Chicago: La destrucción de la vivienda pública

Desalojos y "reubicación" en Cabrini Green

Obrero Revolucionario #1232, 14 de marzo, 2004, posted at rwor.org

A continuación, la segunda parte de un artículo sobre los ataques a la vivienda pública en Chicago. La primera parte --"Chicago: La destrucción de la vivienda pública, Planes crueles, mentiras calculadas"-- se publicó en el OR No. 1225.

Hecho: A partir del año 1998, el Departamento de Vivienda de Chicago (CHA) arrasó 14,000 departamentos y construyó 900.

Hecho: De enero a junio de 2003, 172 familias se mudaron de departamentos del CHA directamente a albergues para los que viven en la calle.

Hecho: Hay 50,000 familias en la lista de espera para departamentos del CHA; en 1999, había 30,000.

El ataque contra la administración en manos de los residentes

Todo comenzó a las 6 de la mañana el 9 de junio de 2003. Veinte policías armados y varios funcionarios del CHA irrumpieron en dos oficinas de la Corporación Administradora de Residentes (RMC, siglas en inglés) en Green Homes, parte del multifamiliar público Cabrini Green de Chicago. Era un ataque sorpresa.

Cerraron las dos RMC que administraban los ocho rascacielos de Cabrini Green. No les dieron advertencia, ni carta de notificación, nada.

Más de 50 empleados quedaron sin trabajo, sin que nadie les notificara en persona. En una oficina, le dieron cinco minutos para juntar sus cosas y les dijeron que si regresaban los iban a arrestar.

Con ese ataque sorpresa, echaron a la calle a los inquilinos que administraron los edificios por más de 10 años. Vino una compañía administradora "privada" de otro estado que no sabía nada de Cabrini Green ni de la gente que vive ahí.

Esa mañana, un chavo encontró los archivos y las máquinas de las oficinas desocupadas en los basureros detrás de un edificio. Los archivos contenían datos personales como números de seguridad social, contratos de arrendamiento y más de $6000 en giros para la renta. Todo botado.

La falta total de respeto fue como una bofetada para todo mundo en Cabrini. Al día siguiente, sesenta personas hicieron una marcha, a pesar de la lluvia, para enfrentar a los funcionarios del CHA que se atrevieron a dar la cara. Los presidentes de la RMC convocaron una rueda de prensa para desmentir los pretextos del CHA, los cuales parecían sacados del libro de George W. Bush, de la sección "ingerencia flagrante bajo cubierta de mentiras".

El CHA dijo: "Estamos haciendo esto porque es necesario mejorar los servicios a los residentes". Sin embargo, agregó también que las RMC no realizaban desalojos de "one strike".

La orden de echar a los inquilinos a la primera ofensa viene de finales de los años 80, como parte de la "guerra contra la droga". Esa medida cruel, avalada por la Suprema Corte, autoriza el desalojo de un inquilino si agarran con drogas a un residente del departamento o incluso a un invitado. No importa dónde ocurra el arresto o si el inquilino no sabe que la otra persona tiene o está usando drogas. Si la condenan, pueden desalojar al inquilino.

Esa ley se ha usado como amenaza a los residentes, parte de la criminalización general de los oprimidos y los pobres. Para el CHA y la policía de Chicago, ha sido un arma importantísima en los operativos de desalojo y la campaña para destruir la vivienda pública.

Un ataque desde muchos lados

La eliminación de las RMC el verano pasado fue un acto indignante. Hace preguntar: ¿Por qué atacaron tan duramente las RMC de Cabrini Green? ¿Qué hay detrás de este plan contra la vivienda pública? ¿Cuáles son las dinámicas que operan aquí?

Las autoridades hablan de desmantelar la concentración de gente pobre y dicen que es para beneficio de los residentes. En su página web, el CHA dice que está "rectificando décadas de deterioro y desesperanza para crear un nuevo legado de esperanza y oportunidad para la población de bajos ingresos de esta ciudad".

¿Qué? ¿A poco le cayó el veinte al CHA, haciéndole exclamar: "¡Chin! Por décadas hemos hecho mal y ahora tenemos que corregirlo"? Ni en sueños.

