Revolución #182, 8 de noviembre de 2009


20 de octubre de 2009

De Sunsara Taylor al Comité de Programación, a los miembros y a los amigos de la SHECh

En julio recibí una invitación de la Ethical Humanist Society of Greater Chicago (Sociedad Humanista Ética de Chicago, o SHECh) para hablar sobre el tema de “La moral sin dioses”. Acepté esta invitación de buena fe, arreglé mi calendario para estar en Chicago el 1º de noviembre y cumpliré con mi compromiso para hablar el 1º de noviembre de 2009 a las 10:30 de la mañana en la Sociedad Humanista Ética de Chicago, en el número 7574 de la North Lincoln Avenue, Skokie, Illinois.

En la noche del domingo 18 de octubre, menos de dos semanas antes del programa, recibí un email de Anil Kashyap que me avisa que algunos miembros del comité de programación trataban de cancelar mi charla.

La descortesía de esto me asombra, especialmente cuando viene de una organización que se centra en la ética. Nunca en todos los años de hablar en público se me había cancelado una charla ya programada.

Ya he hablado de estos mismos temas, o sea, de la moral sin dioses y de la moral para cambiar el mundo, a públicos muy diversos y en muchos lugares y foros. Han patrocinado mis charlas departamentos de universidades tales como el Centro para el Estudio de la Religión de la Universidad de California-Los Ángeles, el Departamento de Humanidades de Columbia College (Chicago), el Departamento de Estudios Afroamericanos de Cleveland State; grupos de estudiantes seculares de escuelas tales como New York University, Stanford y Georgia State; librerías, asambleas de escuelas secundarias, conferencias tales como la Conferencia de la Alianza Internacional de Ateístas. También he hablado por cuenta propia así como en paneles con científicos, sacerdotes, budistas, objetivistas tipo Ayn Rand, teólogos de la liberación negra y muchos más. Muchos de mis públicos incluyen a los defensores de una interpretación literal de la Biblia y a causa de que ofrezco una moral que trata directamente lo que a ellos les más importa y tengo una confianza estratégica en su capacidad para cambiar cuando se les presenta la verdad, podemos tener un encuentro positivo.

Otra vez, el caso de la Ethical Humanist Society of Greater Chicago es la primera vez que algunas personas tratan de cancelar una reunión para hablar.

Esta tentativa para cancelar mi charla claramente tiene su origen en desacuerdos políticos e ideológicos conmigo por parte de algunos miembros del comité de programación. Esto es vergonzoso por parte de cualquier grupo, pero al originarse en una organización que se precia de una acción ética y de la promoción de la libertad filosófica, artística e intelectual, esta situación es aún más perturbadora.

La carta de Anil Kashyap que justifica su decisión de intentar cancelar la charla contiene descaradas representaciones erróneas de mis puntos de vistas. Aunque no sea por otra razón, esto solo debería ser razón suficiente de por qué la gente de la SHECh debería tener la oportunidad de escuchar mis opiniones y análisis sin distorsiones. Ciertamente me hace dudar, si antes de intentar cancelar esta presentación alguno de estos individuos jamás prestó atención a ninguno de mis escritos o mis charlas las cuales están en línea en el internet.

De cualquier manera, yo siento que es necesario poner la cuestión en claro. Kashyap escribió:

“En primer lugar, somos un grupo incluyente y humanista. Una charla que se extiende sobre el tema de ‘fascistas cristianos’ y que declara que los problemas morales más importantes que EE.UU. enfrenta  surgen críticamente ‘del flujo de inmigrantes de alrededor del mundo y del aumento de mujeres que se han sumado a la fuerza de trabajo en la última generación’ no es lo que estábamos esperando”.

