Revolución #251, 27 de noviembre de 2011


Dos meses de Ocupar Wall Street

Resistencia ante ataques a nivel nacional

Dos días antes del aniversario de dos meses del comienzo de Ocupar Wall Street (OWS), el alcalde Bloomberg, a altas horas de la noche, hizo desalojar a los manifestantes del parque Zuccotti en una acción que los grandes medios de comunicación llamaron una operación militar con entrenamiento en secreto y una fuerza masiva. Las autoridades atacaron y derribaron los campamientos de Oakland (California), Portland (Oregon), la Universidad de California en Berkeley y en Davis, Columbia (Carolina del Sur), San Diego (California), Chapel Hill (Carolina del Norte), Albany (Nueva York), Salt Lake City (Utah), San Luis (Missouri) y Denver (Colorado), en lo que queda cada vez más claro que fueron allanamientos coordinados surgidos de un consenso de la clase dominante de poner un fin al movimiento quitándole su mera esencia: la ocupación de un espacio público frente a los símbolos del gobierno, las altas finanzas y la autoridad, espacios en donde la gente ha dejado atrás su "vida normal" y cada día usa sus propios cuerpos como obstáculos para condenar y protestar contra las disparidades brutales de Estados Unidos del siglo 21 y al hacerlo, capacitando a las personas a imaginar, a pensar y a soñar con nuevas posibilidades.

El aniversario de dos meses el 17 de noviembre, decenas de miles de personas protestaron en ciudades en Estados Unidos y el mundo. Se inspiraron en la desafiante posición el movimiento Ocupar contra el profundo sufrimiento que la crisis económica ha causado, las enormes desigualdades en Estados Unidos y un amplio sentimiento de que el sistema político contraviene los intereses del pueblo. Además, actuaron por indignación ante los ataques policiales generalizados que desarrollaron Ocupar Wall Street en el parque Zuccotti y otras ocupaciones en Estados Unidos. El día terminó en la Ciudad de Nueva York con una marcha de miles de regocijantes por el puente Brooklyn.

Nos apiñamos en una mesa de una pizzería famosa bajo el puente Brooklyn el jueves muy de noche el 17 de noviembre, ocupantes de Wall Street y revolucionarios —con hambre y frío, más congelados que nada— al vernos unos a otros se nos notó en la cara lo mucho que se había logrado, tanto como una firme resolución templada en las duras batallas. Acabábamos de culminar un día de lucha declarando que no se había acabado el OWS, que quedó desafiante ante el desalojo policial en el parque Zuccotti y regocijante por las noticias de las protestas por todo el país y el mundo. Hablamos del día largo, los ocupantes jóvenes contaron de haber pasado un hito en la vida y de no querer regresar para atrás. Hacía 16 horas, al amanecer, estos nuevos camaradas de lucha, con otros, rodearon la Bolsa de Valores de Nueva York. Ante un ejército de policías, una muchacha en nuestro grupo recibió un macanazo en el pecho de los perros policías y aún le falta el aire, a otro lo habían agarrado por el pescuezo y otro más lo golpearon varias veces los policías rabiosos que golpeaban tantas veces y tan libremente que dejaron claro que eso era la orden del día. Del milagro nadie en este grupo fue arrestado esta mañana.

A la vez que contaron de su día y de cuántos kilómetros habían marchado, lo entretejieron con historias de sus propias vidas: uno, de los estados centrales, vio morir a su mamá de cáncer por falta de recursos o seguro; un joven negro trabajaba en Cleveland sin ninguna esperanza de un futuro con sentido; un ex combatiente negro de Brooklyn entraba en las tiendas y observaba que los compradores sujetaban sus bolsas y los guardias de seguridad lo cuidaban como si fuera un delincuente. Las personas hablaban de que en la vida no se las había tratado como seres humanos pensantes y ya en dos mesecitos habían sido parte de cambiar el mundo y de oponerse resistencia a todo lo injusto — que iba desde ser arrestado dos veces por desobediencia civil no violenta para un Alto al "Parar y Registrar"; a vivir a la intemperie a la sombra de Wall Street, para reclamar por la humanidad un pedacito de tierra y así desenmascarar la venalidad y las enormes injusticias del sistema.

