Para ver la película Fahrenheit 9/11

Obrero Revolucionario #1246, 18 de julio, 2004, posted at http://rwor.org

Nos han mentido y mucha gente lo sabe.

Han mentido sobre las invasiones, las ocupaciones, el espionaje, los campos de tortura, y los cambios a largo plazo de derecho, tratados y doctrinas.

El presidente miente; toda su camarilla miente.

Peter Jennings, Tom Brokaw, Dan Rather, CNN, Fox, el New York Times y todos los demás cumplen su papel, como generales obedientes, y repiten las mentiras.

El Partido Demócrata (que supuestamente es la "oposición") firma todo lo que le pongan por delante: la invasión de Irak, la Ley Patriota, las medidas de la "guerra contra el terrorismo".

Pero a pesar de todo eso, las mentiras se están cuarteando bajo el peso de la realidad. En Irak no había armas de destrucción masiva. Los iraquíes se sienten invadidos, no "liberados". La tortura la aprobaron en la cúpula del gobierno.

Hay momentos en que el gusanito de la duda empieza a rugir como un gran dragón.

Fahrenheit 9/11 cayó en medio de todo esto.

Ya más de nueve millones de personas han visto esta película, que se inauguró en 868 pantallas y pronto se verá en 2000 cines cada noche.

Las multitudes que hacen cola para ver la película mandan a volar el "respeto a la presidencia". El desprestigio de esta Casa Blanca queda al desnudo: deshonestos, corruptos, dedicados conscientemente a la riqueza y las ganancias del sistema capitalista. ¡Este gobierno, sus cabecillas, sus órdenes y sus guerras son ILEGÍTIMOS e injustos!

De repente, todo mundo tiene que ir a ver una película contra el gobierno. La atmósfera se está politizando y hay un intenso debate, que con frecuencia rebasa los limites que define la política oficial (y los demócratas).

Por supuesto vino un contraataque. Los mismos loros de la prensa que repitieron todas las mentiras de un gobierno asesino ahora acusan al director Michael Moore de "flirtear con los hechos".

La pregunta obvia es: ¿Y AHORA QUÉ?

¡Pues hay que profundizar y echarle candela a esto!

El debate político actual tiene que abordar mucho más profundamente la magnitud de los crímenes y engaños del gobierno: desenmascarar su naturaleza, sus motivos, sus metas; ver hasta dónde llega la podredumbre y lo serio que es este momento.

Michael Moore ata muchos "cabos" de este momento de un modo impactante, lanzado y divertido. Pero para atar los cabos correctamente, para entender lo que pasa, hay que hacer un análisis crítico de la película.

Esta ofensiva militar global no se deriva solamente de la corrupción o la incompetencia del presidente actual, su familia ni sus siniestros compinches.

Es importante entender a fondo cuáles son los planes estratégicos del gobierno; ver cómo la superestructura está usando la "guerra contra el terrorismo" como excusa para poner en marcha planes muy pensados para establecer un predominio mundial permanente; y captar cómo el control de Irak y de la región petrolera del golfo Pérsico le da al imperialismo yanqui mucho más control estratégico del resto del mundo.

Bob Avakian, el líder del Partido Comunista Revolucionario, ha examinado a fondo estos asuntos estratégicos desde muchos ángulos y ha bregado seriamente con sus implicaciones para la lucha que busca descarrilar este monstruoso proyecto de Bush y zafar el mundo y el futuro de las manos de estos monstruosos forja-imperios.

Veamos cómo ha analizado Bob Avakian los asuntos que plantea Fahrenheit 9/11 y los grandes retos que todos tenemos por delante.

*****

¿Por qué los republicanos se robaron las elecciones del 2000 y por qué los demócratas no hicieron nada?

La película empieza recordándonos cómo los republicanos se robaron las elecciones del 2000 y muestra unas escenas escandalosas de la conducta de los demócratas, que no hicieron nada para impedirlo.

