Revolución #171, 2 de agosto de 2009


Escena #1

Es difícil no ver los revolucionarios cuando aparecen en los barrios y los festivales. Vestidos con camisetas negras con la cabecera de Revolución en el pecho y la espalda; equipos de sonido que tocan el Ghetto Remix mientras los revolucionarios desafían a las masas a que tomen el llamamiento y lo difundan por los cuatro puntos cardinales de la sociedad. Las ampliaciones de un metro de alto de las páginas del llamamiento combinadas con las poderosas fotos del periódico provocan preguntas: “¿Dónde está el país de donde viene la niña en la fábrica de pilas?” “¿El comunismo? Creí que haya llovido mucho desde entonces”. “¿De qué tipo de revolución hablan ustedes?”

La semana ha tenido muchas vertientes. El concierto de Green Day en un estadio importante. La policía estuvo presente mientras los revolucionarios desafiaban a los asistentes del concierto a no dar la espalda a la realidad del mundo, los crímenes del sistema y que el mundo no debe ser así. Muchos son deliberadamente ignorantes y un sector pequeño de los aficionados fue lo que Green Day llama Idiotas Estadounidenses. Los debates surgieron acerca del comunismo a diferencia de otras ideas de qué revolución se necesita (por supuesto la revolución de Obama, la revolución dentro de sí mismo, la revolución de Ron Paul, entre otras). Posibilidades interesantes especialmente para las universidades en el otoño. Unas personas nos acercaron rápidamente para comprar el periódico diciendo: “¡El comunismo! ¡Formidable!” y “El Partido Comunista Revolucionario, dame eso”.

Durante la semana, los revolucionarios aparecieron en algunas de las zonas más pobres y abrumadoramente pobladas por negros en esta ciudad importante. El camión adornado con afiches y pancartas, mientras los revolucionarios se dispersan para hablar con todos. Fuimos a un área donde la policía recientemente había matado a un joven a sangre fría y la gente protestó en las calles. Tras esto, se ha difundido el llamamiento muy ampliamente en el área, y unas personas (¡todavía no suficientes!) dieron un paso delante de inmediato para difundirlo por todas las partes… la mujer que distribuye mientras que vende helado… el chofer del camión de una pizzería que vende en las escuelas y en el barrio… más ideas buenas como llevarlo a un grupo regular de apoyo para quienes sufren del drepanocitosis. Tras levantarse contra el asesinato policial y que la revolución llama a la gente para que se integre, un policía muy odiado y de mala fama merodea en el área. Se ha presentado el DVD en patios y una vez se proyectó de noche sobre un muro ante un grupo pequeño.

Salimos a otro barrio de los negros más pobres en la ciudad… luego a un concurrido barrio de inmigrantes mexicanos y centroamericanos y después volvimos al centro, creando una escena que no se puede ignorar.

Algo que sobresale es la profundidad del odio de la opresión de las mujeres: cuando los revolucionarios hacen acto de presencia, entre algunas mujeres se habla de los muchos duros agravios, y tenemos que aprender cómo aprovechar eso aún más como una clave para el potencial para la revolución. Esto también se reflejó en la discusión en la librería de la declaración, “La revolución que necesitamos… La dirección que tenemos”.

Salimos de nuevo a los centros importantes de transporte a la hora pico. El fin de semana, más volantes y periódicos pasan de mano a mano. Se corre la voz sobre la revolución y Bob Avakian.

Jóvenes de todas partes del país que estaban en una conferencia contra el reclutamiento militar discutieron la declaración y lo que son el problema y la solución para los horrores que el mundo afronta.

El domingo había una atmósfera agitada en la librería con discusiones acerca de la declaración: debate sobre si debemos, y cómo debemos, difundir y hablar derecho sobre el comunismo, por qué el rol y la dirección de Bob Avakian constituyen un factor tan positivo para la revolución. Nuevos voluntarios para la librería, para el Fondo de Literatura Revolucionaria para Presas/os, difundir la declaración en los festivales de los barrios en la ciudad que se avecinan. Cómo atraer a muchas más personas a forjar un movimiento revolucionario, urgentemente. La gente se quedó y siguió hablando por mucho tiempo después que había terminado la reunión, conociéndose y hablando entre sí acerca de forjar un movimiento por la revolución. Se palpaba que algo nuevo está pasando con este llamamiento y declaración.

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