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Revolución #132, 15 de junio de 2008

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El discurso de Obama sobre Israel

Una audición a comandante en jefe

Nota de la redacción: La semana pasada, Barack Obama recibió la “presunta nominación” presidencial para el Partido Demócrata, y Hillary Clinton lo endosó. ¿Qué significa, y qué NO significa, que por primera vez en la historia de Estados Unidos han nombrado a una persona negra como candidato presidencial de un importante partido político? Esto es un asunto muy importante y lo examinaremos en futuros números del periódico, por ejemplo la semana entrante. Pero, en este número quisiéramos señalar la importancia del primerísimo acto de Obama tras adjudicarse la nominación de su partido: un discurso sobre Israel ante el Comité Estadounidense-Israelí de Asuntos Públicos (AIPAC, por sus iniciales en inglés). Este comité es un organismo poderoso e influyente que se describe como el “cabildo pro-israelí de Estados Unidos”, y la Conferencia del AIPAC es un evento de peso, pues también hablaron ahí Clinton, McCain, Condoleezza Rice y el primer ministro israelí Ehud Olmert.

En su discurso, Obama dijo muchas cosas acerca del origen y la naturaleza del estado de Israel y subrayó su “compromiso inquebrantable con la seguridad de Israel”, a partir de “intereses y valores comunes”. Lo hizo en un momento en que están usando la “seguridad de Israel” como potencial justificación o pretexto, o parte de un panorama mucho mayor, que obligaría a Estados Unidos (o Israel, con el apoyo de Estados Unidos) a atacar a Irán.

La fundación de Israel:
Mito vs. realidad

Un hilo del discurso de Obama es la tesis fundamental de que el establecimiento del estado de Israel se justifica en vista del holocausto nazi. Dice: “También aprendí del horror del holocausto y de la terrible urgencia que eso le dio a la travesía de regreso a Israel”. Y: “Solo unos pocos años después de la liberación de los campamentos [de exterminio nazis], David Ben-Gurion declaró la fundación del estado judío de Israel”.

El genocidio nazi contra los judíos fue uno de los mayores crímenes del imperialismo. Pero ¿cómo justifica el genocidio contra los judíos cometido por el régimen nazi de Alemania durante la II Guerra Mundial la expulsión de casi un millón de palestinos de sus tierras hacia el exilio y su sufrimiento bajo la constante limpieza étnica de parte del estado de Israel? ¿O, los ataques israelíes a otros países? Los palestinos y la población del Medio Oriente en general no tienen nada que ver en absoluto con los crímenes de los nazis.

El discurso de Obama saca esta conclusión: “Sabemos que el establecimiento de Israel fue justo y necesario, arraigado en siglos de lucha y décadas de trabajo paciente. Pero 60 años después, sabemos que no podemos aflojar el paso, no podemos ceder, y como presidente jamás transigiré en cuanto a la seguridad de Israel”.

Pero el establecimiento de Israel fue principalmente un producto de las maniobras de los imperialistas para dominar al Medio Oriente. En 1917, los imperialistas británicos dieron su aval a la colonización sionista de Palestina, como vehículo para imponer sus propios intereses en la región. Los británicos se establecieron como administradores coloniales de Palestina. Ronald Storrs, el primer gobernador militar británico de Jerusalén, explicó que el apoyo de su gobierno al “proyecto [de los sionistas] fue el que lo bendijo, que le dio así como le quitó, creando para Inglaterra ‘un pequeño Ulster leal” en un mar de arabismo potencialmente hostil’”.

Después de la II Guerra Mundial, cuando Estados Unidos se puso a dominar a las ex colonias de Inglaterra y Francia, Israel se alió con Estados Unidos.

Obama moviliza opinión pública a favor de apoyar de manera incondicional a Israel, no por un imperativo moral de apoyar a un pueblo oprimido, sino por las necesidades estratégicas de Estados Unidos. El discurso le declara a la clase dominante que, como presidente, él seguirá ese camino.

El papel estratégico de Israel

Cuando Obama dice que “nuestra alianza se basa en intereses y valores comunes”, es la verdad. Pero los intereses (y valores) comunes entre Estados Unidos y sus secuaces israelíes no tienen nada que ver con la “libertad y la justicia, la justicia social y la oportunidad equitativa”, como alega Obama.

