Revolución #263, 25 de marzo de 2012


¿Impulsa Israel la amenaza de una guerra?

Existen muchas especulaciones en la prensa de los Estados Unidos y también entre los que están en desacuerdo con un ataque sobre Irán, de que Israel está promoviendo un ataque sobre Irán e impulsando el peligro de una guerra, mientras la administración de Obama busca cómo contener a Israel y evitar una guerra. Muchas personas piensan que este es otro caso en que el grupo de presión (cabildo) de Israel tenga una influencia decisiva en la política de los Estados Unidos. (Un número de grupos opuestos a la guerra protestó contra la convención del AIPAC [Comité Americano-Israelí de Asuntos Públicos] en Washington del 4 al 6 de marzo.)

Un torrente de reportes en los periódicos ha alimentado estas ideas. Por ejemplo, un análisis del 8 de febrero del New York Times, “La velocidad de la amenaza de Irán ha ocasionado una ruptura entre los Estados Unidos e Israel”, un reporte de la AP del 29 de febrero de que Israel le ha dicho a los Estados Unidos que no le informaría antes de atacar a Irán y las declaraciones públicas el 26 de febrero del general Martin Dempsey, el presidente del Estado Mayor Conjunto, y del secretario del Exterior inglés William Hague para instar a Israel a que no ataque a Irán.

Israel tiene mucha influencia debido a que juega un papel crucial para los Estados Unidos al conservar su control sobre el Medio Oriente. La función de Israel no es como la tierra natal del pueblo judío sino como “el portaaviones que no se puede hundir”, como un funcionario de los Estados Unidos lo describió una vez, y como el aliado más firmemente confiable y puesto militar en la región. Especialmente en este período de trastorno y transición, el poder creciente de Irán y otros cambios en la región tienen el potencial de socavar la posición de Israel como un puesto de avanzada colono occidental colocado en el corazón del Medio Oriente.

Por esta razón, Barack Obama expresó en una entrevista durante el Supertazón que en relación a Irán: “Tenemos consultas militares y de inteligencia más estrechas entre nuestros dos países que jamás hemos tenido. Y mi prioridad número uno sigue siendo la seguridad de los Estados Unidos, pero también la de Israel, y vamos a cerciorarnos de que trabajemos estrechamente juntos mientras procedemos a tratar de resolver esto, con esperanzas de hacerlo diplomáticamente”. El ministro de Defensa de Israel Ehud Barak dice: “Los Estados Unidos es lo que nos ayuda a conservar la ventaja militar de Israel más que nunca antes. Esta administración hace una contribución a la seguridad de Israel de una manera extraordinaria y hace mucho para impedir un Irán nuclear" ("Will Israel Attack Iran?", Ronen Bergman, New York Times Magazine, 25 de enero de 2012).

Por eso, los Estados Unidos ha apoyado a Israel. Pero a la vez, los Estados Unidos “cuenta con” Israel, cuyas necesidades e intereses no siempre son idénticos con los de los imperialistas de los Estados Unidos. Parece que existen argumentos agudos que toman lugar entre los gobernantes de Israel y de los Estados Unidos así como al interior de las clases dominantes de estos países, sobre el estado exacto del programa nuclear de Irán, dónde exactamente trazar la “línea roja”, los peligros y dificultades de cualquier ataque militar y cómo promover globalmente los intereses de los imperialistas en la región y en el mundo.

Es posible que la posición de los Estados Unidos sobre el programa nuclear de Irán, basada en sus consideraciones imperiales estratégicas y generales, esté cambiando y divergiendo de aquella de Israel, y que los israelíes estén trazando “una línea roja” en contra de un Irán con una capacidad de fabricar armas nucleares, es decir, enriquecer el uranio (aunque aquello no es todo lo que se requiere para fabricar un arma nuclear), a la vez que parece que los Estados Unidos tiene una posición más ambigua sobre esto y en ciertas ocasiones dice que su “línea roja” es la búsqueda concreta de armas nucleares de parte de Irán. Esto ha ocasionado unas especulaciones de que podría haber una resolución negociada de la crisis que permitiría que Irán siguiera enriqueciendo el uranio hasta el 3.5 por ciento pero bajo un régimen de supervisión e inspección mucho más estricto y el abandono del enriquecimiento hasta el 20 por ciento y probablemente con la obligación de abrir sus archivos de investigación y dar a conocer sus proveedores, etc. (Recientemente, unos funcionarios de la administración de Obama también han llamado a la República Islámica de Irán “unos actores racionales” y no locos y que no era probable que iniciaran una guerra con los Estados Unidos o con Israel. Ver: “Iran Is Ready to Talk", Dennis B. Ross, New York Times, 14 de febrero de 2012.)