La neta es que la campaña para destruir la vivienda pública obedece a los imperativos y las necesidades de esta sociedad capitalista. Es un ataque al pueblo desde muchos lados: de los altos niveles del gobierno federal a la sed de dinero de las compañías de bienes raíces. Para el pueblo, significa sufrimiento y angustia.

Las promesas --de "esperanza y oportunidad"-- no son diferentes de las justificaciones "civilizadoras" de los esclavistas y los colonizadores. Dicen que es por el "bien" de los oprimidos, pero los están estrangulando.

La gran concentración de pobres en los barrios céntricos de las ciudades ha preocupado al gobierno federal por muchas décadas. Durante los años 60, los negros de todo el país repudiaron el racismo y la opresión nacional de siglos. En 1967, estallaron 160 rebeliones en 128 ciudades en los primeros nueve meses del año.

El presidente Lyndon Johnson creó la comisión Kerner con el objetivo de buscar "soluciones de prevención de disturbios a corto plazo, mejores medidas de contenerlos cuando ocurran y medidas a largo plazo para eliminarlos en el futuro".

Yolanda Ward, una activista de derechos de vivienda, escribió en 1979: "Los estrategas de la comisión Kerner llegaron a la conclusión de que la pobreza en los barrios céntricos tenía raíces tan profundas que sería imposible transformar esos barrios en comunidades viables y satisfactorias, para los residentes o para el gobierno. Por lo tanto, estimaron que el problema de los disturbios se presentaría de nuevo y tal vez con mayor intensidad, y que sería una amenaza grave a los privilegios constitucionales de la mayoría de los ciudadanos. En conclusión, proyectaron que si la naturaleza del sistema americano de `libre empresa' imposibilitaba eliminar el problema, la tecnología estadounidense podía solucionarlo mediante el concepto de `desconcentración espacial' de las comunidades impactadas racialmente".

Con el término "desconcentración espacial", la comisión Kerner (y la clase dominante) decía que la gran concentración de pobres en los barrios céntricos era una amenaza para la estructura de poder... y que por eso había que dispersar a los pobres a otras zonas. Siguiendo esa lógica fría, el gobierno ordenó la "desconcentración espacial" de la vivienda pública. El CHA adoptó esa meta en su "Plan de Transformación".

Dicha "desconcentración" de pobres ha sido una meta oficial por mucho tiempo, pero no ha sido fácil realizarla. Sin embargo, últimamente los cambios de Estados Unidos y de la economía mundial han acelerado esa necesidad y le han dado nuevas justificaciones.

Los programas de asistencia pública, como el "welfare", Medicaid y las estampillas para comida, están bajo fuerte ataque. En los últimos 15 años, han cercenado estos programas que por años fueron "redes de seguridad" para los pobres.

Dichos programas se iniciaron como respuesta del sistema a los movimientos de los años 60 y tenían la meta de apaciguar a los de abajo. Pero hoy son obstáculos a las necesidades y planes de los gobernantes, quienes en un afán despiadado de despojar a grandes sectores de la población recortan la ayuda de que muchos dependían y los abandonan a su suerte.

Al perder el "welfare", la vivienda pública y otros programas sociales, quedan pocas opciones: unirse al sector laboral mal pagado, sin seguro y "desechable"... para que los capitalistas lo puedan explotar de una manera más cabal y "eficaz"; o hundirse en una pobreza y hambre mayor, manteniéndose mediante la economía "informal" o viviendo en la calle. Esto último afecta en particular a los jóvenes negros, cada vez más vilipendiados, criminalizados y encarcelados, que enfrentan a diario el hostigamiento, la represión y la brutalidad de la policía.

Otro motor para la destrucción de la vivienda pública son los miles de millones de dólares que se ganan al vender propiedades de primera y desplazar a comunidades enteras. Por mucho tiempo, los potentados de bienes raíces han salivado por Cabrini Green, rodeado por edificios de lujo. (La Parte I de esta serie describe esto más a fondo). Cuando termina la demolición de los departamentos de gente pobre, edifican nuevos condominios y complejos elegantes para profesionistas.