En realidad, la descripción de mi presentación claramente dice que vivimos en un tiempo de crisis moral porque “la estabilidad y el estilo de viva de millones de personas están siendo trastornados por los efectos de la globalización imperialista”. Y doy ejemplos de estos enormes cambios acelerados y de la inestabilidad en la vida de la gente en este país y alrededor del mundo como parte de lo que está dando ímpetu a la resurgencia de una religión fundamentalista y reaccionaria en la medida de que el pueblo busca algo sólido, conocido y absoluto en tiempos de cambio y trastorno. Kashyap ha sacado de contexto un trozo de la descripción de mi charla con la finalidad de insinuar que yo les echo la culpa por la crisis moral de la sociedad a la inmigración y a las mujeres que entran a la fuerza de trabajo, cuando el verdadero significado era clara y justamente lo opuesto y se contraponía a esa especie odiosa y mezquina de fundamentalismo cristiano que reacciona y se dedica a tachar de chivos expiatorios a estos sectores de la población.

Luego, Kashyap objeta mi uso del término “fascismo cristiano” en cuanto refleja algún tipo de rechazo ciego de parte a todas las personas religiosas. Muy al contrario, usar aquellas palabras es precisamente la forma de especificar que yo NO me refiero a todos los cristianos. Mi uso de las palabras “fascismo cristiano” está bien sopesado. Si bien cómo las uso no es muy sorprendente en cuanto a describir los dominionistas cristianos de ultraderecha que asesinan a proveedores de aborto e impiden que las mujeres tengan acceso al control de la natalidad, aplican interpretaciones literales de la Biblia para vilipendiar a las personas homosexuales, hablan de guerras de agresión ilegales como cruzadas decretadas por dios, niegan el sólido hecho científico de la evolución de las especies y esperan imponer como justicia terrenal las reglas mosaicas del Viejo Testamento. Además, yo no soy para nada la única persona que describe así este fenómeno.

Si alguien de la Sociedad tuviera dudas sinceras sobre si esta descripción fuera acertada, por favor acudan a mi charla porque he reportado en vivo durante años desde algunos de los lugares más candentes de las ofensivas del fascismo cristiano en este país, desde el hospicio de Terri Schiavo hasta estadios repletos de jóvenes cristianos en entrenamiento como tropas de choque de parte de nominados de Bush y el grupo SEALS de operaciones especiales de la Armada y la sitiada clínica y entierro del Dr. George Tiller, etc.

La clara descripción de mi charla dice que exploraré cómo contrarrestar eso con una moral secular. Mis puntos de vista sobre este tema están moldeados por mis experiencias y estudio de la manera en que la sociedad podría organizarse de otra forma, una visión de un mundo sin opresión, ignorancia en masa ni explotación y una moral comunista “basada en un mundo sin la opresión de mujeres por hombres, sin un puñado de personas que acumulan enormes riquezas a expensas de los demás, sin la opresión de las personas de color por los blancos, sin un país que trata de dominar todo el planeta y un mundo en el cual se fomenta el pensamiento crítico y la búsqueda científica de la verdad además de la efervescencia artística e intelectual y el florecimiento de la individualidad”.

Todo eso es diametralmente distinto a la descripción intolerante, antiinmigrante y antimujer que el profesor Kashyap da a entender como justificación para prohibir esta charla.

A manera de segunda razón para tratar de cancelar mi charla, el profesor Kashyap escribe:

“En segundo lugar, por otro lado teníamos esperanzas de que usted pudiera ayudarnos a imaginar cómo una conducta ética y moral no tuviera que basarse en un punto de vista teísta. No teníamos anticipado que una discusión de esta cuestión estuviera parecida a la descripción que usted nos envió. Tengo entendido que usted ha reflexionado más sobre la charla y que no ha visto una manera clara de ajustarla y a la vez seguir fiel a sus creencias”.

De hecho, el título y el punto central de mi presentación es “La moral sin dioses”. Claramente, la presentación tratará la moral que no se basa en un punto de vista teísta.

El profesor Kashyap no está en lo correcto al decir que yo no estaba dispuesta a ajustar el tema de mi charla o que yo no era capaz de hacer tal ajuste.

