Revolución #252, 11 de diciembre de 2011


Desalojo de Ocupar Los Ángeles: Resuelta resistencia versus engaño y represión

El martes 29 de noviembre, las autoridades desalojaron Ocupar Los Ángeles (OLA) del lugar que había ocupado durante dos meses en el parque del palacio municipal (rebautizado parque Solidaridad).

Durante semanas, las autoridades municipales se dedicaban a convencer a los ocupantes de que cambiaran de lugar, ofreciéndoles espacio en oficinas públicas por un dólar al año, tierras para una huerta comunitaria y albergue para algunos sin techo de OLA. Airoso, OLA rechazaba firmemente la oferta. A cambio de este franco desafío y denuncia del gran dolor y desigualdad del sistema, y el que el pueblo pueda oponer resistencia y unirse en su contra, las autoridades proponían dar un espacio que llevaría a la irrelevancia o la cooptación. La "oferta" revela mucho sobre la importancia de las ocupaciones, y lo que las autoridades han considerado intolerable: las personas que dejaban su vida normal, pusieron sus cuerpos en la línea del fuego y ocupaban sitios al corazón de la sede de gobierno, o en la Ciudad de Nueva York, en el centro financiero o en los meros planteles de las universidades donde el pensamiento crítico ya está bajo asedio.

El gobierno municipal ya había retirado la oferta y a cambio hizo una  "oferta" que consideraba que OLA no pudiera rechazar. El Viernes Negro, el alcalde Angelino Villaraigosa hizo un llamado a cerrar OLA y fijó un tiempo límite del domingo a la medianoche.

En lugar de cerrar el campamento, a lo largo del domingo acudían miles de personas desde todo el sur de California y de muchísimos sectores sociales para tomar partido firmemente con OLA y mostrar su apoyo. Entre los ocupantes había jóvenes de la ciudad y sus afueras, activistas de larga trayectoria, gente común y estrellas de cine de Hollywood, dirigentes sindicales, profesores universitarios, comunistas revolucionarios y roqueros punk. La banda de punk radical NOFX presentó un concierto en el parque y las personas cantaron en acompañamiento. Muchos acudieron desde otras ocupaciones y vecinas ciudades y desde muchos planteles universitarios y de educación superior de toda la región.

OLA sumó 500 carpas, la mayor sede Ocupar que quedara en el país, inspirando al pueblo pero encabronando a las autoridades. Al igual que el movimiento Ocupar en el resto del país, Ocupar Los Ángeles abrió espacio físico e intelectual para que individuos de todo tipo "pensaran, imaginaran y soñaran con nuevas posibilidades". Representaba un marcado contraste con la cruel y tambaleante realidad política, intelectual, cultural, social y económica de los Estados Unidos del siglo 21. El sistema consideraba absolutamente intolerable la existencia comunal y etos cooperativo del movimiento Ocupar. Los jóvenes citados en adelante expresan los sentimientos del Movimiento Ocupar en general: de que un mundo mejor es posible.

Algunos jóvenes latinos, algunos provenientes del Sur Centro angelino en su mayoría negros y latinos, le dijeron a Revolución por qué habían acudido a OLA para ser parte de desafiar la hora límite de desalojo de domingo:

"¡Aún seguimos presentes!"

El domingo por la noche, más de dos mil personas asistieron a la mayor asamblea general desde el inicio de OLA. Votaron con alegría y osadía por rechazar el desalojo. Al vencer el plazo de medianoche del gobierno municipal, la gran multitud empezó a corear al unísono: "¡Aún seguimos presentes!"

Poco después de la medianoche, los ocupantes todavía contaban con una presencia más de dos mil. Mientras que algunos permanecían en el parque cuidando las carpas y otros se preparaban para la desobediencia civil no violenta y los arrestos, muchos se pasaron a la calle e hicieron frente a los policías antimotines. Bullía la onda camaraderil y de creatividad que había llegado a caracterizar OLA. Un gran camión que llegó al lugar a la 1 de la mañana captó ese espíritu: abrieron los paneles laterales y un muro de bocinotas tocaba la canción "What’s Going On?" (¿Qué es lo que pasa?) de Marvin Gay. A las 4 de la mañana, se retiraron las autoridades municipales y la policía.

La noche del martes 29 de noviembre, el Departamento de Policía de Los Ángeles (DPLA) lanzó una alerta táctica a nivel de toda la ciudad y arrasó OLA con una abrumadora fuerza de más de 1.400 agentes, una cantidad no declarada de agentes del Sherifato angelino y elementos de otros organismos del orden público, incluidos agentes encubiertos.

