Hablemos de la sexualidad

La polémica en torno a Kinsey

 

Obrero Revolucionario #1267, 13 de febrero, 2005, posted at rwor.org

De un lector:

Ver la película Kinsey es una experiencia cálida en un ambiente cada vez más frío. He aquí un hombre, un científico, un "nerd", que, al ver una gran necesidad para la humanidad, aplicó su talento y esfuerzo para satisfacer esa necesidad. Al hacerlo, cambió el mundo y a sí mismo. No sé cuántos se acuerdan de Alfred C. Kinsey y las dos "bombas atómicas" que lanzó al mundo: en 1948 el estudio sobre el comportamiento sexual del hombre y el de la mujer en 1953. Lo que sí es muy reconocido es la "revolución sexual" de los 60, que muchos dicen fue Kinsey quien la lanzó. Hoy la película Kinsey parece ser otro campo de batalla en las guerras culturales.

Estamos, de repente, en el mundo de la pequeña comunidad rural de Bloomington, Indiana, a finales de los años 1930. En la Universidad de Indiana, los jóvenes casados son tan ignorantes sobre la sexualidad que prácticamente piden un curso. Por casualidad, un científico con experiencia, estudioso de una avispa, se ofrece para enseñar el curso. Sabía que tradicionalmente se trataba la sexualidad como un aspecto de la "higiene", o sea, con ignorancia y supresión de la verdad. Al poco tiempo, como se ve en la película, todos quieren tomar el curso. Sin embargo, los estudiantes tienen preguntas que Kinsey no sabe responder. Por eso, Kinsey tiene que tomar una decisión: seguir enseñando el curso o investigar la sexualidad humana. Ya lo demás se sabe.

La película es bastante entretenida, informativa y da mucho de que pensar, así que no voy a contar toda la historia.

Tengo que decir que estudiamos a Kinsey cuando cursé ciencias sociales en los 70 y la primera escena me pareció muy valiosa. Enseña la manera minuciosa en que Kinsey capacita a sus jóvenes colegas a aplicar sus reconocidas técnicas de entrevista. Los investigadores aún estudian sus técnicas. En el tomo sobre el hombre, dedica unas 25 páginas a describirlas: "Poner al entrevistado cómodo", "Asegurar privacidad", "Establecer una buena relación", "Información sistemática y exhaustiva", "Evitar prejuicios", etc. Como taxonomista, Kinsey entendía en general cómo proceder en una investación, usando el método científico; pero también sabía cómo escuchar a sus colegas y a los sujetos y elaboró una forma completamente nueva de entender lo que les pasaba por la mente de la manera más objetiva, considerando los formidables obstáculos. Un puñado de investigadores capacitados hicieron alrededor de 18,000 entrevistas sobre experiencias sexuales que aparecen en los dos tomos.

La película también presenta el código especial que elaboró Kinsey para tomar apuntes confidenciales. En su libro, Kinsey le da las gracias a todos aquellos que contaron sus experiencias: "Los que tuvieron confianza en los investigadores y les contaron sus experiencias, aun detalles íntimos, han sido muy valientes. Han hecho esta contribución para que se conozca más sobre este aspecto de la biología humana y de sociología". Se le olvidó hablar de su propia valentía. Aunque muchos compraron sus libros, pocos los leyeron, pues están escritos de una manera seca. Sin embargo, el contenido fue como la erupción de un volcán. Desafió las ideas tradicionales y a las autoridades, especialmente cuando salió el tomo sobre la mujer, en plena guerra fría. Él murió en 1956, poco despues de la publicación de ese tomo, desilusionado por recolectar pocos fondos para el proyecto que después se convirtió en el Instituto Kinsey.

¿Por qué fueron tan explosivos los resultados de la investigación? Parece que en cada categoría de comportamiento sexual, había mucho más de lo que se imaginaba. El 92% de los hombres se habían masturbado y el 62% de las mujeres; el 37% de los hombres y el 13% de las mujeres habían tenido un orgasmo con alguien de su mismo género; había mucho sexo oral y anal, sexo pre- y extramatrimonial, etc. En esa época no se hablaba de esos comportamientos y la mayoría eran ilegales. Kinsey declaró que el 95% de los hombres que entrevistó tenían un comportamiento sexual que, según las leyes estatales, se definiría como ilegal.