Aparentemente esto ha provocado tensiones con elementos de las clases dominantes de ambos países, los Estados Unidos e Israel, que por lo menos en público no han adoptado esta posición. “Nuestra política, de una manera u otra, es que es necesario parar el programa nuclear de Irán”, dijo el Barak de Israel. Una carta enviada a Obama auspiciada por los republicanos John McCain y Lindsay Graham, el independiente Joe Lieberman y dos senadores neoyorquinos y firmada por 32 senadores en total, promete oponerse a “cualquier propuesta… en que se le permite a Irán continuar el enriquecimiento en su territorio en cualquier forma”.

Y según un reporte del New York Times, los debates entre los Estados Unidos e Israel no tienen que ver con la necesidad de lidiar con Irán sino con la manera precisa de hacerlo y cuándo, lo que incluye “si las instalaciones cruciales nucleares de Irán están llegando al punto de ser impregnables… las circunstancias bajo las cuales Israel podría estimar que ya no pudiera evitar un ataque debido a que los esfuerzos de Irán para producir una bomba la cual sería invulnerable a cualquier ataque...” ("U.S. and Israel Split on Speed of Iran Threat", 8 de febrero de 2012).

No hay tanto debate como parece

Sea cual fuere el debate que tiene lugar entre los Estados Unidos e Israel, y sus deliberaciones secretas clave pocas veces se ven en los periódicos, ambos países parten de los intereses reaccionarios de imperio y su unidad sigue siendo mucho mayor que sus diferencias. Además, quizá no esté tan complicado como parece, con elementos de una división de trabajo así como una división de opiniones.

Obama le concedió una larga entrevista a Jeffrey Goldberg de la revista Atlantic durante la cual explicó de una manera más directa y fuerte su insistencia en que no se le permitiría a Irán desarrollar armas nucleares, que los Estados Unidos no implementaría una estrategia de aceptar a un Irán nuclear y “contenerlo”, que impedir que Irán adquiera armas nucleares era una prioridad de máxima importancia para los intereses globales de los Estados Unidos y que su preocupación sobre un ataque por Israel ahora mismo es que eso podría ayudar a Irán y perjudicar a Israel.

Escribe Goldberg: “‘Israel cuenta con el respaldo’ de los Estados Unidos, y ordenará que las fuerzas militares de los Estados Unidos destruyan el programa nuclear de Irán si las sanciones económicas no logran obligar a Teherán a archivar sus ambiciones nucleares… El presidente también dijo que el programa nuclear de Irán representaría una ‘profunda’ amenaza a la seguridad nacional de los Estados Unidos, aunque Israel no fuera un blanco de la retórica violenta de Irán, y rechazó el argumento de que los Estados Unidos podría contener exitosamente a un Irán nuclear…. Obama hizo todo lo posible para advertirle a Israel de que un ataque prematuro le podría ayudar sin querer a Irán: ‘En unos tiempos en que no existe mucha simpatía para con Irán y su único aliado real [Siria] está maltrecho, ¿queremos una distracción en que de repente Irán pudiera declararse como víctima?’" ("Obama to Iran and Israel: 'As President of the United States, I Don't Bluff'", 2 de marzo de 2012).

En otras palabras, Obama está valorando si emprender una guerra o no sobre Irán desde el punto de vista de los intereses globales y regionales del imperialismo estadounidense y no desde la perspectiva de oponerse a una guerra.

