Revolución #149, 30 de noviembre de 2008
Presentamos entregas de una carta de Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, que este envió a otros líderes del partido después de la elección de Barack Obama. Aunque en un principio la carta no tenía el propósito de publicarse en forma de artículos, tiene mucha relación a los temas de actualidad, y Revolución cuenta con el permiso para compartirla con sus lectores y lectoras.
Obama: ¿Jugando su mejor carta?
Algo para reflexionar, desde un punto de vista estratégico (y sin olvidar lo que concentra el punto de “El ‘ELLOS’ no existe”, no obstante me refiero, como abreviatura, a la clase dominante en términos más o menos monolíticos o uniformes):1
Lo que la clase dominante acaba de hacer con Obama —no solo al convertirlo en un candidato viable y serio sino al dejar que ganara y al tenerlo ganando la presidencia, y el papel de tipo Jack y Bobby Kennedy en todo esto, además de la particularidad poderosa del “primer presidente negro”— no es algo que pueden hacer a menudo. En el caso de un presidente negro, en verdad solo lo pueden hacer una vez — o solamente una vez con algo parecido a este nivel de significado e impacto. (De hecho, existen más “políticas de identidad al estilo burgués” que pueden pregonar — la primera presidenta, o el primer presidente latino, por ejemplo; pero sin negar que semejantes cosas podrían tener algún significado social, eso probablemente no sería del mismo tipo ni de la misma magnitud, en términos de su impacto en Estados Unidos y en el mundo, que el “primer presidente negro” en Estados Unidos, precisamente por la historia particular del pueblo negro en este país, de la que muchas personas a través del mundo están conscientes, aunque tienen muchas ideas equivocadas sobre la verdadera naturaleza, las causas, etcétera, de todo esto.) Dado eso y dado que (de acuerdo con el “análisis de Andrew Sullivan”2 ) el proceso de hacer esto con Obama revela un reconocimiento de su parte de que se les aproximan tiempos gruesos —todo lo cual ha llegado a tener una dimensión aún más grande con la crisis financiera y económica— ¿todo esto trae una analogía al juego de cartas “bid whist” (una versión norteamericana de julepe)? Más específicamente, ¿es análogo a que ellos tuvieran que jugar —por lo grueso de la situación y por su potencial de agravarse más en el sentido cualitativo— lo que constituye una de sus mejoras cartas (este papel lo juega Obama) antes de que en otras circunstancias quisieran jugarlo — y que en efecto perdieran posteriormente la capacidad de jugar esta mejor carta en particular, cuando tal vez podrían necesitarla aún más? Bueno, con esta analogía, definitivamente no estoy dando a entender que aún no tienen más maniobras que realizar y armas que blandir —o que no las tendrían ni las blandirían si la situación se agudizara hasta un grado cualitativamente más alto—: siguen teniendo recursos y medios, en términos del dulce como seguramente el garrote. No obstante, a pesar del valor (o la carencia de valor) que tenga esta analogía de “bid whist” y mejor carta, pienso que trae algo de significado estratégico el hecho de que la clase dominante —o, en términos más científicos, una poderosa confluencia de fuerzas de la clase dominante— decidió en cierto momento que fuera necesaria aceptar a Obama, y el hecho de que aceptarlo no es algo que pueden repetir fácilmente, aunque la situación se agudice cualitativamente.
