Revolución #139, 10 de agosto de 2008


Promueven ese veneno de responsabilidad personal

Obama, primera voz en coro “Echarle la culpa a los pobres”

Imagina que te tocara una avalancha y que te enterraran toneladas de nieve. Luego, que dispusieras de una pala y te dijeran que era tu propia responsabilidad personal quitarte encima toda esa nieve, pero toda la excavación personal del mundo no va a impedir que esa nieve siga cayéndote encima ni te va a sacar desde debajo de esa nieve.

Eso es lo que Barack Obama les está diciendo a los negros cuando dice que necesitas asumir más “responsabilidad” sobre tu propia vida.

En un discurso ante la convención de la NAACP el 14 de julio, dijo: “…Bien, sé que algunos dicen que he remachado muy duro con la gente esto de la responsabilidad personal. Pero no voy a dejar de mencionarlo, pues creo que a la larga, no importa cuánto dinero inviertas en tu comunidad, cuántos programas de diez puntos propongamos, ni cuántos programas oficiales lancemos, nada de eso tendrá ningún efecto a menos que asumamos más responsabilidad sobre nuestra propia vida”.

Concretamente, Obama ha estado tratando de echarle la culpa por la situación de muchos negros a la desintegración de la familia negra. Cuando habló ante una congregación principalmente negra en Chicago el Día de los Padres, dijo: “Si habláramos con honestidad de nosotros mismos, admitiríamos que demasiados padres están ausentes, están ausentes de demasiadas vidas y demasiados hogares. Han abandonado sus responsabilidades, actúan como niños y no hombres. Por eso, los cimientos de nuestras familias están más debilitados”.

Según Obama, por eso los negros están como están. En el mismo discurso, dijo: “¿Cuántas veces en el último año ha perdido esta ciudad un niño a manos de otro? ¿Cuántas veces se ha detenido nuestro corazón en la noche ante el sonido de un disparo o sirena? ¿Cuántos adolescentes hemos visto cotorreando en la calle cuando deberían estar sentados en un salón de clases? ¿Cuántos están presos cuando deberían estar trabajando o al menos buscando un trabajo? ¿A cuántos de esta generación estamos dispuestos a perder a la pobreza, violencia o adicción? ¿Cuántos?”

Desde los días de la esclavitud, los gobernantes le han echado la culpa por la situación de los negros a un supuesto defecto del carácter de los mismos. Anteriormente, decían que la situación de la vida de los negros que ellos mismos les imponen se debe a su inferioridad a los blancos o que eran flojos e ignorantes. Hoy, esta ofensiva ideológica argumenta que los negros tienen que dejar de hacer malas elecciones y asumir más responsabilidad sobre su propia vida, y que una gran parte de eso es echarle la culpa de la situación de los negros a la desintegración de la familia negra.

La familia negra, la pobreza y la opresión

En la época en que la mayoría de los negros eran esclavos que trabajaban desde la salida del sol hasta después de su puesta, eran muy obvios los obstáculos al desarrollo de familias estables. Los negros se casaban y criaban hijos, pero si el amo se beneficiara, podría quitarle un esposo a su esposa o un padre a su hijo y venderlo a otro amo de esclavos.

Los orígenes del mito de “la culpa la tiene la familia negra”

En las rebeliones de los años 60, que sacudieron a las ciudades y cuando la revolución estaba en el aire, en 1965 salió el gobierno estadounidense con un importante informe titulado “La familia negra: El argumento a favor de medidas nacionales” (o “el Informe Moynihan” por el autor, el senador Daniel Patrick Moynihan, entonces un importante ideólogo de la supremacía blanca con un tenue barniz de liberalismo).

El informe reconoció la creciente “brecha entre los negros y la mayoría de los otros grupos de la sociedad norteamericana”. Con preocupación, advirtió los peligros de lo que llamaba “La revolución negra”, con la influencia de las corrientes revolucionarias (“Ya no se puede ignorar, de la extrema izquierda, el atractivo del comunismo chino”).

En ese contexto, debido a una necesidad de ofuscar y traficar con la situación de los negros, a la vez que fingía preocuparse por ella, el informe pasó por alto la ya emergente desindustrialización de las ciudades y, en esencia, trivializó y descartó el impacto de la supremacía blanca en la sociedad. Al invertir causa y efecto, el informe, que sigue siendo un referente de “análisis” convencional de los problemas que padecen los negros, pregonó el siguiente mensaje: “El problema fundamental, que se manifiesta más claramente en esta situación, es el de la estructura de la familia… Se está viniendo a pedazos la familia negra de los ghettos urbanos”.