Puede que la estrategia de Obama sea lo siguiente: Israel, que no ataque inmediatamente; esperemos a ver si las sanciones y operaciones encubiertas obligan a Irán a rajarse o conducen a la desestabilización/debilitamiento del régimen, especialmente en vista del potencial de sacar al régimen de Assad en Siria. Pero si eso no da fruto, estamos en una posición mucho más fuerte para librar una guerra si nosotros contamos con la apariencia de que hemos hecho lo máximo posible en pro de la paz, al haber permitido que las sanciones “rindan fruto” y al emprender unas negociaciones. Dados los peligros de una guerra, es importante estar en la posición más fuerte que sea posible.

Un centro de estudios de Israel señala que los Estados Unidos no han exigido decisivamente que Israel no ataque:

“Las declaraciones hechas por funcionarios de la administración son evidencia clara de la falta de voluntad de la administración a verse como la autoridad que diera a Israel siquiera una luz verde tácita para atacar a Irán. No obstante, aun ahora, la conducta de la administración en este contexto, especialmente la falta de amenazas contra Israel si no prestara atención a súplicas de los Estados Unidos a abstenerse de atacar a Irán, no puede sino proyectar la falta de una postura decisiva. En el porvenir inmediato y mientras más cerca al momento de la verdad se acerque la administración con respecto a Irán, bien pudiera ser, aunque no hay certeza aquí, que la administración contemple un cambio en su actual actitud negativa con respecto a una acción militar de Israel contra Irán” (Zaki Shalom, Instituto de Estudios Estratégicos Nacionales, 29 de febrero de 2012).

Obama le dijo a Goldberg que las diferencias que tiene los Estados Unidos con Israel eran “tácticos y no estratégicos” y que es posible que éste sea un ejemplo de ello. AntiWar.com informa: “Si bien insisten que ‘quieren ver que funcionen las sanciones’, los funcionarios de la administración de Obama están convencidos de que las sanciones no inducirían a Irán a abandonar su programa nuclear civil y que como resultado, Estados Unidos o Israel atacará a Irán…. Los funcionarios dicen que Obama le ha estado diciendo a Israel que quiere darle ‘tiempo suficiente’ a la actual tanda de sanciones antes de iniciar una guerra, aunque dicen que a la larga el resultado será… una guerra ya que Irán ‘se está comportando como si no le importaran las sanciones’” (“Los funcionarios estadounidenses creen que fracasarán las sanciones sobre Irán, lo que hará que sea probable una acción militar”, Jason Ditz, AntiWar.com, 17 de febrero de 2012).

Los Estados Unidos e Israel dicen que el propósito de sus amenazas y maniobras hacia una guerra es de impedir que un régimen peligroso obtenga armas nucleares. Las armas nucleares en las manos de cualquiera constituyen una terrible amenaza a la humanidad. Pero los Estados Unidos mantiene un enorme arsenal de armas nucleares y ya las ha usado para matar a cientos de miles de civiles en Hiroshima y Nagasaki. En el Medio Oriente es Israel el que hoy tiene un arsenal de 75 a 200 armas nucleares que puede lanzar. Aquellas armas nucleares están en las manos de un régimen edificado sobre la limpieza étnica, un régimen que ha llevado a cabo guerras repetidas contra sus vecinos desde su formación.

El que Israel ataque primero a Irán a solas o no, o junto con los Estados Unidos, ambos países son culpables y hay que condenar a ambos a través del mundo.

Los Estados Unidos e Israel ya trabajan juntos para atacar a Irán de muchas formas y están diseminando mentiras y pretextos a favor de una guerra. Ambos países trabajan para debilitar o derrocar a la República Islámica de Irán. Hacen preparativos militares en la región. Y ambos países están decididos a impedir que Irán obtenga una capacidad nuclear. Lo esencial es que Israel no puede ni pensar en atacar a Irán sin la ayuda, armas y colaboración militar de los Estados Unidos y sin una agresión generalizada al mando de los Estados Unidos contra Irán, y la conservación de Israel y su seguridad es un objetivo clave del imperialismo estadounidense.

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