Revolución #173, 16 de agosto de 2009
De nuevo al acecho los asesinos en serie del Departamento de Policía de Oakland
Ocho meses después del asesinato de Oscar Grant por la policía del BART, y después de manifestaciones en las calles, después de unas reuniones acerca de un consejo de revisión ciudadana, después de disculpas oficiales empalagosas mezcladas con viles amenazas oficiales contra el pueblo, la policía sigue baleando a personas en las calles de Oakland. La noche del sábado 1º de agosto, una policía de Oakland mató a tiros a Brownie Polk, un padre de 46 años de edad. Es el segundo hombre negro que mata el Departamento de la Policía de Oakland en menos de un mes. El 15 de julio la policía de Oakland baleó a Parnell Smith en la misma calle International, a unas 55 cuadras de distancia.
Una mujer policía baleó a Brownie Polk varias veces desde una corta distancia. La policía afirma que él estaba avanzando hacia la agente y que la estaba amenazando con un hacha. Pero los amigos y parientes de Brownie dicen que éste llevaba herramientas consigo dondequiera y nunca amenazaría a nadie. La policía dice que el dueño de una licorería le pidió apoyo porque Brownie estaba provocando un alboroto, pero el tendero dice que no llamó a la policía y que Brownie era bien conocido en la tienda y venía a diario. Un cajero de la tienda le dijo a Revolución que se sorprendió al enterarse del asesinato y que no podía creer que Brownie amenazara a nadie. Otro cajero dijo a los medios que fue la agente la que se abalanzó sobre Brownie y que luego lo baleó. La hermana de Brownie Polk le dijo al San Francisco Chronicle: “Él nunca agrediría a un policía con un hacha. Jamás lo habría hecho. Apuesto la cabeza que nunca lo habría hecho”. El Departamento de la Policía de Oakland dice que se justifica el asesinato y que un video de vigilancia apoya su versión, pero al cierre de esta edición la policía se ha negado a divulgar el video.
El periódico Revolución, el Club Revolución y otros fueron al barrio en el este de Oakland poco después de la cobertura mediática del incidente para investigar, para desenmascarar el sistema que engendra este asesinato y para forjar resistencia como parte de construir un movimiento revolucionario. Los revolucionarios distribuyeron la declaración “La revolución que necesitamos…La dirección que tenemos” y mostraron a la gente la parte que dice: “Nos toca a nosotros: despertarnos... sacudirnos lo que nos imponen, las formas en que nos tienen pensando para que puedan mantenernos sometidos y atrapados en el mismo ajetreo cotidiano de siempre... levantarnos, como Emancipadores de la Humanidad conscientes. Los días en que este sistema simplemente puede seguir haciendo lo que le hace a la gente en este país y en todo el mundo... en que la gente no tiene la inspiración ni la organización para hacerle frente a estas barbaridades y acumular las fuerzas para poner fin a esta locura... esos días deben TERMINAR. Y esto SE PUEDE hacer”.
Después de cinco minutos en la calle y nos dimos cuenta de dos cosas: que la gente quería a Brownie Polk y que se enfureció por su ejecución injusta. “Fue un homicidio. Fue algo que siempre temíamos cuando éramos jóvenes, que la policía nos matara”, dijo Tony, un amigo de Brownie desde la niñez. “Yo quería a Brownie y cada día voy a la ofrenda [afuerita de la licorería] para encender las velas”. Otra amiga escribió una declaración sobre cómo quería a Brownie y sarcásticamente se refirió a las mentiras de la policía en el caso de Oscar Grant, preguntando: “¿Fue esto otro error? Quizás pensaron que estaban tomando su pistola electrónica Taser en lugar de su revólver. ¿Se le fue el dedo y lo baleó sin querer cuatro veces en lugar de una? ¿Crees que un hacha podría volar tan rápido como una bala?… No lo creo. Era su profesión, esa fue una herramienta para su trabajo y no creo que hubiera sido tan mortal como una bala…perdóname… ¡cuatro balas!”
Brownie creció en Oakland y vivió en una casa en ese barrio por muchos años donde todo el mundo lo conocía y dependía de él como milusos: trabajaba en la construcción y la pintura, reparaba las bicicletas de los niños, siempre estaba trabajando y siempre estaba dispuesto a ayudar.
