Revolución #191, 7 de febrero de 2010


La Marcha por la Libertad de la Gaza:
Un llamamiento al mundo Parte 1: Atrapado en El Cairo

A las diez en punto el 31 de diciembre de 2009, unos doce “turistas” ocuparon con rapidez ocho carriles de tráfico de un vía importante en el centro del Cairo, Egipto. Cientos de pancartas en inglés y árabe emergieron de maletas y mochilas: “¡Levante el sitio!” “¡Libertad para Gaza!” Esto fue la señal. En cosa de segundos, cientos de “turistas” más llenaron las calles para unirse con ellos y ¡se inició la Marcha por la Libertad de la Gaza! Después de una hora de pandemonio, las fuerzas policiales habían logrado empujar a los manifestantes a la acera donde falanges de policías antidisturbios los rodearon y los detuvieron por siete horas. La Marcha por la Libertad de la Gaza, que ya era noticia de primera plana en Egipto y el Medio Oriente, se convirtió en un llamamiento vivo al mundo: ¡Libertad para la Gaza!

Yo participé en la Marcha por la Libertad de la Gaza y la cubrí para el periódico Revolución. Esta serie de artículos cuenta cómo nació la Marcha por la Libertad de la Gaza y por qué tuvo lugar en El Cairo en vez de la Gaza, Palestina, el lugar planeado. Es la historia de las personas que vinieron de los cuatro puntos cardinales del mundo para hacer esta proclama y qué nos enseña esta experiencia acerca de la importancia urgente y vital de romper el sitio de la Gaza y de la lucha por la libertad del pueblo palestino.

* * *

La franja de Gaza, una región palestina, es uno de los lugares más densamente poblados del mundo con 1.5 millones de personas apiñadas en una zona del tamaño de Chicago que viven en ciudades y pueblos, cultivando la tierra y pescando. Desde el ascenso al poder del partido fundamentalista islámico Hamas en 2007, Israel ha mantenido sitiado a la Gaza con el bloqueo de los puertos y los cruces fronterizos.

Al fin de 2008 y al inicio de 2009, bajo el pretexto del lanzamiento de cohetes primitivos desde la Gaza, Israel lanzó una masiva invasión y masacre. Mató a unos 1.400 palestinos y destruyó edificios de apartamentos, escuelas y hospitales. Hoy la Gaza continúa en esta situación e Israel con su bloqueo impide cualquier intento de reparar el daño. Un 62% de los habitantes de la Gaza tiene un familiar herido o muerto. Después de los ataques aéreos, bombardeos con artillería, invasiones terrestres y simulacros de bombardeos aéreos de Israel, la gran mayoría de los niños de la Gaza tienen síntomas del trastorno por estrés postraumático.

El llamamiento de la Marcha por la Libertad de la Gaza (MLG) declaró: “La conciencia de la humanidad está escandalizada. Sin embargo, continúa el sitio de la Gaza. ¡Ya es hora para entrar en acción! El 31 de diciembre concluiremos el año marchando junto con el pueblo de la Gaza en una manifestación no violenta que abre una brecha en el bloqueo ilegal. La Marcha tiene el propósito de levantar el sitio de la Gaza. Exigimos que Israel ponga fin al bloqueo. También pedimos que Egipto abra la frontera de Rafah en la Gaza. Los palestinos deben tener la libertad de viajar para los estudios, trabajo y tratamiento médico urgente y para recibir visitas desde el extranjero”.

La MLG bajo sitio en Egipto

Israel tiene casi completamente rodeada a la Gaza por tierra y también bloquea su costa mediterránea. Además un goteo de comercio pasa por el pueblo fronterizo egipcio Rafah. Pero Egipto ha cerrado la frontera con la Gaza y recientemente el gobierno egipcio anunció planes de construir un muro que sellaría los túneles ilegales que constituyen la única vía viable de comercio entre la Gaza y el resto del mundo.

