Respuesta de NAPO al Borrador del Programa del PCR

Revolutionary Worker #1223, December 21, 2003, posted at rwor.org

Históricamente, la "cuestión nacional" ha sido un problema para el movimiento comunista de estados unidos. Este problema de las organizaciones comunistas primordialmente de la nación opresora al abordar la autodeterminación de las naciones oprimidas dentro de las fronteras de estados unidos se sigue manifestando en el "Borrador del Programa del Partido Comunista Revolucionario (PCR), e.u.".

En los años 1920, el movimiento más dinámico de los afrikanos en e.u. y el mundo fue UNIA (también conocido como el Movimiento de Garvey) bajo la dirección de Marcus Garvey. Millones de afrikanos del mundo entero participaron en él, pero tras su declive a fines de los años 1920 (debido a represión externa y contradicciones internas) el movimiento comunista internacional y una facción de comunistas negros propusieron la consigna "autodeterminación en el Black Belt" para cooptar las aspiraciones nacionalistas de los afrikanos en estados unidos en esa época. Con esa consigna los comunistas americanos le dieron mucha prioridad al movimiento de liberación de los negros: sacaron publicaciones dirigidas a la comunidad afrikana y dedicaron recursos a organizadores de la comunidad negra en los centros urbanos del norte y rurales del sur. Esto aumentó la cantidad de negros que se incorporaron al Partido Comunista (PC) americano a principios de los años 1930, pero debido a la ambivalencia del PC sobre el nacionalismo jamás se desarrolló un auténtico movimiento de autodeterminación bajo su dirección. Un movimiento negro independiente era una amenaza para los paternales líderes blancos del PC, pues los padres comunistas blancos pensaban que ellos deberían dirigir la lucha de liberación afrikana.

Hablando en nombre del "proletariado revolucionario", el PCR declara: "el proletariado revolucionario respeta el derecho de los negros a establecer un gobierno autónomo en la zona del Sur llamada Black Belt, así como en otras zonas con grandes concentraciones de negros". (p. 92) Para ellos gobierno autónomo quiere decir una forma de autogobierno, pero no independencia ni soberanía plenas. Es curioso que el Programa describe con detalles los poderes de los que goza un gobierno autónomo (control de educación, idioma y cultura) pero no dice nada sobre las limitaciones que tiene un gobierno autónomo dentro de otro estado. Por ejemplo, un gobierno autónomo no tendría el derecho de tener su propio ejército ni de establecer independientemente relaciones internacionales.

Hablando de nuevo en nombre del "proletariado revolucionario", el PCR declara: "Tendrán además el derecho a la autodeterminación e inclusive la secesión, es decir, el derecho de separarse y formar una república afroamericana en el Black Belt. El proletariado no es partidario de esa separación en las circunstancias que se pueden prever ahora". (p. 92)

Ninguna organización, comunista o no, que sea predominantemente blanca tiene el derecho de proponer límites a la autodeterminación de los afrikanos o de cualquier otra nación oprimida, ya sean indígenas, hawaianos, puertorriqueños o mexicanos.

Los estados unidos de américa no es "una nación bajo dios, indivisible, con libertad y justicia para todos"; es un imperio construido por la fuerza y el fraude. La expropiación de la tierra y los recursos de una nación oprimida es una violación de nuestros derechos humanos reconocidos internacionalmente, y hay que verla como colonialismo contemporáneo. Proponer, como el programa del PCR, que las naciones indígenas, los nuevos afrikanos, mexicanos y hawaianos solo deben recibir una forma de autonomía o de autogobierno limitado es legitimar las fronteras del imperio estadounidense, que no tienen nada de sagrado, pues se forjaron por medio de robo y artimañas. Un gobierno socialista americano que se establezca en territorio de naciones oprimidas y/o no permita que estas naciones determinen libremente sus asuntos políticos también será un imperio neocolonial. Nuestros respectivos pueblos deben decidir colectivamente nuestros respectivos destinos. Nosotros mismos tenemos que liberarnos. Las naciones oprimidas tienen el derecho a la independencia. Los auténticos revolucionarios deben apoyar esa demanda. Si los comunistas americanos, que son predominantemente blancos, no reconocen el derecho a la independencia de las naciones oprimidas, serán cómplices de su genocidio.

La promoción de posiciones que limitan nuestros derechos humanos y de autodeterminación están en liga con el imperialismo.

PARTE 5. QUÉ ES UNA NACIÓN

El Borrador del Programa del Partido Comunista Revolucionario defiende el derecho a la autodeterminación del pueblo negro, que constituye una nación oprimida y tiene el derecho de formar una república (país) aparte en su tierra natal histórica. Recalca la importancia de la tierra, la autonomía como expresión de autogobierno, y la igualdad de idiomas y cultura para las nacionalidades oprimidas, especialmente los amerindios y los mexicano- americanos. Reconoce la dinámica específica de la lucha en Hawai, sus asuntos particulares de soberanía y el derecho al autogobierno para los indígenas hawaianos. Apoya la independencia de Puerto Rico. También propone medidas para superar la discriminación y las desigualdades de todas las nacionalidades oprimidas.