Los policías montaron un perímetro de seis manzanas para bloquear el  sitio de OLA e impedir el ingreso de más gente. Cientos de agentes antimotines desfilaron desde la cercana delegación y cientos más bajaron desde el palacio municipal, equipos de armas y tácticas estratégicas (SWAT) a pie cayeron sobre el lugar, cientos más llegaron en 30 autobuses municipales, helicópteros sobrevolaban en los cielos nocturnos.

El DPLA estaba armado con macanas, muchos agentes con overoles blancos protectores contra materiales peligrosos, gases pimienta y lacrimógeno, y fusiles que disparaban balas de goma y balas más letales. Todo eso tuvo las características de un operativo al estilo militar y duró toda la noche, y culminó al amanecer con la construcción de una cerca ciclónica alrededor del campamento de OLA y el arresto de casi 300 personas.

El ataque a OLA es una parte integral de la represión nacional orquestada del sistema contra el movimiento Ocupar, desde Nueva York, Oakland, Universidad de California en Davis y Berkeley hasta decenas de otros lugares. El movimiento llegaba a representar una amenaza al funcionamiento y el etos del capitalismo en la cambiante polarización de los Estados Unidos imperiales, que ha enseñado a las masas populares a que se culpan a sí mismas o a los de debajo por los problemas de la sociedad, y no a los de la cúpula que son los dueños y lo manejan todo (o sea, el 1%).

Para mucha gente, lo más inspirador ha sido la determinación y valor de los ocupantes que oponían resistencia al desalojo. Cuando los policías invadieron al parque, se informa que muchas personas que no se mudaron con suficiente rapidez para los gustos de la policía fueron objeto de despiadadas palizas. A lo largo de la noche de martes, los cientos de personas orilladas por la agresión policial a tomarse las calles seguían marchando y coreando consignas a la vez que 60 manifestantes intrépidos se enlazaron de brazos y se sentaron en el parque continuaron, de los cuales muchos participaban por primera vez y no se rajaban en la lucha contra lo que consideraban desigualdades e injusticias sociales. Muchos dijeron que no querían que los arrestaran y no sabían qué esperar del DPLA y su conocida brutalidad, pero no obstante se mantuvieron firmes con heroísmo.

Los policías les daban un trato y castigo selectivo adicional a los manifestantes que exhibían cualquier desafío. Se informa que a los arrestados que voluntariamente se pararon, y que los policías "escoltaron fuera" del parque, les dieron una fianza de $100; otros informaron que dejaron el parque y fueron arrestados a unas cuadras de distancia. Pero a aquellos que se sentaron y se enlazaron de brazos les dieron una fianza de $5.000. Cuatro policías fortachones maltrataron y levantaron del suelo a una mujer que relajó los músculos mientras la arrestaban, y los policías dispararon bolsas de lona llenos de perdigones contra aquellos que ocupaban una construcción en una palmera en el campamento.

Y cuando pusieron en libertad a los manifestantes detenidos, una condición de su libertad era no volver a la zona del palacio municipal donde estaba el campamento. Para repetir, ¿qué nos dice esto acerca de lo que está en juego para las autoridades?

Reporteros Prohibidos y "Encamados"

Una forma de la represión fue una prohibición sin precedentes de cobertura de la prensa sobre el desalojo. No permitieron que los medios de comunicación alternativos como KPFK y otros visitaran el campamento durante la redada, y les dijeron a los medios establecidos que solamente iban a permitir a los medios "encamados" (es decir, los que iban a hacer y decir lo que quería la policía) — tal como han manejado a los medios en Irak y Afganistán. Los muy pocos medios con permiso para presenciar partes de la redada policial contra OLA accedieron sumisamente a todos los comandos de la policía y dijeron que los que no accedieran, merecerían lo que los policías les dieran. Publicaron la versión de policía y repetidas veces denigraron y deshumanizaron a los manifestantes, a la vez que dijeron que los policías eran muy valientes y corrían peligro por los manifestantes iracundos.

Los medios "encamados" difundieron mentiras y confusión diciendo que el DPLA llevó a cabo el desalojo de OLA sin violencia, a diferencia de otras ciudades o universidades en Estados Unidos. Junto con la agresión física contra OLA y después del mismo, se lanzó un ataque ideológico que presentaba a un DPLA reformado y razonable y pregonaba la mentira de que aplicaron un nuevo modelo de "control de multitudes", que por su manera de efectuar el desalojo el DPLA "se puso a la altura de su historia" porque no esgrimió de forma abierta su mano de hierro, sino que la ocultó en un casi transparente guante de moderación aparente. Un conocido abogado de derechos civiles hasta llegó a decir, "este no es el DPLA de nuestros abuelos".

Una justa manifestación convocada por OLA el 3 de diciembre contra la brutalidad policial desafió esta versión oficial. Varias personas que salieron de la cárcel comentaron que fueron brutalizados durante y después de la redada así como en la cárcel. Por ejemplo, los metieron en duchas frías o los mantuvieron fuera de la vista de los otros presos y los golpearon o les negaron comida. Un joven mostró una muñeca rota, según él, por una bala de goma durante la redada. Muchos dijeron que los medios distorsionaron escandalosamente los hechos.