Vemos uno tras otro a los representantes negros del Congreso que se levantan a protestar por la anulación del derecho al voto de los negros en la Florida. Necesitan que un pinche senador firme la propuesta para que el Congreso la considere, pero no consiguen ni una firma y el vicepresidente, Al Gore, los manda uno por uno a callarse la boca.

¿Por qué impusieron así a Bush y su camarilla? ¿Por qué Gore y los demócratas no llamaron a sus partidarios cuando les estaban robando la presidencia?

¿Qué dice el hecho de que Al Gore y todo el Senado pisoteen así las justas quejas de los negros? (¿Y dónde estaba el senador John Kerry?)

En un discurso del año pasado, Bob Avakian comentó:

"Otra cosa muy gruesa es que para los allegados de Bush --bueno, en realidad Bush no es más que una figura decorativa de un grupo que lleva años en este proyecto--, para ese grupo es completamente ilegítimo que otro grupo esté en el gobierno. Así vieron a Clinton, por ejemplo (y claro, Clinton no es un paladín del pueblo ni mucho menos); les parecía ilegítimo aun cuando era presidente; para ellos es ilegítimo que cualquiera que no sea de su grupo esté en el núcleo del poder.

"Recordemos las elecciones presidenciales de 2000, las elecciones más aburridas en mucho tiempo, y de repente se pusieron interesantísimas y muy intensas, no por lo que dijeron o dejaron de decir en la campaña sino por lo que pasó (y no pasó) en el conteo. Se pusieron de relieve las feroces luchas intestinas de la clase dominante. Volviendo a la pirámide, arriba está la clase dominante y sus representantes políticos con (aunque esto sea un poco simplista) los demócratas a un lado y los republicanos al otro.

"Por décadas, el grupo de Bush y los que él representa han estado preparando toda una infraestructura, por decirlo así, para encaminar la sociedad hacia el fascismo cuando sea necesario.

"O sea, veamos la pirámide con los republicanos aquí (a la derecha) y su base social de fanáticos religiosos y dementes fundamentalistas. ¿Recuerdan los problemas que tuvieron en las elecciones presidenciales de 2000 con las balotas de papel y todo el rollo? En un distrito electoral en el estado de Florida estaban contando las balotas cuando un grupo de empleados de congresistas republicanos golpeó a la puerta e hizo parar el conteo. Eso en sí fue muy grueso, pero simboliza algo mucho más grave: el hecho de que están dispuestos a movilizar una fuerza fascista si lo creen necesario y de que están dispuestos a implantar una sociedad religiosa fundamentalista fascista si lo consideran necesario.

"Al otro lado de la pirámide (supuestamente a la izquierda), están los demócratas. ¿Quiénes son sus bases? No digo que realmente los representan, ¿pero a quiénes quieren atraer? A la gente progresista y los oprimidos. En realidad el papel de los demócratas es canalizarlos hacia la corriente tradicional de la política nacional y confinarlos al marco del proceso electoral burgués y... canalizarlos nuevamente si es que se alejan o salen de ese marco. Porque a las bases las elecciones les dan rabia, por las mismas razones que ya señalamos: el Partido Demócrata habla de gente común, de los pobres, de los que sufren discriminación, etc., pero siempre los traiciona. Hasta habla de los oprimidos, pero como en realidad no representa sus intereses fundamentales, los traiciona una y otra vez. Representa los intereses del sistema y la clase dominante, y sirve para engatusar a los oprimidos y los descontentos. A todos ellos les dice: `Vénganse, vénganse. No es tan malo como parece. No olviden que tienen el voto. Tranquilos. Todo saldrá bien'. Para eso sirven los demócratas. Pero tienen mucho miedo de movilizar a las bases. Las exhortan a votar, pero les infunde pavor que se salgan a la calle a protestar o luchar contra los derechistas, que están cobrando fuerza.