Según informes del periódico Chicago Tribune , la cantidad de unidades de vivienda del centro de la ciudad aumentó casi el doble en 15 años: de 48,000 a 78,000. Pero no son para gente pobre. El Tribune agrega que en los nuevos edificios un espacio para estacionarse cuesta hasta $25,000.

Como dijimos en en un artículo del OR No. 1028: "... quieren liquidar la vivienda pública y recortar los servicios sociales con el objetivo de forrar los bolsillos de las compañías de bienes raíces. La clase dominante de Chicago disminuirá drásticamente la vivienda para gente de bajos recursos, desalojará a miles de pobres y destruirá comunidades enteras".

Ahora hay 50,000 familias en la lista de espera del CHA, en comparación con 30,000 familias en 1999. El CHA dice constantemente que no es responsable. Otras 30,000 familias de bajos ingresos esperan recibir subvenciones para vivienda (lo que se llama Sección 8); unas han esperado casi 20 años. Pero el CHA le ofrece esas subvenciones a los que viven en los multifamiliares públicos para que se vayan y pueda seguir con la destrucción de edificios.

El director del periódico Residents Journal (publicado por los inquilinos) dijo: "Si no fuera por ellos [los funcionarios del CHA], jamás hubiera comprendido cómo un ser humano podría poner la compasión al lado y hacer cosas que son verdaderamente reprobables".

En verdad, el CHA y los que fomentan la campaña para destruir la vivienda pública son cínicos y desalmados. Pero el plan no se debe simplemente a funcionarios crueles, sino a imperativos del sistema.

Los efectos del "cambio de régimen"

Después de echar las RMC de Cabrini Green el verano pasado, los residentes sufrieron toda clase de amenazas y ataques.

Unos efectos se vieron inmediatamente. Los compresores de basura no se vaciaron por semanas y las tolvas se llenaron de basura hasta el piso 15. Los residentes dijeron que había ratones en los pasillos; antes solamente había en el patio. La policía se instaló a la entrada de varios edificios.

Otros cambios se efectuaron más lentamente. La nueva compañía administradora lanzó toda clase de amenazas a los residentes: "Se alzará la renta... Ud. debe miles de dólares en renta atrasada... Se le desalojará...". Y como botaron los archivos de las RMC, los inquilinos no podían refutarlo. Un aviso pegado en todas partes decía que los sheriffs iban a venir a desalojar a los que estaban atrasados en pagar la renta.

Los residentes de Cabrini nos dijeron que en septiembre, antes del comienzo de clases, no hubo agua caliente todo el fin de semana.

Ahora pueden pasar días y días sin servicio de ascensor, y los que andan en silla de ruedas y otros discapacitados no tienen cómo entrar a sus departamentos. El asma es un serio problema de salud para los negros; por ejemplo, la posibilidad de que un niño negro muera de asma es tres veces mayor. Entonces, ¿qué ocurrirá si una persona del piso 14 sufre un ataque de asma? ¿Correrán los paramédicos al piso 14 con todo el equipo que puedan cargar? ¿Y si alguien del piso 9 sufre un infarto y hay que llevarlo inmediatamente al hospital?

Eliminar las RMC también desbarató por completo los planes de reparar los edificios que tienen muchos departamentos vacíos, como se hace cada año a partir de la celebración de "Juneteenth" [el 19 de junio, fecha en que la noticia de la abolición de la esclavitud llegó a los esclavos de Texas - Nota del traductor].

La nueva compañía administrativa tuvo que contratar de nuevo a unas personas que trabajaron para las RMC, debido al deterioro de los edificios y el clamor público.

Desde que cerraron las RMC ha habido más desalojos y mudanzas en Cabrini Green, pues los inquilinos que tienen adonde irse se van para no tener líos como el desalojo o la reubicación obligatoria. A unos los han engatusado con la promesa de darles subvenciones para pagar un departamento en otra parte de la ciudad. Un "servicio" que la nueva compañía administradora presta con frecuencia es la "reubicación", o "ayudar" a mudarse a otros barrios. Todo eso facilita la realización del plan del CHA de sacar a los pobres de la zona.