Los medios establecidos han participado en tapar la falta de legitimidad del sistema y su policía al tratar de eliminar el movimiento Ocupar en todo el país por medio de la fuerza abrumadora y LA AMENAZA de la fuerza. Se han empeñado en moldear la opinión pública con el cuento de que la policía con razón tiene el monopolio total sobre la violencia legítima en la sociedad capitalista. Con eso tratan de influenciar el debate dentro del movimiento Ocupar, y más allá, sobre si los policías son parte del 99% o son una fuerza armada que obedece a los intereses de la clase capitalista o lo que el movimiento Ocupar llama el 1%.

La burda propaganda capitalista acerca de OLA que pone por las nubes al DPLA y se burla de los manifestantes tiene además un propósito más grande que simplemente el desalojo de OLA. Tiene el objetivo de enganchar a la gente, especialmente a las clases medias, en torno a un punto de vista de "policía bueno/policía malo" acerca de estos defensores brutales del sistema. El propósito de esta clase de opinión pública es crear un ambiente amplio en que simplemente dan por sentado que todos los que ataque la policía, tales como muchas masas básicas en los barrios (como el parar y registrar), o a manifestantes no sumisos, seguramente han hecho algo malo y por ende se lo merecen, por ejemplo, Oscar Grant o Manuel Jaminez.

Mucha gente en LA y todo el país ha estado debatiendo estas lecciones antes, durante y después de este desalojo. Como parte de la búsqueda de entender y un sentido de urgencia, unas 60 personas en OLA asistieron a una charla del articulista de Revolución y locutor radial Michael Slate el domingo por la tarde, acerca de la importancia del movimiento Ocupar, la coyuntura que confronta y el camino adelante. Se basó en el artículo de Andy Zee "Dos meses de Ocupar Wall Street: Resistencia ante ataques a nivel nacional" así como "Una reflexión sobre el movimiento ‘Ocupar’: Un comienzo inspirador… y la necesidad de ir más allá" de Bob Avakian. Tuvo lugar en las escaleras ante el palacio municipal y estimuló más de una hora de discusión y debate muy animado, incluido sobre la clase de mundo que necesitamos y cómo alcanzarlo.

Hubo mucha inquietud y debate sobre el carácter de este movimiento. Algunos creían que debería tener demandas tangibles y realizables pero muchos otros argumentaban por qué es necesario seguir aspirando a un mundo mejor y no algo más limitado, usual y aceptable para el sistema.

El movimiento ha tenido un inicio muy inspirador, lleno de vitalidad y promesa de un futuro mejor. Tiene que ir mucho más allá, como extenderse más decididamente a las universidades. Ha contribuido y puede contribuir al cuestionamiento en la sociedad y a la búsqueda de un futuro mucho mejor para la humanidad.

La batalla por el movimiento Ocupar no ha terminado. Ahora mismo, se enfrenta a una gran coyuntura. Retomar y avanzar con aún más fuerza requerirá entender bien que el movimiento ha captado las aspiraciones de millones de personas porque ha hecho frente a las formas en que este sistema está destruyendo a la gente y el planeta. Avanzar encerrará la creatividad y determinación de decenas de miles de personas por todo el país. Los revolucionarios tienen que ser parte de eso, contribuyendo a este proceso como parte de construir un movimiento para la revolución. Y todos los que aspiran a un mundo mejor que el infierno del capitalismo tienen que conocer esta revolución y chequearla. Como dice la declaración de Bob Avakian:

Al igual que con los movimientos muy positivos del pasado (entre ellos los movimientos muy radicales y muy amplios de los años 60), si se deja que estos movimientos sigan su propio rumbo espontáneo (o sea, sin el necesario proceso en que los comunistas se unen con estas luchas y hacen trabajo para hacerlas avanzar pero que a la vez hacen trabajo para dar una dirección que desvíe las cosas hacia un camino más plena y conscientemente revolucionario), aun cuando cuenten con la participación de una cantidad muy grande de personas y tengan un impacto muy positivo, con el tiempo resultarán reprimidos y/o disipados, y/o llegarán a estar bajo la dominación de la clase dominante, de una u otra forma — a menos que se gane a las masas de personas partícipes, que éstas lleguen a estar firmemente convencidas de la necesidad de desarrollar la lucha, hacia un movimiento para la revolución, con el necesario entendimiento y organización —sí, con la necesaria estructura y dirección— que se requiere para eliminar este sistema por fin y crear un sistema radicalmente nuevo con el objetivo de abolir finalmente toda explotación y opresión.

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