"Aquí vemos un peligro muy real que existe en este país actualmente: se ha embarcado hacia un tipo de gobierno burgués mucho más represivo e incluso fascista.

"Pero debemos captar que esto es muy contradictorio. Hay que ver eso. Los derechistas están empujando la situación más y más hacia la derecha, y los demócratas apenas plantean unas cuantas objeciones débiles y se instalan en el `ala izquierda' del programa derechista. Pero, por otra parte, decenas de millones de personas detestan el rumbo de la sociedad. Lo vimos después de las elecciones de 2000 y con la guerra de Irak.

"A millones y millones y millones de personas les da asco lo que representa Bush y el camino en que se ha embarcado el grupo que está en el poder. Esto es importante en sí y también destaca el potencial positivo para la revolución. No estoy diciendo que estemos en el umbral de la revolución, pero pensando en el futuro y en el potencial, algo que lleva a una situación revolucionaria es que millones y millones de personas piensan que la situación es intolerable. Quieren que los líderes de la sociedad hagan algo, que los dirijan, pero estos no quieren hacerlo. ¿A quiénes recurren entonces? A los que están dispuestos y decididos a dirigirlos y a hacer algo de a de veras. Esta situación encierra grandes peligros, pero el otro lado de la contradicción es que encierra mucho potencial positivo para la lucha actual y para hacer la revolución conforme se vayan desenvolviendo la situación".

(de "La pirámide del poder")

¿El 11 de septiembre fue pura incompetencia de la Casa Blanca?

La película sostiene que los ataques del 11-S pasaron en parte porque el presidente es un bobo y se la pasó de vacaciones pescando y jugando al golf en vez de ponerle atención a las advertencias y trabajando con su asesor de "antiterrorismo".

Vemos a un Bush despistado que sigue leyendo un libro de cuentos en un salón de clases de la Florida después de que le informan que los aviones se estrellaron contra el World Trade Center.

Por un lado, todo eso es cierto y es verdad que Bush es el "figurante" de un círculo de la clase dominante.

Pero por otro lado, es fundamental entender que ese círculo llegó al poder con toda la intención de hacer grandes cambios en la posición mundial de Estados Unidos. Puede que Bush se la haya pasado holgazaneando en Texas, pero su camarilla trabajó febrilmente todo ese verano para poner en marcha sus planes. Esos planes tenían mucho que ver con Afganistán, Irak, el Medio Oriente y grandes cambios de doctrina militar.

Bob Avakian escribió:

"Su gran ambición es reconfigurar la situación mundial, empezando por las regiones estratégicas en que se están enfocando: Asia Central, Asia del Sur y el Medio Oriente. Pretenden imponer el `Hijo del Nuevo Orden Mundial' o `El Nuevo Orden Mundial II' a una escala mucho mayor de lo que se propusieron hace una década con la guerra contra Irak. Es un proyecto monumental con enormes repercusiones.

"Es como si dijeran: `Tuvimos una gran victoria en la guerra fría, pero con Clinton la desaprovechamos. Hubiéramos extendido nuestra hegemonía a todos los rincones del globo, y ya es hora de que lo hagamos. Nos descuidamos y ahora es hora de aprovechar la victoria de la guerra fría con una nueva reconfiguración del mundo a cachiporrazos. ¡Adelante!'"

(de "Los grandes retos de la nueva situación")

La Casa Blanca de Bush tenía, pues, una misión y los preparativos de los meses (¡años!) previos al 11-S le permitieron aprovechar esos ataques para lanzarse a forjar la nueva reconfiguración del mundo que buscaba hace tiempo.

¿Qué papel juegan el petróleo y la "conexión saudita" de la familia Bush?

Fahrenheit 9/11 documenta la estrecha y muy lucrativa conexión entre el gobierno de Estados Unidos y la familia real saudita y, en particular, el papel directo que ha desempeñado George Bush (padre) de parte del grupo capitalista monopolista Carlyle en negociaciones con la clase dominante saudita.

