Revolución #213, 10 de octubre de 2010


Pregunta: ¿Justifica el Holocausto el destierro del pueblo palestino?

Para muchos, este es el argumento fundamental a favor del estado de Israel: que el pueblo judío, alrededor de todo el mundo, necesita un estado al cual pueden irse para protección en caso de que otra nación asumiera el proyecto de Hitler de exterminar a los judíos.

Permítanos declarar sin dejar lugar a dudas que el Holocausto claramente fue uno de los crímenes mayores de la historia moderna. Sin embargo, a un nivel moral muy básico: ¿cómo justifica un crimen cometido contra un pueblo (los judíos) por el gobierno de otro (los alemanes), por horrendo que fuera, el despojo, exilio, humillación y opresión constante, y la negación de la autodeterminación a un tercero (los palestinos)? No lo justifica ni puede hacerlo. Quizá se podría argumentar que, como parte de la reconstrucción de Europa en la posguerra y como parte de las reparaciones de estos crímenes horribles, se debió haber hecho previsiones para permitir al pueblo judío escoger una forma u otra de autonomía o autodeterminación en Europa Oriental, usando tierras y recursos alemanes para llevarlo a cabo. Pero las potencias ganadoras nunca consideraron en serio este argumento en ese momento, pero cuando alguien como la periodista Helen Thomas cometiera el pecado imperdonable de mencionar esta idea, como ella hizo hace unos pocos meses, de inmediato la humillan públicamente así como ponen fin a su carrera.1

Para tratar este asunto de otro modo, se puede tomar el lema “Nunca Jamás” en dos sentidos. Uno es que “nunca jamás se permitirá que continúen los crímenes contra la humanidad y la gente pueda declararse ignorante o impotente por no haber hecho nada para impedir aquellos crímenes”. El otro es decir que “nunca jamás se permitirá joder a mi pueblo y se permite cualquier cosa que se haga para justificar que se impida eso”. Hay un mundo de diferencia entre estas dos posiciones morales.

Además, veamos el contexto histórico del Holocausto. Éste era parte de un “proyecto más grande”. El régimen nazi combinó el judaísmo con el comunismo, es decir los nazis metieron a los dos en un solo gran paquete de enemigos, la llamada conspiración judío-bolchevique. Los nazis consideraron como algo totalmente intolerable y malvado el proyecto comunista de emancipación, que también incluyó la abolición del antisemitismo; la participación de algunos judíos en ese proyecto solamente avivó ese odio. Cuando las fuerzas nazis invadieron a la Unión Soviética, las fuerzas contrarrevolucionarias de entre la ciudadanía que los ayudaban eran las mismas que ayudaban en el exterminio de los judíos y el asesinato de los comunistas.

Esta parte de la Segunda Guerra Mundial era, en un verdadero sentido, una pelea entre dos visiones distintas de lo que significa ser humano. Independientemente de los defectos de la Unión Soviética socialista en esa época, dos mundos distintos basados en dos visiones distintas se confrontaron uno a otro, concentrados en sus lemas respectivos: “Deutschland Über Alles” (Alemania encima de todos) contra la emancipación de toda la humanidad. Por esta, entre otras razones, el “Frente Oriental” (donde el Ejército Rojo soviético derrotó la gran mayoría del Wehrmacht alemana [máquina de guerra]) era una zona de guerra de crueldad especial. Muy pocos estadounidenses saben que, además de los seis millones de judíos exterminados despiadadamente por los nazis, ¡el Ejército Alemán mató a unos 28 millones de ciudadanos soviéticos! (Y cuando alguien menciona aquella verdad incómoda, tal como lo hizo Oliver Stone hace unos pocos meses,2 esa persona también sufrirá un castigo público.

Mientras exista el imperialismo, una minoría relativa de naciones dominantes oprimirá a la mayoría de las naciones y pueblos. Es muy importante, valioso y justo y de hecho absolutamente necesario que la gente se mantenga firme contra aquella opresión, se niegue a tolerarla, le oponga resistencia y se esfuerce para abolirla. Pero si eso conduce a una lucha por los derechos nacionales a expensas de los derechos de otro pueblo, eso no es nada bueno y se encaminará rápidamente a ser algo reaccionario. La única manera de finalmente asegurar de que no habrá más genocidios de ningún tipo ni contra cualquier pueblo, es abolir al mismo imperialismo, claro, a fin de emancipar a toda la humanidad, y nada menos.

1. Durante una “entrevista” del 27 de mayo de 2010 fuera de la Casa Blanca que le hizo un rabino pro-israelí, Helen Thomas dijo que Israel debería “largarse de Palestina”. En cosa de horas, Thomas, de 89 años de edad, conocida como la decana de la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca, fue obligada a jubilarse por el castigo mediático, las organizaciones pro-israelíes y el gobierno de Obama. Ver más al respecto en Revolución #204, 20 de junio de 2010, o en revcom.us. [regresa]

2. En una entrevista del 25 de julio de 2010 que le hizo el Times de Londres, el cineasta Oliver Stone dijo que tal vez Hitler “hizo mucho más daño” matando a 25 a 30 millones de ciudadanos soviéticos durante la Segunda Guerra Mundial que matando a seis millones de judíos. Cuando le preguntaron por qué creía que el Holocausto era objeto de tanta atención en comparación con la muerte de decenas de millones de ciudadanos soviéticos, Stone dijo que principalmente se debe a un poderoso cabildo judío en Estados Unidos. Cuando cayó bajo una feroz andanada de ataques del Centro Simon Wiesenthal, el Comité Judío-Americano y otras organizaciones pro-sionistas, Stone hizo una aclaración, diciendo que no tuvo la intención en absoluto de restarle importancia a la “atrocidad” del Holocausto. [regresa]

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