Revolución #172, 9 de agosto de 2009


Tras el arresto de Henry Louis Gates, Jr.

Lo que se encubre y la reacción

El 16 de julio el profesor de Harvard Henry Louis Gates, Jr., uno de los más prominentes intelectuales y personajes afro-estadounidenses en Estados Unidos fue arrestado por objetar furiosamente al ser acusado de irrumpir en su propia casa. El profesor Gates fue esposado en su casa, apresado y liberado solamente después de la intervención de su abogado, el profesor de derecho de Harvard, Charles Ogletree.

El arresto de Gates y los comentarios subsiguientes de Barack Obama de que el perfil racial es “solo un hecho” suscitaron una furiosa descarga de ataques de la estructura de poder ante cualquier intento de llamar la detención de Gates como exactamente lo que era: un mensaje para todos que no importa qué tanto éxito usted logre en Estados Unidos, según las normas del sistema, la gente negra aún tiene que “saber cuál es su lugar”.

La reacción y las réplicas continúan.

No es un malentendido…
sino un mensaje

Barack Obama tuvo a Gates y al policía, James Crowley, en la Casa Blanca para unas “cervezas”. Fue una maniobra calculada para enmarcar el caso de Gates como si fuera una cuestión de un par de tipos que se habían peleado en la cancha de básquetbol. No importa que la realidad fuera que la fuerza armada del sistema confrontara a Henry Louis Gates en su propia casa, en la forma de policías con una pistola y esposas y que lo tomara preso.

Y no importa que esta demostración de la fuerza armada del sistema estuviera dirigida a enviar un mensaje que está reforzado por la policía y otras instituciones del poder todos los días en este país, que no importa cuánto “progrese” una persona negra aun dentro de los términos del sistema, aún está sujeta al abuso racista en cualquier momento y en cualquier lugar.

A la luz de todos los disparates, es necesario una vez más separar la verdad de las mentiras, la realidad de los disparates y lo correcto de lo erróneo. La semana pasada en Revolución, documentamos en detalle cómo el arresto del profesor Gates fue, según el reporte policial, en represalia por acusar al oficial de prejuicios raciales y por hacerlo en voz alta y en público. Algo que por supuesto no es ilegal y mucho menos malo (ver “El arresto del profesor Henry Louis Gates, Jr.: ¿Cómo se llama un hombre negro con un doctorado? — ULTRAJE RACISTA en Massachussets”, de Alan Goodman, Revolución #171, 2 de agosto de 2009). Este es el hecho básico y la realidad del caso.

Nueva evidencia —la cual se ha encubierto, puesto al revés y distorsionado en los establecidos medios de comunicación— ha surgido en cuanto a la naturaleza racista de la confrontación inicial. El reporte policial de Crowley decía que la mujer que llamó al 911 le dijo que “sus sospechas surgieron” al ver el movimiento “de lo que parecían ser dos hombres negros con mochilas en el porche de [la casa de Gates]”. En realidad, la llamada de esta mujer al 911 —que se ha hecho pública y se encuentra en YouTube— revela que ella identificó a las personas en la casa de Gates como un hombre que “lucía como hispano pero no estaba realmente segura”, y que ella “no vio cómo lucía [el segundo hombre]”.

La llamada al 911 contradijo el reporte policial de Crowley sobre casi todos los hechos esenciales que supuestamente justificaban en primer lugar la investigación contra Gates. Pero a cambio de investigar acerca de lo que se trataba todo eso, los establecidos medios de comunicación inventaron una extraña versión de estas revelaciones: la historia en las noticias se convirtió en acusaciones de que la persona que llamó al 911 fue vilipendiada injustamente como racista por los partidarios de Gates en varios diarios digitales y que esto supuestamente demostró que los partidarios de Gates estaban imaginando el racismo en todo el incidente e injustamente etiquetando como racistas a gente blanca de respeto.

Mientras tanto, los establecidos medios de comunicación de alguna manera, en masa, olvidaron hacer una pregunta obvia que suscitaron estas revelaciones y la que apunta al meollo del incidente: ¿Por qué Crowley diría en su reporte que la llamada al 911 reportó dos hombres negros sospechosos con mochilas, cuando en realidad la persona que llamó dijo que uno de los hombres podría lucir como hispano y que no vio al otro? ¿Por qué él diría que la testiga dijo que los hombres tenían mochilas, cuando ella dijo que tenían maletas? ¿Y por qué él no reconoció que ella no pudo decir si los hombres implicados estaban usando una llave para entrar a la casa?

Los establecidos medios, de nuevo en masa, también de alguna manera olvidaron hacer la siguiente pregunta obvia: ¿Mintió Crowley sobre todos los hechos básicos de la llamada al 911 para justificar la política racista de hostigamiento respaldada por un arresto? Después de todo, según la llamada al 911, no existía una base para que Crowley buscara en primer lugar a unos sospechosos negros en el lugar de los hechos.