Estas historias hacen eco al recorrer el movimiento Ocupar, de los que viven en los campamentos y las decenas de miles más que vienen de visita y en apoyo. Estudiantes agobiados por deudas sin perspectiva de empleo. De personas sin techo por mucho tiempo a las que acababan de sufrir un embargo hipotecario, la joven voluntaria en la carpa de los medios en San Francisco que se muere de cáncer porque no puede conseguir seguro, los médicos jóvenes indignados y frustrados por el sistema que les impide cuidar en serio a los pacientes, las Ocupaciones han llegado a ser imanes y focos de personas que han dicho ¡Basta Ya! Todo esto tiene que cambiar.

La noche del 17, mientras marchábamos por el puente Brooklyn, una enorme proyección sobre el edificio Verizon transmitió mensajes de los 99% que desfilaban en otras 30 ciudades. En Nueva York, el plan de paralizar la Bolsa de Valores se topó con un ejército de policías que en efecto convirtió Wall Street en una zona militarizada totalmente controlada con barricadas, retenes, helicópteros y vehículos especiales. Los oficiales repartieron palizas al por mayor con puños y macanazos, con 170 arrestos en la mañana y 70+ durante el día.

A mediados de la tarde, miles de estudiantes de secundaria y universidades abandonaron clases. Bajo el estandarte "Generación Revolución", los estudiantes que marchaban por la [universidad] New School vieron más mantas colgadas de los pisos superiores: "Ocupados". Ha empezado a extenderse a planteles por todo el país de universidades elites a las de dos años en las comunidades. La Universidad de California-Berkeley se convirtió en punto de inflamación al propagarse como virus un vídeo en YouTube de una sonora golpiza de la policía contra los manifestantes estudiantiles. En la Universidad de Harvard, los estudiantes abandonaron clases y montaron una ciudad de carpas. En línea vídeos muestran a policías que rocían sin misericordia con gas pimienta directamente en la cara de los estudiantes en un plantón en la Universidad de California-Davis, mientras cientos más observan conmocionados.

Varios sindicatos se sumaron a los miles que se reunieron al anochecer para cruzar el puente Brooklyn marchando; un par de concejales y también los líderes locales del sindicato SEIU (Sindicato Internacional de Empleados de Servicios) fueron arrestados en un acto de desobediencia civil no violenta al principio de la marcha.

La concurrencia masiva y las protestas resueltas en muchas otras ciudades subrayan el hecho de que el movimiento Ocupar ha dado vuelo al ánimo y a las aspiraciones de grandes cantidades de personas.

El movimiento ha hecho que la enorme desigualdad y la brutal injusticia de la vida de millones de los de abajo que se extiende a gran parte de la clase media arruinada, llegaran a entrarle en la conciencia y las discusiones de la sociedad ampliamente. Por varias semanas, los noticieros locales y nacionales vespertinos han informado sobre la desigualdad económica y política; en las acciones de OWS, tanto los defensores como los aspirantes a reformar el capitalismo han planteado sus argumentos en columnas de opinión, mientras que en las calles y los campamentos, los manifestantes debatían e imaginaban las muchas diferentes formas de ser de un nuevo mundo.

Ahora se discute la revolución, algo que una vez estaba lejos de los labios y las mentes de la gente. Los revolucionarios comunistas han sido parte del torbellino; se formó un Grupo de Trabajo Revolución en OWS, se han vendido cientos de copias de Lo Básico de Bob Avakian y decenas de copias de la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte (Proyecto de texto), y comunistas revolucionarios han hablado ante las grandes asambleas de micro popular y en reuniones pequeñas. La mañana de jueves, muy cerca de la Bolsa de Valores de Nueva York, se levantó una pancarta en una pared que decía: "Por un futuro sin los Wall Street. Estamos construyendo un movimiento para la revolución — revcom.us", desafiando las órdenes de la policía y ante la aclamación de los manifestantes.

Todo eso ha entrado forzosamente en el ambiente porque las personas han dejado en suspenso su vida cotidiana, han ocupado un espacio en el ojo del imperio y cada día se han puesto a trabajar juntos de nuevas maneras, mientras salen a la calle para desenmascarar y luchar contra lo que este sistema capitalista le hace a la humanidad y al planeta.

