Revolución #256, 15 de enero de 2012
Sobre el liderazgo — Vanguardias y líderes individuales
Nota: Lo siguiente es de una entrevista a Bob Avakian, el presidente del PCR, Estados Unidos, por Michael Slate que salió en su programa Beneath the Surface (Debajo del superficie) de la emisora KPFK, Los Ángeles, el 25 de enero de 2005. La entrevista completa salió en Revolución #168, 21 de junio de 2009. Se le ha revisado para su publicación, en particular para darle más claridad, añadiendo unas explicaciones breves entre corchetes dentro del texto.
Michael Slate: Bueno, entrémonos a esta cuestión sobre el mundo y cómo podría ser. Y es interesante, por un lado, me da la impresión de que la gente realmente quiere otro mundo. Por otro lado, también da la impresión inmediatamente cuando se plantea la cuestión del comunismo, o se plantea la cuestión del maoísmo, lo que pasa luego luego es que la gente inmediatamente identifica eso con el totalitarismo y que plantea, en oposición, esa cosa de que: bueno, queremos la democracia. Y creo que una de las cosas, una de las preguntas importantes que le da origen, es en realidad la cuestión del liderazgo, de ser una vanguardia y también de los líderes individuales. Y ha salido con relación a ti en particular, pero también ha salido como cuestión general cuando la gente habla de que: ¿no es peligroso invertir tanto en un líder, no es algo muy peligroso para la creación de un nuevo mundo?
Bob Avakian: Bueno, eso depende de lo que uno quiere decir con invertir tanto en un líder. Si uno reconoce que sí surgen líderes que desempeñan un papel sobresaliente, como sí ocurre —que representan una concentración del entendimiento de cómo es el mundo y cómo se puede y se debe cambiarlo, a un nivel más alto que los demás a su alrededor en un momento dado—pues, eso puede ser una cosa muy positiva. Contar con algo así y reconocerlo puede ser muy positivo. Y requiere que la gente se una a base de esa dirección y que la defienda al mismo tiempo que requiere que participe plenamente y desempeñe su propio papel en la lucha. Entonces depende de lo que uno quiere decir con "confiar". Si uno quiere decir confiarles todo, dejar todo en manos de unas cuantas personas, y que todos los demás les sigan pasivamente o que les encarguen todo el trabajo con las ideas —o que los sigan ciegamente o no traten de bregar con el mismo tipo de problemas con los cuales aquellos están bregando— pues, eso, sí, no es nada bueno.
Así que existe unidad y también contradicción entre por un lado, una persona que se desarrolla con un entendimiento avanzado y sí concentra, como he dicho, a un nivel más alto que otros, cierto entendimiento de cómo es el mundo y cómo se puede cambiar; y por otro lado, el papel de muchas otras personas, y cada vez más personas, en hacer suyo ese enfoque para cambiar el mundo —ese mismo punto de vista y método comunistas— y hacerle la mayor contribución que puedan. Entre más ocurran las dos cosas, más vamos a avanzar. Pues, eso, sí, sería un problema si uno lo manejara en el mismo sentido en que lo hace la burguesía: encontrar a unas cuantas personas sobresalientes y dejar todo en manos de ellas. Irónicamente eso es más bien la manera burguesa de hacer las cosas, aunque niegan tener el "culto de la personalidad". Hemos visto todo esa [blip] de Reagan1. Pero también están defendiendo un antiguo estilo de vida y gozan de todas las ventajas que acompañan ser el sistema arraigado, la clase dominante arraigada. Y pueden desarrollar a bastante gente para administrar su sistema, con relativa competencia, de acuerdo con sus necesidades.
Pero nosotros estamos pretendiendo oponernos a todo lo que es el mundo actual, hacer innovaciones e importantes adelantos para hacerlo, que tienen que estar a nivel histórico-mundial porque eso es lo que nos confronta. Y sí tenemos niveles disparejos. Pues no somos los que hayamos estado triunfando en la lucha durante un buen rato, que hayamos corrido a los imperialistas a unos rinconcitos para luego barrerlos del mundo para siempre — no hemos llegado a esa etapa. Representamos las fuerzas que estamos en ascenso pero aún no llevamos ventaja, como quien dice. Por eso, nos es más difícil contar con tantas personas que tengan un entendimiento tan avanzado y que puedan dirigir como nos será posible más adelante en la lucha, cuando hayamos superado más de esas divisiones opresivas en la sociedad.