También hay nuevas revelaciones que arrojan más luz sobre la secuencia de los sucesos y la razón para el arresto del profesor Gates. Como reportamos la semana pasada, inmediatamente después de llegar al lugar, era claro para el policía que el profesor Gates estaba en su propia casa, que Gates había sido acusado falsamente de irrumpir en su propia casa y que no se cometió ningún crimen. Pero entonces, en lugar de disculparse, Crowley agravó la situación. El reporte policial plantea: “Al enterarse de que Gates estaba afiliado con Harvard, me comuniqué por radio y pedí la presencia de la policía de la Universidad de Harvard”. En otras palabras, después de que Crowley determinó, según su propia versión, quién era Gates y que ningún crimen había sido cometido, pidió más policías.

Desde que se publicó ese reporte policial, han salido nuevas transmisiones de radio de la policía que revelan que Crowley también pidió más policías de Cambridge y por qué: “Estoy con un señor que dice que vive aquí, pero no quiere cooperar”. Y Crowley agrega: “Pero sigan mandando más patrullas”.

Como se documentó en Revolución la semana pasada, el arresto de Gates no fue la acción de un solo policía, sino que implicó también llamadas al Departamento de la Policía de Harvard, más policías del Departamento de la Policía de Cambridge y para el momento del arresto, sin duda le quedaba claro para la policía que estaban arrestando a un renombrado y famoso profesor afroamericano de Harvard en su propia casa.

Este no fue un “malentendido” entre dos hombres, uno que cumplía con su deber y el otro que perdía la calma. Este fue un “mensaje” consciente sistemático respaldado por policías con pistolas, esposas y celdas de prisión, de que ningún hombre negro en Estados Unidos, no importa qué tan exitoso sea según los propios criterios del sistema, es inmune al “código no escrito” que dicta que el pueblo negro tiene que mostrarse sumiso, servil y respetuoso cuando lo confronta injustamente un policía.

El email del policía

Dos preguntas:

1) ¿Qué tan rigurosamente se les inculca en la mente de los policías en los Estados Unidos que su rol social implica, más bien requiere abusar de las personas negras?

2) ¿Qué tan envalentonados y legitimados se sienten los racistas al estilo KKK en estos días?

Un email de Justin Barrett, un policía de Boston, arroja luz sobre las respuestas a esas dos preguntas. Este dice en parte: “Si yo fuera el oficial que Gates agredió verbalmente al igual que lo hace un mico de la selva que se come bananas, le rociaría en la cara con gas pimienta bien merecido por su beligerante incumplimiento con la autoridad”. El email también repitió dos veces más la frase racista “el mico de la selva”.

Esto hubiera sido suficientemente más que un ultraje y una denuncia de la mentalidad y la cultura de los agentes armados de este sistema si este policía en activo de Boston (y de la Guardia Nacional) le hubiera enviado a uno de sus compañeros racistas de la policía esas amenazas y pestilencia racistas. Pero qué tan seguro estaba él de que estaba pensando y haciendo lo que se supone que debiera pensar y hacer se manifiesta en el hecho de que ¡Barrett envió este email racista a un columnista del Boston Globe! Ivonne Abraham criticó el arresto de Gates como “una tarugada” y, además de la bilis de Barrett, recibió muchísimos emails racistas en respuesta a su columna.

El asunto de Gates ha revelado y abierto, otra vez, contradicciones profundas y explosivas al centro de la sociedad estadounidense. Cómo se resolverá esas contradicciones todavía está pendiente.

Nadie que se opone al racismo y a la opresión del pueblo negro debe tolerar el arresto de Henry Louis Gates, Jr. Difunda la cobertura en revcom.us para sacar a la luz la verdad detrás del arresto y sus repercusiones y forje resistencia y oposición al encubrimiento de lo que representa este arresto y de la reacción racista.

Nos toca a nosotros: despertarnos... sacudirnos lo que nos imponen, las formas en que nos tienen pensando para que puedan mantenernos sometidos y atrapados en el mismo ajetreo cotidiano de siempre... levantarnos, como Emancipadores de la Humanidad conscientes. Los días en que este sistema simplemente puede seguir haciendo lo que le hace a la gente en este país y en todo el mundo... en que la gente no tiene la inspiración ni la organización para hacerle frente a estas barbaridades y acumular las fuerzas para poner fin a esta locura... esos días deben TERMINAR. Y esto SE PUEDE hacer.

De “La revolución que necesitamos…La dirección que tenemos”
Un mensaje, y un llamamiento, del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos

 

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