Así que en tácticas y a corto plazo, la elección de Obama creará (y sin duda ya está creando) algunas nuevas dificultades para nosotros —y es probable que esto se dé especialmente en la comunidad negra, pues es lógico que muchos negros se están tragando la “Obamanada” tal como se le dice creativamente Glen Ford [en un artículo del portal de Black Agenda Report]3 — en un sentido general y estratégico obran factores importantes y favorables en todo esto — a condición de que sigamos sustentados en nuestro punto de vista, método y enfoque comunistas científicos, lo que incluye a nuestra firmeza de principios y a nuestra flexibilidad (una aplicación del núcleo sólido con mucha elasticidad en términos de método y enfoque) y que sigamos aplicando todo eso sistemáticamente, y que propaguemos vigorosamente nuestra línea comunista revolucionaria y llevemos a cabo nuestro trabajo revolucionario sobre la base de esa línea y partiendo de ella, con sus elementos base y su riqueza global (por ejemplo, desarrollar una cultura de aprecio, promoción, y popularización en torno a la dirección de Bob Avakian y el papel del periódico como eje y centro —y andamiaje— del movimiento revolucionario con el partido al centro, y la orientación y aplicación correctas —y no economicistas— globales de “Luchar contra el sistema, y transformar al pueblo, para la revolución”).4
Después de
las elecciones, un punto básico de orientación:
A las masas… con la revolución
Cuanto más la vida —y específicamente las contradicciones que caracterizan el mundo bajo la dominación de este sistema imperialista— se impongan (en Estados Unidos y en el mundo) y la situación se desarrolle con la presidencia de Obama (y también ahora con su “transición” a la presidencia), más habrá una base para desenmascarar más lo que él significa, y lo que no, y para mostrar el tipo de cambio radical y fundamental que verdaderamente se necesita… de nuevo, a condición de que nosotros analicemos todo esto constantemente del modo y sobre la base que se señala aquí.
Esto subraya de nuevo un punto básico de orientación: en las circunstancias que han surgido con la elección de Obama, es tanto más importante perseverar —con osadía y de una manera determinada y definida— para no solamente presentar en un sentido general sino ir a las masas (a las masas básicas pero también a las masas de otras capas) con nuestra línea revolucionaria básica. Además de la necesidad de desenmascarar continuamente lo que representa Obama (y lo que no), un aspecto significativo (aunque en general secundario) de propagar nuestra línea revolucionaria tiene que ser el proceso de propagarla directa y explícitamente en oposición a lo que se está movilizando en los frentes político e ideológico de parte de Obama y a su alrededor. En particular tenemos que librar una lucha fuerte, y a la vez sustantiva y muy convincente, en contra de la propagación incesante en torno a la victoria de Obama en las elecciones presidenciales, de la idea de que: “Lo es posible todo”… “Por fin el pueblo negro tiene un lugar real en Estados Unidos y ahora, finalmente, debe de enorgullecerse de Estados Unidos y de ser estadounidense”… “Por fin se ha hecho realidad el ‘sueño’ de Martin Luther King, Jr.”… y toda la cháchara almibarada que vienen pregonando varias figuras de la burguesía negra, junto con Obama en particular, y la clase dominante, y sus representantes y voceros, en general, de que las personas negras pueden llegar a ser lo que se proponen en esta gran sociedad estadounidense. Si bien hay una necesidad para cierta finura (o flexibilidad) en la manera de llevar esta lucha, es muy importante librarla —librarla de manera atinada y buena, pero penetrante— y señalar claramente el corolario a la diseminación de estas ilusiones aparentemente “positivas” pero en realidad muy venenosas, un corolario el que expresó en tono amenazador no disimulado William Bennett la noche de las elecciones, una vez que se vislumbró con claridad el resultado: ya no hay fundamento para decir que está obstruido el camino a la oportunidad para el pueblo negro… y no debería haber más excusas5 .
Además de la necesidad de desenmascarar claramente la manera en que Obama, y las otras personas que están repitiendo como loros estas cosas, están tratando de obrar por que los negros tengan un papel de cómplice consciente en los crímenes de “su país” —es decir, el imperialismo estadounidense— en contra de las masas oprimidas del mundo6 , es necesario reconocer y señalar que estas palabras almibaradas expresadas por Obama, y por muchas figuras de la burguesía negra, a partir de la victoria de Obama en la campaña presidencial, no solo hacen que el terreno sea más favorable para la amenaza presentada por William Bennett, sino que ante el desenvolvimiento de la situación, pueden convertirse muy rápidamente en dicha amenaza, mientras que este sistema siga operando de acuerdo a su naturaleza esencial y a su dinámica subyacente, lo que incluye, tal como hemos señalado en el número especial sobre la cuestión de la nación negra7 , las formas en que funciona, y va a funcionar, para impedir que las masas negras, en particular los jóvenes de las zonas urbanas, sean “todo lo que luchan por ser”, y muchas de estas fuerzas burguesas negras consideran y tratan cada vez más a estos jóvenes y a otras masas básicas negras como un lastre que impide su avance (de estas fuerzas), y como un obstáculo a lo que estas fuerzas luchan por ser: los funcionarios y los lacayos más destacados del sistema imperialista.