Uno no puede empezar la discusión sobre eso en la parte de en medio. Tiene que empezar desde el principio, desde las raíces de la cuestión. ¿Por qué se necesitan líderes en primer lugar? ¿Por qué hay desarrollo disparejo dentro de un movimiento o de un partido? ¿Por qué hay unas personas más avanzadas que otras? ¿Por qué existe una distancia —sí, una distancia bastante grande— entre la vanguardia consciente organizada del pueblo y las masas más amplias del pueblo? ¿Se debería a que las personas que están en esa vanguardia organizada se propusieran crear esa distancia? ¿O, más bien, porque su mera existencia como una vanguardia refleja de hecho esa distancia, expresa esa distancia? [Si uno piensa en el] noventa por ciento de las personas o más en el mundo, francamente muchas de ellas no saben leer y escribir debido al funcionamiento de este sistema y a lo que les ha negado. Pero incluso las que sí saben, la mayoría de ellas están agobiadas por la lucha diaria para sobrevivir y se les machaca tanto la ideología de la clase dominante, que espontáneamente, por sí solas, aunque rebelarían, reconocerían aspectos importantes de la verdad sobre el mundo y la sociedad y lo que esos tienen de malo, pero no pueden llegar a un entendimiento sistemático global que les permite superar todos los obstáculos que les quedan en el camino para realmente cambiar todo eso.
En un momento dado en una sociedad como esta, dada la enorme brecha entre la mayoría de la gente que está en ese tipo de situación y las pocas personas que tienen acceso a las ideas, trabajan con las ideas y forcejean en la esfera de la teoría y todo eso, ese último grupo es donde primero se encontrarán personas que llegan a ese entendimiento, que dan un salto y como que logran descubrir de manera penetrante cómo funcionan esta sociedad y el mundo y cuáles son el movimiento y el desarrollo históricos de eso, hacia dónde todo eso tiende a ir, adónde tiene que llegar y cómo puede llegar. Por eso existe esa brecha.
Por ejemplo, estaba platicando el otro día con unas personas sobre la película Contacto en la cual el personaje representado por Matthew McConaughey le dice al de Jodie Foster, que es una especie de atea: "Bueno, ¿por qué crees que sepas todo? El noventa y cinco por ciento de la gente en el mundo cree en dios — ¿por qué te crees tan sabelotodo?" Bueno, resulta que ella tiene razón — no existe ningún dios. Pues ella tuvo la oportunidad de poder estudiar y aprender de la realidad y bregar con cuestiones de teoría, filosofía y ciencia y llegar a ese entendimiento. El noventa y cinco por ciento de las personas que creen en la religión — la mayoría de ellas no tuvieron esa oportunidad. Algunas de ellas sí la tuvieron y eligieron la religión por otras razones, pero la mayoría de ellas no han tenido ni siquiera la oportunidad de hacerlo. Entonces, ¿ella tenía la culpa de eso, o ella estaba mal? ¿O es eso un reflejo de lo que tiene de mal el mundo?
Y de verdad pasa lo mismo con el liderazgo, con el partido de vanguardia o con los líderes individuales. Son personas que —estábamos platicando antes acerca de algunas de mis experiencias— bueno, en parte se trataba de estar en una situación de gran efervescencia intelectual y en una posición —y francamente de tener la oportunidad, hasta el lujo, por ser de una familia de la clase media— de poder tener el tiempo para entrarle a todas estas cosas y debatirlas sin tener encima todo el peso de la sociedad. Eso es parte de lo que puede hacer la juventud, de por sí. Pero además, existe una diferenciación de clases. Si uno es de los de abajo y carga con todo ese peso, es difícil superar todo eso. Algunas personas logran hacerlo. Por ejemplo estaba platicando el otro día con alguien que es un intelectual que viene de circunstancias muy desesperadas y le pregunté: "¿Cómo lograste hacerlo?" Me contestó: "Bueno, durante un año, no pude encontrar ningún trabajo, no pude hacer nada. Leí todos los libros a mi alcance". Entonces sí ocurre, pero es bastante insólito. Lo ves en la prisión. Algunos presos, a fin de no perder la razón o lo que sea, se ponen a leer, se ponen a escribir, se ponen a investigar y a estudiar muchas cosas. Y se convierten en intelectuales por sus propios esfuerzos. Pero hay que reconocerlo, la mayoría de la gente en la prisión se quedará pulverizada por lo que pasa ahí y no podrá lograr eso.
Bueno, venga uno de donde venga, sea la prisión o las circunstancias de esa persona que vivía literalmente en la calle mucho del tiempo, o de circunstancias como las mías, si llega a cierto entendimiento y no solo ve que se necesita cambiar el mundo sino también que existen las fuerzas en la sociedad que podrían realizar ese cambio y que necesitan ese cambio, entonces uno les lleva ese entendimiento que ha desarrollado y las atrae hacia ese entendimiento para que lo apliquen. Pero va a haber niveles disparejos, y donde existen personas que tienen ese entendimiento, no deben estar apenados, no deben ponerse a la defensiva ni tener renuencia a influenciar a los demás. No deben ser arrogantes. Deben reconocer que tienen muchísimo que aprender de la gente que vive el infierno que es esta sociedad de a diario, pero que también tienen cosas importantes que traer a la gente. Y debe haber ese proceso dialéctico, que abarca el intercambio entre las dos partes, en el cual se desarrolla a las masas populares que son los que van a realizar ese cambio en última instancia, pero también, en cualquier momento dado, se aprecia y se defiende a la dirección que ha surgido que sí tiene ese entendimiento avanzado y es capaz de vincularlo con la situación material de las masas populares y con su propio deseo de encontrar una salida de este mundo que las tiene encadenadas, y que puede desarrollarlas a base de eso.
