Revolución #197, 4 de abril de 2010


Una carta abierta para Arundhati Roy

Notas de campo sobre la democracia y el comunismo

Dos preguntas y un reto

Esta carta pública tiene por objeto abrir un diálogo y un debate con Arundhati Roy. Estoy poniendo estas cuestiones delante de todos los que están preocupados por el estado de la humanidad y las perspectivas de un mundo radicalmente diferente y mejor.

La novelista y activista Arundhati Roy es una voz poderosa y elocuente en los movimientos contra la globalización, contra la guerra y de justicia social, dentro y fuera de la India. Se ha opuesto valientemente a la represión de los pobres y oprimidos que se han levantado con las armas en las zonas rurales de la India. En particular, la publicación reciente de un relato del tiempo que pasó con los revolucionarios en los bosques de Dandakaranya del centro de la India es un trabajo valiente e importante.

Su nueva colección de ensayos, Field Notes on Democracy: Listening to Grasshoppers (Notas de campo sobre la democracia: Escuchando los saltamontes), contiene una denuncia contundente de la "nueva India". Pero cuando se trata de la revolución, el comunismo y el futuro de la humanidad, lamentablemente Arundhati Roy ha abdicado la "precisión de los hechos" (junto a la "precisión de la poesía") que ella exige y aplica en el tratamiento de otras cuestiones en sus ensayos. En lugar de abordar críticamente los esfuerzos más importantes para emancipar la humanidad hasta el momento, en este ámbito toma solamente lo que revela la opinión común. Es una actitud que va en contra de los mejores impulsos y la obra de Arundhati Roy y hace un daño real en los movimientos para el cambio de hoy.

Esto no puede quedar sin comentario ni respuesta. Así que estoy poniendo dos preguntas y un reto para Arundhati Roy:

1) Usted ha escrito recientemente sobre haber aprendido de que mucho de lo que le habían hecho creer sobre los maoístas en el campo de la India eran mentiras, que las autoridades habían inventado cuentos de las atrocidades maoístas. ¿Podría haber aquí una lección con que abordar a las historias similares dichas sobre lo que pasó en China bajo el liderazgo de Mao?

En concreto, ¿dónde está la evidencia de que Mao es culpable de genocidio? En el capítulo nueve, "Escuchando a los saltamontes, el genocidio, la negación y la celebración", usted acusa a Mao de perpetrar un "genocidio" (p. 146) y luego escribe:

"La batalla [entre el gobierno indio y los pobres que han tomado las armas en su contra] apesta a muerte. De ninguna manera es bonita. ¿Cómo puede ser que el timonel del Ejército de Fantasmas que Restringen es el fantasma de Mao mismo? (El rayo de esperanza es que muchos de los soldados rasos no saben ni siquiera quién es él. Ni lo que hizo. ¿Más Negación del Genocidio? Tal vez.)" [p. 167]

Usted ha proporcionado notas en su libro para especificar o fundamentar estadísticas y análisis basados en hechos acerca de genocidios en el Congo, Irak y Vietnam (p. 148). Pero no hay un solo elemento de la documentación en su libro que respalda la afirmación de que algún genocidio tuvo lugar en la China maoísta. Es como si se tratara de una verdad evidente.

Pero ¿dónde está la evidencia? Ya sea que se trate de la crisis alimentaria del Gran Salto Adelante de 1958-60; las medidas adoptadas con respecto a los antiguos explotadores cuando la revolución llegó al poder en 1949; o las luchas, las medidas y las transformaciones que tuvieron lugar durante la Revolución Cultural de 1966-76, estoy más que dispuesto a examinar lo que usted ha leído, abordar críticamente y llegar a la verdad real de lo que sucedió durante el muy breve período de la transformación socialista en China.

Aquí debo señalar: usted ha hablado de los efectos liberadores de la revolución sobre las mujeres del bosque de Dandakaranya. Usted ha señalado, con mucha razón, el papel de un poder estatal diferente, aunque fuese embrionario —un ejército popular y los tribunales populares— incluso para que todo eso suceda. ¿Usted puede dejarse considerar la idea de que algo en una escala mucho mayor pasó en China, cuando los que antes habían estado oprimidos contaban con el respaldo del poder del estado? En realidad, lo que ocurrió en China durante el período bajo la dirección de Mao —de 1949 a 1976, antes del golpe y la contrarrevolución que llevó a China por el camino contra el que efectivamente se había luchado en la Revolución Cultural— fue una emancipación de los oprimidos sin precedentes en la historia. En todas las esferas hubo logros asombrosos — y una esfera de acción para la crítica y participación democrática de las masas populares nunca vista antes o después sobre este planeta.

Las denuncias que por lo común propagan los medios de comunicación, acerca de "asesinato múltiple" y "genocidio" en la China maoísta son mentiras. Yo y otros las han refutado. En un momento en que el mundo clama por la revolución, un cambio profundo y emancipador, por el derrocamiento del viejo poder estatal y la creación de uno nuevo, estas mentiras sobre la experiencia de los auténticos comunistas en el poder contribuyen a reducir las aspiraciones y a restringir el discurso sobre la posibilidad humana. Repetirlas e incluso difundirlas va en contra del espíritu de lo mejor de lo que usted ha contribuido — y causa un daño real y grande.