El parque Zuccotti es una cuadra entera de inhóspito mármol empresarial, pero durante dos meses cobró vida mientras que cientos y miles a diario debatían y actuaban por algo nuevo: la biblioteca, el poder colectivo del micrófono popular, la cocina comunal, el diálogo continuo, el trabajo difícil pero emocionante de discutir el plan de acción del día, las tiendas de campaña, el latido de los tambores con todo su espíritu rebelde y toda la polémica, frente a los esfuerzos del consejo municipal de restringir su ritmo constante que sirvieron como ya otra manera de tratar de ahogar este movimiento.

Todo esto ha captado la imaginación de millones de personas. Ha desafiado y se ha opuesto al perro-come-perro que es la llamada normalidad en esta ciudad y cultura, la más perversa y parásita de todas. Autobuses turísticos llevaron a personas de todo el mundo a OWS. Maestros llevaron a sus clases, y uno de los jóvenes revolucionarios dijo que siempre se esforzaba para preguntarles a los chicos sobre qué pensaron de OWS.

Con la ocupación concreta y la ocupación metafórica más grande, Ocupar Wall Street empezó a ejercer una autoridad alternativa con impacto en todo el mundo. Eso es lo que la clase capitalista y todo su aparato estatal no pueden tolerar. OWS y las ocupaciones alrededor del mundo hicieron que la gente se desprendiera la costra de los ojos, cosa que estaba distorsionando su vista para que creyeran que el mundo jamás podría cambiar, y al contrario la gente se ponía a pensar, a soñar con un mundo mejor, a ponerse de pie y afirmar nuestra humanidad, a desafiar el statu quo, a abrir la posibilidad de que las cosas no tengan que ser así. Ahora todo eso pende de un hilo.

Hay que hacer avanzar toda esta iniciativa política, abriendo resistencia y cuestionamiento crítico más amplios y profundos. Eso también continuará impactando e importando al movimiento que estamos construyendo para la revolución que es necesaria para poner fin a toda forma de opresión y explotación. En la declaración, "Una reflexión sobre el movimiento 'Ocupar': Un comienzo inspirador… y la necesidad de ir más allá", que tiene que difundirse ampliamente, Bob Avakian escribió:

"El aspecto principal —y hasta este momento cuando menos, abrumador— de estas protestas ‘Ocupar’ ha sido su carácter muy positivo: de movilizar a la gente a ponerse en pie contra la injusticia y la desigualdad y la dominación de la vida política, social y económica y las relaciones internacionales de parte de una clase elite super-rica cuyos intereses se oponen a aquellos de la gran mayoría del pueblo; y de contribuir de maneras importantes a un ambiente en que la gente está planteando y bregando con grandes interrogantes acerca del estado de la sociedad y del mundo y si es posible crear algo mucho mejor y cómo. Si estas protestas siguen extendiéndose y evolucionando más, con su carácter básico y este impacto positivo, eso será algo muy bueno. Además, estas protestas ‘Ocupar’ pueden constituir un importante factor positivo para contribuir a la revolución que se necesita — SIEMPRE Y CUANDO aquellos que tienen el necesario entendimiento comunista científico lo aborden de acuerdo a dicho entendimiento y la orientación y enfoque estratégico que se derivan del mismo… [y] …las masas de personas partícipes… lleguen a estar firmemente convencidas de la necesidad de desarrollar la lucha, hacia un movimiento para la revolución, con el necesario entendimiento y organización —sí, con la necesaria estructura y dirección— que se requiere para eliminar este sistema por fin y crear un sistema radicalmente nuevo con el objetivo de abolir finalmente toda explotación y opresión".

Se plantea agudamente la cuestión de si Ocupar Wall Street continuará y cómo. La gente sigue congregándose en Zuccotti Park, pero las autoridades prohibieron carpas, bolsas de dormir, hasta guitarras y bicicletas el día después de la protesta en masa. Detectives del Departamento de Policía de Nueva York (DPNY) merodean por las iglesias que están alojando a algunos ocupantes, contando y observándolos. Hay que oponerse a todo eso con gran determinación y creatividad. ¿Se movilizará la manifestación de amplio apoyo del 17 de noviembre en las calles, para volver a establecer una ocupación, o se disipará, marginará o canalizará hacia formas de protesta que dejen de poner a la clase dominante a la defensiva, que dejen de aglutinar a las personas en una enérgica oposición a las injusticias del sistema, que dejen de plantear grandes interrogantes acerca del rumbo de la sociedad?