Nuestra Marcha por la Libertad de la Gaza tenía planes de pasar por el cruce fronterizo en Rafah para llegar a la Gaza. Antes de que la mayoría de nosotros habíamos viajado desde países alrededor del globo para ir a la marcha, Egipto declaró el cierre indefinido de este cruce debido a “tensiones” en la frontera. No obstante, nosotros estábamos comprometidos con la Marcha por la Libertad de la Gaza y por tanto declaramos que entendíamos y que estábamos dispuestos a correr los riesgos de cruzar la frontera. Y a pesar de la insistencia del gobierno egipcio de que no nos dejaría entrar a la Gaza, la abrumadora mayoría de nosotros nos presentamos en El Cairo resueltos a lograr nuestro propósito presionando a las autoridades egipcias.

La mañana que debíamos salir de El Cairo, los funcionarios egipcios, con amenazas, logró que la compañía de autobuses que habíamos contratado cancelara nuestro transporte. También nos bloqueó las otras opciones alternativas de transporte y ninguna compañía nos alquilaría ni un autobús. Ni siquiera los taxistas podían dejar a personas en el lugar del cual queríamos partir. Las fuerzas policiales egipcias rodearon y detuvieron a las pocas decenas de nosotros (de un total de más de 1.300 personas) que habíamos llegado dicho lugar, lo que fue un precurso de los días siguientes en que nos seguían, acosaban, golpeaban y detenían en las calles cada vez que nos agrupáramos en público. Las autoridades egipcias prohibieron que nos congregáramos en grupos de más de seis personas.

La embajada estadounidense…

Ante estas condiciones represivas y desafiantes, la gente buscó formas creativas para reunirse, organizarse y protestar. Lo que nos dio ánimo y contrarrestó los esfuerzos de las autoridades egipcias de aislarnos fue la ocupación de la acera fuera de la embajada francesa en El Cairo de parte de cientos de personas, una protesta que duró varios días.

Tras la acción frente a esta embajada, una delegación de personas con pasaportes estadounidenses fue a la embajada estadounidense en El Cairo para insistir en que la embajada intercediera ante Egipto con la finalidad de hacer que nos dejen ir a la Gaza. Las fuerzas de seguridad egipcias atacaron brusca y violentamente a la delegación, empujaron a la gente y la metió en un espacio de detención. La policía egipcia levantó y lanzó a una persona hacia este espacio de detención. Rodeó y detuvo en la acera al grupo entero.

Dos representantes de la Marcha por la Libertad de la Gaza estaban en la embajada cuando todo esto ocurrió afuera y protestaron por el trato brutal de los más o menos 40 activistas de la MLG afuera. El personal de la embajada estadounidense afirmó que el gobierno egipcio estaba llevando a cabo estas detenciones y que la embajada no tenía ningún control sobre la situación. Pero mientras tanto, un “observador” de la embajada estaba supervisando la operación afuera sin identificarse ante los detenidos. El comandante de la policía egipcia afuera de la embajada les dijo a los detenidos que la embajada estaba dirigiendo la operación.

Después de recibir malos tratos afuera, por fin dejaron a los delegados de la MLG con pasaportes estadounidenses entrar a la embajada en grupos pequeños para presentar sus quejas ante los funcionarios de bajo rango de la embajada. De nuevo se les dijo que esto fue una acción de los egipcios y que sería poco apropiado que Estados Unidos se entremetiera en una decisión del estado soberano de Egipto de bloquear la entrada de la MLG a la Gaza.

Esa farsa absurda fue simbólica de la relación entre Estados Unidos y Egipto, donde manda Estados Unidos y se propaga la ficción de la soberanía egipcia para el consumo público. Egipto es uno de los países que recibió detenidos de Estados Unidos para la tortura secreta bajo el programa de “entregas”. El régimen de Mubarak es el tercer reciente de “ayuda” estadounidense en el mundo (después de Irak e Israel); ha recibido 50 mil millones de dólares desde 1975. Ese dinero financia “la estabilidad de Egipto, el apoyo para la política estadounidense en la región, el acceso estadounidense al Canal de Suez y la paz con Israel” (Christian Science Monitor, 12 de abril de 2004).

…y el eslabón egipcio en la cadena que sofoca a la Gaza

Egipto es un eslabón sumamente importante en la cadena alrededor del cuello del pueblo palestino y tiene un papel directo en apretarle la cadena que sofoca al pueblo de la Gaza. Al negarnos el permiso para entrar a la Gaza, Egipto colaboraba con Estados Unidos e Israel para impedir que el mundo conociera las condiciones insoportables que se impone sobre el pueblo de la Gaza.