2) Su tono crítico en contra de las afirmaciones hipócritas de las democracias de hoy es bienvenido e importante. Pero encierra un sentimentalismo respecto al ideal de la democracia que obstruye la vista. En concreto, ¿dónde ha existido la democracia como una forma político-social-económica pura, sin clases? Usted propone cierto sueño y visión de la democracia, no lo que usted describe como la actual democracia viciada que existe en la India, sino algo a la altura de los ideales democráticos:

"El que la democracia deba ser la utopía a la que aspiran todas las sociedades en 'desarrollo' es una cuestión completamente diferente. (Creo que debería serlo. La primera fase idealista puede ser muy embriagadora.)" [Field Notes on Democracy, Capítulo 1, "Democracy's Mailing Light", p. 1]

Dejemos a un lado, por el momento, el socialismo y la democracia sin precedentes que eso abre para la gran mayoría de la sociedad, mientras se ejerce la dictadura sobre los explotadores antiguos y nuevos.

Nombre una sola situación —en cualquier lugar del mundo, en cualquier período de tiempo— en la historia de las sociedades que hayan afirmado ser, o que usted considere que hayan sido, democráticas (ya sea en la antigua Grecia, Estados Unidos, Europa, India o cualquier otra parte) donde tal democracia en realidad no se haya caracterizado por profundas divisiones y desigualdades sociales y la despiadada explotación y opresión de grandes sectores de la sociedad reforzada por la represión asesina en contra de individuos y grupos que representaron una seria amenaza para aquellos que en realidad gobernaban sobre la sociedad y la población.

Nombre una. Y, si no consigue citar ningún ejemplo de ello, ¿qué consecuencias deben extraerse de esto?

El marco y los horizontes de la democracia son ilusiones perjudiciales que mantienen a la gente encerrada en el orden social actual. Aun cuando usted misma anhela un mundo mejor y apoya a quienes luchan por ello, en su reciente libro y en otros lugares usted se relega a proponer una política que sólo puede conducir a hacer ajustes en pro de "más democracia", en una sociedad basada en la dictadura de los explotadores.

3) Y mi reto para usted. Reexaminar sus hipótesis sobre el pasado y el futuro de la revolución comunista. Como alguien que está profundamente preocupada por la pesadilla que es la vida cotidiana para la mayoría de la humanidad y que ve el precipicio ecológico al que el planeta se está acercando, usted tiene la responsabilidad de interactuar con una solución que sea acorde con la magnitud del problema.

Esta solución es la revolución… la revolución comunista. El comunismo no se ha detenido. Bob Avakian, el presidente del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, ha desarrollado una nueva síntesis del comunismo para "criticar y romper con errores y deficiencias importantes y defender y reconfigurar lo que ha sido positivo de la experiencia histórica del movimiento comunista internacional y los países socialistas que han existido hasta la fecha; en un sentido verdadero, revivir —sobre una base nueva y más avanzada— la viabilidad y, sí, la deseabilidad de un mundo totalmente nuevo y radical, y hacerlo sobre una base aun más firme de materialismo y dialéctica..." (Revolución y comunismo: Fundamento y orientación estratégicos, un folleto de Revolución, 2008, p. 37). La visión del socialismo de Avakian reconoce que un nuevo poder estatal y un partido de vanguardia son indispensables — aunque también reconoce que el liderazgo debe ejercerse de forma muy diferente a la manera en que se entendió y se practicó en el pasado.

Se trata de un socialismo que esta tan decidido a forjar una sociedad en la que la efervescencia intelectual y cultural y la disidencia puedan florecer en una escala no vista en la historia humana… como se ha comprometido a resolver los problemas materiales más urgentes que enfrenta la humanidad. El socialismo debe ser una sociedad de la experimentación, la iniciativa desde abajo, el cuestionamiento y el debate... en que se haga todo esto en un proceso riesgoso y loco que debe ser conducido de una manera que al mismo tiempo deba fortalecer y transformar continuamente el poder del estado por el cual millones se han sacrificado. Esta es una visión diferente — y es uno al cual usted debe entrar. Hay demasiado en juego como para rechazar esto.

De hecho, Avakian mismo —en respuesta a una pregunta sobre algunas declaraciones que usted había hecho— habló sobre el papel en la futura sociedad socialista de aquellos que "planteen críticas desde una perspectiva distinta (una perspectiva ideológica y una perspectiva política diferente) que las fuerzas de vanguardia de la sociedad socialista; pero es posible que planteen verdades importantes. E inclusive si no lo hacen en un caso dado, es importante que exista una atmósfera que los estimule a plantear sus ideas, a ser parte, a crear, a contribuir a estimular la efervescencia intelectual y política que necesitamos, que nosotros, con nuestra metodología, tenemos que pasar constantemente por un tamiz, adoptar, integrar y sintetizar más profundamente del modo correcto. Lo he dicho antes: si uno realmente capta esta epistemología, quiere que lo cuestionen" ("La revolución que queremos debe ser capaz de incluir a los Arundhati Roy del mundo; y más que incluirlos debe darles la bienvenida", Revolución #67, 29 de octubre de 2006).

Por lo tanto, le invito a discutir y debatir públicamente estas cuestiones como parte de la búsqueda de la verdad y la lucha por un mundo en el que los seres humanos realmente pueden crecer y desarrollarse.


 

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