Revolución #138, 3 de agosto de 2008


Del Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar

Afganistán: Protestas en contra de los bombardeos y desalojos estadounidenses

14 de julio de 2008. Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar. En junio, los medios informaron sobre dos protestas notables en contra de los ocupantes y las autoridades afganas. Las fuerzas de seguridad las enfrentaron brutalmente, dejando un muerto y docenas de heridos.

El 14 de junio, según el servicio en persa de la BBC, miles de personas de la provincia sureste de Paktia se manifestaron contra los ataques sobre civiles por fuerzas afganas y extranjeras. Testigos dijeron que las protestas continuaron por tres días. La BBC informó que al menos 18 miembros de una familia extendida murieron en un bombardeo. Un manifestante también dijo que 11 miembros de otra familia murieron en un bombardeo previo en el distrito de Zarmat en la provincia de Paktia, en el centroeste de Afganistán en la frontera con Pakistán. Por tres noches seguidas los distritos de Zarmat y Mateh Khan fueron el blanco. El bombardeo estuvo tan pesada que la gente no pudo tocar por unos días los cuerpos de muchos de sus seres amados.

Durante las protestas, personas indignadas gritaron lemas contra los invasores y advirtieron al gobierno y los ocupantes que si esta situación continuara, reaccionarían y entonces nada podría impedir que se levantaran y tomaran venganza. Aunque las manifestaciones empezaron pacíficamente, corrió sangre cuando la policía disparó y mató a al menos uno y dejó 12 heridos.

Una de las peores masacres de civiles ocurrió el 6 de julio en el este de la provincia de Nangarhar, después de estas protestas. La coalición dirigida por Estados Unidos negó informes iniciales de que había bombardeado una fiesta de bodas e insistió que todos los muertos fueron “militantes”. El periodista de la BBC Alastair Leithead llegó a la aldea una semana después. Según su informe, presentado el 14 de julio, aldeanos de un valle estuvieron cruzando un paso de montaña para llegar al valle colindante para una boda. En tres bombardeos consecutivos, un jet estadounidense primero impactó a un grupo de niños, luego a un grupo de mujeres, y luego a un grupo de tres niñas, entre ellas la novia, quienes escaparon el segundo bombardeo. De las aproximadamente 52 muertos, casi todos fueron mujeres y niños quienes estuvieron acompañando a la novia.

Da muchísimo coraje que las autoridades estadounidenses trataron de defender su acción alegando que es una táctica típica talibán alegar que sus concentraciones de tropas bombardeadas por fuerzas estadounidenses fueron solamente fiestas de boda, ya que un incidente similar, que suscitó mentiras estadounidenses similares, ocurrió en el cercano Nouristán dos días antes, donde 17 murieron durante una fiesta de boda. De hecho, ataques aéreos estadounidenses contra las fiestas de boda han sido una norma de la ocupación actual, tal como durante la ocupación soviética, ya que los invasores consideran a cualquier gran encuentro de afganos intrínsicamente hostil.

Según las fuentes oficiales, de las 8.000 muertes relacionadas al conflicto el año pasado, unos 1.500 fueron civiles. Sin embargo, el número verdadero es más grande porque Estados Unidos, la OTAN y el gobierno afgano rutinariamente cuentan muchos de los muertos civiles como insurgentes o partidarios del Talibán. Éste y sus aliados también han matado a muchos civiles, sin dudar en asesinar desde un primer momento y últimamente con más frecuencia han adoptado la táctica de atentados suicidas, su propio versión del “muerte desde el cielo” terrorista e indiscriminado de Estados Unidos.

Protestas en contra del desalojo de los pobres y la destrucción de casas

Los “regalos” de los ocupantes al pueblo de Afganistán no se limitan a la guerra, el bombardeo, los ataques con misiles y artillería, y la tortura de presos. De hecho, sus ataques aéreos refuerzan y aseguran la miseria del pueblo.

Otra protesta tuvo lugar el 12 de junio en contra de los planes del gobierno municipal de Herat para destruir las casas de los refugiados desplazados e internos que viven en el campamento “Sheidaee” a unos cinco kilómetros de esta ciudad del noroeste, en la frontera con Irán y Turkmenistán. La gente trató de prevenir esta destrucción por todos medios que tuviera a la mano. Cerró a la carretera principal entre Herat y la provincia vecina de Badghis al noreste por un corto tiempo. Según los informes, la policía disparó a los manifestantes y los manifestantes tiraron piedras a la policía. Había heridos por ambos lados. Trece personas ingresaron en el hospital, muchas con heridas de bala. La policía luego alegó que algunos manifestantes tuvieron armas. La policía detuvo a ocho personas, y después liberó a tres.