Además de detener a la MLG, el régimen egipcio obstaculizó vez tras vez la misión humanitaria dirigida por George Galloway, miembro del Parlamento británico.

Y el muro que se planea para sellar la frontera con la Gaza, según se informa con la “ayuda” del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos, constituye una terrible amenaza a la supervivencia de la gente en la Gaza.

Pero muy ampliamente en la población general de Egipto existen vínculos estrechos con el pueblo palestino y un abrumador apoyo a su lucha. Vez tras vez la gente en la calle de todas las capas sociales nos paraba para expresar su apoyo a la Marcha por la Libertad de la Gaza y su indignación o vergüenza por las acciones del gobierno egipcio de colaboración con Israel. Por eso el régimen tiene una necesidad de presentarse como amigo de los palestinos y no un lacayo de Estados Unidos e Israel. Mientras que nosotros estábamos en Egipto, varios reportajes noticiosos recalcaron que Mubarak (y otros lacayos de Estados Unidos en el mundo árabe) “insistían” en que Israel cumpliera con los “acuerdos internacionales” y tomara medidas a favor de un estado palestino, no obstante estos gobernantes eran cómplices en grandes crímenes contra los palestinos.

Un aspecto crítico de la “descripción del puesto” de ser un títere de Estados Unidos en el Medio Oriente es apoyar a Israel. Israel ocupa un “lugar especial” en el funcionamiento del imperialismo en la región estratégica del Medio Oriente y más allá. Israel es el único país de entre los aliados de Estados Unidos en la región en que la opinión pública, desafortunadamente, hoy no se indigna por los crímenes de Israel contra los palestinos.

Hoy, en el contexto del choque entre el imperialismo estadounidense y el fundamentalismo islámico, al parecer Estados Unidos e Israel están resueltos a bombardear y hambrear al pueblo de la Gaza hasta que ocasione un “cambio de régimen” que reemplazara el gobierno de Hamas con uno que es más acomodaticio para con los intereses estadounidenses e israelíes. A otro nivel, el régimen egipcio tiene sus propios temores acerca del potencial para la “propagación” de la Gaza a Egipto del fundamentalismo islámico que se opone a Estados Unidos de una u otra manera1.

Por todas estas razones, hoy Egipto está jugando un papel criminal de exprimir al pueblo de la Gaza y de ponerlo en una situación cada vez más desesperada.

Nuestra presencia en Egipto puso al régimen bajo unos reflectores muy incómodos. Si nos hubiera dejado entrar a la Gaza, nosotros habríamos arrojado una luz sobre los terribles crímenes que Israel está cometiendo con el aval de Estados Unidos. Si nos hubieran mantenido en Egipto, los reflectores habrían puesto al desnudo el papel del gobierno egipcio en estos crímenes.

La oposición en Egipto

Es ilegal protestar en Egipto y no existen manifestaciones permitidas. De costumbre, las autoridades apresan a los disidentes y los torturan por semanas. Pero por la combinación de razones que sea, algunas de ellas ocasionadas por nuestra presencia, las fuerzas egipcias convocaron a una manifestación pública mientras nosotros estábamos en El Cairo y pidieron que nos uniéramos con ellas. El ímpetu de su manifestación fue una reunión en Egipto entre Mubarak y Benjamín Netanyahu, el primer ministro de Israel, el 29 de diciembre.

Se celebró la protesta fuera del salón del Sindicato de Periodistas, un edificio impresionante en el centro de El Cairo. Antes de la manifestación organizada por los egipcios, Hedy Epstein, una delegada norteamericana de la MLG, sobreviviente del Holocausto y de 85 años de edad, inició una huelga de hambre en el mismo sitio con la demanda de dejar a la MLG entrar a la Gaza. Se le unieron más de una docenas de personas más y su rueda de prensa llegó a ser cubierta en el New York Times (“Protestors Gather in Cairo for March to Gaza”, 29 de diciembre de 2009).