Por un lado, eso es cierto y es muy diciente: se ve cómo los presidentes y funcionarios del gobierno de Estados Unidos están entrelazados, de formas íntimas y complejas, con las inversiones capitalistas mundiales. Nos hace recordar que, al fin y al cabo, el golfo Pérsico es un centro estratégico de producción de petróleo para el mundo.

Pero después de mostrar eso, la película cae en una serie de especulaciones que dan una falsa impresión de cómo funciona el capitalismo mundial y de por qué Estados Unidos decidió conquistar a Irak.

Para ir al grano, Moore especula que la familia real saudita puede haber tenido conexiones con el 11-S y que el gabinete de Bush quería evitar que la investigaran (y sus negocios), y por eso cambió el centro de atención a Saddam Hussein e Irak.

En primer lugar, es casi imposible saber con certeza quién lanzó los ataques o quién sabía de ellos con anticipación y permitió que sucedieran.

Muchos de los secuestradores eran sauditas, pero también se sabe que Osama bin Laden tuvo fuertes lazos con la CIA, que se remontan a los años 1980 y a la gigantesca guerra secreta de Afganistán, donde la CIA organizó, entrenó, financió y armó fuerzas islámicas sumamente reaccionarias de las que salieron los talibanes y al Qaeda.

El argumento de que el dinero saudita compró la lealtad de la familia Bush pone las cosas patas arriba. El imperialismo estadounidense controla a Arabia Saudita y sus decadentes príncipes, y no al contrario.

Moore hasta acusa a la familia Bush de traicionar los "intereses nacionales", poniendo sus lazos particulares con Arabia Saudita por encima de sus responsabilidades como representantes de Estados Unidos. Pero esto pone la realidad patas arriba. Los Bush son representantes de peso de la clase dominante estadounidense, y se relacionan con los sauditas y con los demás países en ese papel. Pero lo que es más importante, esos intereses (que llaman "los intereses nacionales") son en realidad los intereses de la clase dominante de capitalistas monopolistas. De ninguna manera concuerdan con los intereses de los pueblos del mundo (ni de la gran mayoría de los que viven en Estados Unidos), y no hay ninguna razón para defenderlos o adoptarlos.

Los intereses de Estados Unidos en Arabia Saudita jamás se han limitado a los negocios personales de los Bush o de cualquier otra familia (por más rica o influyente que sea). La política del gobierno estadounidense (republicanos o demócratas) en esa región gira en torno a lo que necesita su imperio global. Busca dominar y explotar la vida y mano de obra de gran parte de la humanidad.

Como señaló el Obrero Revolucionario:

"El petróleo es esencial para el funcionamiento de las economías capitalistas y los ejércitos modernos, y es una fuente de enormes ganancias y poder estratégico. Arabia Saudita tiene las mayores reservas de petróleo del mundo: unos 260 mil millones de barriles, o sea, una cuarta parte del total mundial. Produce más petróleo que cualquier otro país, y puede aumentar o disminuir la producción rápidamente para subir o bajar el precio. Esto le da a Estados Unidos mucho control del mercado mundial. Arabia Saudita también tiene una posición de mucha importancia estratégica: está en el centro de los campos petroleros, al borde de las rutas de tránsito del petróleo del golfo Pérsico y al lado de Irak (que tiene la segunda reserva petrolera del mundo)".

De hecho, la guerra contra Irak no fue una "distracción" de la relación con Arabia Saudita, sino parte de un plan estratégico general para consolidar el control en todo el golfo Pérsico.

La conquista de Irak busca controlar de una manera más permanente la región entera (Irak, Irán, Kuwait y Arabia Saudita) y, a partir de eso, dominar a los países que dependen del petróleo del golfo Pérsico

.