Tanto escándalo surgió alrededor de la demolición de las casas de familias pobres que han estado victimadas por la guerra que hasta el alcalde de Herat, Mohammad Rafigh Mojadadi, tuvo que alegar que lo que ordenó destruir fueron las “tiendas construidas ilegalmente” y no casas. Pero el portavoz policial de la región occidental, Abdol Raoof Ahmadi, lo contradijo con su propia defensa de la demolición, diciendo que la gente había construido casas sobre tierras pertenecientes al estado a pesar de advertencias repetidas.

A lo largo de la última década, alrededor de 30.000 personas se han establecido en el campamiento Sheidaee cerca de Herat. Muchos han tenido que huir de otras provincias como Badghis y Faryab al noreste debido a la inseguridad creciente, la sequía y la hambruna; otros fueron sacados de sus casas por las autoridades locales. Las condiciones de vida en este campamiento son horribles. Durante los últimos años, se hablaba de distribuir las tierras vecinas a estos refugiados para que pudieran construir casas sencillas para sí mismos. Sin embargo, eso nunca se hizo realidad. Ahora el municipio, con la ayuda de la policía, trata de demoler los refugios improvisados hechos de barro secado al sol en que vive la gente. Las autoridades han tratado de convencer o de obligar indirectamente a la gente a salir del área y regresar a sus provincias natales. Pero los problemas de seguridad y las condiciones difíciles allá, y el hecho de que no queda nada para mucha gente en su terruño, ha llevado a muchos resistir el desalojo, aunque signifique seguir viviendo en condiciones inhumanas.

De hecho, la razón más importante de por qué estos pobres no pueden regresar a sus pueblos de origen es que su tierra ha sido apropiada por viejos o nuevos poderosos. No tienen nada para que regresar. Ahora enfrentan ser expulsados otra vez porque las tierras donde está el campamiento ha subido mucho de valor, que explica por qué el municipio y la policía tienen tanto entusiasmo para desalojar a los pobres.

La toma hostil de tierras, especialmente en las ciudades grandes, es un fenómeno nuevo en Afganistán. Empezó hace cinco o seis años, poco después de la invasión dirigida por Estados Unidos. Con el regreso de muchos expatriados y la inundación de asesores imperialistas, por un lado, y una falta de vivienda y parcelas de tierra por otro, los precios subieron desmesuradamente. Así las tomas hostiles de tierras y la inversión en tierras se han convertido en un modo popular de enriquecerse entre los poderosos con conexiones gubernamentales. Se considera que una casa o parcela que esté desocupado por alguna razón (como la muerte, o la huida del dueño) es botín potencial para una apropiación. Si regresan los inquilinos originales, hay poco que pueden hacer para recuperar sus casas. Se informa que el general Ghassim Fahim, antiguo ministro de Defensa del gobierno de Hamid Karzai y un caudillo poderoso de la organización jihadí Jamiat-e-Islami (la organización principal en la Alianza del Norte de caudillos que apoyaba la invasión dirigida por Estados Unidos), estaba involucrado en la apropiación de la tierra. Recientemente a Ali Ahmad Jalali, quien afirmó que estaba “combatiendo la corrupción” cuando era ministro del Interior, lo acusaron de participar en un escándalo de corrupción con la apropiación de tierras para obras de construcción en Kabul. Si algunos se meten en problemas por la toma hostil de tierras, se debe a que otros, más poderosos, también se las están tomando.

Así que cuando Abdol Raoof Ahmadi, el portavoz policial, dice que los pobres deben ser desalojados de donde han construido sus refugios porque la tierra es “propiedad del estado”, verdaderamente revela en parte el carácter del propio estado afgano.

El Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar es un servicio de Un Mundo Que Ganar (aworldtowin.org), una revista política y teórica inspirada por la formación del Movimiento Revolucionario Internacionalista, el centro embrionario de los partidos y organizaciones marxista-leninista-maoístas.

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