Lo veo más bien de esa manera, y dondequiera en el mundo y cuando quiera que haya líderes que tengan una capacidad desarrollada — volviendo a lo que decías al comienzo de nuestra conversación acerca de la persona que dijo que yo reúno la teoría y un conocimiento de cómo llevarla a las masas populares. Bueno, quiero ser capaz de hacerlo aun mejor, pero creo que objetivamente eso encierra una verdad importante. Y donde se presente eso, es algo valiosísimo y precioso para la lucha y hay que reconocerlo y defenderlo — porque no es fácil que el movimiento de masas del pueblo dé lugar a eso, que es en realidad de donde vengo, al igual otras personas que lleguen a esta posición. Y combinar esto con el estudio de la teoría — pero sin ese impulso de las masas populares del que hemos estado hablando, yo ni siquiera habría tenido ganas de adentrarme en esa teoría ni habría reconocido tal necesidad ni habría tenido tal inclinación.
Pues lo importante es esa interacción, ese intercambio. Y donde haya estos líderes, hay que reconocer eso, hay que reconocer lo importante que es eso y el gran afán que tiene el enemigo de destruir eso. Éste tiene a gente que estudia todo esto y no esperan hasta que tengamos una enorme influencia. No se sientan de brazos cruzados esperando a ver qué avances vamos a alcanzar. En cuanto vean surgir algo así, van a empezar a elaborar las tácticas para aplastarlo y eliminarlo.
Por otro lado, el papel de tales personas es precisamente desarrollar a una cantidad creciente de personas, la que incluye, entre otras, aquellas que pueden ser y tienen que ser la fuerza motriz de esta revolución. Eso es la orientación y el objetivo que persigo — junto con nuestro partido en su conjunto y por medio del partido, dirigiéndolo a hacer esto, a desarrollar esa base de gente y a atraer e incorporar a las personas de manera amplia y a forjar un amplio frente unido con esa fuerza proletaria básica como la fuerza impulsora en todo eso, para hacer esta revolución. Y luego a empezar a transformar la sociedad de modo que cada vez más los individuos no tengan lo que se podría llamar una influencia desproporcionada, que su importancia no esté fuera de proporción con la de otras personas en la sociedad. Pero para alcanzar ese momento, en primer lugar tenemos que deshacernos de este sistema y sus divisiones opresivas, entre ellas esta contradicción mental/manual que es en realidad de lo que he estado hablando: las pocas personas que trabajan con las ideas y con la mente, y las muchas personas que trabajan con el lomo y las manos si es que pueden conseguir trabajo. No se puede eliminar esa contradicción con buenos deseos o fingiendo que no existe.
En gran parte es esa contradicción la que da origen a la necesidad de los líderes y de una vanguardia, y de ahí se desarrolla la contradicción y cambia a: ¿cómo dirige esa vanguardia a las masas populares a hacer avanzar la sociedad hacia adelante para eliminar, con el paso del tiempo, esa contradicción y la necesidad de tener esa vanguardia? A lo largo del camino, esa vanguardia sí puede transformarse en su contrario y los líderes pueden transformarse en su contrario. Esa es la naturaleza contradictoria de lo que estamos haciendo. No podemos hacer todo esto sin una vanguardia, pero no obstante es posible transformarla en su contrario; y tenemos que luchar para resolver esto de modo que la situación se desarrolle hacia adelante hasta tal momento en que ya no son necesarios los líderes ni las vanguardias, en el sentido en que estamos hablando acerca de ellos, y éstos desaparezcan, y el proceso más colectivo de las masas populares los reemplace sin esas diferencias entre el trabajo intelectual y el trabajo manual y sin que sea tan fuerte, por decirlo así, el papel de individuales particulares.
1. Reagan, el presidente estadounidense de 1981 a 1989, tuvo triste fama por haber amenazado abiertamente con lanzar una guerra nuclear, respaldó a gobiernos con escuadrones de la muerte en América Central, fomentó el racismo abierto y otros atropellos. Su muerte en junio de 2004 (seis meses antes de la entrevista a Bob Avakian en el programa radial de Michael Slate) fue motivo de montones de ceremonias y conmemoraciones oficiales, elogios de altas figuras políticas (demócratas y republicanas por igual) e importantes homenajes en los medios grandes, todos los cuales alabaron a este sanguinario representante del imperio estadounidense como un "amado" líder que "restauró la grandeza" a Estados Unidos. [regresa]