Bob Avakian ha escrito:

"Es preciso comprender que no es simplemente que las corporaciones estadounidenses tengan `sed' de petróleo ni que la economía nacional `depende de los hidrocarburos'. Fundamentalmente, los capitalistas monopolistas que gobiernan a Estados Unidos tienen que controlar grandes fuentes de petróleo y otros combustibles en todo el mundo para bajar al mínimo los costos de producción (a través de la superexplotación de la mano de obra en los países productores del petróleo), prevalecer en la competencia con rivales imperialistas y controlar las arterias vitales de la economía mundial. Para acaparar esas fuentes se valen del aparato de gobierno, especialmente las fuerzas militares, lo cual es una manifestación de la naturaleza primordial del sistema imperialista".

(de "Los grandes retos de la nueva situación")

Bob Avakian dice lo siguiente sobre la respuesta al 11-S y los motivos:

"Obviamente, no es apenas una represalia por el 11 de septiembre y no tiene nada que ver con la justicia en nombre de las víctimas de los ataques, sino que responde a sus propias necesidades, intereses y proyectos de potencia imperialista que busca aprovechar la victoria política de la Guerra Fría para reconfigurar el mundo bajo su dominación.

"¿Quién es Osama bin Laden? Tenía vínculos con Estados Unidos y ahora dicen que les ha dado la espalda. Tal vez sea cierto, pero no está del todo claro cuáles han sido los tratos, cuáles son los vínculos entre los varios servicios de espionaje estadounidenses, israelíes o lo que sea. Suponiendo que los ataques que mataron a miles de civiles en Estados Unidos los organizaron fuerzas que no estén directamente ligadas a dichos servicios de espionaje (independientemente de lo que el gobirno de Estados Unidos u otras fuerzas ligadas a instituciones del gobierno supieran o no), el hecho es que tenían que responder. Vuelvo a repetir, como los monstruos de la mafia a nivel mundial que son, no pueden permitir que esto pase ni que se dé la apariencia de que son vulnerables.

"Las víctimas no les importan un comino, pero sí les importa que se ponga en tela de juicio su capacidad de mantener orden en su propio país.

"Los muertos no les importan ni pío y los aprovechan para hacer cosas monstruosas, pero más que eso es evidente que ya tenían planes en marcha, y los acontecimientos del 11 de septiembre han sido un buen pretexto para apretar el pedal y avanzar a toda máquina"

.

(de "Entrevista a Bob Avakian, Por Carl Dix, Sobre la guerra y la revolución, Sobre ser revolucionario y cambiar el mundo")

¿Cuáles fueron los intereses imperialistas y las metas estratégicas de la invasión de Afganistán?

Fahrenheit 9/11 muestra cosas que probablemente muchos no conocían: que el gobierno estadounidense y varias corporaciones tenían estrechos lazos con el gobierno fundamentalista de los talibanes en Afganistán. Muestra que hubo negociaciones entre el gobierno estadounidense y la corporación UNOCAL para abrir un importante gasoducto en Afganistán y que el primer ministro (Karzai, el nuevo líder del gobierno títere de Afganistán) fue un negociador clave de UNOCAL.

Todo eso plantea importantes cuestiones sobre las intenciones de Estados Unidos en esa parte del mundo y por qué verdaderamente decidió invadir a Afganistán.

Pero Moore limita el desenmascaramiento de lo que pasó en Afganistán a un puñado de corporaciones, como UNOCAL, Haliburton y Enron. Cita el argumento de Richard Clarke de que la administración Bush atacó a Afganistán primero, en vez de Irak, porque "la ciudadanía americana se hubiera inquietado si no hacíamos algo contra Afganistán". Y luego critica a Bush por haber mandado pocos soldados a Afganistán.

Esta manera de enfocar el problema es miope y da una impresión errónea de los intereses y motivos de Estados Unidos.

