Dictadura y democracia, y la transición socialista al comunismo
Obrero Revolucionario #1252, 19 de septiembre, 2004, posted at http://rwor.org
Nota de la redacción: A continuación publicamos la tercera entrega de una charla que Bob Avakian, el presidente del Partido Comunista Revolucionario, dio hace poco a un grupo de partidarios que están investigando la experiencia histórica del socialismo y la dictadura del proletariado a fin de prepararse para popularizarla mediante discusiones y debates, especialmente en universidades.
La charla está en la internet (en inglés) en rwor.org. Hemos insertado los títulos y pies de página.
Supongamos que se quiere decretar por ley que todo mundo tiene derecho a comer, tenga trabajo o no [risas]. O sea: "Todo mundo tiene derecho a comer. Si no tiene ingresos y no puede pagar, tiene el derecho de ir a la tienda y tomar lo que necesita". Bueno, desde cierta perspectiva, es lógico. Todos deben tener derecho a comer y si el pinche sistema no les ofrece trabajo, ¿por qué han de pasar hambre? En principio es netamente lógico, pero no es factible ponerlo en práctica en esta sociedad. Claro, hacen ciertas cosas --el welfare, el subsidio de desempleo-- pero no pueden poner en práctica el principio de que todo mundo sin excepción tiene derecho a comer.
No se pueden hacer cosas en la superestructura política e ideológica que no concuerdan fundamentalmente con la base y la dinámica económica sin crear un tremendo caos. Si la estructura de poder no logra disuadir inmediatamente al que lo intente, la dinámica del sistema se lo tragará. Esto ha pasado una y otra vez. Claro, todos sabemos que la regla de la estructura política es "hoy por ti, mañana por mí", pero eso no es lo fundamental. Es cierto que en el Congreso hay una serie de comités y para hacer cualquier cosita hay que hacer acuerdos y concesiones: favor con favor se paga. Todo eso es cierto, pero lo fundamental es que el sistema tiene cierta dinámica y si uno no aprende a acomodarse a ella, se lo tragará vivo.
Así que eso es en esencia una dictadura, y la superestructura política concuerda con la base y la dinámica económica. Es muy importante captar eso.
Como señalé (si mal no recuerdo) en el libro El falso comunismo ha muerto...¡Viva el auténtico comunismo!,1 la economía no existe en un plano abstracto; no es simplemente que la gente trabaje para hacerla andar y punto. Toda economía consta de un sistema de relaciones de producción que concuerda con un proceso de acumulación (un tipo de producción y acumulación de riqueza) u otro. En esta sociedad, por ejemplo, la gente entra en relaciones de producción muy definidas. No las elige, pero tiene que entrar en ellas.
Si uno tiene ciertos conocimientos, si ha podido adquirir ciertos conocimientos y habilidades, puede conseguir ciertos trabajos. Pero si no, si ha sido excluido de eso, quizá puede conseguir otro tipo de trabajo o quizá no, y si no, hace lo que pueda para subsistir. Aprende a engatusar a otros y sacarles lo que necesita, aprende a ser gandalla. Quizá imita a la burguesía y se vuelve todo un pequeño mafioso. Eso pasa mucho pero, ¿por qué? Porque las masas entran en la economía, y su relación con los medios de producción es una de dos cosas: o son explotadas para forrar los bolsillos de otros, o no pueden ganarse la vida en la economía formal. Si se les acaba el subsidio de desempleo o no les alcanza, buscan otra forma de subsistir o se mueren. Si les toca vivir en la calle, se suman a los demás desamparados, se enferman y se mueren, y sus hijos sufren muchas penas y también quizá se enferman y se mueren.
¿Por qué? Porque en esta sociedad toca trabajar para los dueños de los medios de producción, ya sea en un trabajo u otro, en una parte del proceso económico u otra. Como dije, con cierta preparación se pueden conseguir otros empleos, aunque los trabajos profesionales no son muy estables hoy debido a la creciente globalización y la "externalización" (conseguir componentes y servicios de otros países) y todo; uno puede trabajar 15 años para una compañía y de la noche a la mañana lo corren. En todo caso, cada cual tiene cierta posición en la economía y entra en cierta relación con los medios de producción. O si no, es excluido de eso porque no es rentable explotarlo. Puede que lo exploten por 20 años... es muy común que alguien trabaje en una fábrica automotriz en Surcentro, Los Ángeles, por ejemplo, por 25 años y de repente lo corran porque traen nueva tecnología o han trasladado la producción a México o Brasil u otro lado.