En los intercambios con otros miembros del Comité de Programación sobre mi charla, discutimos si el centro de mi presentación podría cambiarse a la “naturaleza humana” pero luego acordamos adherirnos al título original de “La moral sin dioses”. En el curso de eso, clarificamos que ésta no era una charla sobre el tema de la Revolución y el Comunismo. Tal como escribí a los miembros del Comité:

“Obviamente, aunque al centrarme en la moral sin dioses se presentará el tema de la naturaleza humana, sería erróneo anunciar que la charla cubriera AMBOS temas en detalle. Así que volví a lo que acordamos en primer lugar, y el título ‘La moral sin dioses’ es precisamente eso, es una charla sobre la moral sin dioses (y no sobre la revolución comunista).

“La única referencia al comunismo en la descripción se refiere a mi orientación y no a lo que explicaré en esta discusión”.

De último momento, sobre la base de éstas y muchas otras representaciones erróneas de los hechos, sobre la base de temores fomentados de manera inescrupulosa sobre mi charla y el supuesto daño que le causaría a la SHECh, algunas personas han tratado de cancelar mi charla. Esto no es una manera ética de tratar los desacuerdos.

Eso me hace sacar la conclusión de que la esencia de esta situación es que algunas personas no quieren que se ventilen ciertos puntos de vista con los que tienen desacuerdos y por ende se dedican a hacer lo que puedan para suprimirlos.

En mi experiencia y precisamente debido a que vivimos en tiempos de crisis moral en que está en auge el fundamentalismo religioso, las personas sí tienen una sed de discusiones de la moral que exploren temas más amplios así como la manera de aplicarlos en este momento histórico muy agudo y la manera en que viviremos de manera moral en él.

A mí me cuesta trabajo creer que la mayoría de los miembros de la Sociedad Humanista Ética de Chicago consideren de poco interés este tema o que sea tolerable la supresión de esta conversación. Dudo en particular que favorezcan contribuir al mayor enfriamiento en la sociedad, a un ambiente en que se marginen y se supriman el pensamiento crítico, el disentimiento y las ideas que están fuera del discurso dominante.

La carta del profesor Kashyap dice:

“A la luz de todo eso, nuestro comité no quiere continuar con esta presentación. Tengo entendido que usted tiene muchos grupos que quieren escuchar su charla. No tiene sentido traerla para hablar ante un público que no tendrá interés ni entusiasmo. (Entiendo que otros miembros de la sociedad trataban de organizar un taller pero, que yo sepa, tampoco se han apuntado personas para él.)”

De hecho, en la SHECh y en la comunidad en general se ha interesado en el programa sobre La moral sin dioses y hay entusiasmo al respecto, una vez que se haya visto la descripción del contenido. En vista de mi experiencia con una amplia gama de otros públicos, espero que esto sea un intercambio estimulante y vivo con muchos puntos de vista, desacuerdos y profundidad. Aquellos que genuinamente no se interesen pueden quedarse en casa, dormir durante esas horas de las actividades de domingo, leer un libro o taparse los oídos si así lo desean. Aquellos que tienen desacuerdos apasionados, pueden venir y decir por qué. Pero no es correcto impedir que otras personas tomen parte en esto, y tampoco es correcto tratar a un o una oradora con dicha falta de respeto. Espero que todos, incluido el profesor Kashyap, asistan y planteen sus preguntas más espinosas. A eso le doy la bienvenida y lo deseo con mucho gusto.

Se celebrará tal como se planeó el taller del sábado sobre “La liberación de la mujer y la emancipación de la humanidad” (de 2 a 4 de la tarde en la Ethical Humanist Society, 7574 North Lincoln Avenue, Skokie). La carta dice, correctamente, que otras personas (de fuera del Comité de Programación) organizaron este taller; no es correcto cuando insinúa que no hay interés. Animo a todos a acompañarme en el evento.

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