Revolución #150, 14 de diciembre de 2008


Sobre los ataques de Mumbai

Del 26 al 29 de noviembre en Mumbai, India, ocurrió una serie de ataques contra edificios públicos, destinos turísticos y otros lugares. Según fuentes noticiosas, murieron más de 188 personas y más de 300 salieron lesionadas. Al cierre de esta edición, no queda claro quiénes perpetraron los ataques y qué objetivos tuvieron.

Nadie debe aceptar lo que dicen las explicaciones de los medios de comunicación ni de los líderes gubernamentales. Pero de algunas cosas no quedan NINGUNA duda:

En primer lugar: el que fueran aquellos que perpetraron estos ataques y qué intenciones tuvieran, sus actos, aparte de causar la muerte y sufrimiento de muchos inocentes, de hecho beneficiaron al sistema imperialista y al régimen de la India que es parte de ese sistema global opresivo. Los gobernantes imperialistas de Estados Unidos así como el reaccionario régimen indio sacaron provecho de estos bombazos y los utilizarán como pretexto para intensificar la represión, desatar a fuerzas reaccionarias de chovinismo extremo en la India y escalar la “guerra contra el terror”, que es una guerra por imperio de parte de Estados Unidos.

En segundo lugar: el sistema imperialista es la causa de enorme sufrimiento en el mundo y en esencia es responsable de suscitar las condiciones que dieron origen incluso a acciones tan mal encaminadas en su contra. Pero los sucesos como el ataque en Mumbai muy claramente NO sirven los intereses de las masas populares de todo el mundo.

En tercer lugar: por todo el mundo, lo que hace falta con tanta urgencia, en contraposición a esta clase de incidentes nocivos, es forjar una resistencia y oposición de carácter político verdaderamente popular contra lo que están haciendo estos imperialistas, encabezados por los imperialistas estadounidenses y los regímenes que estos patrocinan y respaldan —los muchísimos crímenes que han cometido y que siguen cometiendo— y contra la manera en que sacarán provecho de este incidente para justificar y llevar a cabo estos crímenes y su arrolladora campaña de guerra y represión.

En cuarto y último lugar: una revolución auténticamente emancipadora –una revolución comunista—es una lucha en que participan millones y millones de personas, quienes están resueltas a gestar un cambio radical en la sociedad y en el mundo. Esta revolución comunista tiene por objeto derrocar los sistemas y relaciones grotescos y horrendos en el mundo que causan tal sufrimiento innecesario e indecible para literalmente miles de millones de personas por todo el mundo, y que en sí dan origen y en esencia son responsables de engendrar las formas grotescas en su contra. La naturaleza y objetivo de esta lucha revolucionaria es nada menos que la lucha decidida y consciente de millones y a la larga, de miles de millones de personas por todo el mundo, para crear un mundo completamente nuevo sin explotación, opresión y desigualdades sociales. Es algo serio y se tiene que prepararlo en serio, de forma sobria y sensata, con ciencia, compromiso y madurez.

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