NAPO dice que el derecho a formar un estado separado se aplica a todas las nacionalidades oprimidas y no solo al pueblo negro, (se refiere a los afroamericanos, mexicanos, amerindios, hawaianos, etc.). ¿Tienen todos los pueblos oprimidos y grupos nacionales el derecho a la autodeterminación? Para ser claros, el derecho a la autodeterminación de las naciones quiere decir que una nación oprimida tiene el derecho de determinar sus propios asuntos y específicamente el derecho a separarse y establecerse como estado aparte.

Para el marxismo-leninismo-maoísmo la definición de nación depende de criterios objetivos. Una nación es un fenómeno histórico concreto.

El que una comunidad específica constituya una nación no depende de determinaciones subjetivas, no es que "un pueblo es lo que piensa que es". Aunque la conciencia de un pueblo refleja algo sobre la realidad, no es lo determinante. Una nación no es un concepto mental. Un pueblo tampoco es una nación simplemente porque hubiera podido constituirse como nación pero factores históricos lo impidieron. Una nación no es un status que los oprimidos o sus representantes políticos pueden establecer si lo desean. Una nación es un hecho material.

Nación es una comunidad humana estable, históricamente formada y surgida sobre la base de la comunidad de idioma, de territorio, de vida económica y de psicología, manifestada esta en la comunidad de cultur a. La formación de las naciones modernas está ligada a los procesos de producción de mercancías y al ascenso y difusión del modo de producción capitalista.

Las naciones se forjan mediante un proceso dinámico y complejo de desarrollo, cambio y transformación. Cada experiencia es singular. Pero lo que hay que recalcar en este debate es lo siguiente: los procesos históricos que forjan a un pueblo en una nación llevan a una interconexión económica y social, a una "cohesión interna" y nivel de desarrollo que sientan las bases materiales para el establecimiento de estados nacionales distintos. Si no existen condiciones materiales para que un pueblo se establezca como estado independiente, ¿por qué decir que la autodeterminación y la independencia son el punto central de su lucha?

Tenemos que abordar las diferentes cuestiones nacionales de modo diferente.

PARTE 6. LAS CARACTERÍSTICAS COMUNES Y LAS PARTICULARIDADES DE LAS CUESTIONES NACIONALES EN ESTADOS UNIDOS

¿Cómo entendemos el desarrollo histórico que ha condicionado la vida y opresión de las varias nacionalidades oprimidas en Estados Unidos? Por un lado, tienen características comunes de opresión: violencia y terror, discriminación, segregación, mutilación y degradación de su cultura. Por otro lado, cada "cuestión nacional" es distinta de las otras; cada uno de esos pueblos tiene una historia distinta y su situación actual también es distintas y un análisis detallado muestra que su futura liberación también tiene características distintas. El Borrador del Programa toma en cuenta tanto las características comunes como las particularidades de cada cuestión nacional.

A esta luz vemos tres situaciones diferentes de las nacionalidades oprimidas.

Empecemos por el pueblo negro. A través de un proceso histórico propio los afroamericanos se constituyeron en una nación en el territorio conocido como el Black Belt (un arco que atraviesa 12 estados del Sur y se llama así por el color de la tierra). Se forja como una nación oprimida, aparte y dominada por la nación euroamericana en el período de la esclavitud. Da un giro importante después de la guerra de Secesión: privados de derechos y tierra cuando se desmanteló la Reconstrucción, la gran mayoría de los negros se transforman en aparceros semifeudales.

Con la destrucción de la esclavitud surge en el Sur un opresivo sistema de plantación-industrial. Sobre esa nueva fundación económica se inicia un proceso gradual de diferenciación de clases entre los negros. Muchos van a trabajar en las minas, hornos y fábricas de tabaco. Más y más agricultores logran comprar sus propios terrenos. En las ciudades fue creciendo poco a poco una clase de profesionales y empresarios, aunque no surgió una élite de banqueros y comerciantes ricos, pues la mayoría de los negros en las ciudades del Sur eran trabajadores manuales.

Lo que estaba sucediendo era algo característico de una nación en formación: una diferenciación de clases, aunque deformada y truncada debido a la subyugación semifeudal, la represión laboral y el sistema de supremacía blanca.