Sus amigos dicen que Brownie tenía un refrán alegre, su manera de hablar de los oprimidos, que repetía mucho: “No te olvides de la gente común”. Esta consigna apareció en camisetas de tributo y en ofrendas dentro y afuera de la licorería y de la casa de Brownie. “No te olvides de la gente común”.
Los revolucionarios distribuyeron el Mensaje y el Llamamiento del Partido Comunista Revolucionario (PCR) en frente de la licorería donde la policía lo mató. Las personas pararon para hablar acerca de su indignación contra este último homicidio policial. Dentro de poco una pequeña cantidad de revolucionarios y personas del barrio salió por la calle hacia la casa de Brownie, coreando con los puños en alto: “Justicia para Brownie Polk” y “No más vidas robadas, basta ya”. Cuando regresaron a la tienda había alrededor de 50 personas.
Las personas del barrio hablaron con el megáfono acerca del amor de Brownie para sus prójimos negros, blancos y latinos, y cómo lo querían a Brownie. Una pareja mexicana mayor nos dijo que fueron una de las primeras familias mexicanas que llegaron allí hace muchos años y que Brownie fue el primero que rompió el hielo para darles la bienvenida en el barrio, y que él la apodaba a la señora “Mami”. “Los policías creen que pueden hacer lo que les pega la gana y eso no puede continuar. Tenemos que hacer algo”, dijo un hombre latino grande. “Necesitamos un futuro mucho mejor para nuestros hijos”. Las mujeres señalaron que Brownie les tenían respeto y las acompañaba donde tuvieran que ir. En frente de la casa donde había vivido, muchos lloraban mientras que otros hablaron de Brownie y denunciaron lo que la policía había hecho. Un hombre habló sobre las esperanzas que Brownie tenía para que “la gente común” cambiara el mundo. Los revolucionarios hicieron agitación diciendo que necesitamos una revolución y que tenemos un plan, una organización, una estrategia y un líder, Bob Avakian. Los coros se convirtieron en: “¿Qué necesitamos? ¡La revolución! ¿Quién lo va a hacer? ¡La gente común! ¿Quién lo va a dirigir? ¡Bob Avakian!” Algunas personas ya estaban enteradas de esta revolución por medio del periódico y una mujer había trabajado con la Coalición 22 de Octubre para Parar la Brutalidad Policial, pero muchos supieron por primera vez del PCR y Bob Avakian. La gente quería saber quién era Bob Avakian y otras cosas sobre él, y los revolucionarios resumieron que hay mucho interés pero que tenemos mucho que hacer para ayudar a la gente a entrar en las obras como la Declaración y el DVD REVOLUCIÓN: Por qué es necesario, por qué es posible, qué es. Un hombre del barrio le recomendó a la gente que lo chequeara por sí misma adquiriendo el periódico e instó que “se conecte con esta familia de la revolución”.
La noche siguiente volvimos y muchos nos dieron la bienvenida otra vez. La gente todavía estaba de luto, pero muchos querían darle expresión a su indignación. Así que se celebró otra marcha en el barrio, y las mujeres jóvenes del barrio jugaron un papel importante, tomando el megáfono y desafiando a todos a salir de sus porches y unirse con la protesta. Dirigieron coros en inglés y en español. Pronto se agotaron los afiches que habíamos armado con el pasaje del Mensaje y el Llamamiento con las caras de Brownie Polk y Oscar Grant. Unas personas en el barrio que habían trabajado con el PCR en el pasado nos abrazaron como viejos amigos y entraron al debate, contestando a algunas de las preguntas políticas que otros tenían acerca de la revolución, Bob Avakian y si la revolución y este partido van en serio, como dicen las calcomanías. Más noche, unos vecinos cubanos tocaron una rumba con congas, cencerro y shekere en frente de la casa. Los amigos y parientes organizaron una barbacoa en honor de Brownie y generosa y calurosamente invitaron a los revolucionarios a comer y a quedarse un ratito para hablar más sobre poner un fin a los asesinatos policiales, sobre la revolución y sobre el futuro mucho mejor que es posible y urgentemente necesario.
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