Ahora es necesario cuestionar muy claramente y denunciar por lo que es el actual papel de las fuerzas burguesas negras (además del de Obama), quienes propagan este veneno; y este proceso tendrá que incluir directamente lo de hacer la analogía entre algunas de estas fuerzas burguesas negras y el Judenrat durante el gobierno nazi en Alemania8 . Es decir, es importante señalar el potencial “papel tipo Judenrat” de tales fuerzas burguesas negras. Pero permítame señalar la palabra potencial, porque es importante aplicar constantemente la ciencia, y no entrar en exageraciones ni ocuparse en hipérboles, y específicamente no actuar como si incluso estas fuerzas burguesas negras quienes están propagando el veneno a que me refiero aquí de hecho ya estuvieran jugando el papel de insistir en medidas más draconianas (o incluso medidas genocidas) en contra de las masas de jóvenes negros y otros sectores sociales de las zonas urbanas, excepto, desde luego, en los casos en que puede haber ciertos individuos (o fuerzas) quienes ya están haciendo eso (o que al menos están pidiendo medidas más draconianas, si no medidas abiertamente genocidas en este momento), que claramente hay que criticar fuertemente ahora y de manera constante.
De nuevo, es necesario hacer todo eso al mismo tiempo que propagamos, en contraposición a este veneno, nuestra línea revolucionaria — nuestros objetivos y orientación estratégica, enfoque y método comunistas revolucionarios. A un importante grado, se puede hacer y se tiene que hacer todo esto distribuyendo más, en particular entre las masas negras pero también entre otros sectores de la población, el número/declaración especial “La opresión del pueblo negro, los crímenes de este sistema y la revolución que necesitamos”; es importante distribuir este número principalmente por su poderoso contenido general, aunque también trae un aspecto más específico de sus polémicas en contra del tipo de veneno a que me he referido aquí. (Cabe mencionar que esta amenaza de “ahora ya, basta de excusas” es exactamente lo que señalamos en la declaración sobre la cuestión de la nación negra que acompañaría toda esta palabrería aparentemente “inspiradora” acerca de que ahora los jóvenes negros pueden soñar y tener aspiraciones más elevadas gracias a Obama.) Pero también habrá una necesidad de hacer esto en relación a las formas más particulares en que se presentan estas cosas —en que se presenta este veneno— de una manera continua ahora, en particular en el contexto en que Obama ha sido elegido presidente (y comandante en jefe).
En conexión con todo esto —y de nuevo como punto básico de orientación—, creo que debemos popularizar con osadía lo siguiente:
¿Tiene que “tomar responsabilidad” el pueblo negro? ¿Responsabilidad para qué? RESPONSABILIDAD PARA LA REVOLUCIÓN — ¡CLARO QUE SÍ! TODOS NOSOTROS TENEMOS QUE TOMAR RESPONSABILIDAD PARA HACER LA REVOLUCIÓN — PARA EMANCIPAR A LA HUMANIDAD DE TODO ESTE SISTEMA DE OPRESIÓN.
