Revolución #195, 14 de marzo de 2010


“El velo no es simplemente un símbolo cultural...”

Lo siguiente es un pasaje de un discurso de Sunsara Taylor, “De la burka a la tanga: Todo debe, y puede, cambiar — NECESITAMOS UNA REVOLUCIÓN TOTAL” en Nueva York el 23 de febrero de este año, para iniciar una gira nacional de conferencias:

La cultura no es algo sagrado. Otro argumento que se oye constantemente es, “Pero es parte de la cultura nada más...” o “No puedes criticar la cultura de otra gente”.

Incluso ha surgido, me han dicho, en la reacción de muchas personas al título de mi discurso [“De la burka a la tanga: Todo debe, y puede, cambiar — NECESITAMOS UNA REVOLUCIÓN TOTAL”]. “¿Quién es ella, criada en este país, para criticar la burka?”. O “¿Quién es ella para comentar de afuera, que estas mujeres están oprimidas?”

Bueno, el linchamiento era parte de la cultura estadounidense durante mucho tiempo también. Los blancos se juntaban en muchedumbres para presenciar el linchamiento de negros — traían sus comidas y sus niños, como si se tratara de un día de campo. Y después de los linchamientos, cuando muchas veces los cuerpos de los negros colgaban de los árboles, mutilados y desfigurados, los blancos se posaban y sacaban fotos, y hacían tarjetas postales. Formó una parte importante de la cultura de este país, no solamente en el Sur sino también en el Norte. Pero, según aquella lógica, se tendría que respetarlo, me imagino. ¿Sería imposible que un fuereño dijera que esos negros estaban oprimidos en realidad?

La pregunta no es, “¿Quién eres tú para criticar una cultura?” sino “¿Con quién tomas partido?”. ¿Tomas partido con los esclavistas y la turba racista, o con el pueblo negro que se levantó contra ellos y sí, trastornó la cultura y el modo de vivir de aquellos blancos?

Y hoy, ¿te quedarás callado con los brazos cruzados ante los esclavistas y explotadores modernos, los violadores y los supremacistas masculinos, los fascistas cristianos y los opresores conocidos por mis camaradas iraníes como los “mullahs asquerosos”? ¿O tomarás partido con las mujeres y los hombres que se levantan contra todo eso — te convertirás en uno de esas mujeres o esos hombres?

El velo no es simplemente un símbolo cultural. De serlo no harían falta los “policías de la virtud” que andan rondando como hampones y echan ácido en la cara de las mujeres que se atreven a salir en público sin taparse la cara. No hubiera esos mullahs asquerosos y otros fanáticos al acecho para arrestar y hostigar a las jóvenes por asomársele un mechón del velo.

El velo y el chador y la burka no son simplemente cosas que la mujer simplemente asumió un día. Se les obligó a usarlos.

¿Por qué nunca nos informan en este país de los levantamientos osados de las mujeres contra el velo, como en Irán en 1979? Ocurrieron unos pocos meses después de la revolución iraní que tumbó al Sha, al cual respaldó Estados Unidos. Pero los fundamentalistas islámicos les arrebataron la iniciativa — se apoderaron de la revolución y consolidaron una teocracia. Una de las primeritas leyes que dictaron en su primer año en el poder —como parte de aplastar el espíritu y la resistencia popular— fue la ley que obligó a las mujeres a cubrirse con el chador. Ellas no adoptaron el velo por su cuenta, les obligó un estado teocrático fundamentalista reaccionario.

Y las mujeres protestaron furiosas — decenas de miles se tomaron las calles coreando, “No hicimos la revolución para luego retroceder”. Pero la República Islámica de Irán mandó sus hampones y su policía secreto y sus torturadores contra estas mujeres — encarcelaron a muchos miles... torturaron muchos centenares de ellas y mataron a muchísimas de esas mujeres. Desde ese entonces, han ordenado que la mujer se someta a la peor humillación, de cubrirse en la presencia de todo hombre que no le sea el dueño. A la mujer que tiene relaciones sexuales fuera del matrimonio la ley aún permite matarla a pedradas. El testimonio de una mujer vale la mitad del de un hombre. Es una opresión tan brutal que incluso han calculado que el cuerpo femenino entero tiene el valor de un solo testículo de un varón.

O veamos Irak: es un país donde la mujer podía salir sin cubrirse, antes de que Estados Unidos librara su guerra injusta que ha causado la muerte de más de un millón de iraquíes. Ahora, ya que los fundamentalistas han aumentado su fuerza y su capacidad de reclutar con cada bomba estadounidense que caiga y con cada huérfanito y cada niño se muera bajo los escombros, a la mujer la han obligado a cubrirse bajo el velo y la burka. No tiene nada de voluntario — decapitaron a 15 mujeres al mes solamente en la ciudad de Basora por salir a la calle sin cubrirse la cabeza. No me vengan con el cuento de que no es más que una tradición cultural.