Mientras anochecía ese día de comienzos del invierno y caía una noche fresquita y llena de esmog, centenares de egipcios se unieron con los huelguistas de hambre y otros activistas de la MLG y levantaron sus pancartas. Hasta bien entrada la noche hubo una multitud aproximadamente mitad egipcios y mitad internacionales que coreaban en las escaleras fuera del Sindicato de Periodistas. Las demandas: ¡ALTO AL BLOQUEO DE LA GAZA! ¡PARAR EL GENOCIDIO! ¡LIBERTAD PARA PALESTINA!

Nos habíamos acostumbrado a las fuerzas de seguridad egipcias no uniformadas que nos vigilaban, hostigaban, detenían y a veces agredían con violencia que saltaban de camionetas como los esbirros del régimen islámico de Irán. Pero la presencia de la policía en esta manifestación era más intensa: filas de policías antidisturbios con cascos puestos frente a la manifestación; al final de la calle se formó una línea de camionetas para transportar policías y llevarse a manifestantes.

Pero se electrizaba el ambiente, casi literalmente tan brillante como los reflectores que iluminaban las escaleras apiñadas del edificio del Sindicato de Periodistas. Un estudiante me dijo que él y sus compañeros de estudios observaban lo que estaba pasando en Irán y que él sentía que era posible que una erupción semejante no estuviera muy lejos de la superficie en Egipto.

Otro hombre en la manifestación, un profesor sesentón, me dijo que había estado siguiendo de cerca nuestra marcha y al parecer le daba mucha gracia que yo no me daba cuenta de qué tanta importancia teníamos en los medios de comunicación egipcios: “Ya sé, ya sé”, me dijo cuando describí lo que hacían las autoridades para impedir que fuéramos a la Gaza. “Es importante que ustedes vayan a la Gaza”.

“Aquí tenemos un estado policial—añadió—Si ustedes los extranjeros no estuvieran aquí, ya nos habrían dado sonora paliza”. Y me recordó: “Su embajada lleva la batuta en todo esto, ¿me entiendes?” Le dije que hacía todo lo posible para que la gente supiera de ese hecho.

De manera discreta, dos mujeres universitarias estaban repartiendo volantes en árabe. Me presentaron a otra persona que hablaba inglés. “¿Usted es periodista?”, me preguntó. Claro. “Usted debería estar en la rueda de prensa, vaya al cuarto piso del edificio”. Entré al edificio del Sindicato de Periodistas y me encontré en un gentío de 700 personas. Un hombre joven respondió cuando pedí la ayuda de un traductor. Me explicó que el Sindicato de Periodistas, junto con otros grupos, había organizado el evento. Me dijo que la multitud constaba de abogados, periodistas y otros profesionales. Agregó: “Y yo. Soy contador”.

El primer orador convocó la reunión. “Hoy se está cometiendo un crimen terrible. Se le hace la guerra contra Gaza en la forma de un muro y Mubarak lo está construyendo. ¡Egipto ya no puede esperar más para solidarizarse con la Gaza!” Otro orador era abogado que acusó al régimen de Mubarak de crímenes de guerra. Dijo que Egipto fue uno de los primeros firmantes de la Convención de Ginebra y que el muro, que causará la muerte de civiles en la Gaza, es un crimen de guerra. Además, puso al descubierto cómo el régimen estaba deteniendo a los manifestantes de la Marcha por la Libertad de la Gaza en Egipto. Exigió: “No se les debe hacer retroceder en Rafah [el cruce fronterizo egipcio a la Gaza]”. Dijo: “Hoy tenemos un sentimiento diferente. Nos estamos poniendo en pie, juntos, como musulmanes y cristianos. No encuentro palabras educadas pero estoy tratando de hacerlo. La gente está enfurecida. Se construye el muro y la gente en la Gaza morirá. ¡Podemos hablar toda la noche sobre seguir los procedimientos apropiados pero eso no cambiará nada!”

Me conmovió muchísimo cuando otro orador dijo: “Les agradecimos a aquellos de otros países que se solidarizan con nosotros y les damos la bienvenida y su activismo sincero”.