Ahora, para que quede perfectamente claro, al hablar del actual papel muy negativo —y el papel con un potencial mucho más horrible— de muchas de estas fuerzas burguesas negras, y de la necesidad de combatir todo esto fuertemente ahora en los frentes ideológico y político, no se trata de hacer de esto el eje principal de nuestro trabajo (o de nuestra agitación) en general, e indudablemente no se trata de poner en el campo del enemigo a la burguesía negra entera — ni mucho menos a la pequeña burguesía negra, de la que algunos miembros también jugarán, de manera espontánea y al dejar que hagan lo que quieran, un papel negativo respecto a lo que estoy planteando aquí. (No estoy dando a entender que se tiene que hacer una condena global de la burguesía negra —y ciertamente no de los miembros de la pequeña burguesía negra— sino, al contrario, se tiene que hacerles un reproche claro, con fundamento, especialmente con respecto a los ejemplos atroces de unos negros burgueses —y, sí, pequeño burgueses— específicos que pregonan el tipo de veneno de que hablo aquí.) En nuestro pensamiento así como en nuestra formar de desmenuzar de las cosas en público, tenemos que distinguir claramente entre el entusiasmo espontáneo de una muy gran cantidad de negros de la pequeña burguesía, y de las masas básicas también, respecto a la elección del “primer presidente negro”, por un lado, y por el otro la propagación más desarrollada y consciente de la idea que ahora en la sociedad ya no hay obstáculos para el pueblo negro —con el corolario declarado o implícito (o ahora implícito pero que luego será declarado) de que si no “lograran superarse en la vida”, la culpa sería suya, y que si causaran problemas (y se entrepusieran en el camino de avance de los negros burgueses), pues sería necesario suprimirlos sin piedad. En general, tenemos que seguir ciñéndonos al entendimiento y a la aplicación correctos de nuestra estrategia del Frente Unido Bajo la Dirección del Proletariado9 — lo que incluye un reconocimiento de que es posible ganar y se tiene que ganar en su abrumadora mayoría a la pequeña burguesía negra a la causa de la revolución, y que este reconocimiento también se aplica cuando menos a algunas partes de la burguesía negra. Pero, incluso para lograr esto así como contrarrestar el papel muy negativo que varios elementos de la burguesía negra (e incluso algunos elementos de la pequeña burguesía negra) jugarán, especialmente si no se les cuestiona y si no se lleva una firme lucha contra el papel el que hoy tienen la inclinación de jugar — no debemos hablar con rodeos al oponernos a este veneno y al señalar las dimensiones desastrosas que puede asumir si no se le echa por tierra.
Al plantear todo esto con audacia, tienen un papel particular que jugar los camaradas negros quienes tienen responsabilidades para hablar en representación del partido en diversos contextos (y en general otros camaradas negros); pero eso de ninguna manera quiere decir que solamente estos camaradas pueden hacerlo o tienen que hacerlo — es una responsabilidad y un reto que tienen que asumir todo el partido y todos los camaradas (y, como he dicho previamente, no me importa que seas tan blanco como una tormenta de nieve en Nueva Hampshire — es tu responsabilidad propagar esta línea, y luchar con las masas, incluidas las masas negras, sobre la base de esta línea).
Al mismo tiempo, es necesario que no perdamos de vista el rabioso y virulento fascismo, apuntado contra Obama, de parte de los programas de entrevistas de la derecha y en general de ese sector fascista de la clase dominante y de la base social rabiosa que están tratando de movilizar — de los cuales Obama es un blanco particular (lo que fue un fenómeno muy marcado durante la campaña y que no se ha disminuido, y casi a ciencia cierta no se disminuirá, sino que al contrario muy probablemente crecerá de ahora en adelante). Tendremos que reconocer esto, tanto en nuestra manera de llevar a cabo la agitación y la propaganda —y específicamente en nuestras denuncias en torno a Obama (y en nuestra lucha en contra del veneno que están soltando las fuerzas de la burguesía negra en particular, como se señaló arriba)— y en términos de nuestro método y enfoque respecto a la lucha general y al trabajo de forjar el movimiento para la revolución en las nuevas circunstancias en que Obama ha sido elegido (y que dentro de poco va a tomar posesión del cargo). Es necesario que tengamos, y que continuemos desarrollando, un sentido muy bueno de tácticas en todo esto, partiendo de nuestra orientación estratégica comunista revolucionaria fundamental, de nuevo con una combinación de nuestra firmeza de principios10 y nuestra flexibilidad sobre la base de esos principios (el núcleo sólido y la elasticidad, tal como se aplican a este caso).