En primer lugar, el comentario de Clarke es engañoso: la política exterior de Estados Unidos nunca parte de lo que "la ciudadanía americana" quiere. Sin embargo, es cierto que de haber atacado primero a Irak, nadie se hubiera tragado el cuento de que fue en respuesta al 11-S. La conquista de Afganistán era un prerrequisito para mayores ataques después.

Como ha señalado Bob Avakian:

"Pero a la vez tienen cierta necesidad, dado su papel y posición como `la única superpotencia mundial' (como se jactan) y su dominación de los pueblos del mundo; como los capos de la Mafia, tienen que pulverizar a los que les `faltaron al respeto' para que se vea que eso no se hace: `No pueden insultarnos ni mucho menos golpearnos porque los aplastaremos', pues de otra forma, se darán amenazas más serias a su imperio"

.

(de "Los grandes retos de la nueva situación")

La ocupación de Afganistán cumple metas estratégicas de los imperialistas, en particular el deseo de controlar los recursos estratégicos de la región del mar Caspio y Asia central, a expensas de Rusia.

En una entrevista después del 11 de septiembre, Bob Avakian comentó sobre las profundas raíces de la guerra de Afganistán, su conexión con el proyecto global de Estados Unidos y por qué este dejó de apoyar al gobierno de los talibanes:

"Evidentemente en muchos sentidos todo esto se desprende de sus metas y ambiciones de imperio que ya estaban en juego, de lo que ya hacían en esa región del mundo (donde está Afganistán) en cuanto al petróleo y los oleoductos. El Obrero Revolucionario ha analizado estas cuestiones e invito a todo mundo a checarlo, pero es evidente que la contienda no solo entre corporaciones sino entre países imperialistas por el petróleo... abarca a Rusia y también a Alemania. Y países como Japón dependen de fuentes de petróleo en el exterior: el golfo Pérsico y ahora las regiones que colindan con Afganistán a través de las cuales piensan construir el oleoducto.

"Todo eso estaba en marcha mucho antes del 11 de septiembre. Estaban colaborando con el Talibán en eso, pero decidieron que primero, no podía estabilizar la situación y segundo, no era tan indispensable una vez que empezaron a aliarse con los gobiernos que antes integraban el imperio soviético en Asia Central.

"Así que cambian de aliados. Es decir, cuando les conviene, colaboran con ciertas fuerzas y, cuando las cosas cambian, las descartan o las pisotean. Así hicieron con Saddam Hussein: le dieron armas y lo soltaron contra Irán, y atizaron la guerra entre Irán e Irak a fin de debilitar a los dos. Es lo que siempre hacen. ¿Por qué dicen: `O están con nosotros o están con los terroristas'? Obviamente para intimidar y aplastar cualquier cuestionamiento, y ni hablar de disentimiento o resistencia"

.

(de "Entrevista a Bob Avakian.")

¿Se debe pedir que el gobierno libre mejor la "guerra contra el terrorismo"?

Fahrenheit 9/11 insinúa (y Kerry y los demócratas dicen más directamente) que la administración de Bush no ha hecho lo suficiente para ganar la "guerra contra el terror" o para capturar a Osama bin Laden, y que debe hacer más.

Moore lo dijo así: "A pesar de que habla con fuerza, Bush no hizo mucho".

Cita a Richard Clarke, que dijo: "Básicamente el presidente hizo una chapuza de la respuesta al 11 de septiembre. Hubiera debido atacar directamente a bin Laden. No despacharon a las Fuerzas Especiales a la zona hasta dos meses después".

Moore concluye: "¿Dos meses? ¿Le dieron a un asesino que atacó a Estados Unidos una ventaja de dos meses? ¿Quién en su sano juicio lo hubiera hecho?". mientras se ve una imagen de Bush.

Pedir una "guerra contra el terror" más dura equivale a endosar más agresiones de la clase dominante más rapaz del mundo, que actúa en aras de sus propias metas estratégicas globales, y no para proteger a la ciudadanía estadounidense o "liberar" a otro país.

