Revolución #186, 20 de diciembre de 2009


El aborto en peligro: ¡Ya es hora para la furia, no el cabildeo!

En mayo de este año, fue asesinado el Dr. George Tiller, uno de los más valientes médicos del país que practican abortos. Hace dos años, la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó una versión de la reforma de salud que incluye una enmienda, el Stupak-Pitts, que les privaría a las mujeres la asistencia médica que cubre el aborto si reciben cualquier forma de remuneración o deducción fiscal del gobierno. Aunque el Senado rechazó una enmienda similar por un escaso margen, todavía no se ha finalizado el proyecto de ley sobre asistencia médica.

Considerados juntos, estos sucesos representan una intensificación del ataque legal y extralegal contra el derecho de la mujer al aborto que rebasa cualquier ataque bajo el régimen de Bush.

Pero, precisamente en este momento cuando más se necesita una efusión de ira y desafío, el silencio y la claudicación del "movimiento" pro derecho a decidir es casi tan sorprendente como mortífero.

Este movimiento ha encauzado a la gente hacia el callejón sin salida de confiar en el Partido Demócrata en la práctica y de cederles a los fascistas cristianos la autoridad moral y la iniciativa política.

En respuesta a la enmienda Stupak, las organizaciones pro derecho a decidir más conocidas del país —NARAL (Liga Nacional de Acción Pro Derecho al Aborto), Planificación Familiar, NOW (Organización Nacional para Mujeres), Feminist Majority Foundation (Fundación Mayoría Feminista) y otros grupos— formaron una coalición y convocaron a un "Día de Acción" en Washington, D.C. Pero, por motivos que no explicaron, al último momento cancelaron el mitin al aire libre y se dedicaron completamente al cabildeo. Ya saben los demócratas que la enmienda Stupak hará que mujeres sufran y mueran. Lo que ellos —junto con los demás— necesitan saber es que la mayoría pro derecho a decidir ya no está satisfecha con simplemente mendigar nuestros derechos.

El nombre de su coalición, "La Coalición para Aprobar la Reforma de Salud y Parar Stupak", en sí es muy revelador. Nótese que su primer lema es "Aprobar la Reforma de Salud". Solamente mencionan de manera secundaria "Parar Stupak". Y en ninguna parte exigen la revocación de la enmienda Hyde que prohibió el uso de fondos federales para abortos y eso es el precedente que invoca el congresista Bart Stupak. Todo esto se cuadra precisamente con la lógica del Partido Demócrata y casi garantiza la claudicación. ¡Hasta Louise M. Slaughter, co-presidenta del Grupo del Congreso Pro Derecho a Decidir, votó a favor de Stupak-Pitts en pos de aprobar la reforma de la salud!

Lamentablemente, esta dinámica defensiva y perdedora no tiene nada de nuevo.

En 2006, el gobernador de Dakota del Sur firmó una prohibición absoluta de abortos. La coalición pro derecho a decidir que se formó (que contaba con NARAL y Planificación Familiar) no denunció la prohibición por ser la cruel medida anti-mujer que sí es ni asumió la autoridad moral en su contra. En lugar de esto, pagaron anuncios televisivos que simplemente sostuvieron que la prohibición "sobrepasó los límites" al no incluir excepciones en casos de violación, incesto y la vida de la mujer. Esos anuncios también llamaron a que "se honre y se proteja la vida, se reduzca el número de abortos".

Deténgase un momento y piense en eso. Si de hecho usted tiene que explicar que las mujeres que son violadas o cuya vida está en peligro deben tener acceso al aborto, está discutiendo con personas que opinan que la mujer no es sino un objeto sexual o una reproductora. Para colmo, ¡usted está discutiendo desde el punto de vista de ellos! ¡Y es verdaderamente nauseabunda la idea de que las personas pro derecho a decidir que donaron dinero para parar esta prohibición acabaron por financiar anuncios contra el aborto y en favor de la idea de que los fetos son "vida humana" que hay que "honrar y proteger".

Por último, el movimiento pro derecho a decidir no sólo se ha distanciado del aborto sino que se ha distanciado de los médicos que practican abortos — aun cuando han sido víctimas de ataques mortíferos. De nuevo en referencia al Dr. Tiller, llama la atención que a pesar de que casi mil de partidarios de todo el país asistieron a su entierro, las dirigentes de NARAL, NOW y Feminist Majority ni siquiera se molestaron en presentarse.

Ese tipo de "liderazgo" es peor que no tener ninguna.