Después de la Guerra de Secesión, cuando la mayoría de los negros seguían esclavizados en nuevas formas, como aparceros que trabajaban la tierra, las familias estables de padre y madre eran muy comunes, y no la excepción, entre los negros, porque necesitaban grandes familias para la clase de agricultura a que se dedicaban los aparceros. Pero, a su vez, la abrumadora mayoría de los negros vivían una extrema pobreza y estaban sujetos al terror de las chusmas de linchamiento. Si fuera cierto que hoy, la cantidad de familias con jefa única causara la pobreza, ¿por qué no lograron entonces salir de la pobreza con tantas familias estables de madre y padre?

Después de las primera y segunda guerras mundiales, los negros se vieron atraídos a las ciudades del país para trabajar en las fábricas. Las familias de madre y padre aún cuadraban con ese papel. Pero cuando los dueños capitalistas empezaron a reubicar esas fábricas en las afueras de las ciudades o al otro lado del mundo, privándoles a los negros de empleo y la capacidad de mantener una familia, disparó la cantidad de jóvenes negros criados en familias de una sola jefa.

No se trataba de que los hombres no quisieran casarse con las madres de sus hijos o que eligieran no ayudar a mantenerlos. Más bien, el sistema capitalista les socavaba la capacidad de hacer eso. Digamos que eres un joven negro en los años 60 y tu chava queda encinta. Tenías chance de dejar la escuela y conseguir chamba en una fábrica, del último peldaño, de menos paga, de oficios más sucios y duros que los trabajadores blancos. Pero al menos tenías chance de casarte y mantener una familia. Hoy, un joven negro en una situación similar tendrá otras opciones. Ya no hay chamba en las fábricas, pero puedes conseguir chamba preparando hamburguesas en un restaurante de comida rápida, si uno te contratara, o puedes dedicarte a la chiripa, legal o ilegal, y probablemente acabarías preso o muerto. El propio funcionamiento del sistema capitalista te estaría ofreciendo una gama muy limitada de opciones y ninguna te daría los medios confiables con que  mantener una familiar.

Además está la constante discriminación que hace que sea más difícil que los negros consigan chamba. Un estudio hecho en Milwaukee revela que había dos veces más probabilidades de que un patrón contratara a un solicitante de trabajo blanco sin antecedentes criminales que uno negro sin antecedentes criminales, y ¡era MÁS probable que contratara a un solicitante de empleo blanco con antecedentes criminales que un negro sin antecedentes! Un estudio similar descubrió que cuando los solicitantes enviaron solicitudes a los patrones con los nombres “Jamal” y “Greg” con calificaciones similares, “Jamal”, un nombre que parece ser de un negro, tenía 50% menos probabilidades de recibir una llamada para ir a entrevistarse con la oficina de personal.

Además, están las grandes cantidades de hombres negros que entran y salen de la cárcel. Según un reciente estudio del Sentencing Project, ¡uno de cada ocho negros veintiañeros está preso hoy! Muchos más están bajo libertad condicional o libertad a prueba. Esto se debe a que el funcionamiento del sistema ha excluido a muchos jóvenes negros de las posibilidades legítimas de subsistir y a la discriminación del sistema de “injusticia” criminal. Un estudio del mismo proyecto de abril de 2001 descubrió que los afroamericanos constituyen el 13% de los consumidores de drogas ilegales en Estados Unidos, pero el 35% de los detenidos por posesión, el 55% de los declarados culpables de posesión y el 74% de los sentenciados a la cárcel por posesión.

Así es el contexto en que grandes cantidades de hombres negros, sobre todo jóvenes, se ven imposibilitados para mantener una familia o sus propios hijos, y en que grandes cantidades de mujeres negras tienen que mantener solas sus familias. Estos fenómenos se deben al funcionamiento del sistema y no a unos defectos personales de los negros.

¿Quién o qué causa todo eso? ¿Es que los negros un día decidieran cerrar las fábricas en que trabajaban? ¿Eligieron su propio despido de su chamba y trasladaron las fábricas a Tailandia o México donde explotan más vilmente a los trabajadores de lo que ellos mismos habían padecido? ¿Destriparon las escuelas de los centros urbanos al grado de que parezcan más a cárceles y funcionen más como una escala en el camino al bote para muchos de los jóvenes que pasen por ellas? ¿Son los negros responsables de la discriminación que hace que sea más difícil para ellos conseguir chamba que los blancos? ¿Eligieron tener al sistema del orden público criminalizar a toda una generación de jóvenes negros?

Sobresalen las respuestas a estas preguntas. Como es sabido, los negros no tomaron esas decisiones. La situación de los negros es producto del funcionamiento del sistema capitalista, de su afán de ganancias en beneficio de un relativo puñado de capitalistas que son dueños y controlan las fábricas, minas y otros grandes medios de crear riqueza y su dominio general de la sociedad que crea y recrea estas condiciones.