“Obamamania” y el
espíritu de Malcolm X
A propósito de los negros particularmente, de las cuales grandes cantidades, como es lógico pero desde luego muy incorrectamente, se ven envueltas en la “Obamanía”, de acuerdo con el “espíritu de Malcolm X” que enfaticé la última vez… tenemos que difundir, francamente, y luchar claramente con estas masas, a las cuales las están engañando. Para colmo, existe la posibilidad de que conviertan a un número significativo de ellas, literal o al menos ideológicamente, en la versión del siglo 21 de los “soldados búfalo”: alistarse con las fuerzas armadas de sus opresores para cometer crímenes de guerra contra los oprimidos a través del mundo (o apoyar estas fuerzas armadas), al igual que, después de la guerra de Secesión, los “soldados búfalo” se alistaron para ayudar al ejército estadounidense a llevar a cabo el robo de las tierras de los pueblos indígenas de América del Norte y el genocidio en su contra.
En nuestra propia orientación, no debemos subestimar el potencial atractivo de este fenómeno “soldado búfalo”, particularmente a corto plazo, para la juventud de las zonas urbanas, y también la posibilidad de que podrían haber llamamientos, y se podrían tomar medidas, para alistar a prisioneros en las fuerzas armadas imperialistas, con su “comandante en jefe afroamericano”. Hemos visto este tipo de fenómeno con otros pueblos oprimidos, entre ellos, con profunda ironía, los mismos indígenas de América del Norte. Además el factor del presidente/comandante en jefe negro podría hacer, al menos en un marco de referencia de corto plazo, que este atractivo sea muy poderoso entre al menos un número significativo (aunque de hecho no todos) de los jóvenes negros. Como se señaló hace tiempo en las polémicas contra los bundistas (¡hace 35 años ya!)11 , el pueblo negro en Estados Unidos ha tenido una posición doble en el sentido de ser una nación oprimida y un pueblo oprimido (y en el caso de un gran número de ellos, de ser proletarios y semiproletarios explotados y oprimidos) pero también, al otro lado de esta contradicción, en el sentido de ser estadounidenses. En un sentido básico, el aspecto principal de esta contradicción es la parte del pueblo oprimido y la nación oprimida (y el papel de las masas negras como proletarios y semiproletarios) pero en ciertas circunstancias el aspecto “estadounidense” puede imponerse fuertemente, e incluso volverse el principal. La situación actual, con Obama como presidente y comandante en jefe negro (o pronto a serlo) es una en que es muy probable, al menos a corto plazo, que se fortalezca este aspecto secundario, y por supuesto muy negativo, y que alistarse en las fuerzas armadas estadounidenses, al grado a que ocurra, fortalezca aún más este aspecto: ser parte de esas fuerzas armadas efectivamente pone a la gente en la posición de salir para dar una paliza a gente oprimida por todo el mundo y, al hacerlo, sentirse como “verdaderos estadounidenses” (y al igual que ocurre de una manera significativa entre los indígenas norteamericanos, este proceso puede alimentar la mentalidad de “guerrero” que tiene mucha influencia en la juventud negra, particularmente pero no solamente los varones). Además, lo que pasa es que estos jóvenes reciben la disciplina y son objeto de un proceso de “corregir y enderezar su comportamiento” de la forma en que en cierto sentido las fuerzas armadas (imperialistas) hacen que estos jóvenes hagan u obligan que hagan, y eso afecta las masas más amplias quienes no se están alistando en las fuerzas armadas pero que son los familiares, amigos, etcétera, de los que se alistan (de nuevo en el sentido muy erróneo y maldirigido de la manera en que “se enorgullecen” de esto, además del sentido de alivio porque estos jóvenes están saliendo de la vida de las zonas urbanas con todos sus horrores muy reales).
