Revolución #192, 14 de febrero de 2010


Denuncias del pueblo contra la brutalidad policial

La siguiente entrevista es una respuesta al llamado de Revolución del septiembre pasado.

¡A DAR TESTIMONIO!

Cuéntanos tu historia sobre la brutalidad policial.

Si la policía... te ha hostigado en la escuela
te ha perseguido en la calle
te ha hecho proposiciones o acosado sexualmente de cualquier manera
...o has estado sujeto al perfil racial, amenazas, disparos con una pistola eléctrica Taser o brutalidad de la policía o si esto le ha pasado a cualquier miembro de tu familia...

¡¡Escríbenos!! Cuéntanos tu historia.

A finales de 2009, unos revolucionarios llevaron este llamado a dar testimonio a unas escuelas secundarias y unos barrios en la zona sur de Los Ángeles. Hablaron de qué tan importante son las denuncias como una forma de resistencia y de enfrentarse a todo este abuso y represión. Todas estas voces son de jóvenes, negros y latinos, hombres y mujeres, que conocen de primera mano la epidemia de brutalidad policial en Estados Unidos y que bregaron con sus temores de represalia de la policía por haber contado estas historias, y con el dolor de revivir estas experiencias.

Hola, soy K. — y soy L. — vamos a hablar de cómo la policía nos acosa cada día. Mi historia es, bueno vivo en el barrio de la pandilla “40s”, y por ahí es una pandilla conocida, y muchos policías se esconden ahí. Hace poco, más o menos el mes pasado, yo caminaba con un amigo y la policía nos paró y básicamente nos hostigó porque no teníamos nada. Nos practicaron el perfil racial, pensando que teníamos algo porque somos negros, afroamericanos. No tenemos derechos si ellos nos pueden maltratar y registrarnos cuando no tienen ningún motivo para registrarnos. El hecho de que somos afroamericanos realmente no es motivo para hacer eso. No es motivo para practicarnos el perfil racial. Por eso sentimos que debemos parar la brutalidad policial porque no es justa. El solo hecho de vivir en cierta zona no quiere decir que somos las personas — el hecho de que esas personas hacen ciertas cosas no quiere decir que nosotros hacemos ciertas cosas.

Soy yo, L., otra vez. Vivo en el barrio de “las 40s”. Todos los días cuando camino a casa nos acosa la policía. Creen que llevamos una pistola encima, registran pertenencias sin motivo, ninguna orden de registro, quieren entrar en la casa. Le pegaron un balazo a mi papá. Hostigaron a mi papá porque estaba en libertad condicional. Así es, la policía anda jodiendo por acá.

K: Sí, es cierto. A uno de mis amigos le apuntaron con una pistola cuando él no llevaba nada. Simplemente nos apuntaron solamente porque teníamos algo que supuestamente se les parecía a una pistola, pero no la era. Era una linterna.

Revolucionarios: Así que parece que ustedes tienen más de una historia.

K.: Sí. Todos los días cuando ando en la calle, me acosa la policía. El mismo policía.

L: Hace poco hicieron un rastrillaje donde quieren pillar a la pandilla “40s”, y cada vez que pasan, dicen: “Les vamos a pillar a todos ustedes”. Y ni siquiera estamos haciendo nada ilegal. Para mí, eso es muy malo e irrespetuoso. Solo porque tienen la autoridad, ¿por qué abusan de esa autoridad en contra de nosotros?

Revolucionarios: ¿Qué otras historias han oído ustedes sobre hostigamiento por la policía u otras historias que quieren compartir?

K: La orden contra las pandillas está mal, pues si uno no hace nada malo y está en su casa, simplemente lo levantan porque anda por allá. ¿Qué tal si la abuelita vive por allá y uno va al bote por haber ido a visitarla? A mi parecer eso está mal. ¿Me entienden?

L: Siempre quieren joder sin ningún motivo, siempre están jodiendo. Uno anda por la calle sin meterse con nadie, y ellos le ponen una orden judicial contra pandillas.

K: La policía incluso siembra droga. Se supone que deberían estar ayudándonos, y no encarcelando, jodiendo. Condenando a tiempo en la cárcel, cadena perpetua y todo eso. Hasta quieren encarcelar a muchachos por mucho tiempo. Y cuando salgan de la cárcel todavía van a tener una mente joven. Así que van a salir e inmediatamente meterse la pata.

L: Uno de mis cuates está de x barrio, pero eso no es su culpa. No es su culpa que tiene ese tatuaje. Como que eso es el problema. ¿Cómo saben que es un pandillero? Probablemente no más va hacia su cantón. Simplemente resulta que es pandillero. Ellos no más quieren joder. Pues, ellos no más quieren jodernos todo el maldito día.