La economía no existe en un plano abstracto. Toda economía es un conjunto de relaciones sociales y relaciones de producción, y los que tienen que entrar en esa economía para subsistir no las eligen. Son sistemas de producción que han evolucionado a lo largo de la historia. Nadie los elige, ni siquiera la burguesía. Unos de la burguesía tienen suerte y heredan mucho dinero; otros, muy gandallas, pisotean a los demás y se vuelven ricos y pueden dirigir la economía y explotar a los demás. Pero ni siquiera ellos determinan cómo funciona la economía ni eligen las relaciones de producción.
Desde luego, todo eso se oculta... ¡incluso hay niños de clase media que crecen pensando que la ropa aparece en el centro comercial por arte de magia! [risas] Muchos dan por sentado que habrá comida en las tiendas. Se les oculta el hecho de que todo eso ocurre gracias a un sistema de producción, y relaciones entre personas, en este país y el mundo, gracias a un sistema internacional de producción e intercambio que incorpora a miles de millones de personas. Para descubrir eso y comprender cómo funciona, hay que investigar a fondo y estudiar las obras de Marx.
Hace mucho tiempo (si mal no recuerdo en la década de 1850), Marx escribió en una carta a Joseph Weydemeyer: "En cuanto a mí, no me cabe el mérito de haber descubierto la existencia de las clases en la sociedad moderna ni la lucha entre sí. Lo que yo he aportado de nuevo ha sido demostrar: que la existencia de las clases solo va unida a determinadas fases históricas de desarrollo de la producción, y que la lucha de clases que surge de las relaciones de clase antagónicas conduce necesariamente a la revolución proletaria y el dominio del proletariado, la dictadura del proletariado, y que esa dictadura no es de por sí más que el tránsito hacia la abolición de todas las clases y hacia una sociedad sin clases".2
Eso es muy interesante y muy importante, pues aclara que los sistemas de producción han evolucionado a lo largo de la historia y que las clases surgieron en cierto momento del desarrollo de la tecnología (y de la forma de organizarse para trabajar con ella). Es decir, a través de una serie de procesos complejos, un grupo llegó a dominar la vida intelectual de la sociedad y el control de los medios de producir y distribuir los artículos de primera necesidad. Desde entonces, a través de cambios y del desarrollo de sucesivas formas de economía, ese grupo ha hecho que todo mundo trabaje para él y ha mantenido el monopolio del control de los medios necesarios para vivir y de la sociedad que se erige sobre esa base. Con el tiempo la sociedad produce un excedente y algunos logran una posición en que no tienen que bregar por obtener lo necesario y pueden dedicarse a asuntos políticos, a la esfera cultural, a trabajar con ideas y en general a todas las esferas intelectuales. La clase que domina la economía tiene la posibilidad, y tiene representantes que tienen la posibilidad, de meterse a esas esferas, pues no tienen que estar metidos en la lucha cotidiana por producir y distribuir las cosas básicas.
A eso se refería Marx y al hecho de que con el tiempo, a través de un proceso complejo de diversos aspectos, la sociedad y el desarrollo humano llegan a una etapa en que surge un sistema de producción altamente socializada y una clase que la dirige. (Marz resumió los rasgos esenciales. No es algo simple, como los bailes feudales de dos pasos, sino un proceso sumamente complejo que adopta diversas formas por todo el mundo). Mejor dicho, es un sistema de producción en que los individuos no trabajan cada uno por su lado y por separado. Tampoco es un sistema de esclavitud con esclavos que trabajan atados a grandes plantaciones. Ni es la situación que existió en el Sur de este país por casi 100 años después de la guerra de Secesión, antes de los cambios asociados con el movimiento de derechos civiles de los años 1950 y 60. En esos tiempos los negros y muchos blancos pobres estaban atados a las plantaciones agrícolas por el endeudamiento perpetuo y la superestructura de leyes y terror extraoficial.
A lo largo de los años, a través de todo lo anterior, surgió otro sistema en que las masas no están atadas a un lugar ni trabajan por separado con sus propios (pequeños) medios de producción. (Eso todavía se da, como el caso de artesanos y otros, por ejemplo el escultor que produce esculturas con una pequeña cantidad de materiales y máquinas. Sobre todo en el tercer mundo, se producen muchos artículos básicos de esa manera). Pero la producción a gran escala de los productos esenciales (y productos de lujo) es mucho más común: miles de personas producen todo eso de manera coordinada y nadie produce por su propia cuenta todo el producto.