Hay una solución —hay una alternativa radical a esto—, pero se halla precisamente, y solamente en términos fundamentales, en lo que nuestro partido representa, y por lo que tiene que luchar. El motivo de todo esto muy enfáticamente NO es decir que con la elección y luego la presidencia de Obama se hayan cambiado cualitativamente en una dirección políticamente negativa (o que vayan a cambiar) la posición fundamental y el papel estratégico potencial del pueblo negro, y particularmente las masas de los jóvenes negros y otros en las zonas urbanas. En primer lugar, es muy cierto, es una expresión de una realidad profunda, que este sistema no tiene ningún futuro para las masas de estos jóvenes (ni, de hecho, podría absorberlos a todos, o algo parecido a todos, en su ejército, aunque tuviera una inclinación de hacerlo). El futuro que las masas de estos jóvenes tienen bajo este sistema es en términos fundamentales y esenciales el mismo que en el pasado y en el presente que han vivido: de opresión, degradación y humillación, y brutalidad y asesinato a manos de los agentes del orden del sistema. Incluso alistarse en las fuerzas armadas estadounidenses puede tener efectos contradictorios, y puede conducir o contribuir a una mayor radicalización de muchos de los que tienen esta experiencia. Esto se debe a la situación fundamental de opresión de las masas de jóvenes negros y otras masas negras básicas (y de la nación negra y el pueblo negro en general) que de hecho no cambiará de ninguna manera cualitativa, sin importar quién sea presidente (y comandante en jefe). Además, secundariamente pero no sin importancia en este respecto, cuando uno sale, como parte de las fuerzas armadas estadounidenses, a darle una paliza (y eso es decirlo de manera muy mesurada y comedida) a los habitantes de otras partes del mundo, estos no simplemente lo soportan, y muchos se defienden, y eso, también, tiene un impacto contradictorio, si bien uno que a menudo le baja los humos un poco a esa mentalidad del más fuerte y hace que estos soldados se pregunten qué demonios hago en estas fuerzas armadas y qué he estado haciendo en esa capacidad.
Así, en lo esencial planteó todo esto porque tenemos que pensar de manera estratégica, y científica y seria, y no con idealismo ingenuo y religiosidad, acerca de esas masas quienes fundamentalmente pueden ser parte, y tienen que ser parte, de los cimientos y la fuerza motriz de la revolución, y lo esencial es que todo esto solamente da más énfasis e importancia al PAPEL DE NUESTRO PARTIDO COMO LA VANGUARDIA COMUNISTA REVOLU-CIONARIA QUE TENEMOS QUE SER, en dos sentidos: de llevar la lucha ideológica muy clara, y a veces hasta férrea, con las masas acerca de todo esto (sin ningún liberalismo — de nuevo, de eso se trata la analogía del “espíritu de Malcolm X”), y en términos de mantener nuestra orientación estratégica, lo que incluye como parte crucial de eso nuestro análisis y orientación estratégicos hacia el papel revolucionario potencial aún muy real de estas masas (aquí hablo específicamente de las masas negras, pero por supuesto no me limito a ellas), y de llevar la lucha con ellas precisamente desde ese punto de vista estratégico y con esa orientación estratégica.
Junto con los puntos básicos de orientación que señalé arriba, todo esto también da más énfasis a la orientación básica, la que tenemos que seguir propagando, popularizando y defendiendo vigorosamente: ¡DEJEN DE PENSAR COMO ESTADOUNIDENSES! ¡EMPIECEN A PENSAR ACERCA DE LA HUMANIDAD!