El problema no es una falta de personas pro derecho a decidir que llenarían las calles en protesta. La última vez que fueron convocadas a protestar (en 2004), más de medio millón de personas inundaron Washington, D.C. Ni es el problema principalmente, como ahora afirman algunos, que una generación entera ha crecido sin los recuerdos espeluznantes de abortos ilegales chapuceros. Aunque tales recuerdos viscerales efectivamente pueden prender la urgencia y pasión de las personas pro derecho a decidir, el verdadero problema es que los "líderes" pro derecho a decidir que desde hace mucho se subordinaron servilmente al Partido Demócrata durante décadas constantemente han desperdiciado, asfixiado y encauzado hacia callejones sin salida la energía de la mayoría pro derecho a decir.

El verdadero problema es que, como resultado de eso, dos generaciones han crecido en un mundo en que es mucho más común oír una defensa apasionada de los supuestos "derechos" y "dignidad" de embriones congelados que oír una defensa sin disculpas del derecho y la dignidad de mujeres a decidir por sí mismas cuándo tener niños y si tenerlos.

El verdadero problema es que durante décadas los fascistas cristianos enloquecidos se han movilizado constantemente mientras que el "movimiento" pro derecho a decidir ha permanecido en su mayoría pasivo y maniatado en la dinámica claudicante del Partido Demócrata.

Es verdad que, por mucho que algunos demócratas no estén de acuerdo con la prohibición del aborto, constituyen un partido de la clase dominante. Su lealtad hacia al mantenimiento de la estabilidad del capitalismo-imperialismo estadounidense es mucho mayor que cualquier principio que tengan a favor de las mujeres o cualquier otro grupo de oprimidos a los cuales solicitan votos. Con más desesperación quieren evitar las consecuencias de movilizar en serio a las fuerzas necesarias para confrontar y derrotar al movimiento fascista cristiano, que quieren evitar el propio fascismo. En cuanto a los fascistas cristianos, de hecho representan un núcleo muy importante de la clase dominante y tienen un gran afán de movilizar a su base social en un frenesí fascista. Si esta dinámica permanece en el marco de la clase dominante, sólo irá de mal en peor.

Barack Obama y los demócratas se equivocan cuando dicen que podemos o deberíamos buscar "puntos en común" sobre el aborto.

¿Qué clase de "puntos en común" puede haber con un movimiento cuyo objetivo es amarrar como esclava a la mujer a la reproducción y obligarla a dar a luz contra su voluntad? ¿Qué "puntos en común" puede haber con un movimiento que no se detendrá ante nada —incluso el terror y los asesinatos o la ciencia falsa y las leyes mata-mujer— para quitarle a la mujer la capacidad de ser más que una reproductora? Por dañina que fuera una prohibición del aborto, no terminaría ahí. No hay ninguna organización "pro vida" que apoya el control de la natalidad. Los mismos obispos católicos que promovieron la enmienda Stupak-Pitts consideran que el control de la natalidad es un "mal intrínseco". Los grupos como Human Life International [Vida Humana Internacional] elogian las leyes contra el aborto de El Salvador donde el gobierno investiga los abortos espontáneos y encarcela a las mujeres que abortan.

El derecho al aborto es un elemento fundamental del papel de la mujer en la sociedad y no tiene nada de "trágico". Los fetos no son bebés y el aborto no es asesinato. Al no tener la oportunidad de decidir por sí misma, libre de la coacción, de la vergüenza o del peligro, cuándo tener hijos y si tenerlos, la mujer no tiene más libertad que un esclavo. Cuando la mitad de la humanidad es víctima de la opresión, toda la sociedad sufre.

Desde hace mucho que ya es hora de tener una dinámica diferente. Ya es hora de que la mayoría pro derecho a decidir rompa con los cálculos políticos cobardes y la claudicación del Partido Demócrata. Ya es hora de desvincular nuestras energías del "liderazgo" pro derecho a decidir que ha atado a sí mismo a ese partido. Ya es hora de volver a la calle. Ya es hora de que los millones de mujeres que han abortado salgan y hablen de esto de manera abierta y desafiante, para despejar la vergüenza y desafiar el estigma. Ya es hora de apreciar y proteger a los médicos que practican abortos. No sólo debemos rechazar la enmienda Stupak-Pitts sino que debemos extender y celebrar el aborto y el control de la natalidad. El aborto debe estar a solicitud y sin disculpas. Las mujeres son seres humanos capaces de participar plenamente en pie de igualdad en toda esfera de la sociedad al lado de los hombres, no debemos ser esclavas de la reproducción.

Revolución #158, 8 de marzo de 2009
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