de ellos de su carro y lo golpearon repetidamente en los riñones en el suelo".

Quizá ese hombre tuvo suerte. El 20 de octubre, 30 soldados yanquis buscaban bombas en un cruce de Fallujah, cuando estalló una trampa que mató a uno. Comenzaron a disparar como locos y mataron al conductor de un camión. Después, según lo que una familia le dijo a un corresponsal de Associated Press, entraron en una casa cercana, esposaron al jefe de familia, lo sacaron y lo acribillaron.

Una vez más, estos no son actos espontáneos de brutalidad. Los que necesitan pruebas de que el gobierno y el ejército estadounidense lo desean deberían pensar que estos crímenes son muy conocidos, no son asesinatos ocultos ni masacres sin testigos. No obstante, solo juzgaron a las tropas en cinco incidentes. En cuatro, decidieron que hicieron lo correcto. En sólo un caso hubo un castigo (muy leve), no por asesinar, sino porque el piloto de un helicóptero bajó una bandera chiíta en Bagdad, lo que los invasores consideraron un error político. Esa fue una violación de las órdenes superiores.

Lo que tienen en común Vietnam e Irak es que son invasiones injustas. Todos los combates de los soldados yanquis sirven a una vil causa. Por la naturaleza de estas guerras, el asesinato de civiles a sangre fría es una actividad cotidiana de las fuerzas armadas invasoras.

Si los asesinatos en Vietnam ocurrieron en una escala mayor (hasta ahora), fue porque la guerra se libró en una escala mayor. A pesar de haber apostado medio millón de soldados en Vietnam (que los oficiales trataron de que fueran como la Fuerza Tigre), no lograron separar al "pez del mar", es decir, a los revolucionarios del pueblo. Cuanto más presentían la derrota a manos del pueblo vietnamita, más sanguinarios se volvieron.

Aunque muchas personas en el mundo puedan pensar lo contrario, los estadounidenses no nacen con un gen de asesino. El método de la clase dominante estadounidense, al igual que de todo gobierno reaccionario, es enviar a los jóvenes a misiones de represión, y cuando el pueblo se resiste a la opresión, usar la muerte de soldados para apanicarlos y alentarlos a cometer atrocidades.

Un factor que obligó a Estados Unidos a retirarse de la guerra de Vietnam fue la rebelión de su propio ejército, de los soldados que se resistían para no combatir, mataban a sus propios oficiales y se unían al movimiento mundial de las masas contra la guerra. Algunos soldados tomaron conciencia de la verdadera naturaleza del sistema imperialista en el curso de esa guerra y se pusieron del lado del pueblo vietnamita y de los pueblos del mundo.

El 25 de octubre de 2003, muchos de esos ex combatientes marcharon en las manifestaciones contra la intervención en Irak en Washington y otras ciudades estadounidenses, al lado de los familiares de los soldados presentes en Irak. De los 1300 soldados que han regresado de ese país, 27 se han negado a regresar.