Revolución #199, 18 de abril de 2010


Algunos principios claves del desarrollo socialista sustentable

A continuación algunos principios claves del desarrollo socialista sustentable, que salieron como parte de un número especial del periódico Revolución sobre el medio ambiente (#199, 18 de abril de 2010, revcom.us/medio_ambiente). Estos principios, aunque no constituyan una lista exhaustiva, concentran una orientación que permite que la sociedad socialista empiece a enfrentar la emergencia ambiental con una perspectiva global e internacionalista. Al plantear estos principios ante la gente hoy, esperamos abrir un debate y discusión que contribuyan a un entendimiento mayor de lo que enfrentamos... y elevar las vistas sobre lo viable y lo deseable de la revolución comunista.

A. La dimensión internacional y el internacionalismo

El estado socialista tendrá que valerse de sus puntos fuertes y sus recursos para promover la revolución. Debe ser una “base de apoyo” para la revolución mundial. La emancipación de la humanidad lo exige. La conservación del planeta lo exige; para que la humanidad aborde la crisis ambiental en la escala necesaria y con la urgencia necesaria, se requiere un sistema económico y social totalmente diferente, basado en valores totalmente distintos. Para eso, se requiere la revolución socialista y la extensión de esa revolución.

La nueva sociedad socialista priorizará la conservación de los ecosistemas del planeta entero por encima de su propio desarrollo nacional. Fomentará iniciativas internacionales audaces, proporcionándoles apoyo científico, técnico y organizacional, para impedir el colapso general de ecosistemas de arrecifes de coral, selvas tropicales, regiones críticas de sabanas, etcétera.

La nueva sociedad compartirá conocimiento científico y tecnología con el resto del mundo. Contribuirá investigación para ayudar a otras regiones del mundo a abordar varios aspectos de la emergencia ambiental — por ejemplo, ayudar a las poblaciones de los países pobres al nivel del mar a sobrevivir el creciente nivel del mar y las inundaciones que resultan del cambio climático.

Tales iniciativas requerirán la cooperación sin precedentes de científicos y otros al nivel planetario, la interacción de diversas poblaciones y sistemas de gobierno, y la participación de comunidades locales. El estado socialista pretenderá aprender de las experiencias, descubrimientos, observaciones y luchas de la gente por todo el mundo.

Pero, para que dichas iniciativas sean realmente efectivas y duren a largo plazo, es preciso que mayores partes del mundo se zafen del dominio capitalista. El crecimiento y desarrollo capitalista desembocan en la degradación ambiental generalizada. Ante la dislocación económica y la desintegración social, las poblaciones empobrecidas y desesperadas en vastas regiones del mundo recurren a actividades destructivas al medio ambiente a fin de sobrevivir. Guerras civiles, avivadas por los imperialistas, arrasan con recursos de tierra y agua.

Todos esos hechos recalcan por qué la nueva sociedad debe hacer extender la revolución socialista lo más amplio —y lo más rápido— posible.

En sus relaciones internacionales, la nueva sociedad socialista no puede basarse en la explotación y el saqueo.

Una revolución en lo que antes fuera Estados Unidos pondrá un fin a las actuales redes globales de producción manufacturera intensivas en contaminación y en la explotación de mano de obra barata. La estructura de producción y la base de recursos de una nueva economía socialista ya no dependerán de la mano de obra y los materiales de otros países, como los insumos baratos de maquiladoras infernales en México y la importación de petróleo del extranjero. La nueva sociedad proveerá asistencia técnica y financiera para ayudar a limpiar y revertir los daños al medio ambiente en otras partes del mundo causados por las operaciones mineras y energéticas, la agroindustria y silvicultura, y actividades industriales, así como la exportación y el vertido de desechos tóxicos, del antiguo imperio estadounidense.

El nuevo estado socialista desmantelará de inmediato todas sus bases militares y terminará todas las ocupaciones. Reducirá drásticamente la industria militar y empezará a convertir enormes componentes al uso social y productivo.

B. Planificar y regular conscientemente el crecimiento; Proteger y preservar una variedad de ecosistemas para impedir el colapso ambiental y asegurar la salud del planeta para las futuras generaciones

En lugar de la expansión ciega y ambientalmente destructiva típica del capitalismo, una economía socialista sustentable planificará y regulará el crecimiento basado en:

Esta orientación general influirá no solo en la específica mezcla de lo que se produce y cómo se produce en la nueva sociedad socialista, sino también en los niveles de producción, incluyendo las decisiones de restringir o recortar conscientemente el crecimiento de sectores particulares que contribuyen al cambio climático y que dañan los ecosistemas de planeta, y de frenar el uso de ciertos recursos cada vez más escasos.

C. Transformar la estructura de la producción industrial, la agricultura y el transporte

La nueva sociedad socialista emprenderá la transformación de la estructura y el funcionamiento de la economía imperialista actual que tanto destruye el medio ambiente.