Mucho está en juego al oponerse resistencia a los ataques y continuar ocupando espacio. Piense en las consecuencias si el movimiento lograra avanzar a través de los retos actuales, obligando a la estructura de poder a pagar un precio político, arrancando más espacio en la sociedad desde el cual oponerse a todo lo que el sistema le hace a la gente en Estados Unidos y por todo el mundo. Piense en la manera en que al perseverar, será posible socavar más la legitimidad de un sistema opresor e ilegítimo. O, por el contrario, si esta ronda reciente de agresiones sirviera para ahogar a las ocupaciones de un modo u otro, eso serviría para suprimir de nuevo las aspiraciones e ira de tantas personas.

A la clase dominante le es intolerable y repugnante que se saque a la luz la realidad brutal de su sistema cuando la gente rompa con la política normal y ejerza nada más una embrionaria autoridad alterna. El alcalde Bloomberg, arrogante y condescendiente como siempre, le quitó importancia a OWS mientras trataba de aplastarlo, diciendo: "Es divertido y catártico… es entretenido salir y echar culpas a las personas", o sea a él y sus compinches de Wall Street. A la vez que, como es de rigor, habla de boca para afuera acerca del derecho a protestar en la I Enmienda mientras que está ordenando una represión policial masiva y brutal, Bloomberg no podía ocultar su desdén para con el mensaje y la gente de OWS. Durante varias semanas, el New York Post y el New York Daily News rebosaban de escabrosos y viles representaciones de OWS. El congresista por Long Island, Peter King, al hacerle eco a la manera en que los nazis tachaban de indeseables a los judíos y cómo el Ku Klux Klan hablaba de los negros, dijo: "Éstas son personas que vivían en la suciedad, personas que estaban metidas en drogas, había violencia, violaciones… son personas enojadas, perdedoras que están afuera y chillando…"

Hay que decir que los desalojos del movimiento Ocupar no tenían absolutamente nada que ver con la seguridad pública, preocuparse por las víctimas de agresiones sexuales, impedir la delincuencia, los reglamentos contra carpas, las condiciones de limpieza ni de salubridad. ¿Quiere ver indeseables y suciedad? Vea qué tan bien la Autoridad de Vivienda de Nueva York mantiene en condiciones dignas para seres humanaos a los multifamiliares públicos. OWS movilizó a gente para formar comités de seguridad, limpieza y reciclaje que lidiaban con los problemas sociales agudos de maneras que servían y respetaban concretamente la humanidad de los afectados, con una orientación diametralmente opuesta a lo que la policía y los organismos municipales pueden hacer dentro de los confines de un sistema en que la maximización de ganancias determina lo que se hará y en que explotan o descartan como mercancías la mano de obra de las personas.

Emplearon muchísima virulencia acerca de la suciedad y delincuencia para crear un pretexto y cultivar apoyo para ejercer con violencia toda la fuerza del poder estatal para aplastar a OWS. Cuando uno ve escenas de macanazos contra los estudiantes de la Universidad de California-Berkeley, la ruptura del bazo de un ex combatiente de la guerra de Irak en Oakland, el gas pimienta en la cara de una jovencita en Portland y de una señora de 84 años en Seattle, el uso del cañón sónico (desarrollado para las zonas de guerra) desplegado para sacar a OWS del parque Zuccotti y la policía con rifles de asalto y uniformes paramilitares en varias ciudades, eso atestigua el brutal aparato de la dictadura de la burguesía, la clase capitalista y su aparato estatal. Lecciones que deben sacarse.