Hoy, la misma ralea de hipócritas que acosaron a Kinsey quieren boicotear la película y acosan a los actores, a los patrocinadores y a cualquiera que la apoya. La animadora de radio Laura Schlessinger pidió que se boicoteara la película. Concerned Women of America (un grupo cristiano de "valores bíblicos") tiene un volante en su sitio de internet que se puede bajar para distribuirlo en los cines. Catholic Outreach (un grupo católico) publicó un libro que se llama La corrupción Kinsey: Una revelación del "científico" más influyente de nuestro tiempo. Robert Knight, el director del instituto conservador Culture and Family Institute de Washington, dijo que grupos de cristianos y católicos conservadores quieren ejercer aquí la misma influencia política que demostraron en las elecciones. En referencia a Kinsey dijo: "Al igual que Reagan no se conformó con contener el comunismo, sino que buscó hacerlo retroceder, las organizaciones pro-familia no se conforman con protestar por el escándalo más reciente, sino que buscarán leyes que castigan a los patrocinadores de ese tipo de entretenimiento tan vulgar". El experto que citan en todos esos casos es la que ha criticado a Kinsey desde siempre: la Dra. Judith Reisman.

Por cierto, ¿quién es esta "respetable doctora"? Escondido en su currículum dice que se recibió en comunicaciones. Sus artículos, que también están escondidos y mal citados, consisten de dos arengas contra Kinsey que se publicaron en dos revistas pseudocientíficas: la Revista de la sexualidad humana (una publicación cristiana anti-gay de George Rekers) y la Revista de etnología y sociobiología (una publicación que promueve teorías de eugenismo). Dice ser miembro de Mujeres en Neurociencia, sin tener ninguna capacitación en esa área ni haber hecho investigación alguna. Es una favorita de la revista National Review , una publicación del conservador William F. Buckley. Con la obvia experiencia que tiene con los medios, se ha valido de declaraciones insostenibles contra Kinsey para construir toda una industria que incluye: artículos de revista, discursos, entrevistas en programas de televisión, peritaje en las cortes (como cuando declaró en contra de la exhibición del fotógrafo Robert Mapplethorpe). Cuando publicó su primer libro, Kinsey, sexo y fraude , demandó al Instituto Kinsey por su respuesta. El tribunal rechazó la demanda tajantemente.

¿Qué dice Reisman de Kinsey? "Encontró pedófilos por todo el país y les pidió que tuvieran relaciones con niños y después contarle cómo les fue". También afirma que manipuló la información estadística y que sus datos se basan en entrevistas con convictos de crímenes sexuales.

James Jones, que escribió una biografía de Kinsey que ganó el premio Pulitzer y que la misma Reisman cita, titulada Kinsey: Una vida pública/privada , y que no es admirador del sujeto de su libro, dice que no hay evidencia de esas declaraciones y que Kinsey fue un "científico minucioso, hasta la punta de los dedos". Y a diferencia de Reisman, Jones sí investigó: por años entrevistó a los colegas de Kinsey, a sus familiares y conocidos. Organizaciones fascistas como Concerned Women of America usan a Reisman para afirmar que Kinsey pagó para que violaran y molestaran a niños. Como explica claramente en el libro, y también se ve en la película, lo que hizo fue entrevistar a nueve hombres que habían molestado a niños (y hasta uno que escribió todos los detalles). Quería documentar la sexualidad de la especie humana y entender la verdad sobre las variaciones en el comportamiento sexual humano.