Bob Avakian señala:

"En cuanto al terrorismo, en primer lugar, si lo vamos a condenar, debemos aplicar un criterio objetivo; pero desde luego, los imperialistas yanquis tienen su propio criterio, que es que ellos lo definen: `El terrorismo es lo que digamos y si decimos que no lo es, pues no lo es'.

"Según ellos, por ejemplo, Turquía no es un estado terrorista, aunque ha masacrado, bombardeado y arrasado pueblos y zonas enteras de las regiones curdas del país. En cambio, Saddam Hussein, quien hizo algo parecido con los curdos de Irak, es un opresor, un tirano, un déspota y un terrorista.

"Pero con un criterio objetivo (que el terrorismo es atacar y causar destrucción a civiles por motivos políticos), los más grandes terroristas del mundo actual son los imperialistas yanquis, el gobierno estadounidense. Eso es indisputable. ¡Cuántos ejemplos hay! Hiroshima y Nagasaki, la guerra de Vietnam, la guerra de Corea. O lo que hicieron en Indonesia, donde fraguaron un golpe y masacraron a centenares de miles, o lo que hicieron en Chile o en El Salvador, o la invasión de Panamá, donde bombardearon los barrios pobres de la ciudad, o Irak, donde mataron a civiles con el bombardeo y la destrucción de la infraestructura, y ahora los están matando con las sanciones. No cabe duda de que son los más grandes terroristas y, si vamos a condenar al terrorismo siguiendo un criterio objetivo, debemos condenar antes que nada a Estados Unidos. Eso debe quedar muy claro"

.

(de "Entrevista a Bob Avakian.")

¿Por qué la campaña de temor y la Ley Patriota?

Fahrenheit 9/11 dice mordazmente: "Con Afganistán conquistado y bin Laden olvidado, el presidente escogió un nuevo blanco: la ciudadanía estadounidense". Con eso la película examina la Ley Patriota y toda la campaña de temor que el gobierno ha desatado.

Da algunos ejemplos indignantes del uso de la Ley Patriota para atacar el disentimiento. Es la punta del iceberg: la película habla muy poco de las redadas contra los inmigrantes y los musulmanes después del 11 de septiembre. A muchos los metieron presos sin acusación ni juicio y los deportaron; se han documentado muchos casos de maltrato y brutalidad.

La película no capta lo serias que son las medidas represivas actuales.

Estos cambios (de muchas de las normas básicas del derecho y de la vida en Estados Unidos) están ligados al programa global de los imperialistas, y muestran lo serio y extremista que es ese programa.

"Es evidente que ya tenían planes en marcha, y los acontecimientos del 11 de septiembre han sido un buen pretexto para apretar el pedal y avanzar a toda máquina. Por eso hablamos de una ofensiva arrolladora: una guerra ilimitada en el plano internacional acompañada de una gran escalada interna de represión, como mencionas, porque al lanzar una guerra sin fin de esta clase es necesario instituir muchos mecanismos de represión y preparar toda una maquinaria represiva, anticipando que puede haber mucha resistencia y que las cosas se les pueden salir de las manos en el plano internacional o en el propio Estados Unidos. Dadas las fuerzas que están desatando y la situación que están creando, es muy posible que las cosas se les salgan de las manos. Por eso necesitan instituir represión ahora y prepararse para extremarla más en el futuro.

"Han lanzado una guerra ilimitada y están creando una situación en que el país está más o menos permanentemente en pie de guerra, es decir, la guerra va a ser un rasgo permanente de la sociedad estadounidense. Y eso requiere represión de corte fascista y un ambiente de represión e intimidación, porque la guerra y la represión van de la mano por las razones que he señalado"

.

(de "Entrevista a Bob Avakian.)

¿Qué hacer? ¿Cómo los derrotaremos?

