Revolución #151, 28 de diciembre de 2008


Carta de preso sobre matrimonios de gays

La mujer que tiene flujo, el flujo de sangre de su cuerpo, permanecerá en su impureza por espacio de siete días. Y quien la toque será impuro hasta la tarde. Todo aquello sobre lo que se acueste durante su impureza quedará impuro; y todo aquello sobre lo que se siente quedará impuro. Quien toque su lecho lavará los vestidos, se bañará en agua y permanecerá impuro hasta la tarde.

— Levítico 15:19-21

Si dejamos que prohíban el matrimonio entre gays, ¿también dejaremos que nos impongan esos sentimientos retrógrados?

¿O nos obligarán a dejar crecer las patillas aunque no las queramos, tal como ordena Levítico 19:27?

¿O dejaremos que maten por ser homosexual tal como dicta Lev 20:13 o por adulterio como en Lev 20:10?

¿Y eso de prohibir que sirvan conejo o puerco en los restaurantes porque Lev 11:6,7 lo prohíbe al igual que Lev 3:17 prohíbe servir carne no muy hecha?

¿Dejaremos que prohíban el divorcio?

No, no podemos darnos el lujo de que nos impongan estos anticuados puntos de vista religiosos. No podemos dejar que ningún fanático religioso nos imponga sus puntos de vista.

En 1 Corintios, dice que la mujer no debe hablar en la iglesia; incluso dice que es indecoroso que las mujeres hablen así y que si ellas quieren aprender algo, pregúntenlo a sus propios maridos en casa (14:34).

Además, dice que solo está bien que la mujer ore con la cabeza cubierta (11:13) y que el hombre no tenga el cabello largo y que la mujer no se corte el pelo ni se rape.

Ahora bien, con gusto yo debatiría con cualquiera que cree que así debe operar una iglesia, y digo que ninguna mujer debe dejar que la traten así. Pero jamás me atrevería a obligarla a asumir mis puntos de vista ni aquellos de las iglesias. Si de alguna manera ella deja que la traten así y ella sabe que no tiene que dejarse así, no podría avanzar más en mi debate.

Incluso en una sociedad revolucionaria, no apoyaré que prohíban que ella ni la iglesia tengan estas prácticas, por tontas que me parezcan.

Ni debemos dejar que otras personas definan qué es el matrimonio para dos adultos según su propia y libre voluntad. Asimismo, no debemos dejar que ninguna religión dicte la cultura popular o la educación. Me decepcioné mucho ver que dejamos sola a la comunidad gay y lesbiana como si fuera “su lucha”…

Leí el artículo sobre la secundaria Locke y el número con los negros versus los morenos en los barrios urbanos. Bien, hablando francamente, me encabrono, me vuelvo subjetivo y me cuesta mucho trabajo no interiorizarme algunas de las cosas en el mundo. Pero nunca permitiré que el estado los persiga en torno a ningún asunto, como la inmigración y algo de otra índole, ni siquiera ante todos los disparates de hoy en día. Pues, sé que podemos aprender a ir contra el estado, y que solamente en esa lucha resolveremos nuestros problemas.

De hecho, nos hace falta más de eso, de protestas populares aquí adentro y allá afuera, tenemos que llamar a todos a participar y tenemos que apoyar y darles la bienvenida a todos.

Pero no podemos darnos el lujo de dejar que nadie quede solo.

Nada más quería dejar constancia de mis sentimientos por escrito. Hay mucho trabajo que hacer. Espero que ustedes respondan a este asunto (yo no digo que ustedes no lo hagan, frente unido, etc.), pero pienso que es bueno reafirmar los principios y la moral revolucionarios ante toda esta división y autocomplacencia.

En lucha,

ABC

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