Notas
1. Bob Avakian trata este punto en “El ‘ELLOS’ no existe, pero se está dando una cierta dinámica: La dinámica interna de la clase dominante y el reto para los revolucionarios”, que se halla en línea en revcom.us y en el folleto La guerra civil que se perfila y la y la repolarización para la revolución en la época actual (Chicago: RCP Publications, 2005). [back]
2. En un artículo de diciembre de 2007 en la revista The Atlantic, el prominente comentarista conservador Andrew Sullivan escribió que Barack Obama debía ser el próximo presidente estadounidense. Sullivan argumentó que existía un “consenso” (por lo que quiso decir un acuerdo en la clase dominante estadounidense) en pro de una guerra ilimitada y una mayor represión y que Obama sería el más capaz de poner en marcha todo eso, ante los mayores desafíos a la posición estadounidense de superpotencia en el mundo y ante la aguda polarización en la sociedad estadounidense. El artículo de Sullivan, “Goodbye to All That: Why Obama Matters” está en línea en theatlantic.com/doc/200712/Obama. Entre los artículos de Revolución que analizan el artículo de Sullivam, figuran: “Andrew Sullivan sobre Barack Obama: Un argumento a favor de darle la ‘mejor cara’ al imperialismo” (#118) y “Sobre la nominación de Obama: El cambio en que crees… y el cambio que obtendrás” (#142) en revcom.us[back]
3. El artículo de Glen Ford, “El fenómeno de Obama 2008: ¿Qué hemos aprendido?”, aparece en la forma de un columnista invitado en este número de Revolución y está en línea en revcom.us[back]
4. Una discusión de estos puntos se halla en Bob Avakian, “Hacer la revolución y emancipar a la humanidad” (y en particular en la segunda parte: “Todo lo que hacemos tiene que ver con la revolución”), que aparece en el folleto Revolución y comunismo: Fundamento y orientación estratégicos y en línea en revcom.us.[back]
5. William Bennett, una importante figura derechista de la clase dominante, dijo en la CNN la noche de las elecciones, en referencia al triunfo de Obama: “Bueno, como ex secretario de Educación les diré lo que esto significa, entre otras cosas: Ya no se aceptarán excusas de nadie que dice: ‘Lo tengo todo en contra, no puedo hacer nada, pues hay tantas cosas inherentes a la situación que no se pueden cambiar’”.[back]
6. [Nota de Bob Avakian] Una dimensión de todo esto es que se fortalecerán en algunos aspectos importantes las fuerzas armadas, que ya se ceban de las masas básicas, incluidas las masas negras, en sus actividades de reclutamiento en el seno de la juventud negra, y en otros sectores, en las zonas urbanas (lo que tendrá relación con el sentimiento, muy mal dirigido, de orgullo de tener un “comandante en jefe negro”). Además, esto probablemente tendrá algún efecto no solamente en el pueblo negro sino también en otros sectores a quienes la “Obamanía” ha atraído (en esta conexión, tomé nota del comentario de una persona [que no es negra, me parece] que la noche de las elecciones estaba en la calle celebrando la victoria de Obama, la cual en respuesta a la agitación de una persona de nuestro entorno acerca de Obama y Afganistán, contestó diciendo algo en el sentido de que “Obama podría tener razón sobre eso, y yo me podría alistar para ayudar en eso”). Aparte de las fuerzas armadas, definitivamente podría darse un fenómeno espontáneo entre los jóvenes, entre ellos muchos blancos, de verse atraídos hacia otras dimensiones de los planes de Obama para incorporarlos en el “servicio a la patria”. En relación a eso, junto con la lucha general que hay que librar de manera convincente, y con claridad y con fundamento y ciencia, esta situación señala la importancia particular de propagar ampliamente “¡DEJEN DE PENSAR COMO ESTADOUNIDENSES! ¡EMPIECEN A PENSAR ACERCA DE LA HUMANIDAD!” (tal como reza uno de los subtítulos de nuestra declaración post-electoral) y de luchar de manera vigorosa y, en un sentido concreto incesante, por esta orientación. [“El día después de las elecciones: La promesa del cambio… y el cambio que necesitamos”, Revolución #147 (16 de noviembre de 2008), en línea en revcom.us.][back]
7. “La opresión del pueblo negro, los crímenes de este sistema y la revolución que necesitamos”, Revolución #144 (5 de octubre de 2008), en línea en http://revcom.us/a/144/BNQ-es.html.[back]