El gran debate

Estaba en el Sindicato de Periodistas cuando me enteré de alguien de la delegación italiana de que el gobierno egipcio había ofrecido permitir que 100 personas entraran a la Gaza. Acudí con prisa a un hotel, preguntándome de qué podrían ser los términos exactos de este acuerdo. Cuando llegué, encontré un debate intenso. Los organizadores de la marcha habían aceptado la oferta del régimen egipcio de permitir que 100 personas selectas fueran a la Gaza en autobuses, si bien no lo harían bajo los auspicios de la Marcha por la Libertad de la Gaza sino como una misión humanitaria. Mientras que nosotros nos enterábamos de esta noticia, las delegaciones de varios países se reunieron apresuradamente y unas asumieron posiciones oficiales en contra del acuerdo.

Centenares de personas se convergieron en cuartos y vestíbulos de hoteles para debatir si aceptar el acuerdo. Los proponentes sostenían que esto fue lo mejor que pudiéramos hacer en una situación muy difícil, que fue “un inicio” y que “no se romperá el sitio de repente”. Pero después de más debate acalorado, se llegó a un consenso de que aceptar este acuerdo minaría, y no contribuiría, a nuestra misión de romper el sitio de la Gaza. Muchos participantes de la Marcha por la Libertad de la Gaza trabajan con las ONG (organizaciones no gubernamentales) y proyectos humanitarios en Palestina, y con valentía tratan de hacer lo que puedan para ayudar a la gente en situaciones desesperadas, pero participaban en la Marcha por la Libertad de la Gaza porque sentían que se necesitaba hacer más. Como dijo una persona que trabaja con una ONG, estaban ahí porque no bastaba “tapar un cáncer con una curita”.

El debate y la lucha ardieron toda la noche en muchas lenguas. Hubo momentos cuando parecía que toda la Marcha por la Libertad de la Gaza iba a dividirse y fracasar. Ochenta y cuatro personas acabaron subiendo a los autobuses pero la abrumadora mayoría de las personas rechazaron el acuerdo. A partir del caos se forjó un nivel de compromiso más alto en torno a la necesidad de realizar una poderosa protesta política que no se apartaría del llamamiento básico de la Marcha a romper el sitio de la Gaza.

Tendré más que escribir acerca de este debate político importante y sus lecciones en un artículo futuro. Por ahora voy a señalar que para muchos estudiantes y jóvenes que vinieron de alrededor del globo, ésta fue su primera gran lucha política en el movimiento y desencadenó muchísimo en ellos. Sarah, una joven de 19 años que se tomó un tiempo libre entre la escuela secundaria y la universidad en Inglaterra para unirse con la MLG, me dijo: “El hecho de que había… personas que rechazaban la oportunidad de ir a la Gaza nos hizo recordar por qué vinimos acá, que no era ir a la Gaza. Eso era un medio para lograr un fin. Así que después de eso, nosotros retomamos completamente nuestro enfoque y energía original con la actitud de ‘Vale, vamos a protestar’. Y pasamos de hacer unas manifestaciones muy tibias y dispersas agitando débilmente carteles mientras a nuestro alrededor todos nos ignoraba como si nada, a hacer una manifestación en que ocupábamos la vía principal en El Cairo. Y eso es un logro estupendo, me entiendes, en un estado policial”.

1. Para un análisis conciso de por qué Estados Unidos hoy está tan resuelto a apoyar cada crimen que comete Israel, vea la sección “El ‘papel especial’ de Israel con relación al imperialismo estadounidense” en Forjar otro camino de Bob Avakian. Esa charla entera es una obra decisiva para entender lo que está impulsando las guerras que “nuestro gobierno” está librando y las que amenaza con librar y la naturaleza del conflicto entre el imperialismo occidental y el fundamentalismo islámico, y la necesidad de forjar “otro camino” en oposición a ambos. La obra se halla en revcom.us. [regresa]

* * *

En las siguientes entregas de esta serie contaré la historia de cómo sucedió ese “logro estupendo”, la Marcha por la Libertad de la Gaza, en El Cairo, y el impacto que tuvo por todo el Medio Oriente y más allá. Además, describiré las personas que hicieron sacrificios y corrieron riesgos para unirse a la Marcha por la Libertad de la Gaza y lo que sus experiencias, en muchos casos en Cisjordania, la Gaza e Israel, enseñan acerca de la naturaleza de Israel y de la lucha del pueblo palestino.

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