K: No tiene sentido que la policía hace lo que le hace, jode sin razón y no tiene que tener razones. Uno puede ir a la tienda o al parque a la vuelta de la esquina de su cantón, y la policía lo va a detener. “Ah, ¿de dónde eres? Tienes puestos unos Converse, a ver, levántate la camisa”.

Revolucionarios: ¿Por qué te piden levantarte la camisa?

K: Bueno, si tienes una pistola, un arma o un cinturón azul salido. Te meten mano en el bolsillo y ahí no hay nada, pero de repente aparece un poco de mota en tu bolsillo. Y ahora estás encanado.

Y quieren meter gente al bote de por vida por robo. Uno de mis cuates, de 17 años de edad, recibió una sentencia perpetua por una estupidez. Acá la policía es el colmo. Y solamente en las comunidades negras e hispanas.

L: Acabo de salir de donde ni se puede imaginar. Cumplí seis meses y medio. Puros mexicanos y negros. Durante los seis meses en la cárcel, solo vi a una persona blanca. Eso demuestra que lo que están intentando es deshacerse de los jóvenes negros, los negros y los hispanos, para que no tengamos ningún futuro. Y no hay nada que podemos hacer. Siempre dicen: “No anden con las pandillas, hagan lo correcto y cosas así”. Pero no es así. Es solamente por el color de la tez de nosotros que automáticamente nos meten allá. Conozco a personas en la cárcel que no tienen nada que ver con las pandillas, que no quieren tener nada que ver con ellas, pero que están en la cárcel por el color de la piel. Y luego siempre andan diciendo que es por nuestro estilo de vestir. Es un mundo libre; podemos vestirnos del modo que queramos. Pero creo que está de la patada que siempre nos fichan solamente por el color de la piel que tenemos y por nuestro ver, andar y hablar. No creo que sea justo. No hay nada que podemos hacer. Siempre dicen que podemos hacer un cambio. No hay nada que podemos hacer para salir adelante en un mundo en que hay policías corruptos.

K: Por eso estamos dando esta entrevista. Por eso hacemos todo lo que hacemos, por eso hago lo quiero hacer, no importa qué pasa. Yo podría ser un don nadie, un tipo fenomenal o lo que sea y no obstante acabaré en la cárcel. No tienes que estar en una pandilla ni nada de eso para ir a dar a la cárcel. Así que cuando hablan de “hacer un cambio”, no se puede hacer un cambio cuando la ley es solamente las mismas personas.

L: Oye, los policías son simplemente una pandilla con placa. Nada más.

K: Son simplemente una pandilla que puede hacer lo que les pega la regalada gana. Se meten en la casa, les faltan el respeto a las mujeres.

Revolucionarios: ¿Tienen algunas historias sobre eso de faltarles el respeto a las mujeres?

L: N’ombre, los policías se muestran tan sedientos por lo que se refiere a las mujeres. He visto cuando los policías saltan de las patrullas cuando vean a unas féminas. Y ya se sabe que a la mayoría de las féminas les gusta decir: “Ah, él no está haciendo…”. “Cállate, perra, no te estoy hablando”. Yo ya he visto esta brutalidad policial. Sujetan a una muchacha por la nuca, la arrojan sobre el cofre del coche, sin razón alguna.

K: Los Johnnies (Juanitos), incluso nos dan una paliza. Ahora los tienen en la escuela y quieren aplicarnos una infracción por llegar tarde a clases.

L: Los Johnnies son los policías. Eso es lo que les llamamos.

K: Mi mamá fue a dar al bote cuando yo tenía 5 años, desde entonces está allá. Hasta hoy odio a la policía porque de jóvenes, cuando mi mamá fue a dar al bote, arrojaron a mi primo, de unos 7 años, por la escalera, por unos diez peldaños, y lo dejaron con la pata jodida y hasta hoy día camina chueco porque la policía le chingó gacho la pata. Él sólo tenía 7 años de edad… La policía se llevó a mi mamá en el momento en que estaba encinta conmigo, porque ella había robado un camión de la CocaCola.

L: Mi papá ya lleva 13 años en el bote. Va a salir en febrero. Fue a dar al bote por estar en un club. Estuvo en un club y le dieron un año de cárcel por ello. En un club. Lo encarcelaron por una violación de su libertad condicional.

K: Los policías le dan a uno seis meses de cárcel si es de una pandilla. ¿Y eso? Ellos también son de una pandilla.

L: Tratan de dar una pena perpetua por apoyar a una pandilla.

K: La policía mata a muchachos inocentes y demás.

L: De hecho, hay un libro, no me acuerdo el título, con la historias de las personas que la policía mató.

Revolucionarios: Vidas robadas.

L: Sí, eso es.