Culpar a las masas por la situación en que el sistema las mete da resultados aún peores

Bien, alguna gente diría, está bien, sabemos que hay fuerzas más grandes que causan la situación de los negros, pero dado eso, ¿no es cierto que los negros necesiten asumir una responsabilidad personal por sus comunidades y vida? ¿No contribuiría a aliviar eso la situación en que a tantos niños negros los tienen que criar madres solteras sin que los padres tengan una presencia que importa en su vida? ¿O que muchos jóvenes se dejan llevar por las pandillas, drogas y crimen? ¿O los problemas tal como la violencia “de negros contra negros”? Si más negros prestaran atención al mensaje de Obama de asumir responsabilidad por su vida o actuaran de acuerdo a ese mensaje, ¿no se aliviarían al menos en parte esos problemas?

No. Ya he hablado de que si estuvieras cubierto de toneladas de nieve, toda la excavación personal del mundo no te quitaría de encima esa nieve. La gente no se zafa de la situación que padece asumiendo una responsabilidad personal. Expliqué por qué los jóvenes negros no pueden salir así no más y conseguir una chamba digna y que en el caso de millones de negros atrapados en condiciones muy opresivas, no hay posibilidades de trabajar dentro del sistema para lograr mejoras concretas y verdaderas. Así que toda la cháchara sobre la responsabilidad personal de los negros no logrará nada para sacarlos a ellos y a la sociedad, de la situación en que todos estamos metidos. Para repetir, no lo hará porque esta situación es producto del funcionamiento de un sistema del capitalismo y su afán de maximizar sus ganancias. Los sermones de Obama, y antes de él, Bill Cosby y Bill Clinton, sobre las malas elecciones de los negros o que los instan a asumir una responsabilidad personal solo refuerzan la situación en que se hallan los negros, porque apartan la atención de la gente del sistema que está causando estos problema y de la verdadera solución a estos problemas, la que es gestar un pueblo revolucionario que podría encabezar una tentativa de acabar con el sistema mediante una revolución cuando se presente una oportunidad por medio del funcionamiento del mismo sistema.

Decirles constantemente a los negros que su propia situación es su propia maldita culpa puede quitarle las esperanzas a un sector de la población que tiene un papel importante que jugar para gestar un pueblo revolucionario en este país. Los gobernantes capitalistas de este país recuerdan cómo los poderosos levantamientos de los negros de los años 60 junto con la marcha de los acontecimientos en todo el mundo sacudieron a ellos y a su sistema.

Trabajan afiebradamente para cerciorarse de que no se presente de nuevo algo semejante. Lo están haciendo, en parte, sometiendo a las masas negras a una vil represión y criminalizando a grandes sectores de los jóvenes negros. A su vez, trabajan para quebrar la resistencia de las masas negras. Si lograran convencerlas que sean la causa de sus propios problemas, habrían logrado hacer eso en buena parte.  Convencer que la situación que padecen las masas negras es su propia culpa y no la culpa del sistema le quita peso a la idea en otros sectores de la población de que deberían tomar partido con los negros para construir la resistencia a su opresión. Este mensaje que sale de la boca de Barack Obama realza esto en especial.

Cambiar la situación… y cambiar la gente

Con eso, no quiero negar o minimizar el hecho de que muchos negros hoy están metidos en cosas muy malas. Los jóvenes están matándose entre sí, y la gente en su desesperación de subsistir se compite entre sí. Demasiados hombres negros están casados con la supremacía masculina tan campante en esta sociedad y demasiadas mujeres negras combinan la onda egoísta de “solo interesarse en el número uno” de la sociedad estadounidense con una aceptación de su punto de vista sobre el lugar de la mujer. Los negros efectivamente tienen que zafarse de todo eso, pasar de ser victimados por el sistema a luchar por acabar con el sistema, y, de la mano con las masas básicas de todas las nacionalidades y gente de otros sectores sociales, ser emancipadores de la humanidad.

Pero los sermones sobre la responsabilidad personal no lograrán eso, sino que impedirán que la gente comprenda la verdadera causa de los problemas que padecen y la verdadera salida de todo eso. Cuando la gente no ve una salida, puede empezar a creer que está como está por su propia culpa. Es un hecho: los negros, como pueblo, no van a “salir adelante” bajo este sistema. La única esperanza verdadera es que millones de masas forjen un futuro radicalmente diferente mediante la revolución y su propia transformación en el proceso de luchar por gestar un mundo completamente nuevo.

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