La producción (e intercambio) altamente socializada representa un cambio profundo en el desarrollo social de los seres humanos y, en particular, en la naturaleza de la economía, y mucho más ahora. Ahora lo hacen con computadoras y producción "al momento de la demanda". Producen una variedad de cosas en diversos puntos del globo y las arman en otro lado. Es un proceso altamente socializado. No es que un tipo produce un carro y al final dice: "¡Muy bien! Ahora me lo llevo porque es mío; yo lo hice". ¡Para nada! Uno trabaja para el patrón y para una corporación con un capital total de miles de millones de dólares.
Es un sistema de producción altamente socializada y, como señaló Marx, de apropiación privada de lo que la sociedad produce, lo cual es una contradicción muy fuerte. Veamos la situación de los trabajadores del campo. Viven en chozas; los hijos pasan hambre. No estoy exagerando. O quizá la familia está en México y el trabajador vive en este lado en una choza con 14 hombres (repito, no es ninguna exageración). Cosecha verduras o frutas en el valle de San Joaquín de California, una región agrícola muy fértil. Trabaja para una corporación o para un patrón que le debe todo a las corporaciones; el patrón les debe el equipo y todo lo demás. Así que en realidad trabaja para las corporaciones. Puede que tenga hambre o sed, pero no puede agarrar una fruta y comerla ni tomar el jugo, exprimirle el jugo y tomarlo, porque no es de él. Cosecha la fruta; otros la siembran; y otros más aran el suelo con máquinas, o en otros casos cosechan con máquinas (una innovación de las últimas décadas) y luego transportan la cosecha a otro lugar. Al trabajador le pagan una miseria y va a la tienda (de otra corporación, otro capitalista) y compra la fruta que cosechó. Pero no importa si la cosechó él u otro. Todo forma parte de la riqueza que acumula la pequeña clase de capitalistas.
Cuando era chico, mi padre, que era abogado, tenía como cliente al dueño de una fábrica en el centro de California. Un día hicimos un recorrido de la planta. Estaban empacando frijol. Los frijoles llegaban en una banda transportadora y los trabajadores trabajaban a toda máquina, poniéndolos en cajas. Pusieron grandes rollos de papel en una máquina que envolvía la caja. Yo estaba observando todo el proceso. Primero pusieron papel de la marca Libby's. Agarraron los frijoles de la banda transportadora y los pusieron en las cajas y las máquinas las envolvieron en papel de Libby's. Al cabo de una hora cambiaron el papel a Del Monte. [risas] Yo digo: "¡No manchen!". He visto muchos comerciales en la tele que dicen: "Tenemos los frijoles de mejor calidad. Los nuestros son los mejores de todos", pero ¡resulta que son los mismos pinches frijoles!, solo que pertenecen a distintos conglomerados de capital. Los trabajadores trabajan duro, pero no pueden comer los frijoles ni llevarlos a casa. A veces lo hacen, pero si los cachan, los despiden.
En fin, Marx descubrió que tenemos un sistema de producción altamente socializada y apropiación privada por una pequeña clase de capitalistas, y esa contradicción sienta la base para tumbar el sistema: la clase que realiza la producción socializada adquiere conciencia de esa contradicción y de todas sus implicaciones, se alza, se une a sus aliados y con la dirección del partido de vanguardia que le lleva esa conciencia, finalmente tumba el sistema y resuelve la contradicción por medio de un proceso largo y complejo a través del cual socializa la apropiación de lo que produce la sociedad y lo reparte más y más de acuerdo a las necesidades del pueblo y no según los dictados de la acumulación privada de capital.
Esa es la meta final. Pero fíjense que en una sociedad capitalista como esta, ¿a poco puede haber un proceso político que dé poder igualmente a todo mundo? ¡Es imposible! De plano. ¿Acaso la población podría tomar decisiones sobre la economía sin entrar en un conflicto fundamental con el modo de producir y acumular riqueza? Aunque el sistema político "lo permitiera", ¿acaso los que se rompen el lomo todos los días tendrían los medios para tomar tales decisiones? Acabo de leer el libro Nickel and Dimed (Luchando por centavitos) de Barbara Ehrenreich, una intelectual que se puso a trabajar por varios meses como mesera, empleada doméstica y en un Walmart. El salario no le alcanzaba para pagar un apartamento y dormía en el carro o en moteles de quinta. Es una intelectual y normalmente lee mucho, pero estaba tan agotada por el trabajo que no podía hacerlo.