En cuanto a estadística, Kinsey estaba bien consciente de que el muestreo no era aleatorio y que nunca podría ser aleatorio. Por eso lo compensó por medio de un muestreo amplio y por todo el país, y muestreo de 100% de varios subgrupos. Se ha analizado la información varias veces más, y hasta han omitido la de los presos, sin que haya cambios en los resultados. Es más, hubo comparaciones sorprendentes de varias poblaciones, como la de mujeres y hombres universitarios (el muestreo más grande) y también de mujeres y hombres de la edad de los padres de ellos, y se ven muy pocas diferencias en los comportamientos sexuales que practican. Está claro que no promovía de ninguna manera el abuso sexual.

Con los excesos y defectos que tuvo (también se muestran en la película), Kinsey era un científico. No para Reisman, que dice: "Él fue un agente de cambio, el más importante agente de cambio en la vida cultural estadunidense del siglo 20. Las consecuencias de su aventurismo sexual son el SIDA, las enfermedades sexuales, el abuso sexual de niños, el incesto y la pornografía". Esta es su conclusión en su artículo en la Revista de la sexualidad humana que salió en 1996: "Antes de los Informes de Kinsey, en Estados Unidos la sodomía, el adulterio y la fornicación en sí eran transgresiones de la ley y los que las practican no eran aceptables. Kinsey hizo que se consideren aceptables los actos y actores que antes se consideraban criminales. El nuevo sistema de leyes usó a Kinsey como su única autoridad científica y ahora Estados Unidos está hundido en la promoción de una multitud de desviaciones sexuales y se parece a la era precristiana". La revista National Review , en la portada del año 1997, que tiene un artículo sobre Reisman, dice: "Como demuestra su experiencia, la tolerancia no se aplica a todo, no se extiende a gente y a instituciones que se comportan como si no hubo una revolución en los valores sexuales, o que la cuestionan obstinadamente". Para decirlo de otra forma, como de costumbre, esos reaccionarios de la derecha afirman que Reisman es la perseguida.

Como dice la declaración del PCR: "El 3 de noviembre George Bush llamó a los nuevos senadores republicanos (partidadarios de la pena de muerte para los que practican abortos, la expulsión de los maestros gay y cosas por el estilo) y les dijo: `Es hora de poner manos a la obra’. El capitalismo personificado. George Bush le dijo a la prensa: `Digásmoslo de esta manera: en la campaña gané capital político y ahora pienso gastarlo’. Engreído y envalentonado, está dispuesto a elevar esta pesadilla a un nivel más intenso y represivo". Eso lo sentirá la gente del mundo en formas grandes y chicas. Gilbert Herdt, el investigador de sexualidad que dirige el Centro de Recursos Nacional de Sexualidad en la Universidad del Estado de San Francisco, dice: "Yo he estado en esto por más de 30 años y el nivel de miedo e intimidación jamás ha estado tan alto".

La representante de Focus on the Family, Kristi Hamrick, dice: "Queremos tener una conversación intelectual sobre quién fue Kinsey y qué fue lo que hizo". Pero desde hace dos años, desde que la organización de Hamrick se enteró que el escritor y director Bill Condon (director de Gods and Monsters ) quería hacer la película, empezaron a buscar académicos fuera de la comunidad cristiana evangélica para desacreditar la investigación de Kinsey. Solo encontraron a Judith Reisman.

Bien, vamos a tener una seria conversación. Si bien Kinsey cometió errores científicos, la verdad nos ayudará a hacer un mundo mejor. Pero a estos fascistas cristianos no les interesa la verdad ni la realidad. Lo irónico es que repiten las mismas mentiras con que, como Kinsey descubrió, se mantenía a toda una generación en la oscuridad sobre la sexualidad humana. Una conversación seria intelectual no se podría basar en la ignorancia y la superstición impuesta por los fascistas cristianos, que no pueden divorciar la imposición de sus valores patriarcales y papeles tradicionales que emergen de la subyugación y opresión histórica de la mujer, de sus ideas sobre la sexualidad. Por eso la película los incomoda, porque le temen a la verdad. Las consecuencias de esa ignorancia—la angustia y la opresión que la gente ha sufrido por miles de años como resultado de esa basura teocrática—es completamente inaceptable.

Les recomiendo mucho la película Kinsey a todos los que quieren cambiar el mundo. ¡Empecemos!