Revolución #151, 28 de diciembre de 2008


Una carta de Carl Dix sobre el número especial #144

“Un pariente de Emmett Till relató que cuando dos hombres blancos se lo llevaron y al día siguiente Emmett todavía no había regresado: ‘Fuimos a buscar donde los negros siempre buscaban cuando pasaban cosas así’. Piensen en eso. ¿Por qué había en ese tiempo un lugar ‘donde los negros siempre buscaban’?

“Hace unas semanas, la policía de Brooklyn le disparó con un táser a un hombre que estaba en una escalera de incendios, y lo mató. Cuando eso ocurrió, ¿no pensaban ustedes, sin haber visto el video de su muerte, que el hombre debiera ser negro o latino? Piénsenlo. ¿Por qué sabemos hoy que cuando la policía asesina o se ensaña con una persona, la víctima probablemente es negra?

“¿No son esos dos casos un reflejo del hecho de que el infierno que viven los negros es parte fundamental del funcionamiento de la sociedad estadounidense? ¿Que ha sido así desde que fueron traídos encadenados los primeros africanos a estas tierras? Los que gobiernan este país no podrían eliminar esa opresión —incluso si quisieran hacerlo, lo que no quieren— sin desgarrar todo el tejido social”.

Así comencé una conversación con unas dos docenas de estudiantes, principalmente negros y latinos, en una clase de la universidad City College de Nueva York. Luego analicé la historia de los afroamericanos desde la esclavitud hasta hoy y planteé que sin una revolución, una revolución comunista, no es posible poner fin de una vez por todas a esa opresión ni a las guerras de imperio, la hambruna, las enfermedades en masa y todas las demás infamias que este sistema le ha ocasionado al planeta.

Eso suscitó dos horas de discusión animada y debate apasionado mientras los estudiantes lo analizaban. Varios estudiantes opinaron que yo estaba excusando a los individuos por sus malas decisiones cuando dije que el sistema es responsable por la situación de los negros. Uno citó a un profesor que le había dicho que los negros vivían en malas condiciones en los años 60 también, pero que fueron capaces de vencerlas y superarse, y por ende, ¿por qué los jóvenes de hoy no pueden hacer lo mismo? Otros estudiantes pensaban que eso fue culpar a las personas por las cosas que se hacen en su contra, pero les era difícil imaginar cómo se podría cambiar la situación. A esa parte de los estudiantes les dio un sentido de fuerza casi palpable cuando parafraseé el punto de Bob Avakian de que los jóvenes y otros solo podrían salir de las condiciones de opresión conociendo profundamente cuáles son las fuerzas responsables de esa opresión, y entrándole a un movimiento revolucionario dedicado a poner fin al sistema capitalista y todo el sufrimiento y la degradación que ese sistema impone sobre la gente aquí y por todo el mundo.

Varios estudiantes querían discutir si ya se había probado la revolución y que esta había fracasado. Uno preguntó si hay modelos hoy de la clase de sociedad revolucionaria que yo mencioné, y qué pasó con los países en que trataron de hacer la revolución en el pasado, como la Unión Soviética. Otro preguntó si el capitalismo ahora estaba autodestruyéndose, y si una economía estadounidense globalizada pudiera salir del actual bache y reactivarse como ocurrió en los años 30.

La discusión más acalorada estalló cuando un estudiante preguntó si algún grupo de la historia habría sufrido como el pueblo negro aquí. Varios estudiantes argumentaron que los judíos habían sufrido cosas peores, pero otros dijeron que no se debe poner a los diferentes grupos en una jerarquía de sufrimiento, pues el sufrimiento de cualquier persona es injusto. Les dije que es importante captar que todo ese sufrimiento es producto del sistema de imperialismo en todo el mundo, y que la forma de eliminarlo de una vez por todas es poner fin al sistema mediante la revolución. Segundo, les dije que hay que conocer la historia de este país para darse cuenta del papel que la opresión del pueblo negro ha desempeñado en crear la riqueza y el poder de Estados Unidos, y el papel que la lucha para arrancar de raíz esa opresión tiene que desempeñar en el desarrollo de un movimiento revolucionario aquí. Me inspiré en el punto que hace Bob Avakian: “En este país nunca habrá una revolución, y nunca debería haberla, si ese [desencadenar el muy profundo deseo de los negros de liberarse de su opresión] no es uno de los elementos fundamentales”.

También debatieron unas formas falsas promovidas hoy de ver y solucionar la opresión del pueblo negro. Una persona preguntó si los argumentos de que la educación es un camino falso tendrían el efecto de desanimar a los estudiantes y hacer que no continúen sus estudios en serio.

Al final de la clase, 19 estudiantes consiguieron el número especial del periódico Revolución, “La opresión del pueblo negro, los crímenes de este sistema y la revolución que necesitamos”. Hablaron de las próximas actividades de Libros Revolución e hicieron planes para ir a la presentación y la discusión de “Hacer la revolución en Estados Unidos” en el centro Schomburg para la Investigación de la Cultura Negra.

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