Fahrenheit 9/11 termina con el viaje de Lila Lipscomb, que acaba de perder a su hijo en Irak, a Washington, D.C., y a la Casa Blanca, donde encuentra un punto focal para su ira y dolor. Con toda razón siente odio por la Casa Blanca y Bush.

Pero esto deja sin contestar la pregunta más importante: ¿Cómo vamos a influenciar estos sucesos mundiales? ¿Cómo vamos a hacernos oír en la lucha por la dirección estratégica del país y el mundo?

A cierto nivel, una vez que uno capta que confrontamos a una superpotencia resuelta a aprovechar una oportunidad histórica para imponerle al mundo una hegemonía permanente, también capta que es una lucha estratégica. Al gobierno no lo podemos persuadir, avergonzar o desviar. Y la camarilla que detenta el poder hoy está resuelta a seguir adelante por todos los medios.

Tenemos que redoblar nuestra lucha y forjar nuestras alianzas con una seria perspectiva estratégica de lo que está en juego.

Del movimiento de hoy es necesario forjar un poderoso movimiento popular para repudiar el programa de Bush, para decirle NO sin tapujos, con un millón de personas en las calles de Nueva York durante la Convención Nacional del Partido Republicano este verano.

Tenemos que preguntarnos cómo será la situación después de las elecciones presidenciales de noviembre: en los próximos meses nuestra protesta y nuestra resistencia tienen que ser lo suficientemente grandes y tienen que tener un foco político lo suficientemente claro para que todo el mundo vea que el próximo presidente no ha recibido un mandato popular para continuar esta ofensiva "en nombre del pueblo". Tenemos que debilitar políticamente, aislar y deslegitimar a estas poderosas fuerzas (que tratarán de continuar su ofensiva contra el mundo).

Al día siguiente de las elecciones, cuando haya pasado la tormenta, ¿se sentirá la oposición confundida, desmoralizada, desmovilizada y más vulnerable? ¿O, gane quien gane, el gobierno tendrá que enfrentar una oposición más fuerte y más resuelta a desafiarlo fundamentalmente?

En una obra publicada en marzo de 2002, Bob Avakian dijo:

"Para concluir, quisiera recalcar un punto fundamental con relación a la ofensiva imperialista de guerra y represión: es bueno que mucha gente se haya pronunciado, se haya movilizado y se esté movilizando de diversas maneras contra ella; también es bueno que muchos más planteen interrogantes, preocupaciones e incluso críticas; sin embargo, con cada día que pasa es urgente que todo esto se extienda, se profundice y se amplíe. No basta con simplemente cuestionar, expresar inquietudes, criticar o oponerse a lo que la estructura de poder hace (y lo que indica claramente que piensa hacer) tanto en el plano internacional como en Estados Unidos. Debe imperar la orientación de forjar una gran resistencia y movilizar a cientos de miles y, con el tiempo, a millones de personas a pararlo.

"Así que nos toca asumir los retos que se nos plantean, con urgencia y con una perspectiva amplia. Debemos enfocarnos en las tareas decisivas del momento y también en la perspectiva estratégica general, ver el aspecto negativo, pero también el potencial positivo. Tengamos presentes los horrores que los imperialistas preparan, pero también las posibilidades de arrancar de esta difícil situación un avance cualitativo para la emancipación de las masas del planeta y para la revolución proletaria mundial, y quizás incluso barrer el monstruoso sistema imperialista en su propio baluarte"

.

(de "Los grandes retos de la nueva situación")

Fuentes

En la internet en: rwor.org

"La pirámide del poder y la lucha por cambiar de base el mundo", OR No. 1231, 7 de marzo de 2004.

"Los grandes retos de la nueva situación", OR No. 1143, 17 de marzo de 2002.

"Entrevista a Bob Avakian, Por Carl Dix, Sobre la guerra y la revolución, Sobre ser revolucionario y cambiar el mundo, OR No. 1155, 16 de junio de 2002.