Revolución #239, 17 de julio de 2011


Carta de un lector:

Recordando a Alejandro del Fuego

Alejandro del Fuego, 1989-2011.
Photo: Li Onesto/Revolution

Estuve muy triste al saber de la muerte de Alejandro del Fuego, el joven comunista revolucionario de Houston. Comparto este sentimiento con todos aquellos que lo conocieron y lo amaron.

Conocí un poco a Alejandro durante el Proyecto de Verano de la Juventud Revolucionaria en julio y agosto del 2009. Los jóvenes revolucionarios de todo el país vinieron a la Ciudad de Nueva York por varias semanas para poner la revolución y el comunismo en el mapa de una forma grande y audaz y para introducir a tantas personas como fuera posible a la dirección para esta revolución que tenemos en Bob Avakian. Esto coincidió con el lanzamiento de la campaña, “La revolución que necesitamos…La dirección que tenemos”, y la publicación del mensaje y llamamiento del PCR del mismo título, el cual nosotros distribuimos muy ampliamente a las masas de Harlem y Washington Heights y en toda la ciudad de Nueva York. En un momento en que “la Obamanía” estaba en todo su fulgor, salimos desafiando e invitando a la gente a confrontar la realidad que vivimos bajo un sistema de capitalismo-imperialismo responsable del tremendo sufrimiento en todo el mundo: que la revolución para librarnos de ese sistema y con el objetivo de un mundo comunista es la solución a ese sufrimiento; y que en Bob Avakian tenemos la dirección que necesitamos para llegar a esa solución. En el proceso, aprendimos mucho. Y nos divertimos mucho. El Proyecto de Verano fue verdaderamente una empresa verdaderamente especial e histórica y Alejandro tendrá por siempre un lugar especial en mi corazón porque juntos fuimos parte de esto.

Recuerdo a Alejandro como una persona cálida, de determinación, entusiasta y de humor. Una imagen perdurable de él que se quedó en mi mente es su sonrisa cálida y abrazadora. También percibí que él tenía una pasión por la música. Definitivamente él era un gran fanático de Outernational y aún puedo escucharlo silbando la canción “Fighting Song” junto con otras, durante ese verano.

Cuando vi las dos fotos de Alejandro en Revolución #237, se me salieron las lágrimas. Por un lado, dieron a entender la dolorosa y conmovedora pérdida de un joven que realmente tenía mucho más para contribuir al mundo. Por otro lado, muestran a la persona que recuerdo. Cuando miro esas fotos, veo una persona de convicción, de esperanza, desafiante y alegre, una persona que ve que un mundo radicalmente diferente es posible y desafía a otros a verlo, y también lucha por éste.

En Lo BAsico, Avakian dice:

“Si uno ha tenido la oportunidad de ver el mundo como es en realidad, puede encaminar su vida por rumbos profundamente distintos. Puede entrarle a la vida de comer o ser comido, y muy probablemente ser devorado en el proceso de tratar de salir adelante. Puede meter el hocico en el comedero y atascarse lo más que pueda y a la vez, desesperado, vérselas para aventajarse a los demás. O puede dedicarse a hacer algo para cambiar todo el rumbo de la sociedad y el mundo. Si uno pone lado a lado las dos cosas, ¿cuál tiene significado? ¿Cuál contribuye a algo que valga la pena? La vida de uno va a tener valor o va a ser inútil. Y no se puede dedicar la vida a nada más grande que contribuir lo máximo que pueda a la transformación revolucionaria de la sociedad y del mundo, a ponerle fin a todos los sistemas y las relaciones de opresión y explotación y a todo el sufrimiento y destrucción innecesarios que traen. Eso lo he aprendido más y más profundamente a lo largo de las vueltas y revueltas e inclusive los grandes reveses, así como los grandes logros, de la revolución comunista hasta ahora, en lo que de hecho todavía son sus primeras etapas históricas”. (Lo BAsico, 5:23)

Alejandro del Fuego participó en el Proyecto de Verano de la Juventud Revolucionaria el que se dedicó a difundir el Mensaje y Llamamiento del PCR, “La revolución que necesitamos… La dirección que tenemos”, en Harlem y Washington Heights durante el verano de 2009.
Photo: Li Onesto/Revolution

La vida de Alejandro estaba mayormente definida por algo. Y en unos tiempos en que demasiadas personas y específicamente demasiadas personas de su generación están eligiendo, a diferentes grados de conciencia, meterse el hocico en el comedor del sistema, su ejemplo sirve como un desafío para romper con ese individualismo vacío e insensible, confrontar el mundo como realmente es y llevar una vida con verdadero sentido. Su dedicación desinteresada a las personas del mundo y su inmarcesible compromiso para con su emancipación, hasta el último momento de su vida, es profundamente inspiradora.

Unos dos meses antes de su muerte, Alejandro estaba demasiado enfermo para asistir al evento del 11 de abril en Harlem, “Con motivo de la publicación de Lo BAsico: Una celebración de revolución y la visión de un mundo nuevo”. Envió una declaración profundamente conmovedora que se presentó esa noche. En esa declaración, habló con tremendo entusiasmo y urgencia sobre la dirección y el método de Bob Avakian, la gran necesidad de popularizar ampliamente esa dirección y método y el poderoso potencial de Lo BAsico como herramienta para lograrlo.

Finalizó la declaración diciendo: “Es con gran placer y orgullo que yo haya podido al menos conocer la superficie de su inmensa obra, esforzarme para captar sus observaciones y conocimientos estimulantes y la forma en que los ha desarrollado. Es posible difundir el conjunto de esta obra, de una manera cualitativamente nueva con la publicación de Lo BAsico, entre las masas de todas las capas y darles la capacidad de visualizar y luchar por un planeta liberado. Yo estoy listo para salir y difundir Lo BAsico y a este líder que tenemos en Bob Avakian. Yo estoy asumiendo el Desafío de $200 y los desafió a ustedes a hacer lo mismo”.

Trágicamente, a Alejandro se le privo la oportunidad a muy temprana edad de continuar contribuyendo todo lo que pudiera hacia la emancipación de la humanidad. Pero toda una nueva generación de revolucionarios debería ser inspirada por el contenido y el espíritu de la declaración de Alejandro y por su vida en general.

Hemos perdido a un camarada. Pero la meta a la que él dedicó la vida sigue siendo más urgente que nunca. Mientras que seguimos luchando hacia esos objetivos, mantengamos a Alejandro en nuestros corazones.

 

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