Entonces, cuando alguien me pregunta quién soy yo para criticar el velo, tengo una respuesta: soy comunista, soy una persona que entiende que la humanidad puede vivir de una manera completamente diferente, libre de todo eso... soy una persona que, al ver un lugar como Irán, no veo alguna cultura extranjera, no veo una gente ajena y distante sino que veo nuestra sangre, nuestras hermanas y hermanos que se están arriesgando todo para liberarse.

Déjenme hacer una pausa para que ustedes reaccionen y se pregunten, “¿A poco acaba de decir que es comunista?”

Sí, soy comunista — y tú también debes serlo. Soy una comunista que obra en el marco teórico y práctico desarrollado por Bob Avakian. Avakian ha defendido los grandes logros de las revoluciones comunistas auténticas del pasado, pero también ha criticado sus debilidades y ha vigorizado y revolucionado de nuevo todo este movimiento. También es líder de un partido, el Partido Comunista Revolucionario, que activa y agresivamente construye un movimiento para la revolución — un movimiento que ahorita acelerar y se prepara por el día cuando se pueda hacer una revolución. Y por cierto, si no has chequeado a Bob Avakian, pues no sabes nada sobre el comunismo y especialmente no sabes por qué el comunismo que Bob Avakian está desarrollando es la clave para emancipar a TODA la humanidad. Así que realmente tienes la responsabilidad de investigarlo.

Una parte importante de lo que ha desarrollado Bob Avakian es el internacionalismo y un conocimiento mucho más profundo y más elevado de la centralidad de la liberación de la mujer en una revolución que valga la pena.

Entonces estoy muy orgullosa de mis camaradas en Irán y Afganistán.

Ahora quiero decirles algo que para mí es emocionante e inspirador. Hay un grupo de mujeres de Irán y Afganistán que han tomado la posición de que no quieren ni el fundamentalismo islámico NI el imperialismo estadounidense. Se llaman la Organización de la Mujer 8 de marzo, por la fecha del día festivo revolucionario Día Internacional de la Mujer, y convocan a la gente a celebrar y tomar partido con las mujeres de Irán que han sido una gran fuente de fuerza en las rebeliones contra la reaccionaria República Islámica de Irán que surgieron el año pasado en desafío a la supuesta elección del presidente Ahmadinejad. Muchas de estas mujeres se han quitado el velo, y junto con sus hermanos, están alzando la cabeza y exigiendo un fin a la República Islámica.

Al convocar protestas para el Día Internacional de la Mujer este año, estas mujeres iraníes y afganis de la Organización de la Mujer 8 de Marzo señalaron que estas mujeres de Irán “valerosas, han estado librando batallas callejeras contra las fuerzas de la policía y los esbirros milicianos de la República Islámica de Irán (RII), uno de los más brutales regímenes odiamujer del planeta. Muchas personas han resultado arrestadas, lesionadas y hasta muertas en estas batallas callejeras, y las fuerzas de seguridad han detenido a otras personas en lugares de trabajo, salones de clase y residencias universitarias. A estas mujeres que desafían la muerte les urge nada menos que el derrocamiento total de la RII, y este sentimiento cobra fuerza. Al hacerlo, les hace falta el apoyo internacionalista y amor de sus hermanas, y de sus hermanos, de todo el mundo. Si lo logran, será un nuevo día para las mujeres del Medio Oriente y una victoria para el movimiento para la liberación de la mujer y para la eliminación de toda la opresión en el mundo”.

Estoy muy orgullosa de decir que este marzo yo me reuniré con mis camaradas de la Organización de la Mujer 8 de Marzo para plasmar eso en acción marchando en las calles de Los Ángeles. Y los invito a participar en la marcha que se llevará a cabo en Harlem como parte de eso, el sábado 6 de marzo.

No tenemos que escoger entre el imperialismo estadounidense y el fascismo islámico. De esos dos, es Estados Unidos lo que ha hecho —por mucho— el mayor daño y que presenta el mayor peligro para el pueblo del mundo — pero no podemos permitir que nos obliguen a conformarnos de que esas sean nuestras únicas opciones.

Como dijo Bob Avakian, “Lo que vemos en contienda, con la jihad por un lado y McMundo/McCruzada por el otro, son sectores históricamente anticuados de la humanidad colonizada y oprimida contra sectores dominantes históricamente anticuados del sistema imperialista. Estos dos polos reaccionarios se oponen, pero al mismo tiempo se refuerzan mutuamente. Apoyar a uno u otro de esos polos anticuados, acabará fortaleciendo a los dos”.

Tenemos que forjar otro camino — y de eso se trata la revolución.

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