D. Distinto tipo de urbe y de estructura social

Dada su posición privilegiada en la división global de trabajo, los países imperialistas se han evolucionado de cierta manera. Sus economías y la ubicación de trabajos y vivienda dependen de altos niveles de movilidad, el complejo automovilístico y cadenas de abastecimiento de larga distancia y derrochadoras de energéticos.

El sistema de producción en una economía socialista sustentable no puede centrarse en este tipo de sistema de abastecimiento y distribución. Debe orientarse hacia un sistema de intercambios entre economías locales y regiones que funcionan como parte de una economía socialista unificada.

Las ciudades tienen que ser más sustentables — con mayor capacidad de producir más para satisfacer las necesidades básicas, incluyendo esfuerzos de desarrollar la producción local de alimentos para la población urbana. Se transformará el consumo enorme y despilfarrador de energéticos asociado con la comercialización parasítica de la ciudad contemporánea — estructuras de oficinas que sirven las inversiones financieras globales, la industria publicitaria, seguros, etc. Se pondrá fin al desarrollo intensivo y especulativo de residencias y comercios que invaden los “espacios verdes” en las zonas fuera de las urbes, los suburbios y los exurbios.

La planificación económica-social se empeñará en conectar empleos creativos que tienen sentido con el espíritu de comunidad, y forjar nuevas relaciones entre el trabajo que hace uno y el lugar donde vive. Pretenderá crear un nuevo “espacio social” en las ciudades, donde las personas pueden interactuar, organizarse políticamente, crear y gozar de la cultura, y relajarse. Al mismo tiempo la planificación debe obrar para eliminar las diferencias entre la urbe y las zonas residenciales y rurales en las afueras — y encontrar nuevas formas de integrar las actividades económicas y sociales de esas regiones colindantes.

E. Luchar contra el consumismo

Una economía socialista sustentable en los antiguos Estados Unidos se esforzará para producir una variedad racional de bienes de consumo. Pero no lo hará como en la “sociedad consumista” (si el resto del mundo tuviera la misma huella ecológica que la persona promedio en Estados Unidos, eso requerirá los recursos de casi cinco Tierras.)

Se acabará con la “comodidad” de tener a los trabajadores indonesios atendiendo la demanda de ropa deportiva o a los campesinos y trabajadores de las plantaciones de Kenia y Jamaica atendiendo los gustos del café caro de las personas en esta sociedad. Se eliminará la “comodidad” del “precio Wal-Mart”, basado en la sobreexplotación y el daño al medio ambiente en el extranjero (y también Wal-Mart se eliminará).

Los productos de consumo deben ser funcionales y duraderos (al contrario de la moda actual de “usar una vez y desechar”). La sociedad tomará en cuenta los cambios en la demanda, el gusto y la estética. Pero no habrá la misma obsesión con el consumo, con la necesidad de autodefinirse sobre la base de qué y cuánto consume uno. Eso se manejará con educación y lucha ideológica en la sociedad.

Con la transformación de la vida social —con la creación de un “espacio social” mayor que permite que la interrelación entre las personas tengan más sentido y les dé más sabor a la vida— nuevos valores pueden echar raíces. Cuando la gente se concientice más de la interrelación de la humanidad y la naturaleza y del costo ecológico del “consumismo” imperialista, las actitudes pueden cambiar.

F. Valorar el planeta, cuidar al planeta

Existe un imperativo ecológico de que cuidemos el planeta y lo valoremos. Para sobrevivir, dependemos del mundo natural, de las plantas verdes que producen el oxígeno a las otras especies que nos proporcionan alimento y medicina; no podemos vivir sin agua dulce, tierras ricas en nutrientes y aire limpio. Al mismo tiempo estamos enlazados con el mundo natural: por medio de complejas cadenas evolutivas y redes de ecosistemas por las cuales fluye la energía para que la vida se mantenga.

Existe un imperativo moral de inquietarnos por el planeta y valorarlo. Debemos esforzarnos para cuidar al planeta: proteger y realzar el mundo natural del cual formamos una parte y con el cual siempre interactuamos y lo transformamos. Conocer más nuestras conexiones con el mundo natural y nuestras responsabilidades para con él también nos enriquece como seres humanos.

Es urgente actuar a tiempo: si no protegemos y conservamos los ecosistemas naturales por todo el mundo que se están destruyendo cada vez más rápidamente, si no nos ponemos a frenar el cambio climático, es muy posible que este planeta se vuelva inhabitable para miles de millones de personas, posiblemente hasta toda la humanidad.

* * * * *

Ésta es nuestra orientación. La revolución hace posible vivir una vida digna del ser humano y proteger el medio ambiente. Por eso la revolución socialista y la creación de un nuevo estado socialista en un país o varios países tendrían un impacto increíble sobre el mundo. Establecer incluso un solo nuevo estado socialista —especialmente en un país importante en términos de geografía y población— cambiaría dramáticamente los alineamientos políticos internacionales. Daría esperanza e inspiración a la gente por todo el mundo. Eso intensifica nuestra decisión de hacer esa revolución y llamar a los demás a sumarse y contribuir a este proyecto de la más vital importancia.

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