Eso nos lleva de vuelta a lo que dije al principio de la charla. Aun si se pudieran borrar las restricciones políticas que le imponen, ¿a poco la gente que está en esa posición puede participar en igualdad de condiciones en el proceso de tomar decisiones políticas? ¡Imposible! A eso me refería en la primera de las tres frases que mencioné: en un mundo de profundas divisiones de clase y grandes desigualdades sociales, no tiene caso (o representa algo peor) hablar de la "democracia" sin señalar su carácter de clase y a qué clase beneficia.3
¿Acaso puede haber una democracia en que todos participen en igualdad de condiciones cuando algunos tienen mucho tiempo libre y están sentados encima de todo el proceso? Un proceso que abarca este país y todo el planeta, un proceso en que algunos están en la cima de la cadena alimenticia, por decirlo así, comiendo lo que todo mundo produce. ¿Acaso otros pueden participar en igualdad de condiciones con ellos? ¡Para nada! Naturalmente, los de arriba dominan los asuntos políticos y las decisiones sobre el rumbo de la sociedad, e imponen su dominio a fin de perpetuar el sistema que los ha colocado allí.
Es una dictadura, pues la dictadura es el dominio de una clase sobre otra en la sociedad, respaldado por estructuras e instituciones políticas y, en última instancia, por la fuerza armada, el monopolio de la fuerza armada y de la fuerza armada "legítima".
Una vez que se comprenda eso, queda claro que esta sociedad es una dictadura, una dictadura que se disfraza de democracia y que funciona a través de la forma de una democracia; es una dictadura burguesa en que aparentemente todos gozan de igualdad formal, pero la realidad es otra. Se supone que todo mundo tiene igualdad de derechos ante la ley; ya sea rico o pobre, se supone que tiene los mismos derechos. Pero no es cierto. ¿Quién puede pagar un buen abogado? ¿Qué debemos aprender del juicio de OJ Simpson? Todo mundo habla de su "estupendo equipo" de abogados (dejando de lado la cuestión de su inocencia o culpabilidad). Pagó dos millones de dólares a sus abogados, ¡pero fíjense que el gobierno gastó más! ¿Qué lección sacamos? No que eso colocó a Simpson en una injusta situación de ventaja. Lo que demuestra es que las masas no tienen chance porque no pueden contra los recursos y el dinero del estado, además de su autoridad e "imagen de poder".
Esta es la verdadera lección: no hay igualdad ante la ley. En el tribunal toman en cuenta la clase social de uno, cómo se viste, si tiene buena presentación, cómo habla, si tiene los dientes parejos. Todo eso se toma en cuenta. El juez, probablemente un ex fiscal, se asocia con cierta clase de gente y su opinión del acusado depende mucho de su posición social. En ese sentido también, la igualdad de derechos es un mito. Dejando de lado el tremendo racismo de esta sociedad y todo lo demás, y claro que no podemos dejarlo de lado... pero además hay muchas otras divisiones que se manifiestan en toda esfera de la sociedad y en todo lo que uno hace. Encima, como han venido destacando muchas obras de literatura desde hace mucho tiempo, no todo mundo tiene las mismas necesidades. Los ricos no tienen por qué robarse comida. No están desempleados y no tienen que cometer un atraco para subsistir. No se meten a atracar y robar porque nada les hace falta; gracias al sistema, reciben todo lo que necesitan.
Por todas esas razones la igualdad ante la ley es un mito. Fundamentalmente, esta sociedad es una dictadura porque, repito, las leyes son una expresión del sistema económico y el dominio político que concuerda con ese sistema y lo beneficia. Por eso dije que no se podría decretar por ley que: "Todo mundo tiene derecho a comer. Si no tiene ingresos y no puede pagar, tiene el derecho de ir a la tienda y tomar lo que necesita".
Continuará.
1 Bob Avakian, El falso comunismo ha muerto… ¡Viva el auténtico comunismo! (Chicago: RCP Publications, 1992).
2 Marx a Joseph Weydemeyer, 5 de marzo de 1852, en Marx y Engels, Obras escogidas (Moscú: Editorial Progreso, 1973, p. 542).
3 Vea la segunda parte de esta serie "La ley de la mafia y otras realidades de la democracia estadounidense", OR No. 1251, 29 de agosto de 2004.