La situación del pueblo negro dio otro giro en el siglo 20 con la transformación de muchos campesinos en proletarios urbanos, tras dos grandes olas de migraciones. Hoy, aunque la forma ha cambiado, el pueblo afroamericano todavía sufre opresión nacional. En el Black Belt todavía hay una gran concentración de negros: millones viven en zonas rurales y millones más en las ciudades.

Debido a la experiencia común de opresión y al hecho de que el pueblo negro se forjó como nación, con todas las características de una nación, persiste el derecho a la autodeterminación. Hay una base material-social e histórica para que se constituya como una república independiente.

El desarrollo del pueblo chicano es diferente. Recomendamos nuestro documento titulado La lucha de los chicanos y la revolución proletaria en Estados Unidos , del cual tomamos unas líneas pertinentes a esta discusión:

"La relación con México es algo que define a los chicanos, y su cultura tiene mucha influencia de México, aunque tiene rasgos muy propios. Su herencia --y su opresión nacional actual e histórica-- les da a los chicanos una identidad común, pero en su composición y carácter saltan a la vista orígenes diversos: tienen distintas raíces históricas, hablan diferentes idiomas (el español y el inglés, y variedades maravillosas de ambos), y aunque históricamente comparten una historia económica y social, nunca alcanzaron la vida económica común característica de una nación; es decir, una vida económica arraigada y entretejida en un territorio común".

El documento mencionado elabora este punto. Cuando Estados Unidos se apoderó del territorio de México, el nivel de integración de los asentamientos mexicanos y el nivel de desarrollo económico no eran suficientes para constituirse en nación. La opresión de los mexicanos en el Suroeste los forjó como un pueblo oprimido (una minoría nacional) dentro de las fronteras de Estados Unidos, pero nunca llegó a forjarse como nación chicana. Hoy la mayoría de los chicanos tienen raíces en México y no en el Suroeste.

Otro factor importante para comprender el Suroeste es la compleja historia de los navajos, los hopis y los pueblos, así como otros indígenas con experiencias históricas distintas.

Nuestro Programa defiende el derecho de los chicanos a las tierras que les robaron y al autogobierno en extensas partes del Suroeste. También reconoce que varios pueblos amerindios tienen derechos territoriales en la región y deja en claro que la revolución proletaria tiene que reconocer que México también tiene derechos en esa región. Todo eso hay que abordarlo a partir de principios revolucionarios.

Está claro que no se puede resolver el asunto si cada pueblo declara independencia en territorios con reclamos complejos y conflictivos.

En cuanto a los amerindios, hay más de 500 tribus y no constituyen una sola nación. Cada una tiene su historia particular, así como lazos lingüísticos y culturales. Cuando llegaron los colonizadores, o sea cuando empezó el genocidio contra los indígenas, muchos pueblos tenían economías comunales agrícolas bien establecidas.

Los ataques militares y la conquista, las guerras y los traslados forzados, el internamiento y el encarcelamiento, la mutilación cultural y la asimilación forzada no lograron destruir ni desintegrar a muchos pueblos indígenas, aunque todo eso afectó profundamente su desarrollo socioeconómico.

Las economías indígenas fueron prácticamente eliminadas; les quitaron animales y terrenos. El sistema federal de reservas los mantiene en la dependencia y la pobreza. El desarrollo económico en las reservas fue bloqueado, y la diferenciación de clases y la acumulación capitalista se limitó fuertemente. Así se frustró la posibilidad de que se desarrollaran mercados nacionales. Los amerindios se volvieron trabajadores asalariados fuera de las reservas, aunque han trabajado en las reservas de minas y en la industria maderera.

Nuestro partido reconoce que los diversos pueblos amerindios tienen derechos históricos y actuales con respecto a la tierra y los recursos naturales. El Borrador del Programa propone la autonomía como medida clave del estado socialista para responder a los derechos al autogobierno y las necesidades específicas de los amerindios. También plantea las medidas que deberá implementar el estado socialista para mejorar la situación de las comunidades y regiones más oprimidas, aplicando recursos económicos y sociales según el principio de "empezar por los más necesitados". Así se superarán la desigualdad y la pobreza que azotan a los amerindios y a otras nacionalidades oprimidas.

Pensamos que esto corresponde a los intereses revolucionarios de los amerindios. Sin embargo, nos interesa mucho conocer los análisis de los amerindios y otros sectores sobre los cambios de la estructura económica en las reservas y los cambios de clase que se han dado especialmente en las últimas tres décadas. Además de ser importantes por derecho propio, afectan la dirección y las reivindicaciones de las luchas de los amerindios.

Para terminar esta parte de la discusión: decir que el pueblo negro es una nación oprimida que tiene el derecho a la autodeterminación, que los chicanos son una minoría nacional oprimida con el derecho a la autonomía y que los pueblos amerindios tienen el derecho al autogobierno no quiere decir que la opresión de unos es "peor" que la de otros o que sus reivindicaciones son más importantes. No hay una jerarquía de opresión. Tampoco quiere decir que unos "merecen más" que otros. Es un análisis del desarrollo histórico y de las condiciones materiales-sociales concretas, y de lo que será necesario para resolver problemas concretos.