K: Es una locura, pues dicen que esto es para el bien de eso o el bien de aquello, pero ¿cómo podemos aceptar el cambio, que algo cambiará cuando son las mismas personas en funciones? No se puede esperar que los policías cambien cuando el mismo jefe de ellos lleva los últimos 20 años trabajando ahí, cometiendo las mismas ondas. Como con Obama. Como cuando se postulaba Hillary. ¿Cómo se puede esperar el cambio cuando es la misma familia que lleva tantos años manejando la Casa Blanca, Bush-Clinton, Bush-Clinton? Hazme el favor, ¿cómo se supone que eso vaya a cambiar? Pero ahora tenemos a Obama, eso es algo nuevo. Pero creo que deberían empezar lo mismo con los policías, porque lo único que hacen es hostigar a niños. Detienen a patinadores.

L: Hay muchos policías que aplican el perfil racial, el etiquetamiento racial. Desde que tenemos a un presidente negro, andan patrullando y diciendo: “Vaya, vamos a arrestarlo porque es negro”. De fondo están encabronados porque Obama hizo el cambio, está en la Casa Blanca y es negro, afroamericano.

Revolucionarios: ¿Cuál es la peor historia de brutalidad policial que experimentaron ustedes o que oyeron de otros?

K: Estaba dormido, y los Johnnies irrumpieron en mi casa, le sembraron algo a mi padrastro y trataron de llevarse a mi mamá. Eso fue lo peor de lo que me pasó a mí. En otra ocasión estaba en la tienda de mi tío y ellos se metieron corriendo. Solamente tenía dos años pero les apuntaban sus pistolas a la nuca de todos y demás. Yo era muy chico y supuestamente yo no debía haber visto eso.

L: Lo peor que me pasó a mí es que le pegaron un balazo a mi padre. Él les dijo que estaba en libertad condicional. Pero antes de decirles eso, ellos lo estaban empujando y todo eso.

K: Lo peor que me pasó a mí ocurrió en julio cuando nos arrestaron a mí y a mi primo Marcus. Él huyó de los policías y éstos creían que teníamos pistolas y cosas simplemente porque él huyó. Me apuntaron la pistola en la nuca. Yo tenía mucho miedo. Creía que me iban a disparar. Me tenían la pistola apuntada a la nuca, diciéndome: “No te muevas”.

L: Lo peor me pasó a mí justo antes de irme a dar al bote, el 26 de marzo. Andaba con un cuate. Andábamos en nuestras cosas, y de la nada salen unos policías. Uno de mis cuates se había cortado la pierna bien feo y yo le ayudaba a vendársela. De repente vienen tres Johnnies y me apuntan con el revólver en la cara, en tono de “No te muevas”. Y les digo: “Pues, simplemente le estoy ayudando con la pierna, me entienden”. “Su pierna no me importa un bledo. Al carajo él y su maldita pierna”. Pero tiene la pierna bien jodida. Ni puede caminar. No más lo están arrastrando. Ni tratan de ayudarle. Lo levantan con la esposas y lo arrastran y lo suben a la patrulla como que ni les importa si está bien o no. Luego, nos bajan a todos y no les importa nada. No más hablan fuerte, nos faltan el respeto y luego cuando nosotros objetamos, ellos dicen: “¿Quieres hacerte el muy cabroncito?”

K: No tenemos que decir mentiras sobre todo esto, n’hombre. Los policías así nos hablan. Nos aplican cualquier clase de palabra y en realidad lo hacen para provocar. Hablan así a ver cómo reaccionaremos, la expresión de nuestra cara, para faltarle el respeto a nuestra pandilla o lo que sea. De hecho, lo hacen para ver nuestra reacción, la expresión de la cara. Me acuerdo de un incidente con la policía. Andábamos en nuestros asuntos en el centro comercial. Tal vez diez de nosotros. Ellos tenían fichados a unos cuates, así que fuimos a ver qué pedo. Los policías nos agarran a nosotros en tono de “vénganse para acá” y de repente nos tienen a todos esposados. Y te juro que ese día ni una persona salió sin recibir una paliza de la policía. Especialmente yo. No tuve nada que ver con lo que pasaba. Los policías me arrojan contra la patrulla y me dan una golpiza. Uno de mis cuates está sentado por ahí, y luego luego un policía cuenta un chiste y empieza a reír, el policía se le aproxima desde atrás y le da una bofetada en la nuca. Están sobre mi cuate, le dan una sonora paliza. Mi cuate está esposado y ellos le están dando una tamaña golpiza y no hay nada que él puede hacer al respecto. El policía se le mete la rodilla en el estómago de mi cuate. En cuanto a eso, al carajo la policía. Son una bola de corruptos. Al carajo la policía. Al carajo todos ellos. No los necesitamos.

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