En una reciente columna de opinión a favor de darle ayuda militar a Israel, el representante Steve Rothman (quien ha sido un firme partidario de Obama), reiteró a sus colegas del congreso yanqui que en el Medio Oriente: “Un aliado estratégico en particular siempre se ha sobresalido sobre los demás: el estado de Israel”. Agregó que Israel proporciona a “Estados Unidos importante ayuda de seguridad en el Medio Oriente y en el mundo”. Rothman señala los “literalmente cientos de ejemplos en que Israel ha ayudado a Estados Unidos en pro de sus metas de seguridad nacional: inteligencia, mejorar la tecnología militar americana, capturar equipo iraní y soviético, destruir el reactor nuclear iraní, erradicar una instalación nuclear siria y muchos más ejemplos clasificados [secretos] y no clasificados”.

Dice que “sin nuestra asociación con las Fuerzas de Defensa Israelíes [el ejército israelí], quizá Estados Unidos tendría que apostar una cantidad adicional de cien mil soldados o más de manera permanente en ese parte del mundo para compensar la protección de los intereses e inteligencia crucial estadounidenses que Israel surte ahora a Estados Unidos”.

Rothman señala: “Con las actividades en marcha en Irán para adquirir tecnología para fabricar armas nucleares”, el papel de Israel es “más crucial que nunca” (“U.S.’s valuable, strategic relationship with Israel”, The Hill, 3 de junio de 2008).

Es esta clase de cálculos la que obliga a la clase dominante estadounidense en general, y a Obama como candidato a comandante en jefe, a hacer que su apoyo a Israel sea incondicional, sobre todo ahorita.

La “seguridad de Israel”: ¿quién amenaza y mata a quién?

Una parte de justificar el apoyo incondicional a Israel y movilizar opinión pública a su favor es presentar a ese país como la víctima en la región. En su discurso, Obama dijo: “Desde hace mucho he entendido la búsqueda de paz y la necesidad de seguridad de Israel. Pero más que nunca la entendí durante un viaje hace dos años a ese país. Mientras me transportaban en un helicóptero [de las Fuerzas de Defensa Israelíes], vi una franja angosta y hermosa de tierra anidada al lado del Mediterráneo. Al aterrizar, conocí a una familia que había presenciado la destrucción de su casa por un proyectil Katyusha. Hablé con los soldados israelíes quienes, todos los días bajo amenazas, mantienen la seguridad cerca de la línea azul”. Agregó: “No creo que nadie puede contentarse con que la reciente política exterior estadounidense haya hecho que Israel sea más seguro”.

Obama habla de “soldados israelíes quienes, todos los días bajo amenazas, mantienen la seguridad cerca de la línea azul”. ¿Qué es la “línea azul”? Es la actual frontera entre Israel y el Líbano. ¿Quién ha traído la muerte y la destrucción cruzando esa línea? En 1982, Israel invadió al Líbano. El saldo oficial es de 19.000 muertos. En el sur del Líbano, la región que colinda con Israel (justo al norte de la “línea azul”), han arrasado comunidades enteras.

Durante la invasión israelí del Líbano, en julio y agosto de 1982 los aviones cazas israelíes bombardearon masivamente a la capital, Beirut. A comienzos de agosto de 2002, el periódico Financial Times informó que las bombas de fósforo y de fragmentación israelíes habían destruido ocho de los nueve orfanatos de la ciudad. El Los Angeles Times escribió: “En las últimas horas del último ataque aéreo sobre Beirut, los cazas israelíes lanzaron bombardeos de saturación sobre Borj el Brajne (un campamento de refugiados palestinos). No quedaron combatientes masculinos con vida, solamente las casas dañadas de las familias palestinas, quienes de nuevo tendrían que irse y encontrar otro lugar en que vivir. Al final, todo Beirut Occidental vivía en escombros, basura y pérdidas” (29 de agosto de 1982).

En medio del bombardeo de Beirut, un sobreviviente judío del holocausto nazi que vivía en Israel, el Dr. Shlomo Shmelzman, protestó con una huelga de hambre. Escribió: “Durante mi niñez, padecía miedo, hambre y humillación cuando pasé por el ghetto de Varsovia, los campamentos de trabajos forzados, a Buchewald [un campamento de exterminio nazi]. Hoy, como ciudadano de Israel, no puedo aceptar la sistemática destrucción de ciudades, pueblos y campamentos de refugiados. No puedo aceptar la crueldad de los tecnócratas de bombardear, destruir y matar a seres humanos… Hay muchísimas cosas en Israel que me traen a la memoria muchísimas cosas de mi niñez” (citado en Noam Chomsky, El triángulo fatal: Estados Unidos, Israel y Palestina).