Todos los pueblos oprimidos merecen la liberación y nuestro Programa es un plan concreto para obtenerla y eliminar la opresión nacional. Las medidas específicas del Programa emanan de los mismos principios de eliminar la desigualdad, y erradicar las causas de la opresión nacional y de todas las formas de opresión. Además contribuyen a la lucha común de largo plazo por la transformación revolucionaria de la sociedad para construir una comunidad mundial de seres humanos libremente asociados.

PARTE 7. REVOLUCIÓN SOCIALISTA, AUTONONOMÍA Y LA TAREA DE ERRADICAR LA OPRESIÓN NACIONAL

La opresión nacional es inherente a la estructura y al funcionamiento de la sociedad estadounidense, y el sistema capitalista-imperialista la reproduce e impone salvaje y constantemente. Para la revolución socialista la destrucción de la supremacía blanca y la forja de verdadera igualdad entre las nacionalidades será un asunto prioritario.

El Borrador del Programa propone una orientación general para la eliminación de la opresión nacional.

Señala las medidas inmediatas que se aplicarán para eliminar la segregación, desmantelar la fuerza policial, aplastar a los grupos racistas paramilitares, y reconstruir los ghettos y barrios pobres. Indica cómo se tumbarán los muros que impiden la plena participación en la sociedad y cómo, a través de la educación y la cultura, se realizarán en toda la sociedad campañas para combatir el racismo y el chovinismo nacional. Propone lineamientos sobre la igualdad de idiomas y culturas, y anticipa el florecimiento de culturas nacionales. Defiende el derecho de los negros, chicanos y amerindios a tierras robadas que hasta hoy les niegan. Explica que en la nueva sociedad socialista se integrará el lugar de trabajo, las comunidades y las escuelas para mejorar el contacto entre los pueblos y superar las desigualdades y eliminar el racismo.

Además de estas medidas, el estado socialista defenderá el derecho a la autonomía de los negros, chicanos, amerindios e indígenas hawaianos (el Programa reconoce la dinámica particular de la lucha en Hawai y asuntos relacionados con la soberanía). Muchos que han estudiado el Borrador del Programa quieren saber más sobre la autonomía, sobre lo que es y lo que no es.

La autonomía es una forma de autogobierno por las nacionalidades emancipadas en las zonas donde históricamente han constituido poblaciones grandes. La autonomía territorial existe dentro de un estado socialista multinacional. No se trata de la formación de un estado aparte con su propio ejército, política exterior o moneda. Por razones muy importantes no es posible tener un estado unificado con diferentes ejércitos. Lo importante de la autonomía es que un pueblo oprimido tiene el derecho a autogobernarse en zonas donde históricamente se ha concentrado.

La autonomía es una medida para satisfacer derechos históricos y necesidades concretas de las nacionalidades oprimidas. Las regiones autónomas tendrán control administrativo de los asuntos sociales, económicos y culturales. La autonomía permitirá el establecimiento de instituciones locales; la adopción de medidas sobre el idioma, la administración de las finanzas y el uso de los recursos para atender prioridades económicas y sociales; el derecho a tomar medidas necesarias para desarrollar la cultura, la educación, el arte y los servicios de salud; lanzar campañas sociales y políticas y reformas relacionadas a condiciones y necesidades específicas.

El Borrador también explica que la autonomía se regirá por principios que promuevan la igualdad y la unidad, y que combatan la explotación y la opresión. Las regiones autónomas no estarán divididas del resto de la sociedad por una muralla; habrá interacción e intercambio entre ellas y el resto de la sociedad y nadie será obligado a vivir en ellas.

Estas no son apenas "buenas ideas". En la Unión Soviética cuando todavía era una sociedad revolucionaria y en China bajo la dirección de Mao se aplicaron medidas de autonomía. En la Unión Soviética se elaboraron alfabetos para lenguas que no lo tenían y en la China revolucionaria las masas participaban en luchas para determinar los órganos de autogobierno apropiados. En las regiones minoritarias menos desarrolladas se desarrolló industria, asistencia médica que combinaba lo tradicional con lo moderno, e institutos para el estudio y la difusión de la historia y la cultura de las distintas nacionalidades. Todo eso confirió a los pueblos poderes que nunca tuvieron antes.

Repetimos, el objetivo es impulsar la lucha para eliminar la opresión nacional, lograr plena igualdad y desencadenar a las masas oprimidas para que participen en las luchas para reconstruir la sociedad y eliminar toda forma de explotación y opresión.

(Continuará)