El "1%", usando ese término para evocar a la clase capitalista, tiene un monopolio sobre el uso legítimo de la fuerza armada y lo ejercerá siempre y cuando sienta que sus intereses y su gobierno estén bajo una amenaza fundamental. La policía no es parte del 99% pero sólo existe para servir y proteger los intereses del Capital contra todos aquellos que explota y oprime. Hasta ahora, su represión de OWS ha encontrado una resistencia mayor y más amplia, desde el paro en Oakland a las protestas del 17 de noviembre. Ahora, con el desalojo temporal de varias ocupaciones claves, otras bajo el asalto a diario, el movimiento necesita levantarse con tenacidad para enfrentar nuevos retos.

Existen aquellos que observan este movimiento y ven la oportunidad de promover agendas limitadas de aspirar a algunas reformas que beneficien a unos pocos, esforzándose por llevar al movimiento bajo las alas de un sector de la clase dominante. Otros miran el poder del estado y buscan un camino más fácil.

Estos puntos de vista reflejan e incluso emanan de aquellos en el poder. La alcaldesa liberal de Oakland Jean Quan quien ordenó la brutal evacuación de Ocupar Oakland después de revelar que había participado en una conferencia telefónica con 18 ciudades para desarrollar una estrategia para los desalojos dijo: "…lo que creo que está empezando a perfilarse es que el movimiento Ocupar está buscando más estabilidad. La semana pasada, pasé mucho tiempo hablando a los manifestantes pacíficos, aquellos que en mi ciudad querían distanciarse de los grupos anarquistas que han estado buscando una confrontación con la policía".

Las protestas del 17 de noviembre a través del país tuvieron como objetivo los puentes como símbolos de la infraestructura de Estados Unidos que se está derrumbando. Un símbolo potente, pero que también encaja muy bien con los esfuerzos del Partido Demócrata de acorralar al movimiento Ocupar al servicio de sus objetivos. "The McClatchy Report", la página web de una gran cadena de periódicos en Estados Unidos, escribió:

"Las protestas del jueves en muchas ciudades incluyeron los puentes como trasfondo ― reflejando el llamado del presidente Obama para que el Congreso estimulara la economía erogando más dinero en proyectos públicos. En efecto, los manifestantes en Washington aparecieron en el mismo puente donde Obama apareció al comienzo del mes para presionar al Congreso que aprobara $447 mil millones para el paquete de empleos, el que pide erogar miles de millones en reparaciones de puentes y carreteras".

Las efusiones de protestas donde la meta se vuelve presiones sobre el Congreso y el Palacio Municipal y donde las carpas se vuelven señales simbólicas de protesta a la larga sólo pueden servir para alejarlas de lo que se requiere urgentemente, los cuales en el movimiento Ocupar pueden asumir la forma de dejar los campamentos para trabajar en las comunidades por la ilusión de reformas tangibles. Ello se expresa en la tendencia a encontrar algún espacio para establecer un campamento al margen en un lugar seguro, una micro-protesta que evoluciona a ser una parte ignorable de la ecología de protesta mientras sigue pulverizando el saqueo imperialista.

Bob Avakian escribe en "Una reflexión sobre el movimiento 'Ocupar': Un comienzo inspirador… y la necesidad de ir más allá":

"Tal como se demuestra en el movimiento ‘Ocupar’, existe una base para una amplia unidad entre estos distintos sectores del pueblo —en oposición a muchas manifestaciones de la naturaleza opresora y muy mortífera de este sistema y en una búsqueda básica de una forma mejor en que los seres humanos podrían relacionarse entre sí—, pero esa unidad no puede eliminar ni anular la realidad y los efectos de las profundas desigualdades que están tan profundamente arraigadas en este sistema y las que seguirán teniendo fuerza y efecto siempre y cuando este sistema permanezca en el poder y sus relaciones y dinámicas determinen los términos fundamentales y profundos de la situación. Ello es otra expresión más del hecho de que nada menos que la revolución, con una dirección basada en un análisis y orientación comunista, puede penetrar plenamente en las profundidades de las relaciones que oprimen y dividen a las masas populares, ni hablar de arrancar de raíz dichas relaciones".

El movimiento nacional Ocupar, con una expresión concentrada en Ocupar Wall Street en la Ciudad de Nueva York, está ante una encrucijada que requerirá resolución y estrategias creativas para aprovechar y ampliar y a la vez profundizar la posición del movimiento contra la manera en que el capitalismo está destruyendo a la gente y el planeta.

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