8. El Judenrat constaba de consejos de judíos en los ghettos en los cuales los nazis los encerraron. Los nazis detuvieron y luego mataron a millones de judíos en Alemania y en los países europeos bajo su ocupación. Los judíos del Judenrat se dejaron convencer que la situación sería mejor para todos si ellos mismos llevaran a cabo las actividades en los ghettos tales como proporcionar una fuerza de trabajo esclavizada a las fábricas alemanas de armamento para la guerra y decidir a cuáles judíos enviar primero a los campos de exterminio, y no que los propios nazis llevaran a cabo estas actividades directamente. Pero esta forma de pensar, y las acciones que realizó el Judenrat sobre esa base, contribuyeron a la horrenda matanza de millones de personas. El Judenrat recibieron privilegios y poderes especiales de manos de los nazis, a cambio de decirle a la población que no resistiera, y trabajaron en contra de aquellos que resistieron e incluso los delataron. Casi hasta el final de su gobierno, los nazis trabajaron mediante engaños y falsas esperanzas con el Judenrat, pero al final también los nazis exterminaron a sus miembros.[back]
9. Se puede encontrar un tratamiento de la estrategia del Frente Unido Bajo la Dirección del Proletariado en la Constitución del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, páginas 11-15, que también está en línea en revcom.us.[back]
10. [Nota de Bob Avakian] En particular en este contexto, permítame recalcar fuertemente el punto de que, aunque de hecho la flexibilidad es muy importante, la firmeza de principios es indudablemente el aspecto principal en esta relación (contradicción) y es esta (firmeza de principios) la que tiene que establecer los cimientos, el marco y el contexto para la necesaria flexibilidad. Una expresión importante de esto es que en estos tiempos y en esta situación —precisamente dadas las tendencias espontáneas de las masas negras (y de otros sectores) con respecto a Obama— es importante tener esa posición básica que Malcolm X a menudo expresaba a los públicos (negros), declarando (específicamente en relación a las cosas que él sabía que suscitaran mucha polémica en el seno de estos): “Yo sé que no les guste que les digo estas cosas — pero no vine para decirles lo que les gusten, vine para decirles la verdad, les guste o no”. Ahora, para repetir, es importante tener flexibilidad —y no inflexibilidad y idioteces dogmáticas— en relación a todo esto… pero, de nuevo para repetir, es importante tener flexibilidad precisamente sobre la base de la necesaria firmeza de principios (o la elasticidad sobre la base del necesario núcleo sólido).[back]
11. En el proceso de forjar un solo partido comunista revolucionario plurinacional a comienzos de los años 70, se consolidó una corriente en oposición al punto de vista internacionalista y comunista. Esta corriente planteaba una línea nacionalista, una línea y un punto de vista que buscaba un papel especial para los comunistas de las nacionalistas oprimidas en el partido y consideraba que la lucha de las nacionalidades oprimidas como algo separado de la lucha dirigida por el proletariado plurinacional para emancipar a toda la humanidad y como algo más importante de esa lucha. Esta corriente incluyó a una facción al interior de la Unión Revolucionaria (UR, el precursor del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos) y a algunos integrantes de las organizaciones con que trabajaba la UR para formar el partido. A estas fuerzas se les llamó los bundistas porque promovían una línea semejante a lo que Lenin combatió fuertemente en Rusia en los años antes de la revolución. Se halla más información sobre la lucha contra los bundistas en la autobiografía de Bob Avakian (en inglés), From Ike to Mao And Beyond: My Journey From Mainstream America to Revolutionary Communist (Chicago: Insight Press, 2005), en particular el capítulo 14, “Unidad, lucha… y principios”, pp. 273-287.[back]
A aquellos que dicen que tenemos que “darle un chance a Obama”, he aquí la pregunta: ¿un chance para hacer qué? Obama no tiene ningún problema con este sistema que causa tanta miseria y opresión, muerte y destrucción, para tantas personas a través del mundo — anhela tomar su lugar como jefe de este sistema. El problema que él tiene es que este sistema está en una crisis seria y se enfrenta a toda clase de gruesos retos. Para aquellos que en serio quieren un fin a la opresión, la injusticia y la guerra injusta, el problema que tenemos nosotros es este sistema. Nuestro reto es hacer la revolución para deshacernos de este sistema y emancipar a toda la humanidad de sus horrores. Bob Avakian |