Durante la invasión del Líbano en 1982, las fuerzas militares israelíes rodearon y sellaron los campamentos de refugiados Sabra y Chatila en Beirut mientras que sus aliados libaneses masacraron de 750 a 3.500 personas. Por 18 años, las fuerzas militares de Israel y sus aliados ocuparon el sur del Líbano.

De nuevo, en 2006, más de 40.000 soldados israelíes invadieron al Líbano, mataron a más de mil personas, desplazaron a más de un millón y bombardearon al sur del Líbano con más de un millón de bombas de fragmentación antipersonales las cuales hoy día siguen lisiando y matando a campesinos y niños libaneses.

Hoy ocurren horrores similares en la Gaza, donde un millón y medio de palestinos están mantenidos como presos, privados de sus necesidades primarias y sujetos a un constante terror israelí (ver el artículo sobre la Gaza).

Hoy Israel tiene una ventaja militar cualitativa sobre cualquier otro país vecino y recibe más de 3 mil millones de dólares en ayuda militar de Estados Unidos al año. En una declaración ampliamente difundida en el resto del mundo, pero no en Estados Unidos, el ex presidente Jimmy Carter dijo el 26 de mayo que Israel tiene “150 o más” armas nucleares.

Israel nunca ha reconocido públicamente que tiene armas nucleares aunque es un “secreto a voces” en el Medio Oriente. Además, Israel es uno de los cuatro países que no han firmado el Tratado de No Proliferación Nuclear.

¿Prueba todo eso que Israel sea un país sitiado en busca de la paz y seguridad?

Apoyo incondicional a Israel

En el marco del papel crucial que juega Israel en la región como brazo de los intereses estadounidenses en el Medio Oriente y a medida que Estados Unidos aumenta las presiones y amenazas contra Irán, el discurso de Obama señala que su apoyo a Israel es incondicional.

En este contexto, Obama le presenta al pueblo palestino una oferta que no puede rechazar, una “solución de dos estados”, basada en “la identidad de Israel como un estado judío con fronteras seguras, reconocidas y defendibles” y que Jerusalén “debe permanecer indivisa” (bajo el control absoluto de Israel).

De otorgarle “independencia” a las zonas administradas por la Autoridad Palestina, ésta solo podría tener el carácter de los bantustanes “independientes” como los que estableció el régimen del apartheid de Sudáfrica (ver el mapa de las fronteras entre Israel y las zonas de Cisjordania gobernadas por la Autoridad Palestina).

Luego, Obama critica a “aquellos que ubican todos los problemas del Medio Oriente en las manos de Israel y sus defensores, como si el conflicto entre Israel y Palestina fuera la raíz de todas las broncas de la región. Esas voces culpan a la única democracia del Medio Oriente por el extremismo de la región”.

Tal como hemos venido señalando, Israel existe en una red de relaciones de poder en el Medio Oriente y es una parte integral de la manera en que Estados Unidos domina a esa parte del mundo en el marco mayor de imponerse como superpotencia mundial única.

Como solo podríamos empezar a esbozar en este artículo, la fundación y el actual papel de Israel han resultado en una enorme cantidad de sufrimiento, humillación y muerte. Es cierto, todo esto ha provocado una ira profunda y generalizada en toda la región, en contra de Israel y Estados Unidos. Hoy una buena parte de esa ira se expresa por medio del fundamentalismo islámico, que en realidad no desafía al imperialismo estadounidense, y respalda relaciones sociales reaccionarias, como la opresión de la mujer. Ese no es solo un movimiento sin salida, sino que pesa sobre el pueblo. El ascenso del fundamentalismo islámico es el resultado de todo un complejo de relaciones políticas y militares en que Estados Unidos financiaba y apoyaba a esos movimientos durante la “guerra fría” contra la Unión Soviética, y que Israel y Estados Unidos tomaban medidas para aplastar la resistencia nacionalista, laica y especialmente comunista contra el imperialismo en la región. ¡Ahora, Estados Unidos quiere salirse con las suyas culpando al propio movimiento que respaldó en un principio como pretexto para apretarle las clavijas de dominación y agresión!

Además, la situación en la región, con regímenes salvajes y corruptos que refuerzan el papel de los diferentes países en la matriz mundial del imperialismo, se mantiene mediante el chantaje y agresión militares de Estados Unidos (como en Irak), y las operaciones militares y de espionaje de Israel son una parte importante de eso.

Irán en la mira

El discurso de Obama, con el hilo omnipresente de “un compromiso inquebrantable con la seguridad de Israel” es muy significativo, en parte porque sucede en medio de señales muy ominosas de que Estados Unidos podría estar preparando un ataque contra Irán.