El pueblo vs. la guerra a la vivienda pública

Las RMC de Cabrini Green no eran una administración perfecta, pero está claro que cuando manejaban los edificios, los residentes vivían mejor. Tenían cierta voz en la administración de sus edificios y había menos problemas. Se hacían reparaciones básicas y había menos desalojos. En un edificio no se desalojó a nadie cuando estaba la RMC

El hecho de que los residentes tenían menos problemas con las RMC fue un motivo para que el CHA las eliminara. Eran un obstáculo al plan de destrucción del barrio.

La administración de la vivienda pública ha tenido una historia contradictoria. En varios edificios, las compañías privadas han presionado a los inquilinos para que se vayan. Sus medidas, además de los desalojos "one strike", el hostigamiento de la policía y la falta de reparaciones en los edificios, han coincidido con los intereses del CHA.

Irónicamente, la formación de las RMC se debió a fuerzas derechistas de la clase dominante que proponían que la gente "administrara su pobreza": una cínica jugada para culpar a los pobres por el deterioro de la vivienda pública y justificar su destrucción.

En unos multifamiliares, como Stateway Gardens, las RMC traicionaron a los residentes, y abrieron el camino para la demolición. Pero en muchos lugares, especialmente cuando tenían líderes del movimiento de los años 60 de derechos civiles para los negros, las RMC organizaron a los inquilinos a luchar por reformas de vivienda pública. Unas RMC lograron tener superávits de presupuesto; por ejemplo, las de Cabrini Green tenían un superávit de seis millones de dólares.

En Cabrini Green, las RMC jugaron un papel positivo, a pesar de que no se oponían al plan de destruir la vivienda pública. Invita a reflexionar el hecho de que, a final de cuentas, incluso esas reformas y el mantenimiento básico de los edificios resultó intolerable para el CHA y la estructura de poder. Los ataques contra los residentes de Cabrini Green y otros multifamiliares públicos son una manifiestación de las necesidades globales de los capitalistas monopolistas de la clase dominante y en particular, de la necesidad de explotar y controlar más al pueblo. Es crucial entender este cuadro general si queremos luchar al máximo contra la guerra del sistema a la vivienda pública.

Por muchos años, la Brigada de la Juventud Comunista Revolucionaria (BJCR), que vive en Cabrini Green, y partidarios del Partido Comunista Revolucionario han desempeñado un papel dirigente en la lucha para defender la vivienda pública, basándose en el hecho de que no es posible reformar este sistema y que hay que derrocarlo mediante la revolución.

Cabrini Green es uno de los pocos multifamiliares públicos que quedan en Chicago. Mucha gente de Cabrini quiere saber qué se puede hacer para parar la destrucción del lugar donde viven. Hemos descubierto también que muchos residentes creen que es necesario --y posible-- luchar para salvar la vivienda pública.

Cabrini tiene ventajas importantes: una comunidad fuerte que lleva muchos años luchando contra la injusticia; la percepción de los residentes de que la destrucción de esta comunidad es un ataque directo contra los derechos de los negros; muchos simpatizantes firmes en otras partes de la ciudad; y la dirección revolucionaria de la BJCR.

Por un lado está la necesidad implacable y despiadada del sistema de destruir la vivienda pública. Por el otro lado, está la tremenda fuerza en potencia del pueblo para sumarse a esta batalla y hacer historia.

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Poco después de la destitución de las RMC en Cabrini Green, la nueva compañía administrativa pegó avisos por todos lados con amenazas como estas contra los inquilinos:

AVISO A TODOS LOS INQUILINOS

EL DEPARTAMENTO DE SHERIFFS VENDRÁ PRONTO
CUÍDESE DE QUE SU NOMBRE NO APAREZCA EN ESA LISTA
VAYA A LA GERENCIA Y PAGUE SU RENTA
LA RENTA SE VENCE EL PRIMERO DE CADA MES
SE DESALOJARÁ A QUIEN NO LA PAGUE.

La administración