En su discurso, Obama dijo: “El régimen iraní apoya a extremistas violentos y nos desafía en toda la región. Sigue desarrollando una capacidad nuclear que podría desatar una peligrosa carrera armamentista y la posibilidad de pasar sus conocimientos nucleares a los terroristas. Su presidente dice que el Holocausto no ocurrió y amenaza con borrar Israel del mapa. El peligro de Irán es grave y real y mi objetivo será eliminar esa amenaza”.

El discurso viene en medio de afirmaciones de los gobiernos de Estados Unidos, Europa e Israel que el gobierno de Irán está desarrollando armas nucleares y que, para ellos, es intolerable que Irán enriquezca el uranio, un nivel de tecnología que dista mucho de la producción de armas nucleares.

En tal contexto del verdadero peligro de una guerra y de promover todas las condiciones y mentiras que la justificarían, Obama plantea: “Al final, que no queden dudas: siempre mantendré sobre el tapete la amenaza de la acción militar para defender nuestra seguridad y la de nuestro aliado Israel. A veces no hay ninguna alternativa salvo la confrontación. Pero eso solo subraya la importancia de la diplomacia. Si tenemos que usar la fuerza militar, habrá más probabilidades de éxito y tendremos mucho más apoyo aquí y en otros países si ya hemos agotado nuestros recursos diplomáticos”.

En su discurso Obama dijo: “Haré todo lo que esté en mi poder para prevenir que Irán obtenga un arma nuclear”. Al pronunciar el discurso, se apartó del texto preparado y repitió esa oración, y después, por si acaso esa repetición no fuera suficiente para dejar en claro su intención, dijo con énfasis una tercera vez: “todo”.

Todo significa todo (especialmente cuando se repita una y otra vez). En el primer debate televisado de los candidatos presidenciales demócratas, el senador Mike Gravel dijo con respecto a los principales candidatos de entonces (como Obama): “Les digo, después de estar con estas personas, algunas de ellas me dan miedo. En verdad, miedo. Cuando los candidatos de peso dicen que todas las opciones están en consideración en cuanto a Irán, eso es una frase en clave a favor de usar armas nucleares”. (Más tarde, las redes televisivas se negaron a que Gravel participara en los debates televisados, aunque las encuestas electorales demostraban que su popularidad era similar a la de otros candidatos a que sí permitieron participar).

En su resumen de este discurso de Obama, la reaccionaria revista republicana Weekly Standard dijo: “Así comienza la gran transformación en que un candidato, de línea medio paloma en las elecciones primarias, se convierte en un nominado de línea halcón moderado”.

La audición para ser el comandante en jefe

Si seleccionan a Obama para ser el comandante en jefe de Estados Unidos, heredará y tendrá que someterse al rumbo que puso el gobierno de Bush con la “guerra contra el terror”. Las diferencias que tenga con Bush y McCain se tratarán en el marco de ese rumbo. En el discurso ante el AIPAC, en lo fundamental Obama jura seguir ese rumbo.

Obama dijo: “Mi presidencia fortalecerá nuestra posición a la vez que reestablece nuestro prestigio. Nuestra aceptación de la vía diplomática nos facilitará movilizar a los demás en apoyo a nuestra causa. Si Irán se niega a cambiar de camino cuando Estados Unidos le presente esta elección, quedará claro —al pueblo de Irán y al mundo— que el régimen iraní es el autor de su propio aislamiento. Esto fortalecerá nuestra posición ante Rusia y China cuando pedimos sanciones más duras en el Consejo de Seguridad”.

Aparte del hecho de que su argumento es que la diplomacia crearía los términos más ventajosos para un ataque militar si los gobernantes estadounidenses así lo decidieran, la diplomacia imperialista sigue siendo imperialismo: sigue siendo intimidación, agresión e intervención injusta directamente en contra de los intereses del pueblo. Por ejemplo, antes de la invasión estadounidense de Irak, “la diplomacia y las sanciones” dejaron un saldo de más de 500.000 personas muertas, en su mayoría niños.

¿Qué derecho tiene el imperialismo estadounidense a determinar el panorama político del Medio Oriente e imponerle su dominio? Esto ha sido la realidad durante más de 60 años. Durante gran parte de ese período, Israel, con su arsenal nuclear, ha obrado como el gendarme estratégico para ese dominio. La dominación imperialista en el Medio Oriente ha traído al pueblo de la región solo una pesadilla tras otra. El que esté al mando de Estados Unidos será el capataz de todo eso.

“Desde el holocausto, lo peor que le ha pasado al pueblo judío es el estado de Israel”.

Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, EU

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